Un hombre que engañaba a su esposa -embarazada de seis meses-, que escribió una lista de pros y contras sobre divorciarse antes de matarla y tirar su cadáver en un bosque, ha sido condenado a cadena perpetua.
Cadena perpetua para hombre que mató a su esposa embarazada tras hacer una lista de pros y contras sobre su relación
Una fuerte discusión sobre la amante de él detonó el coraje del hombre que golpeó varias veces con un mazo a la víctima hasta matarla, para después tirar su cuerpo en un bosque cercano a su casa y reportarla como desaparecida.
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UnivisionLos sobrevivientes narraron entre lágrimas el horror que vivieron esa noche cuando el sujeto cometió el ataque y mató a Kendry Peralta y Marielis Anabel Vargas Villalona. Cuentan que algunos lograron salvar sus vidas porque se escondieron en el baño. Nadie se explica por qué disparó. En la investigación se dio a conocer que días antes el hombre fue detenido por protagonizar otro incidente en donde agredió a varias personas en República Dominicana.
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El pasado 31 de julio de 2019, Beau Rothwell realizó esa lista sobre su esposa Jennifer, cuatro meses antes de asesinarla. El documento fue hallado en uno de sus cuadernos por un supervisor de su trabajo; la libreta fue incluida como prueba en el juicio contra el hombre.
A favor de quedarse con su esposa, Rothwell indicó, entre otras cosas, que ella, de 28 años, era “más agradable” y que tenía “una mejor vida sexual”.
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En contra estableció a la familia de ella, además de tener que mudarse si se divorciaba e incluso tener que darle “la mitad de los bienes”.
Tras mucho pensarlo, el 11 de noviembre de aquel año la pareja se enraizó en una fuerte discusión al interior de su casa en Missouri, debido a la aventura que tenía él con otra mujer, quien se negó a revelar la identidad de la amante.
“Quédate con tu perra misteriosa”, le dijo Jennifer, antes de darle a entender que el bebé que llevaba en su vientre no era suyo. Esa mentira -más tarde se comprobaría que sí era de él- terminó por nublar a Rothwell, quien dijo en el estrado del juzgado que comenzó a golpear a su esposa en la cabeza con un mazo, antes de que se tambaleara hacia la puerta del garaje, donde terminó de golpearla.
“Creo que le rompí el cráneo, antes de caer por las escaleras”, confesó el hombre de 31 años en el juicio, explicó el St. Louis Post-Dispatch.
Al ver el cadáver de su esposa, Rothwell no tuvo mejor idea que arrojarlo en un bosque cercano a su casa, para después limpiar profundamente la vivienda y tirar todo lo utilizado en el homicidio, dentro de un contenedor.
Sin embargo, cuando denunció la desaparición de su esposa como parte de su coartada, las autoridades registraron su casa donde detectaron un fuerte olor a lejía, así como manchas de sangre. Por eso, ante el cúmulo de preguntas que iban desmoronando su versión, el hombre confesó el crimen y condujo a la policía hasta el lugar donde estaba el cuerpo.
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Durante el proceso judicial en contra del sentenciado también se supo que Jennifer había utilizado su celular para buscar en Google "qué hacer si tu marido se molesta porque estás embarazada", durante esos meses previos a su homicidio.
En abril, un jurado condenó a Rothwell por asesinato, manipulación de pruebas y abandono de un cadáver. El pasado viernes, fue condenado a pasar el resto de su vida en prisión, sin la más mínima posibilidad de optar a libertad condicional.
“Jennifer era una luz brillante en nuestras vidas", dijo su madre, Robin Von Hausen, quien habló en la corte.
Por su parte, Rothwell pidió disculpas a la familia de la asesinada al decir que no había palabras para describir cuánto sentía lo que pasó y que “esto nunca debió de haber ocurrido”.
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Con taladro, pinzas de acero y tijeras: las torturas que sufría una niña obligada a prostituirse.
Dichos abusos comenzaron cuando la niña, víctima de violaciones, contó a los clientes de un prostíbulo que allí vendían licor adulterado. Otras menores también eran objeto de tráfico sexual infantil. La banda de proxenetas publicó el video de las torturas para mostrar lo que les pasaría a las menores si volvían a contar algo sobre ellos o a desobedecerlos.
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