El ascenso de Juan Orlando Hernández: autócrata de origen humilde, presidente de Honduras por segunda vez

Hernández comienza este sábado un segundo mandato consecutivo de cuatro años en medio de una crisis política derivada de las denuncias de fraude en su reelección.

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Por:
David C Adams.
Uno de los países más pobres y violentos de América Latina se enfrenta a la controvertida reelección del presidente Juan Orlando Hernández. El sábado toma posesión para su segundo mandato pero, ¿a qué costo?
Video En medio de una crisis de legitimidad, el presidente hondureño toma posesión

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TEGUCIGALPA, Honduras.- Juan Orlando Hernández tomó juramento como presidente de Honduras por segundo periodo consecutivo este sábado por la mañana en una ceremonia rodeada de un inusual secretismo y fuerte seguridad.

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Ningún jefe de Estado fue invitado y los detalles del acto que se celebraró poco después del amanecer en el estadio nacional de la capital se mantuvieron ocultos hasta el último momento.

Reelegido en noviembre por otros cuatro años, Hernández, de 49, desestima la falta de pompa y dice que después de haber servido por un periodo como Presidente —y antes, 16 años en el Congreso—, él no necesita presentación.


“Ya me conocen”, dijo Hernández a Univision Noticias durante una larga entrevista realizada la semana pasada en su casa de Tegucigalpa. “Entonces, queremos ser austeros”, agregó.

Pero muchos hondureños lo explican de otra manera: tanta sencillez se debe a la impopularidad del Presidente, tras semanas de sangrientas protestas que siguieron a una reelección que, señalan algunos, violó la Constitución y que no tenía precedentes en la corta historia de la democracia del país. Para empeorar las cosas, la votación del 26 de noviembre estuvo marcada por acusaciones de fraude.

La discreta juramentación plantea la pregunta: ¿qué tan bien conocen los hondureños a su presidente? Y en ese sentido, qué tan bien se le conoce fuera del país, siendo un aliado clave de Estados Unidos para frenar el flujo de drogas y migrantes.

Después de una semana de entrevistas en Honduras con una amplia gama de políticos, grupos de la sociedad civil, activistas de derechos humanos y personas en la calle, el retrato de Hernández que emerge es el de un personaje dividido, como el doctor Jekyll y míster Hyde, amado por algunos y odiado por otros.

"El regreso de estas personas estaría totalmente en contra de las políticas que hemos estructurado con el mismo Estados Unidos", dijo Juan Orlando Hernández.
Video Entrevista: Presidente de Honduras no abandona la "cruzada" a favor del TPS


Sus opositores lo describen como un “dictador” frío y calculador que ha pasado por alto la Constitución para salirse con la suya, socavando las instituciones políticas y legales del país, mientras soborna sistemáticamente a los miembros del Congreso a través de un sistema corrupto de contratos públicos.

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Por otro lado, sus partidarios lo elogian como un astuto administrador y adicto al trabajo, con una clara visión para modernizar el país, uno de los más pobres y violentos del hemisferio.

La respuesta, tal vez, se encuentra en algún punto intermedio.

Producto del fraude

“Tenemos un Presidente que es producto de fraude, que no es reconocido por gran parte del pueblo hondureño", dice Fátima Mena, fundadora del Partido Anticorrupción (PAC) y concejal en San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país.

Como Mena, el 75% de los hondureños siente que el país va en una dirección equivocada, según una encuesta publicada la semana pasada por CID Gallup América Latina.

Hernández hace caso omiso de las críticas. “Los oponentes dicen todo tipo de cosas, pero eso es parte del día a día”, dice sin mostrar resentimiento.


Tecnócrata y nerd de la política, Hernández cuenta con una maestría en Administración Pública de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY). El personal que lo rodea dice que es un ‘micromanager’ orientado hacia los, que califica a sus ministros utilizando un sistema en línea de puntos verdes, amarillos y rojos, que actualiza cada semana. A menudo aparece por sorpresa para verificar el progreso de proyectos en todo el país.

Todos coinciden en que Hernández pertenece a una raza extraña de políticos hondureños, en un país tradicionalmente asociado con los caudillos, que apenas en 1982 hizo la transición de los gobiernos militares a la democracia. “Es una forma de trabajar que tal vez el país no haya visto antes, pero ahora está obteniendo buenos resultados", dice Hernández.

