Hombres los viernes, mujeres los sábados: así es el toque de queda por género contra el covid-19 en Perú y Panamá

Los gobiernos de ambos países establecieron días distintos de circulación en las calles para hombres y mujeres, con la idea de prevenir la propagación del nuevo coronavirus. Aún está por verse la efectividad de la medida. Esta semana, cientos de hombres y mujeres fueron detenidos en Perú y Panamá por salir los días que no les correspondían.

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Por:
Mónica Vargas.
Un grupo de mujeres hace compras en las calles de Lima, Perú, el sábado 4 de abril de 2020.
Un grupo de mujeres hace compras en las calles de Lima, Perú, el sábado 4 de abril de 2020.
Imagen Anadolu Agency/Anadolu Agency via Getty Images

LIMA, Perú.— El abogado Miguel Juape armó junto a su esposa Zulmy la lista de los víveres que necesitaban y salió temprano al mercado más cercano a su casa. No vio las aglomeraciones típicas de las semanas previas a la llegada del coronavirus y se alegró de comprobar que casi todos usaban mascarillas, aunque sean caseras. El panorama era también diferente al de días previos porque solo se veía a hombres comprando.

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El presidente peruano Martín Vizcarra había decretado poco antes que para salir a hacer compras de abastecimiento y medicamentos o para ir al banco, hombres y mujeres tendrían que turnarse porque era necesario disminuir aún más la presencia de las personas en las calles ante el incremento del número de contagios por covid-19 en el país.

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Al escuchar el anuncio, Miguel y su esposa supieron que tenían que organizarse. Desde que empezó la cuarentena obligatoria en Perú el 16 de marzo, han tratado de salir lo menos posible de su departamento e intentan que sus dos hijas, Kiara y Luciana, de 11 y 4 años, respectivamente, aprovechen bien su tiempo; pero no es fácil. Mientras Zulmy se encarga de los quehaceres y las niñas, él tiene que trabajar vía remota, una modalidad casi inexistente cuatro semanas atrás en el Perú.

Cuando sus vidas eran 'normales' iban juntos al mercado el fin de semana. Ahora Miguel tiene que aprovechar el viernes para abastecer el hogar y si se necesita algo extra, su esposa tendrá que salir el sábado para conseguirlo. Ello porque el gobierno de Vizcarra ha dispuesto eso: los hombres solo saldrán los lunes, miércoles y viernes, y las mujeres, los martes, jueves y sábados. Los domingos nadie podría dejar sus casas. Una medida drástica y solo dada en Latinoamérica por Panamá.

En la ciudad de Guayaquil, que es la más afectada de ese país, se presentan dificultades para identificar a los fallecidos y entregarlos a sus familiares, que deben esperar varios días para sepultarlos. El ministro de salud, Juan Carlos Zeballos, aseguró que un 60% de la población ecuatoriana se contagiará con covid-19.
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“Tratamos de cumplir lo máximo posible con las medidas porque tenemos que apoyar en esto. A veces cuando salgo y veo las calles vacías pienso en mis hijas porque lo que conocíamos como vida normal, no la tendremos más. Su mundo ha cambiado, su futuro me preocupa”, dice Miguel a Univisión Noticias.

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Cuando el presidente peruano anunció que hombres y mujeres no podrán estar al mismo tiempo en las calles dijo que el objetivo era lograr que haya menos gente circulando. “Este es un último esfuerzo que pedimos”, dijo y para explicar el porqué de la medida, recurrió a un gráfico en el que se aprecia que cuando se alcance el máximo estimado de contagios previstos, que se espera para la segunda y tercera semana de abril, el sistema público de salud del país solo contará 500 camas de cuidados intensivos para atender a los que más lo necesiten. Antes de la emergencia, solo se tenía 100 camas.


“La medida (de alternar hombres y mujeres) es sumatoria porque veremos de todas maneras menos gente en las calles y ese es el espíritu de lo que se está buscando. Creo que en una región como la nuestra, donde por idiosincrasia social no somos pegados al cumplimiento de las normas, no podemos olvidar que todo lo que se está haciendo son medidas excepcionales que tienen un único propósito”, dijo a Univisión Noticias el internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay.

“América Latina ha tenido tiempo para poder ponerse a buen recaudo, dentro de lo que significa la coyuntura, y en algunos países la gente no ha hecho caso a las medidas de control y ahora estamos empezando a ver las consecuencias”, resaltó el experto apuntando a Ecuador, una de las naciones latinoamericanas más afectadas por el virus.

