NUEVA YORK.- ¿ Recuerdas cómo eran tus viajes familiares cuando eras pequeño? La sensación que tenías al ver por la ventana del automóvil, mientras que tus hermanos mayores (o menores) discutían a quién le tocaría cambiarse al asiento de en medio en la próxima parada en la gasolinera.
La dura realidad de los viajes familiares: caos, estrés y la batalla por el asiento del medio... ¿Cómo evitarlo?
Aunque el destino sea hermoso, los berrinches y peleas pueden convertir momentos memorables de un viaje en estresantes, por lo que aquí hay algunos datos que podrían ayudarte a planificar un trayecto sin drama familiar.

Estas pequeñas discusiones que se dan inevitablemente a lo largo del trayecto, sin importar que fuera un autobús, coche, un avión o cualquier otro medio de transporte. Berrinches, caos, peleas entre hermanos, mal humor, todo puede pasar durante un viaje que haga que la experiencia se vuelva agotadora para los papás.
Sin duda, aunque haya sido un buen viaje, pasar tantos días con la familia puede ser un poco cansado. No lo decimos de una mala manera pero es la realidad: por eso a los padres les toma tiempo recuperarse de la dinámica del viaje.
¿Por qué es tan difícil viajar en familia?
Desde discusiones hasta lágrimas y quejas, uno de cada tres padres afirma que su familia pasa menos de una hora sin que se rompa la paz cuando viajan juntos, según una encuesta realizada por Talker Research para YoTo.
Viajar con bebés, niños, adolescentes (y aceptémoslo, hasta adultos) al mismo tiempo no siempre es fácil. Las risas pueden cambiar rápidamente por cansancio y el mal humor, así que los papás deben arreglar la situación antes de que empeore.

Ante las crisis a mitad del viaje, algunos padres se rinden rápido y tiran la toalla al dar permiso a pasar tiempo ilimitado en la pantalla, algo que el 26% acepta hacer al convertir el asiento trasero en un área de entretenimiento, según la encuesta hecha a 2000 padres de niños menores de 12 años que hablaron abiertamente sobre las realidades de las vacaciones en familia.
Cuando se les preguntó a los padres cuántos días tardan en recuperarse del estrés de un viaje familiar típico, la respuesta promedio fue 2 a 4 días hasta que los padres se sienten completamente ellos mismos de nuevo.
Sin embargo, para no llegar a un extremo de agotamiento, algunos padres se ponen creativos y estos son algunos de sus métodos:
1.- “Sobornarlos” con dulces o snacks: hasta el 30% dice darle algún tipo de chocolate, papitas, galletas, fruta y otras delicias que mantengan su apetito (y cerebro) entretenidos.
2.- Comprarles un juguete a medio viaje: El 28% dice detenerse en la carretera para comprarle un juguete o peluche de “emergencia” o inventarse un juego improvisado.
3.- Dejar a los niños usar pijamas o disfraz en público: hasta el 10% aceptó hacerlo como un remedio creativo para el malhumor, tornando enojos en diversión.
4.- Inventar una canción o una historia: entre el 16% y el 19% recurre a la imaginación para procurar buenos tiempos en el carro.
¿Por qué se descarrilan las cosas en un viaje?
“Los viajes familiares pueden parecer perfectos en redes sociales, pero la realidad suele ser mucho más intensa”, afirmó Sarah Natchez, directora general de Yoto para Norteamérica.
“Los padres lidian con crisis emocionales, cambios de humor y la presión de hacer que cada momento sea mágico; a menudo regresan como si necesitaran unas vacaciones para recuperarse. Esta investigación demuestra cuánta creatividad y resiliencia se requieren para mantener la paz y por qué las herramientas que ayudan a los niños a mantenerse activos y fomentan el juego independiente pueden marcar la diferencia”, expresa.
Por eso, es recomendable planear un kit de “superviviencia” para niños cuando viajas con ellos, incluyendo pantallas, snacks, películas, audio libros, juguetes y otras alternativas.
Esta nota se realizó en colaboración con TMX.
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