Univision Noticias habló con un ingeniero informático y autor de un análisis de fraude de 66 páginas realizado por un grupo que se hace llamar Grupo de Amigos en Norte América en Software (GANAS USA). Sus conclusiones coinciden con el informe oficial de un equipo de observadores electorales de la OEA que concluyó que había "irregularidades" que "hacen imposible determinar ... el ganador". El ingeniero informático pidió que no se lo identificara por temor a represalias.
Video "Quiero saber la verdad," dice un experto en informática sobre las elecciones en Honduras


"Si asumes una responsabilidad tan grande como gobernar un país, debes tomarlo en serio y me gusta tener una visión clara de hacia dónde nos dirigimos, y evaluar si cumplimos con nuestros planes, o si es necesario modificar el camino”.

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Moisés Starkman, profesor universitario de Economía y exministro de Cooperación Extranjera lo define de la siguiente manera: “Hernández usa métodos autoritarios para lo bueno y para lo malo (…) Le gusta controlarlo todo”.

Crianza rural entre 17 hermanos



Hernández llegó puntual a la entrevista de 90 minutos, vestido de chaqueta y sin corbata. A pesar de las protestas y la tensión política que antecedieron a su toma de posesión, parecía relajado y amistoso, sonriente en ocasiones, dando respuestas reflexivas, sin ningún rastro de hostilidad, incluso cuando se le preguntó sobre las acusaciones de corrupción y su estilo autocrático.

Su estilo conservador y de negocios no podría contrastar más con su educación. Nacido y criado en el pobre pero pintoresco departamento montañoso de Lempira en el occidente de Honduras, cerca de la frontera con El Salvador, él es el hijo de un cafetalero local que también era un político aficionado y jefe, o 'cacique' rural, en el pequeño pueblo de Gracias.

Uno entre 17 hermanos —el número oficial reconocido por su padre— bromea diciendo que las reuniones familiares eran un problema logístico. "Cuando celebramos el cumpleaños de mi padre no había una casa que nos pudiera encajar a todos, entre hermanos, nietos, sobrinos y todo", dice.

En esta casa de Gracias, Lempira, una provincia pobre y montañosa en el oeste de Honduras, nació Juan Orlando Hernández. Foto de Jeff Ernst.
Una placa de cemento se encuentra en una carretera que se está construyendo en Valladolid, Lempira, el departamento natal del presidente Juan Orlando Hernández: "Aquí inició la carrera política del mejor presidente de Honduras", se puede leer en la inscripción firmada por el propio Hernández. Foto de Jeff Ernst
El presidente hondureño Juan Orlando Hernández creció en la provincia rural de Lempira. Era uno de los 17 hijos de un productor de café. Foto cortesía de JuanOrlando.com
Para la campaña de las elecciones de noviembre, Hernández hizo campaña a caballo. Foto cortesía de JuanOrlando.com
La Posada Don Juan en Gracias, Lempira, es propiedad de la familia Hernández.
En la zona de Lempira todavía vive la familia del presidente, donde siguen teniendo negocios como la Posada Don Juan en la ciudad de Gracias.
El parque central de Gracias, Lempira, muestra su historia indígena y de la época de la colonia española.
Durante la campaña, en lempira era común ver publicidad electoral del partido gobernante, como la que se observa en estos árboles de La Campa. El gobierno federal ha invertido fuertemente en programas sociales en áreas rurales. Como resultado, el gobernante Partido Nacional ganó por una avalancha en esas áreas en las controvertidas elecciones del 26 de noviembre. Foto de Jeff Ernst.
Las banderas del Partido Nacional también ondean en las calles de La Campa. Foto de Jeff Ernst.
Una casa construida con fondos del programa del gobierno hondureño 'Vida Mejor'. Cuando Hernández asumió la presidencia en 2014, las familias rurales se convirtieron en el centro de atención y el programa se colocó bajo el paraguas de 'Vida Mejor' junto con una gran expansión de los programas de asistencia directa. Foto de Jeff Ernst
La casa del presidente Hernández ocupa una gran parcela en las afueras de Gracias, Lempira. Pero solo se ve la bandera nacional. La casa está escondida detrás de una valla alta.
La iniciativa de erradicación de la pobreza del presidente Hernández, 'Vida Mejor', es muy evidente en Valladolid, en la provincia occidental de Lempira, incluida esta iglesia. Foto de Jeff Ernst.
El presidente Hernández pone cimientos en un parque, parte de un experimento del gobierno para crear lugares seguros en barrios con inversión de pandillas para que las familias lleven a los niños a jugar. Cortesía de la oficina del presidente.
Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras durante una entrevista con Univision Noticias en su casa en la capital, Tegucigalpa, 19 de enero de 2018.
Juan Orlando Hernández durante la campaña para la reelección. Foto de M. Castillo / AP
El presidente hondureño Juan Orlando Hernández habla durante su mitin de campaña de cierre, en Tegucigalpa, Honduras. Foto de archivo del 19 de noviembre de 2017, AP Photo / Rodrigo Abd
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En esta casa de Gracias, Lempira, una provincia pobre y montañosa en el oeste de Honduras, nació Juan Orlando Hernández. Foto de Jeff Ernst.


