Una tienda de segunda mano da trabajo a mujeres que acaban de salir de prisión y un programa las ayuda a no volver

'Dragon Fly' las emplea desde que salen y con ese sueldo pagan la renta en una habitación compartida y todos los gastos del regreso a la sociedad. Esta y otras historias forman parte del proyecto 'Segunda oportunidad' (*) en el que mostraremos las dificultades que enfrentan las personas que salen de prisión y cómo las resuelven.

Tamoa Calzadilla
Por:
Tamoa Calzadilla.
Dragon Fly está en la Calle Ocho de Miami y emplea a las mujeres del programa 'Leap for ladies'.
Dragon Fly está en la Calle Ocho de Miami y emplea a las mujeres del programa 'Leap for ladies'.
Imagen David Maris.

Es la noche del 26 de septiembre de 2019 y hay una fiesta. Pero no es una fiesta cualquiera. Un grupo mayoritario de mujeres está dentro de una iglesia, ubicada en Coral Gables, frente al Hotel Biltmore. La acústica del centro religioso ayuda, las mujeres cantan, lloran, gritan. Están eufóricas. Pero no solo porque salieron de la cárcel y han logrado mantenerse libres.

Hay una tarima en la que se mezclan músicos, cantantes y las voces de quienes desnudan sus crudos testimonios frente a un micrófono. Cuentan de sus infancias rotas por el maltrato infantil, sus vidas marcadas por abuso sexual continuado, adicciones... pero todo eso es parte de un pasado que están dejando atrás.

"Es díficil", "no es fácil" , dos frases que se repiten una y otra vez cuando hablan de este regreso a la sociedad. Las canciones, en cambio, las hacen entonar "no te rindas", "tú sí puedes". El evento - como este proyecto que inicia Univision Noticias- también se llama 'Segunda oportunidad' (*).

LEAP (Programa de Acción para Empoderamiento de Mujeres, por sus siglas en inglés) es una organización que lleva un programa de capacitación y ayuda a mujeres desde que están a meses de salir de prisión y un año después en libertad.

Esta noche la organización está celebrando 10 años de trabajo y aprovechan para mover una gran campaña de donaciones. Están maquilladas y paradas sobre zapatos altos, en su mayoría. En medio de su testimonio, Rebecca (Café) Brown, que ahora pertenece al directorio de Leap, se saca su franela color naranja y se la cambia en tarima por una pieza de vestir negra y brillante para demostrar cómo deja atrás una persona y le da la bienvenida a otra. El lugar revienta en aplausos.

La directora ejecutiva de LEAP, Mahlia Linquist, cuenta que para muchas mujeres que han pasado años en la cárcel, esta no es una segunda oportunidad: es la primera. La primera en la que reciben atención, educación, orientación, estima, acompañamiento para lograr objetivos. Calculan, además, que más del 80% de las mujeres en prisión tiene un historial como víctimas de abuso sexual, entre otros.

Los estudios en los que ellas basan su trabajo demuestran que las primeras 72 horas y ese primer año son los más riesgosos para la reincidencia y para que ese sueño de libertad alcanzado se desvanezca y vuelvan a prisión. La reincidencia de mujeres está un poco más baja que la de hombres, pero igual ronda el 77%.

El proyecto para cada chica cuesta a la organización unos 7,000 dólares y deben buscar fondos. Hasta ahora, cerca de unas 400 mujeres se han graduado y siguen sus vidas fuera de prisión. Solo 5% de todas las atendidas ha regresado a la cárcel, según calcula Silvana Roncal, miembro del directorio de Leap y una de las tutoras del programa.

Esta vez, Roncal nos habla sentada en uno de los muebles que está en venta en la tienda de segunda mano Dragon Fly, ubicada en la Calle Ocho de Miami.

Una mañana de octubre, dos de las muchachas del programa están atendiendo al público que entra, pregunta, revisa, compra y se va. Entretanto, las chicas ordenan por tallas, colores, decoran los objetos donados y pegan etiquetas con precios accesibles.

La tienda forma parte del programa que también las apoya luego de salir de prisión: les da trabajo inmediato a quienes han aprobado la capacitación. Allí cumplen un horario y ganan un sueldo que les permite pagar la renta de un cuarto compartido en una casa que también administra LEAP, a pocas cuadras.

También les permite cubrir sus propios gastos de servicios, traslados a centros de educación y los que necesitan para cumplir con la justicia como los de la corte, entre otros. Las deudas son grandes y se las dividen por cuotas mensuales.

Las mujeres a las que les falta un año para salir en libertad, en las cárceles de Florida, pueden aplicar y hacer entrevistas para ingresar al programa. Reciben clases semanales en el correccional de Homestead, que incluyen habilidades de emprendimiento, fortalecimiento de autoestima, elaboración de un plan personal de negocios y acompañamiento de un tutor individual.

Además de LEAP, aquí puedes encontrar otras organizaciones que prestan apoyo a quienes emprenden el camino de una Segunda oportunidad.

Notas Relacionadas

(*)
Este trabajo forma parte del proyecto 'Segunda oportunidad', gracias a la Chan Zuckerberg Iniciative.
Coordinación: Tamoa Calzadilla y Olivia Liendo.
Asistencia en la investigación y producción: Ana María Carrano, Alexandra Barrera, Albany Urbaez Tahuil y Carolina Rosas.
Fotografía y composiciones fotográficas: David Maris.
Producción general: Emilce Elgarresta y Stephen P. Keppel.
Redes sociales: María Carolina hurtado, María Dayana Patiño y Liliana Castaño.

