El ‘triángulo de la muerte’: víctimas de la represión en Nicaragua muestran un patrón de heridas en cabeza, cuello y tórax

Las autopsias respaldan versiones de testigos y familiares de fallecidos en varias semanas de manifestaciones quienes aseguran que murieron por precisos impactos de bala de francotiradores al servicio del gobierno de Daniel Ortega, algo que rechaza el presidente nicaragüense.

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Por:
Wilfredo Miranda Aburto.
Funeral en Managua del niño Orlando Córdoba, de 14 años, muerto en la Marcha de las Madres del 30 de mayo supuestamente por disparos de la policía nicaraguense.
Funeral en Managua del niño Orlando Córdoba, de 14 años, muerto en la Marcha de las Madres del 30 de mayo supuestamente por disparos de la policía nicaraguense.
Imagen INTI OCON/AFP/Getty Images

MANAGUA, Nicaragua-. Francisco Reyes Zapata recibió un disparo fulminante que le explotó el cráneo y le dejó expuesta parte de la masa encefálica. Este hombre de 33 años fue herido la tarde del 30 de mayo en Managua cuando la represión del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo a u na gigantesca marcha ciudadana dejó 15 personas muertas y 199 heridas.

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Muchas de las víctimas, participantes de la marcha organizada por las ‘Madres de Abril’ para recordar a sus hijos muertos en varias semanas de protestas callejeras, fueron alcanzadas por armas de fuego.

“A mi hermano lo mató un balazo de AK-47 de la policía”, dijo Roberto Reyes Zapata. El proyectil quedó alojado en la parte trasera del cráneo. Se trató de un impacto preciso en la cabeza, según se aprecia en la tomografía que pudo ver Univision Noticias.


Edgar Guevara Portobanco también murió en el Hospital Bautista a causa de otra herida por arma de fuego. No fue de inmediato. Los médicos trataron de salvarlo pero el disparo, que ingresó por el lado derecho de su tórax, le provocó una severa lesión cardiovascular.

Al Hospital Militar ingresó el cadáver de Kevin Coffin Reyes, un joven de 21 años y medallista de oro en sambo en los pasados Juegos Centroamericanos. Tenía un disparo letal en el hemitórax izquierdo. El cuerpo de Heriberto Pérez Díaz también tenía una herida semejante.

"Triángulo de la muerte"

Estos cuatro muertos del 30 de mayo comparten con la mayoría de la centena de víctimas mortales de la represión un mismo patrón: heridas letales en cabeza, cuello y tórax.

“Es un triángulo de la muerte: Cabeza, cervical y tórax”, confía un médico que ha trabajado atendiendo a heridos de la represión, algunos de los cuales ha visto morir. “Nada de fuego disuasorio. Directo a matar”, sentenció el doctor bajo condición de anonimato por temor a represalias.

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Las unidades de neurocirugía de los hospitales han estado repletas de pacientes que presentan heridas mortales que denotan, además, el uso de proyectiles de alto calibre. “No están usando armas de nueve milímetros, son fusiles de guerra”, dijo el doctor.

Al analizar las tomografías de los pacientes, los doctores de los hospitales coinciden que los proyectiles han sido disparados desde “posiciones privilegiadas”, un análisis que secundan las denuncias de manifestantes y familiares de las víctimas sobre el supuesto uso de francotiradores.

Las denuncias sobre el uso de francotiradores han abundado durante estos 44 días de manifestaciones y represión por parte del gobierno. Univision Noticias ha conocido casi una treintena de casos en los que los disparos han sido directos a matar.

“Mi hermano andaba en la Marcha de las Madres, protestando por la injusticia de este gobierno que está masacrando al pueblo, cuando un francotirador de la policía lo mató”, aseguró Roberto Reyez Zapata.


Han surgido testimonios de ese tipo en la ciudad de Matagalpa, Masaya, Estelí y Managua.

En la capital los francotiradores son señalados de operar desde el recién construido Estadio Nacional Dennis Martínez. El lado sureste del parque de béisbol brinda una vista privilegiada hacia los predios de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde se han producido la mayoría de los enfrentamientos entre la policía y los paramilitares del gobierno contra manifestantes.