Su familia sigue teniendo una fuerte presencia local, con inversiones en el café, una firma de abogados dirigida por un hermano que también es miembro del Congreso, y la Posada Don Juan, un hotel que lleva el nombre de su padre. Su hermana, Hilda, fue su consejera política más cercana, hasta su muerte en un accidente de helicóptero en diciembre.

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El joven Juan Orlando fue enviado a la escuela secundaria en una academia militar en la ciudad norteña de San Pedro Sula, antes de mudarse a Tegucigalpa para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah). Sus estudios en Nueva York ayudaron a darle forma a su política.

“Allí aprendí que la democracia no es solo ir a votar, sino que es el día a día, la interacción entre los diferentes grupos de interés”, dice. Un ejemplo de ello fueron las negociaciones sobre la industria metalúrgica en Buffalo entre intereses comerciales respaldados por republicanos y sindicatos respaldados por demócratas, que le mostraron cómo se podía llegar a un “compromiso para el bienestar de ambas partes”.

Sus esperanzas de quedarse en Estados Unidos para cursar un doctorado se desvanecieron cuando su padre murió y tuvo que volver a casa para encargarse de los asuntos de la familia.

Hernández se unió al conservador Partido Nacional y pasó 16 años como legislador antes de convertirse en Presidente del Congreso de 2009-2013.

Menos muertes por crímenes, más muertes políticas

El primer mandato de Hernández como presidente estuvo marcado por el aumento de los impuestos para luchar contra el crimen y la inseguridad desenfrenada, la lucha contra los cuatro principales cárteles de la droga, así como el flagelo de las pandillas callejeras. Se le reconoce ampliamente por haber purgado una fuerza policial corrupta y por reducir la tasa de homicidios a la mitad desde que asumió el cargo en 2013, cuando Honduras fue clasificado como el país más violento del mundo.

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“Pasar de 90 muertes por cada 100,000 habitantes a 42, es algo que ningún país en el mundo ha logrado en cuatro años”, dice Hernández. “Si no hubiéramos roto esa tendencia, se hubieran perdido estadísticamente otras 31,000 vidas”, agrega. Ahora dice que sus prioridades serán enfoque la creación de empleos y la reducción de la pobreza crónica, estimada en un 64% por el Banco Mundial, el índice más alto de América Latina.

A los cárteles de la droga, pandillas, expolicías depurados y empresarios "no les cayó bien que pusiéramos orden en el país", aseguró el presidente Juan Orlando Hernandez en una entrevista con Univision.
Video Entrevista: Grupos criminales "participaron en el proceso electoral en contra nuestra”, dice presidente hondureño


Sin embargo, es probable que la última ola de agitación política afecte sus planes. “Tendrá que depender del uso de armas para mantener el orden. Pero eso es insostenible”, dice Luis Zelaya, exrector universitario y candidato presidencial del Partido Liberal en las pasadas elecciones.

“Cuando tienes la gran mayoría en contra lo que viene es la represión, y con la represión viene más represión. La violencia genera más violencia”, agrega Zelaya.

Jose Ramos, 22, was shot in the back of the head during an anti-government protest in Choloma, Honduras on Dec 1, 2017 a few days after the election. The father of an eight-year-old boy, he was employed for four years at a Canadian-owned maquila textile factory, and had no criminal record, the family says.
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Jose Ramos, 22, was shot in the back of the head during an anti-government protest in Choloma, Honduras on Dec 1, 2017 a few days after the election. The father of an eight-year-old boy, he was employed for four years at a Canadian-owned maquila textile factory, and had no criminal record, the family says. <br>
Imagen David Adams/Univision

Las organizaciones que trabajan por los derechos humanos temen que los altos niveles de impunidad empeoren aún más.

David Ramos, de 51 años, quiere respuestas sobre la muerte de su hijo José, de 22 años, asesinado de un disparo en la parte posterior de la cabeza durante una protesta antigubernamental el 1 de diciembre, días después de las elecciones.