Mario Victoria Vásquez (35) antes de ser encarcelado en 1998. Su hijo tenía dos años menos que la niña víctima de abuso sexual 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/la-pesadilla-de-este-condenado-inocente-hispano-no-termina-al-salir-de-la-carcel?123=">por la que lo acusaron de violación.</a>
Entre la cadena de errores en el juicio, se demostró que la niña fue manipulada para exculpar a su tío y su propio padre e inisitir en que 'Mario' la había tocado. Le presentaban pruebas de reconocimiento como la de la foto, con la imagen de Mario victoria en el centro y de mayor tamaño. Un experto determinó que para esa edad ella no diferenciaba la verdad de la fantasía. Tampoco presentaron pruebas biológicas.
Estuvo en seis cárceles distintas en Wisconsin a lo largo de 16 años y seis meses. Una de ellas la denomina "Lo peor de lo peor. Puedes leer la historia completa de Mario Victoria 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/la-pesadilla-de-este-condenado-inocente-hispano-no-termina-al-salir-de-la-carcel?123=">aquí.</a></b>
Mario Victoria asegura que en la cárcel conoció a varios inocentes, así como otros que cometieron delitos terribles. EStudios calculan que 4.1% de los presos en EEUU son suceptibles a ser exonerados.
El 30 de enero de 2015, Mario Victoria salió en libertad. El juez sentenció "este hombre ya ha sufrido suficiente".
Al salir, volvió a celebrar los triunfos de los 'Packers' (equipo de fútbol de Wisconsin) con su hijo James Victoria.
Con su nieta, hija de su segundo hijo James.
El equipo de estudiantes de la escuela de leyes de la Universidad de Wisconsin que coordinó 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/quiero-defender-a-los-hispanos-presos-en-todo-el-pais-cristina-borde-la-abogada-que-saca-de-la-carcel-a-latinos-inocentes">la abogada Cristina Bordé</a> (a la derecha de Mario), del Proyecto de Exonerados que lo ayudó a salir de la cárcel. Foto del 11 de febrero de 2015 cuando el juez anuló el juicio y los fiscales dijeron que no presentarían más cargos para un nuevo proceso por falta de pruebas.
Con Cristina Bordé la abogada hispana que coordinó el equipo de defensa y que dos años después abrió el Proyecto de Exonerados Latinos de Wisconsin.
La noche de su liberación familiares y amigos fueron a buscarlo a las puertas de la corte en Green Bay. Este fue el abrazo que le dio su hijo James, ya de 21 años.
Durante un poco más de seis meses luego de su excarcelación, Mario Victoria intentó rehacer su vida familiar con su exesposa Darcy Martínez (de quien se divorció estando en prisión) y su hijo.
La última cárcel donde estuvo fue en Fox Lake Correctional Center. Antes pasó cuatro años en una de máxima seguridad en la que no habló con nadie y hacía sus necesidades dentro de la celda. "Me dediqué a contar rayitas y huequitos en las paredes... había noches que no podía dormir porque otros presos gritaban". Al salir no ha recibido terapia psicológica.
Mario Victoria ha trabajado en seis distintos restaurantes desde que salió de prisión. Pero ahora lo hace en una fábrica de gabinetes de cocina. Es un trabajo que no le gusta, porque sueña con recibir una buena compensación económica del estado por ser exonerado y abrir su propio restaurante.
El dueño de la empresa donde trabaja le dijo un día que 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/la-pesadilla-de-este-condenado-inocente-hispano-no-termina-al-salir-de-la-carcel">buscando en Internet se enteró de su tiempo en prisión</a>. Mario Victoria no tiene una carta de perdón ni que explique que fue un error, una injusticia, lo que el estado cometió con él. Eso lo limita al buscar trabajo.
Fue jefe de mesas en el restaurante familiar Victoria, en Green Bay. En eso trabajaba cuando lo encerraron.
A finales de septiembre de 2018 volvió al Victoria, el restaurante que soñaba comprar con su indemnización pero justo en esa visita se enteró de que acababa de ser vendido.
Mirando por la ventana hacia dentro del restaurante Victoria y recordando los buenos tiempos "sirviendo tomaditas y hablando con la gente, que es lo que a mi me gusta", dijo.
Tres años después de su liberación, volvió a la corte de Green Bay para recordar cómo fue el juicio y las cosas que vivió allí.
En el camino entre Green Bay y Madison, la capital de Wisconsin. Él no tiene vivienda ni carro, pero un amigo le presta uno para trasladarse al trabajo y un sobrino con serios problemas de alcohol le dio posada temporalmente.
En el restaurante Maldonado de su compadre Juan, que lo visitó en la cárcel y lo ayuda en estos días duros en los que trata de reconstruir su vida.
Mario Victoria quiere que el estado le de una recompensa económica por los años que pagó de injusta prisión. Pero en este momento, Wisconsin es el estado con el monto más bajo en compensaciones para exonerados. Por eso espera a que aprueben una reforma a la legislación que aumente los montos y establezca ayudas sociales, de salud y capacitación para los exonerados como él.
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Mario Victoria Vásquez (35) antes de ser encarcelado en 1998. Su hijo tenía dos años menos que la niña víctima de abuso sexual por la que lo acusaron de violación.
Imagen Archivo Mario Victoria