¿Pasarías el test de salud mental que Donald Trump pidió que le hicieran?

Aunque a simple vista el MoCa test en el que el presidente obtuvo un puntaje perfecto de 30 sobre 30 es sumamente sencillo, los estudios confirman que es una de las herramientas más eficaces para detectar signos de demencia senil o de problemas con las funciones ejecutivas del cerebro de manera temprana.

Por:
Univision
El test de MoCa se debe realizar en 10 minutos y si el evaluado consigue un puntaje por encima de 26 se considera que no hay deterioro cognitivo.
El test de MoCa se debe realizar en 10 minutos y si el evaluado consigue un puntaje por encima de 26 se considera que no hay deterioro cognitivo.

Aunque el doctor Ronny Jackson había decidido que Donald Trump no necesitaba someterse a una evaluación psicológica o cognitiva, el presidente le solicitó expresamente que incluyera este examen en su valoración, seguramente en respuesta a las múltiples críticas que recientemente se han levantado sobre su idoneidad para ocupar su cargo como líder del país, acentuadas con varias declaraciones que aparecieron publicadas en el libro 'Fire and Fury'.

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En una rueda de prensa, el médico de la Casa Blanca explicó que después de llevarse a cabo el test conocido entre los expertos como MoCa (Montreal Cognitive Assessment), Trump había conseguido un puntaje perfecto: 30 sobre 30.

¿Pero de qué se trata este test que se ha usado para detectar síntomas de demencia, o para diagnosticar problemas de funciones cognitivas después de un infarto? Aunque las preguntas parecen básicas y muy sencillas la inhabilidad para completar algunos de los aspectos del test revelarían diferentes tipos de declive mental en un paciente.

Varios estudios han demostrado que este test puede develar problemas con las funciones ejecutivas del cerebro, tales como planificar, enfocar la atención, recordar instrucciones y hacer múltiples tareas con éxito, incluso antes de que otros síntomas de demencia aparezcan.



En su parte inicial, en donde mide habilidades visoespaciales, el test le pide al paciente que primero relacione cada letra del alfabeto con el número que le corresponde, y muestra a manera de ejemplo cómo el 1 está relacionado con la A y cómo la secuencia termina con la letra E. Luego le pide que copie un cubo y lo dibuje en el espacio en blanco y finalmente que dibuje un reloj que indique las 11 y 10, ejercicio en el que además de evaluar que el horario y el minutero efectivamente señalen los números correctos, analiza los números, sus secuencias correctas y el contorno del reloj.

En algunos ejemplos en internet se puede ver cómo algunas personas con problemas no son capaces de ejecutar una tarea tan sencilla.

En el segmento de ‘Indentificación’, el test le solicita al que lo practica que identifique la figura de tres animales ordinarios. Luego pasa a evaluar la memoria dando una simple instrucción al especialista que esta realizando el test: “Lea la lista de palabras. El paciente debe repetirlas. Haga dos intentos. Recuérdeselas 5 minutos más tarde”. Las palabras que se deben recordar son: rostro, seda, iglesia, clavel y rojo.

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En los ejercicios de atención se juega con secuencias numéricas que el especialista lee y el paciente debe repetir una de forma normal y la otra a la inversa. También deberá dar un golpe en la mesa cada vez que oiga la letra A, y finalmente tendrá que restar de 7 en 7 empezando desde 100.

Para evaluar las capacidades con el lenguaje, el test pide repetir dos frases: “El gato se esconde bajo el sofá cuando los perros entran a la sala” y “Espero que él entregue el mensaje una vez ella se lo pida” y luego que se digan la mayor cantidad de palabras que comiencen con la letra p.

Luego de otro ejercicio de abstracción solicita que el paciente dé una información final y básica: el día, el mes, el año y la localidad.

Después de hacer la prueba en su totalidad es fácil deducir que esto no es más que un examen que cualquier adulto normal pasaría con facilidad, una prueba que parece tan sencilla como recitar el alfabeto o como ver el reloj, pero justamente esa confirmación es la que parecen querer los doctores de Trump que quede en el ambiente. Si bien este test no mide personalidad ni juicio, y mucho menos dice quién está y quién no capacitado para ocupar el cargo de presidente de los Estados Unidio, sí confirma que muchas de las críticas que se le han hecho a Trump como que sufre de demencia senil son infundadas.

El médico Ronny Jackson dejó claras sus conclusiones: "Mentalmente es muy agudo, está apto para el cargo". Además vaticinó: "permanecerá siendo apto por el resto de su mandato e incluso por el resto de los otros 4 años si es electo".