El video del incidente muestra a José Ramos retirándose de un camino en el que los manifestantes arrojaban piedras contra la policía militar en Choloma, un barrio pobre en las afueras de San Pedro Sula. De repente, un bombardeo prolongado de disparos estalla y momentos después se ve el cuerpo de José Ramos boca abajo en el suelo. En total, cinco personas murieron en el tiroteo.

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“Mi hijo decidió protestar contra el fraude electoral. Llevaba la bandera del Partido Libre (Libertad y Refundación). Ese fue su crimen”, dice David Ramos.

Jose Ramos, 22, was shot dead in an anti-government protest Dec 1 2017 in Choloma, Honduras. His family is seeking justice. Left to right: his sister maria, 13, brother Jose Daniel, 12, father David Ramos, and his son Juan Angel, 8.
Jose Ramos, 22, was shot dead in an anti-government protest Dec 1 2017 in Choloma, Honduras. His family is seeking justice. Left to right: his sister maria, 13, brother Jose Daniel, 12, father David Ramos, and his son Juan Angel, 8.
Imagen David Adams/Univision

“Quiero ver que se haga justicia”, agregó, quejándose de que las autoridades ni siquiera han contactado a la familia. José Ramos, quien dejó a un hijo de ocho años, trabajó durante cuatro años en una maquila de textiles de propiedad canadiense, y no tenía antecedentes penales, asegura la familia.

Cuando se le preguntó sobre el caso Ramos, el presidente Hernández dijo que reconocía la necesidad de investigar todos los actos de violencia y nombró a un comisionado de derechos humanos: “Nadie puede justificar el uso de la violencia, como representantes del Estado u otro grupo político. La pérdida de la vida de alguien tiene que ser investigada y está siendo investigada”.

Al menos 30 personas han muerto en las protestas desencadenadas tras las polémicas elecciones que le dieron la victoria a Juan Orlando Hernández. El presidente vincula a su oposición con bandas criminales, pero asegura que todas las muertes "están siendo investigadas".
Video Presidente hondureño se compromete a investigar muertes en protestas


Sin embargo, el presidente parecía más preocupado por cuestiones de seguridad nacional como el tráfico de drogas y el crimen organizado. También acusó a la oposición política de vínculos con las pandillas.

“Inicialmente las protestas fueron pacíficas y luego se volvieron violentas. Había grupos de pandilleros armados con AK47 (fusiles)”, aseguró.

Diálogo nacional

En medio de la controversia electoral, los observadores señalan que se necesita urgentemente un diálogo nacional para debatir las reformas políticas largamente postergadas, como la despolitización del sistema electoral del país y el fin de la impunidad garantizando la independencia judicial.

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“Tenemos que aprovechar la crisis para tratar de enfrentar estos problemas que existen y que están causando la crisis porque nunca antes se los trató en serio”, dice Carlos Hernández, presidente de la Asociación por una Sociedad Más Justa, el capítulo local del grupo de gobernanza global Transparencia Internacional.

Por encima de las diferencias, existe un amplio acuerdo en torno a que el sistema electoral no siga en manos de los políticos. Bajo el sistema actual, los partidos controlan todo, desde el Tribunal Electoral hasta los centros de votación.


Carlos Hernández señala que se están llevando a cabo conversaciones con la sociedad civil hondureña, el Presidente y los líderes de la oposición. También se está considerando involucrar a un mediador internacional —entre los nombres que han barajado se cuentan los expresidentes Felipe González de España, Ernesto Zedillo de México y Laura Chinchilla de Costa Rica— y se busca apoyo de Washington y la Unión Europea.

El presidente Hernández dice estar abierto al diálogo. “Les he dicho a los diferentes líderes políticos que pueden presentar cualquier propuesta, sin importar cuán amplia o agresiva sea”, sostiene. Para que el diálogo conduzca a algún lugar, todas las partes tendrán que superar una enorme brecha de confianza.

“Para aquellos que no lo conocen bien y no han profundizado en sus decisiones, puede ser muy agradable”, dijo sobre el presidente Hernández su principal contendor, Salvador Nasralla, un popular comentarista deportivo que se postuló como candidato presidencial por la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, que perdió el 26 noviembre por una diferencia del 1.5% de los votos, según los disputados resultados oficiales.