Panamá, el primer país que aplicó la medida

Un día antes de que Vizcarra informara que hombres y mujeres no podrán salir el mismo día hasta por lo menos el 12 de abril, el gobierno panameño anunció esa misma medida, en un intento por contener la propagación del COVID-19 en el país, el más impactado en Centroamérica.

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La diferencia está en que el Ministerio de Seguridad de ese país, que es puerta de ingreso del Océano Atlántico al Pacífico y uno de los hub comerciales más importantes en el mundo, dispuso horarios de salida condicionados al último número de la cédula o pasaporte.

En Panamá, las mujeres solo pueden ir a supermercados, farmacias y bancos los lunes, miércoles y viernes; y los hombres, los martes, jueves y sábados. Al igual que en el Perú, nadie puede salir de sus casas los domingos.

"Hemos estudiado todos los modelos posibles y todas las opciones para reducir el número de personas que están al mismo tiempo en la calle, afectando de la menor manera posible la vida de los panameños", indicó el ministro de Seguridad, Juan Pino.


La estrategia de evitar el contacto persona a persona es importante, dijo a Univision Noticias Ciro Maguiña, médico infectólogo de la Universidad Cayetano Heredia y vicedecano del Colegio Médico del Perú. Pero los resultados de estas medidas, de separar hombres y mujeres y tener menos gente en las calles, todavía se verán en semanas, no en 10 o 12 días, advirtió. “Ahorita es imposible medirlo”, afirmó.

El contagio es de persona a persona, sea mujer, hombre, viejo, joven o adulto, resaltó el especialista. Su preocupación es el poco caso que parte de la población hace de las medidas de cuarentena, pese a las sanciones dispuestas.

Cientos de hombres y mujeres fueron detenidos en Panamá por circular en los días que no les correspondían y en Perú igual.

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El mercado al que suelen ir Miguel y su esposa en Lima es uno de los pocos donde no se ve gente atiborrada. En otros, sobre todo al interior del país donde los centros de abasto son poco controlados, la aglomeración de personas es preocupante. Y es que en un país, donde siete de cada diez se gana la vida día a día con trabajos informales, intentar que todos se queden en sus casas es una tarea titánica y casi una misión imposible.

“Se debe pensar en estrategias ingeniosas para evitar eso. Necesitamos que la gente deje de ir como si fuera un día normal, sin ningún cuidado”, afirmó Maguiña.

Comunidad trans circula según su género en Perú

Y cuando estaban por saltar las alarmas sobre qué es lo que pasaría con las personas transgénero en los días de circulación para hombres y mujeres en el Perú, el presidente Vizcarra precisó de inmediato que su Gobierno es “respetuoso de las minorías”.

“Este gobierno ha dado muestras de ser inclusivo. No puede ser esta una medida de carácter homofóbico en absoluto”. Una declaración inédita de un mandatario en un país con una sociedad mayormente conservadora y acostumbrada a comentarios y “bromas” ofensivas hacia la comunidad LGTB, incluso en programas de televisión.

“Es la primera vez en nuestra historia que un presidente de la República incluye a la comunidad trans en un mensaje. Particularmente importante en esta coyuntura de emergencia. Falta muchísimo para una verdadera inclusión, pero este gesto merece ser destacado”, dijo en su cuenta de Twitter el legislador Alberto de Belaunde, político que admitió públicamente ser homosexual hace pocos años.

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En línea con lo dicho por Vizcarra, el ministro de Defensa, Walter Martos, aseguró que los militares que patrullan las calles no verificarán sexo, sino “apariencia”, y el ministro del Interior, Carlos Morán, responsable de la actuación de los policías, pidió no generar polémicas innecesarias en tiempos de emergencia como éste. “Si físicamente parece mujer, es mujer y si tiene característica de hombre es hombre”, dijo, tras indicar que ese es el criterio que usarán los uniformados.

Pero en Panamá, el gobierno no ha sido así de explícito, lo que ha generado preocupación por el tránsito de personas transgénero en estos días de restricciones.

“Muy respetuosamente solicito atención a situación de personas trans, en luz a la medida de restricción de movilidad por sexo. Personas trans cuyo sexo asignado en la cédula no coincide con su
realidad actual, requieren su apoyo”, dijo el presidente de la Fundación Iguales, Iván Chanis, en su cuenta de Twitter.

“Mi preocupación va más hacia que la autoridad que ejerce el control sea sensible a que habrá personas que su imagen/sexo no concuerde con su cédula”, dijo en otro tuit.