En ese descampado, el 20 de abril, cayó herido de muerte Álvaro Conrrado, el niño de 15 años que acarreaba agua para los manifestantes para disminuir el efecto de las lacrimógenas. “Alvarito”, como le llaman muchos en Nicaragua tras su dramática muerte, fue impactado en el cuello.

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“No puedo respirar, me duele”, dijo antes de morir. Sus padres y quienes lo vieron fallecer aseguran que le dispararon desde el Estadio. El ahora mártir fue de las primeras víctimas de este patrón letal de disparos.

Luego vendrían los asesinatos de Franco Valdivia y Orlando Pérez en la ciudad de Estelí. Las madres de ambos aseguraron a Univision Noticias que un francotirador, “ubicado en la alcaldía” de esa ciudad norteña, los mató.

Ambos jóvenes fueron exhumados poco tiempo después y la autopsia confirmó que la trayectoria de los impactos de bala era descendente, es decir, que les dispararon desde posiciones elevadas.

La alcaldía de Estelí no respondió a las solicitudes de Univision Noticias buscando su reacción a los señalamientos.

"Acusación demencial"

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló en su informe preliminar sobre la represión en Nicaragua las denuncias de francotiradores, y alertó “sobre la posibilidad de que se habrían registrado ejecuciones extrajudiciales”.

“La CIDH considera que la fuerza potencialmente letal no puede ser utilizada meramente para mantener o restituir el orden público. Sólo la protección de la vida y la integridad física ante amenazas inminentes puede ser un objetivo legítimo para usar dicha fuerza. Nicaragua debe implementar en forma inmediata mecanismos para prohibir de manera efectiva el uso de la fuerza letal como recurso en las manifestaciones pública”, recomendó el organismo interamericano.

Durante de la presentación del documento en Managua, Amnistía Internacional condenó la política de represión que las autoridades nicaragüenses han utilizado contra quienes protestan por el gobierno de Daniel Ortega. Organizaciones internacionales han contabilizado al menos 83 fallecidos y 860 heridos.
Video 'Disparar a matar', el informe con el que Amnistía Internacional denuncia la represión en Nicaragua


Una semana después, Amnistía Internacional presentó su informe sobre la situación en el país, y lo titularon de forma descarnada: “Disparar a matar”.

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Ericka Guevara-Rosas, directora para las América de este organismo mundial, dijo que el gran número de personas heridas por armas de fuego, la trayectoria de los disparos efectuados, la concentración de las heridas de bala en cabeza, cuello y pecho en las personas muertas, demuestra un patrón de alarma y gravedad.

“Estos patrones han llevado a la organización a concluir que existen indicios que la policía y los grupos parapoliciales hayan cometido múltiples ejecuciones extrajudiciales”, sostuvo Guevara-Rosas.

Pero el gobierno asegura que “en Nicaragua no existen fuerzas de choque ni grupos paramilitares.

“No podemos aceptar que se pretenda acusar de acontecimiento dolorosos y trágicos que no hemos provocado, que jamás provocaremos, y que a partir de acusaciones infundadas, se pretenda restringir la aplicación del Deber Constitucional de las Fuerzas del Orden Público de contribuir a asegurar a las familias”, expresó en un comunicado oficial al día siguiente de la masacre de la Marcha de las Madres.

Aunque el gobierno de Ortega no se ha referido directamente a los informes, en su comunicado de la víspera, indicó que “rechaza totalmente todas las acusaciones de esos grupos que en una acusación demencial y sin precedentes en nuestro país, se confabulan para denunciar “ataques” inexistentes. Luego atacan y producen víctimas para culpabilizar a las Instituciones del Orden Público”.

