CHICAGO, Illinois. Desde la pantalla gigante del estadio de los White Sox, y con el corazón puesto en su ciudad natal, el papa León XIV habló por primera vez directamente al pueblo estadounidense.
“Nuestros corazones están inquietos”: el Papa León XIV habla desde el Vaticano a Estados Unidos
El papa León XIV, el primero de Estados Unidos, habló desde el Vaticano a miles en Chicago. Invitó a los jóvenes a encontrar esperanza en Dios, superar la tristeza y servir a otros. “Sean faros de esperanza”, dijo en su primer mensaje directo a su país natal.
Su mensaje, claro y cercano, estuvo dirigido especialmente a los jóvenes: “Dios está en tu corazón, y su amor puede sanar, puede dar esperanza”.
Una voz familiar desde Roma a Chicago
El evento, celebrado este sábado en Guaranteed Rate Field del sur de Chicago, reunió a miles de personas para escuchar al primer papa estadounidense, nacido como Robert Prevost, quien fue elegido el pasado 8 de mayo tras la muerte del Papa Francisco.
“Cuando los veo a cada uno de ustedes reunidos para celebrar la fe, descubro cuánta esperanza hay en el mundo”, expresó el pontífice desde el Vaticano, en una video mensaje proyectado durante la jornada.
La celebración, organizada por la Arquidiócesis de Chicago, estuvo cargada de simbolismo: música del coro de la escuela católica Leo High School (que lleva su nombre), testimonios de antiguos amigos y maestros, y hasta una promesa del equipo de béisbol para invitar al Papa a lanzar la primera bola en un futuro juego.
Un mensaje directo a los jóvenes: “Dios está presente en tu búsqueda”
Durante su mensaje, el papa León XIV se enfocó en los jóvenes, reconociendo las heridas que dejó la pandemia, el aislamiento y las dudas existenciales.
Les habló con honestidad sobre el dolor, la tristeza y la ansiedad que muchos enfrentan hoy en día.
“A veces, el contexto de tu vida no te ha dado la oportunidad de vivir la fe”, reconoció.
“Pero quiero invitarte a mirar dentro de tu corazón, porque ahí está Dios. En esa búsqueda de sentido, puedes encontrar que servir a otros también te da vida verdadera”.
Con un tono profundamente humano, el papa insistió en que el amor de Dios es capaz de sanar incluso las heridas más profundas:
“Quienes sufren de depresión o tristeza pueden descubrir que el amor de Dios es verdaderamente sanador, que trae esperanza”.
“Sean faros de esperanza”: el llamado central
El mensaje del papa León XIV, invitó a los jóvenes y a todos los presentes a convertirse en “luz en el horizonte”.
“Compartir ese mensaje de esperanza, en el servicio, en la búsqueda de hacer del mundo un lugar mejor, da vida verdadera a todos. Y es un signo de esperanza para todo el mundo”, afirmó.
“ Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti, Dios”, recordó.
“No apaguemos ese fuego, no adormezcamos esa tensión: escuchemos nuestros corazones”.
Un momento histórico en casa
La presencia virtual del papa desde el Vaticano no fue obstáculo para que el evento en Chicago se viviera con fervor.
Desde horas antes del inicio, grupos de jóvenes con guitarras, religiosas en hábito blanco, mujeres con gorras que decían “Da Pope” y familias completas con camisetas con la cara del papa con la gorra del equipo de béisbol White Sox, esperaban la apertura de puertas.
La misa fue celebrada por el cardenal Blase Cupich, quien también participó en el cónclave que eligió a León XIV.
El programa incluyó testimonios emotivos de antiguos compañeros del papa, música en español e inglés, y un ambiente festivo que combinó fe y cultura popular.
Cerrar con fe y esperanza
Al final de su mensaje, el papa bendijo a todos los presentes con palabras que resonaron con fuerza: “Sean faros de esperanza, un signo de paz en todo el mundo”.
Y concluyó: “ Que el amor del Señor les dé la paz que solo Él puede darles. Y que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre”.
En un mundo lleno de incertidumbre, la voz de un papa estadounidense, que creció viendo a los White Sox, y ahora habla al mundo desde Roma, dejó claro que la esperanza no está lejos.
Está en el servicio, en la comunidad, en el amor de Dios. Y, como él mismo dijo, “la esperanza no defrauda”.