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Pensar que algunos presidentes podrían no haber estado en su sano juicio al tomar decisiones trascendentes es, cuando menos, inquietante. Pero todo apunta a que 
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<b> 37 presidentes estadounidenses</b> (desde George Washington en 1776, hasta Richard Nixon en 1974). Sorpresivamente, llegaron a la conclusión de que 
<b>casi la mitad de ellos (49%) padecieron desórdenes psiquiátricos (diez durante su mandato).</b>
Desde 1964,
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<b><a href="http://www.univision.com/noticias/salud-mental/una-fotografa-muestra-como-es-la-vida-despues-de-un-intento-de-suicidio">suicidio</a></b> en varias oportunidades, pero los historiadores coinciden en que eso nunca obnubiló su juicio o se interpuso en su carrera política.
Según los psiquiatras que participaron en el estudio de la Universidad de Duke, 
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<b><a href="https://www.univision.com/noticias/salud-mental/los-fans-homenajean-a-carrie-fisher-hablando-abiertamente-de-sus-enfermedades-mentales">desorden bipolar</a></b>. Su asistente personal luego 
<a href="http://www.nytimes.com/1988/08/21/magazine/president-lyndon-johnson-the-war-within.html">publicó</a> un libro en el que relató que el comportamiento del presidente a veces era “atemorizante” y que incluso daba 
<b>señales de paranoia.</b>
Otro que según el análisis de Duke ha podido sufrir de desorden bipolar con cambios de humor extremos fue 
<b>Theodore Roosevelt</b>. Para el psicólogo Guy Winch, el que Roosevelt haya emprendido una expedición de dos años hacia el Amazonas (durante la cual tres personas fallecieron) sugiere un
<b> patrón maníaco</b>. El escritor Mark Twain aseguró que el político estaba “claramente loco”.
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<b><a href="https://www.univision.com/noticias/alcoholismo/enloqueces-mueres-o-renuncias-al-licor-famosos-cuentan-como-afrontaron-su-alcoholismo-fotos">dependencia al alcohol</a> y ataques repentinos de ira</b>. Se dice que en 1970 luego de la reacción hostil del público ante los bombardeos a Camboya, 
<a href="https://www.theguardian.com/weekend/story/0,3605,362958,00.html">consultó a un psicoterapeuta</a> que lo catalogó como “neurótico”. Varios autores han asegurado que para mejorar sus estados de ánimo, llegó a 
<b>tomar una droga llamada Dilantin que tiene severos efectos secundarios </b>como confusión, pérdida de la memoria y que afecta la función cognitiva. También se rumorea que una vez 
<a href="http://www.businessinsider.com/drunk-richard-nixon-nuke-north-korea-2017-1">ordenó un ataque nuclear</a> contra Corea del Norte, pero que Henry Kissinger advirtió al Alto Mando esperar a que Nixon estuviera sobrio para confirmar la decisión que luego no se ejecutó.
<b>Ronald Reagan</b> sufrió de 
<a href="http://www.univision.com/noticias/alzheimer/esta-hispana-se-ve-en-el-espejo-de-su-madre-con-alzheimer-tiene-100-de-probabilidades-de-desarrollar-la-enfermedad">Alzheimer</a>, que no es un trastorno psiquiátrico pero sí que causa síntomas que afectan la salud mental, como depresión, ansiedad y alucinaciones. Aunque no queda claro si ya la sufría cuando fue presidente, su hijo Ron Reagan contó en su libro que el mandatario sí mostro
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<a href="http://www.newyorker.com/news/news-desk/worrying-about-reagan">artículo</a> publicado en The New Yorker también reportó que varios asesores estaban tan preocupados por su lucidez, que consideraron invocar la 25va enmienda de la Constitución, que llama al vicepresidente a tomar el lugar del presidente si este se encuentra incapacitado.
<b>Woodrow Wilson</b> tuvo síntomas de 
<b>depresión</b> durante su mandato. En 1919 sufrió un accidente cerebrovascular que, según se dice, lo dejó incapacitado, pero todo se mantuvo en secreto. Historiadores luego descubrieron que su esposa asumió parte de sus labores en la presidencia.
Los detalles del estado de salud de 
<b>John F. Kennedy </b>constituyen uno de los secretos más guardados de la historia de Estados Unidos. Sin embargo, 
<a href="https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2013/08/the-medical-ordeals-of-jfk/309469/">reportes aseguran</a> que tuvo problemas de depresión: tomaba 
<b>estimulantes, pastillas contra la ansiedad y barbitúricos para dormir</b>. Llegó a tomar 
<a href="http://www.nytimes.com/2002/11/17/us/in-jfk-file-hidden-illness-pain-and-pills.html">hasta 8 medicamentos distintos al día</a>.
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Pensar que algunos presidentes podrían no haber estado en su sano juicio al tomar decisiones trascendentes es, cuando menos, inquietante. Pero todo apunta a que ha ocurrido con más frecuencia de la que políticos e historiadores a veces quisieran admitir.
Imagen Getty Images/Scott Olson
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