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“Él puede ser carismático, amistoso, atento. Pero cuando miras más profundo, las apariencias engañan. No es transparente, oculta a la gente cómo se usan los fondos estatales”, dice el líder de la oposición Nasralla y otros advierten que si la crisis no se resuelve las cosas empeorarán.

"Con el nivel de pobreza, la gente está desesperada. La única alternativa es irse a Estados Unidos”, dice.

Un manifestante enmascarado en medio de la refriega. En un informe del comisionado estatal de Derechos Humanos de Honduras (Conadeh), divulgado el 15 de diciembre, se afirma que las protestas han dejado 16 muertos, "un número no cuantificado de lesionados" y al menos 1,675 detenidos. Entre los fallecidos figuran 2 policías y 14 manifestantes.
Manifestantes tiran la basura de un camión recolector para bloquear una calle de Tegucigalpa. Las fuerzas de seguridad hondureñas se enfrentan con opositores que exigen un conteo detallado de los votos. El gobierno asegura que el proceso electoral fue transparente y que aceptará el resultado definitivo que dé el árbitro electoral, pese a las dudas expresadas por algunos entes internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA).
La policía se ha dedicado a retirar las barricadas colocadas por los manifestantes. El informe del comisionado estatal de Derechos Humanos de Honduras se refirió a la violencia contra trabajadores de la prensa: "los ataques contra periodistas y medios de comunicación, situación que afecta el ejercicio de la libertad de expresión en el país".
Las manifestaciones son promovidas por el partido Alianza de Oposición, cuyo candidato presidencial es Salvador Nasralla. Las pérdidas económicas rondan los 1,500 millones de lempiras (unos 63 millones de dólares), según un informe de la Cámara Hondureña de Aseguradoras.
Tanto Nasralla como el presidente hondureño y aspirante a la reelección, Juan Orlando Hernández, se autoproclamaron vencedores antes del primer informe del organismo oficial electoral de Honduras (TSE) el día de las elecciones.
De acuerdo con el último informe divulgado por el TSE, Hernández ganó los comicios con 42,95 %, mientras que Nasralla, que ha reiterado que no aceptará los resultados oficiales, sumó el 41,42 %.
El organismo hondureño de derechos humanos asegura en su informe que realizó "acciones" para lograr la liberación de varios de los detenidos, especialmente jóvenes y niños que "no habían cometido delitos" y que ha sido mediador en algunos enfrentamientos entre manifestantes y policías.
El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que surgió después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 al entonces presidente Manuel Zelaya, ha convocado una "movilización nacional" para defender "la victoria" de Nasralla.
El expresidente Manuel Zelaya, derrocado en 2009, estaba al frente de uno de los bloqueos de acceso a Tegucigalpa. Dijo a medios locales que exigen un conteo "voto por voto" para comparar firmas, las actas y los cuadernillos en las más de 18,000 urnas electorales.
"Estamos exigiendo que se respete la voluntad del pueblo en las urnas (...) no vamos a dejar de protestar, no vamos a dejar que se quede en el poder el dictador Juan Orlando Hernández", anadió Zelaya, aliado de Nasralla, un popular presentador de televisión.
Los focos de violencia se han presentado en los accesos a las grandes ciudades del país, incluyendo la capital Tegucigalpa y la industrial San Pedro Sula, donde los manifestantes opositores han levantado barricadas.
En Tegucigalpa un vehículo de transporte de tropas del Ejército fue incendiado, mientras continúan bloqueos en al menos tres vías de entrada en la ciudad por partidarios opositores.
El gobierno asegura que el proceso electoral fue transparente y que aceptará el resultado definitivo que dé el árbitro electoral, pese a las dudas expresadas por algunos entes internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA).
Algunos choques violentos se han presentado también en Puerto Cortés, la principal terminal marítima de Honduras en la costa Atlántica.
Los bloqueos también se extienden a otros puntos del país como la ciudad de La Ceiba, en el litoral Atlántico, la sureña ciudad de Choluteca y en el departamento agrícola de Olancho. El Tribunal Electoral tiene de plazo hasta el 26 de diciembre para anunciar el ganador definitivo de los comicios, mientras analiza las impugnaciones presentadas por la oposición.
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Un manifestante enmascarado en medio de la refriega. En un informe del comisionado estatal de Derechos Humanos de Honduras (Conadeh), divulgado el 15 de diciembre, se afirma que las protestas han dejado 16 muertos, "un número no cuantificado de lesionados" y al menos 1,675 detenidos. Entre los fallecidos figuran 2 policías y 14 manifestantes.
Imagen Reuters
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