La primera en perder a su hijo. Darling Urbina supo que su hijo había sido asesinado a través de un video que un familiar subió en las redes sociales. Darwin Urbina fue el primer muerto de la masacre de abril. Cayó en las inmediaciones de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) la noche del 19 de abril, cuando la Policía Nacional y las turbas del gobierno reprimieron este bastión universitario que plantó cara al régimen Ortega-Murillo. El joven de 29 años no era estudiante, pero por su cercanía con el recinto se acercó a ver las protestas. “Con una escopeta me lo mataron”, le dijo Darling a Univision Noticias en la sede del Instituto de Medicina Legal, en Managua, donde la mañana del 20 de abril llegó a reclamar su cadáver.
La profesora y madre de un ferviente seguidor del Barcelona. Socorro Corrales participaba en las protestas ciudadanas junto a su hijo Orlando Pérez de 23 años. Cuando corrieron a causa del empuje violento de los antimotines en la cuidad de Estelí, en el norte de Nicaragua, lo perdió de vista en medio de la muchedumbre. Logró hablar a través del celular con él antes de que fuese asesinado. “Ya me regreso a la casa. Solo voy a dejarle agua a los muchachos que están en el parque afectados por las bombas lacrimógenas”, prometió Orlando a su madre. No volvió. Un disparo acabó con él. Era 20 de abril. Su madre afirma que le disparó un francotirador. “Esa bala salió de la alcaldía de Estelí”, le dijo Socorro Corrales a Univision Noticias. Ella decidió usar como mortaja la camiseta celeste del Barcelona que su hijo tanto prefería. “Después de su carrera universitaria, lo que mas le apasionaba era ese equipo”, apuntó Socorro Corrales. Ella todavía puede ver a Orlando dando saltos frente al televisor cuando Messi anotaba un gol.
La abuela-madre. Jesner Rivas tenía dos madres, pero quien lo criaba, su abuela Maritza Rueda, era con quien tenía más complicidad. La química no pudo seguir fluyendo entre ambos. Rivas fue asesinado a los 16 años el 22 de abril. El balazo en el pecho fue letal. Él cayó en medio de un enfrentamiento entre civiles y policías en el barrio La Fuente, cuando en Nicaragua se desataron saqueos a los negocios. Maritza Rueda demanda con furia que se investigue la muerte de su hijo-nieto. Sospecha de la Policía Nacional.
"Amor, ¿qué te hicieron?", le preguntó esta madre a su hijo al verlo muerto. María Ramona Vílchez se abalanzó sobre su hijo al verlo en la camilla del hospital Manolo Morales la mañana del domingo 22 de abril. “¡Amor!, ¿qué te hicieron? ¿Qué fue esto?”, le preguntaba a Ismael. Pero el hijo ya no respondería más. El balazo de una AK-47 le había destrozado la mandíbula y hacía cinco minutos ya había fallecido. Tenía 32 años y defendía uno de los negocios que estaban siendo saqueados en el barrio La Fuente de Managua. Su madre acusa a la Policía de su muerte.
<b>Juana García todavía oye hablar a Harlington Raúl López.</b> El joven de 18 años decidió ir a apoyar la protesta de los jóvenes el 20 de abril en Managua. Hizo un Facebook Live y luego decidió regresar a su casa. En ese trayecto fue emboscado por tropas policiales. Fue baleado en el pecho y en una pierna. Aparte de escucharlo hablar, Juana lo espera todos los días a que regrese del trabajo. 
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<b>La abuela de la víctima más joven de las protestas. </b>Enecilia Mairena vio cuando la bala de una AK-47 atravesó la pared de piedra cantera de su vivienda e impactó en el mentón de William, su nieto de 18 de meses que estaba en brazos de su padrastro. El pequeño continúa vivo pero han sido días duros para esta abuela que cría a este bebe desde hace meses, cuando la madre emigró a Costa Rica en busca de empleo. William es, hasta ahora, la víctima más joven de la represión. 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/un-bebe-de-18-meses-con-una-herida-de-bala-en-el-cuello-la-victima-mas-joven-de-la-represion-en-nicaragua">Su caso conmocionó a la ciudad norteña de Matagalpa y Nicaragua en general. </a>
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<b>Francisca Torrez es otra abuela-madre. </b>Las circunstancias la obligaron a criar a su nieto Marco Antonio Samorio Anderson. Ella buscó por varios días a Marco, quien estaba desaparecido. El joven apareció el 24 de abril en la morgue del Instituto de Medicina Legal.