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Mientras el coronavirus se abre paso en la vida de los mexicanos, la Santa Muerte recibió esta semana a sus fieles en su altar de Tepito, un popular barrio en el centro de Ciudad de México, con la puntualidad de cada primero de mes.
Esta figura popular, no adscrita a religión alguna, aguarda desde el porche de casa de Enriqueta a los que la veneran y le piden, que hoy tres veces menos de los habituales, "por cuestión de la enfermedad", según contó a Efe la dueña del altar de la Santa Muerte en el conocido popularmente como el 'barrio bravo' de Tepito.
"Espero en Dios que vengan a pedirle que no se enfermen, que a sus hijos y a sus nietos no llegue la enfermedad. Si llegase a existir, que no nos llegue. Que nos cuide la Santa Muerte", recalcó Enriqueta mientras a su alrededor desfilan los fieles, dirigidos por un señor que viste una camiseta de fútbol y pantalones cortos.
Más allá del porche, en una calle que comprende dos cuadras, varias familias formaron un pasillo en la carretera con ofrendas varias. Había figuritas, dulces, puros y hasta licores sobre las mantas de los vecinos. La mayoría a pie y alguno de rodillas, pero todos los fieles circulaban por ese corredor hacia la vera de la Santa Muerte. Eder, preocupado por el coronavirus, explicó que esta mística figura le ha ayudado con los "problemas de salud de un sobrino" y con "cosas personales, legales" con las que ha tenido que lidiar.
"Estoy preocupado, pero no creo que por el coronavirus vaya a tener más trabajo. No depende de ella", dijo a través del cubrebocas este fiel, que atiende a Efe y hace esfuerzos por sostener recta la gran figura de la Santa Muerte que carga en su mochila. Antes de irse, Eder confirmó que el pasado miércoles había "mucha menos gente" de lo habitual, por lo que pidió a la Santa "como siempre y también por lo del coronavirus".
La música resonó en todos los rincones de esta calle de este barrio de la capital, y se mezcló con escenas propias de la adoración de cada primero de mes.
Por cada fiel que pasaba portando una figura, un colgante, o cualquier cosa de la Santa Muerte, otro se le acercaba y rocía el objeto con tequila o algún licor que tenga a mano, o con humo de puro o de un cigarrillo verde (marihuana). No se intercambiaron las palabras; simplemente ocurrió como un acto de unión natural. "Es un poder superior", aseguró Isabel nada más salir del altar, confiada en que la Santa Muerte va a ayudar a resolver la pandemia de covid-19.
"Siempre le pido a la Santa por mi familia, por mis seres queridos. Lo que le he pedido siempre me lo ha cumplido", revela a Efe tras aclarar que la menor afluencia de gente se debe a la hora de la visita, porque por la tarde siempre hay más personas.
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<br>Isabel, que no cree que el virus vaya impedir a los fieles ir a pedir y rendir tributo, zanja el debate con un argumento contundente: "Primero para nosotros siempre han sido las creencias".
Quizás para los fieles sea válida la duda de Enriqueta, la guardiana de la Santa Muerte de Tepito, de si existe o no existe esta pandemia venida de China y extendida en el mundo.
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<br>Lo que es seguro, según sus cánticos, para quienes llenaron durante el día la calle Alfarería en el barrio de Tepito, en Ciudad de México, es que "¡se ve, se siente, la Santa está presente!".
Pero la tradición mexicana de venerar a la Santa Muerte no es la única que se ha mantenido estos días de coronavirus. Algunos mexicanos han acudido a santeros o centros esotéricos.
La bruja Karina (en la foto), que despacha para todo tipo de males en su puesto del mercado de Sonora de Ciudad de México, aseguró que "mucha gente" ha acudido a su consulta del mercado buscando una cura para lo que nadie tiene cura. Ni ella tiene la respuesta contra el covid-19 a,unque le gustaría.
Se conforma con decir a sus clientes que "la fe mueve montañas" y que pidan ayuda "a Dios, a los santos y a los muertos" por todos aquellos "que han muerto, por los que van a morir y por los infectados".
La fe de la que habla Karina, aunque no se ejerce en una iglesia, responde a la misma necesidad humana de "generar ritos, rituales, conductas y actos para encontrar un cierto orden en el mundo", según explicó a Efe Ricardo Trujillo, profesor de la facultad de psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Trujillo cuenta que eso es una necesidad de todos los pueblos, y que en América Latina, México incluido, la forma de expresarla tiene visos más exóticos por sus características culturales, aunque no responde de manera frontal al manido dogma del 'México mágico' con el que se suele despachar la espiritualidad de su pueblo.
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Mientras el coronavirus se abre paso en la vida de los mexicanos, la Santa Muerte recibió esta semana a sus fieles en su altar de Tepito, un popular barrio en el centro de Ciudad de México, con la puntualidad de cada primero de mes.
Imagen Mario Guzmán/EFE
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