<b>La madre de un "gran sandinista". </b>Martha Huete asegura que su hijo Nelson Téllez era “un gran sandinista, pero ellos mismos me lo mataron”. Recibió un balazo en el pecho el 20 de abril y tras doce días de agonía falleció. Él no participaba en las protestas, pero la bala policial lo hirió a él. El día de su entierro usó anteojos negros y, pese al dolor, se mantuvo estoica. 
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<b>Buscando a su hijo desaparecido bajo la lluvia. </b>Francis Fernández tiene 87 años y pasó más de cinco horas bajo la lluvia esperando que en la Dirección de Auxilio Judicial le brindaran información sobre su hijo-nieto Cristhian Mendoza Fernández. Lo ha buscado desde el sábado 26 de abril, cuando grupos paramilitares lo secuestraron en el 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/desaparecidos-torturados-y-asesinados-grupos-paramilitares-siembran-el-caos-en-nicaragua">barrio El Riguero</a>, de Managua, junto a otros jóvenes que participaban en las protestas pacíficas. 
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<b>María Elsa Aburto no encuentra a Kennett. </b>La madre del joven Kennett Romero Aburto estaba en su casa de habitación cuando los vecinos le alertaron sobre el secuestro de su hijo por paramilitares. La mujer salió despavorida a buscarlo. Todavía desconoce su paradero. “No quiero que me lo regresen muerto”, dijo Aburto a Univision Noticias. El hijo de María Elsa fue secuestrado junto al de la abuela Francis Fernández. 
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<b>“Mi hijo es prueba viviente de la salvajada”. </b>Ana María Martínez sabe que su hijo Juan Bosco Rivas Martínez está vivo de milagro. Un francotirador lo baleó en medio de los dos ojos. Su pronóstico era reservado, pero se recuperó, aunque debe vivir con la bala de AK-47 alojada en la cabeza. “Mi hijo es prueba viviente de la salvajada de la policía”, le dijo a Univision Noticias. La mujer ahora atiende a su hijo convaleciente en la pequeña vivienda ubicada en la ciudad de Masaya.
<b>Regina Isabel Martínez cumplió años el 24 de mayo. </b>Ese día su hijo Andrew Úbeda Martínez salió a comprarle un pastel. Pero no regresó. Desapareció sin dejar rastros. Ella cree que los paramilitares lo secuestraron por participar en las protestas contra el gobierno. Este 29 de mayo lloró hasta desmayarse en el portón de la Dirección de Auxilio Judicial. Allí decenas de madres demandaban información sobre sus hijos desaparecidos en las protestas. “¿Dónde están?”. “Los queremos de vuelta aunque estén golpeados”. Desde esta loma, conocida también como El Chipote y donde los organismos de derechos humanos aseguran que se practica tortura, se aferraban a la malla del portón con la esperanza agitada por la zozobra de volver abrazar a sus chavalos. 
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No hay información ni un número exacto de quienes continúan con paradero incierto. Para las madres, la palabra desaparecido contiene una connotación casi fatal. A las abuelas que reclaman a sus nietos les recuerda a los desaparecidos de la dictadura somocista; a las madres más jóvenes les causa desesperanza y seguridad de que la grisura de este 30 de mayo arreciará el dolor. La celebración será reclamo. Las conocidas como las 'madres de abril', por ser el mes en el que comenzaron las protestas, marcharán en su día exigiendo retorno y justicia para sus hijos.
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La primera en perder a su hijo. Darling Urbina supo que su hijo había sido asesinado a través de un video que un familiar subió en las redes sociales. Darwin Urbina fue el primer muerto de la masacre de abril. Cayó en las inmediaciones de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) la noche del 19 de abril, cuando la Policía Nacional y las turbas del gobierno reprimieron este bastión universitario que plantó cara al régimen Ortega-Murillo. El joven de 29 años no era estudiante, pero por su cercanía con el recinto se acercó a ver las protestas. “Con una escopeta me lo mataron”, le dijo Darling a Univision Noticias en la sede del Instituto de Medicina Legal, en Managua, donde la mañana del 20 de abril llegó a reclamar su cadáver.
Imagen Carlos Herrera
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