Trajo indocumentados para explotarlos en sus restaurantes mexicanos: la acusación criminal contra José Luis Bravo

El gobierno asegura que el empresario José Luis Bravo era el líder de una presunta organización delictiva que le dio trabajo a indocumentados en distintos establecimientos.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
En las imágenes compartidas a Univision Noticias por el Departamento de Justicia se observan las condiciones de esclavitud e insalubres en las que vivían un grupo de trabajadores de la construcción reclutados en Tijuana y obligados a trabajar jornadas de hasta casi 24 horas y casi nada de paga.
Video Revelan imágenes de las condiciones de esclavitud que sufrían albañiles de Tijuana en Hayward, California

José Luis Bravo pasó esta semana de ser considerado un exitoso empresario que se hizo de una cadena de restaurantes mexicanos en el Medio Oeste de Estados Unidos, a encabezar una acusación federal por crimen organizado, similar a la que interponen contra mafiosos, narcotraficantes y pandilleros.

Bravo, de 51 años, fue detenido este miércoles por agentes federales y ahora se encuentra bajo custodia de los US Marshals. El gobierno afirma que es el líder de lo que cataloga como una “empresa delictiva organizada” que hizo arreglos para traer a indocumentados de México y Centroamérica, contratarlos en varios restaurantes suyos y pagarles una miseria. De esta actividad ilícita, él y sus 18 cómplices sacaron provecho financiero, según la denuncia interpuesta en una corte federal de Kansas, en Missouri.

PUBLICIDAD

La Fiscalía decidió encasillar este caso como una violación a la Ley contra Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado, conocida como RICO por sus siglas en inglés, que le permite procesar a los líderes de un grupo delictivo como parte de una conspiración. Esta ley ha sido usada para llevar ante la justicia a jefes de La Cosa Nostra y a cabecillas de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13).

Naturalizado estadounidense, Bravo enfrenta 17 cargos criminales por los cuales podría recibir una condena de hasta 128 años de prisión y ser obligado a pagar una multa de 2.5 millones de dólares. Solo por violar la Ley RICO lo pueden sentenciar a pasar dos décadas preso, de acuerdo con los fiscales.

¿Por qué este empresario enfrenta una acusación tan grave? El Departamento de Justicia (DOJ) alega que Bravo y sus asociados participaron que desde julio de 2003 y el pasado 10 de agosto en el tráfico de varios indocumentados de mexicanos, salvadoreños y guatemaltecos con el fin de emplearlos en sus negocios ubicados en Missouri, Kansas, Arkansas y Oklahoma.

Ese esquema les permitió evadir impuestos estatales y federales. Aunado a eso, ni siquiera les pagaban el sueldo mínimo, ni las horas extras a esos trabajadores, e incumplían con las prestaciones laborales que les correspondían por ley, independientemente de su estatus migratorio.

PUBLICIDAD

Para que no los descubrieran las autoridades, les daban alojamiento y los transportaban a sus lugares de trabajo, les ayudaban a tramitar documentos falsos, les pagaban en efectivo y se aseguraban de que no los vieran en los restaurantes en caso de alguna inspección federal, describe la acusación.

Bravo es dueño de la empresa Specialty Food Distribution, que distribuye alimentos, suministros y equipos para restaurantes en el Medio Oeste del país. También brinda apoyo administrativo y contable a esos establecimientos en las áreas de nómina, seguros, licencias, impuestos y servicios legales.

El restaurante Playa Azul de Kansas es parte de la cadena de José Luis Bravo.
El restaurante Playa Azul de Kansas es parte de la cadena de José Luis Bravo.
Imagen Google Earth


El sospechoso tiene, además, un grupo de restaurantes registrados como ‘Bravos Group’, que incluyen los negocios llamados El Charro, El Charrito, Playa Azul, Cantina Bravo y El Chango.

Varios de estos emplearon a inmigrantes indocumentados, incluso después de inspecciones del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), señalan documentos judiciales.

Cómo se descubrió este esquema

“José Luis Bravo, como líder de la empresa, arregló el tráfico de extranjeros indocumentados a Estados Unidos para trabajar en estos restaurantes (…) ayudó a estos extranjeros a obtener documentos fraudulentos que les permitirían trabajar en Estados Unidos; y ayudó a garantizar el transporte y alojamiento para estos extranjeros indocumentados”, indica la acusación.

Los fiscales identificaron a 45 restaurantes que recibieron bienes y servicios de Specialty Food Distribution y de otra empresa, Intel Solutions, que fue creada tras inspecciones federales que verificaron que varios empleados no tenían permisos de trabajo. Intel Solutions solo actuó para tratar de minimizar la responsabilidad de los acusados, y después cambió su nombre a Entel Solutions.

PUBLICIDAD

La denuncia penal también menciona a José Razo, presidente Specialty Food Distribution y quien supuestamente empleó a inmigrantes sin papeles como vendedores y trabajadores de bodegas. También asesoró a los gerentes sobre cómo administrar, documentar y compensar a estos trabajadores de manera que no fuesen detectados por ICE.

Otros implicados son directores financieros, encargados de ventas y gerentes de varios restaurantes. Hasta el momento, las autoridades han detenido a 14 de los 19 acusados. Todos enfrentan una serie de cargos, incluyendo crimen organizado, lavado de dinero, fraude relacionado con la obtención de documentos falsos y conspiración para transportar y contratar a indocumentados.

La investigación inició cuando el Departamento de Trabajo de Kansas notificó a ICE que indocumentados estaban trabajando en el restaurante Bravos Mexican Grill en Overland Park. La agencia realizó una inspección el 16 de julio de 2018, en la cual detectó que 14 de los 17 empleados no tenían papeles.

El restaurante Bravos Mexican Grill fue inspeccionado en dos ocasiones por agentes de ICE en 2018 y 2019.
El restaurante Bravos Mexican Grill fue inspeccionado en dos ocasiones por agentes de ICE en 2018 y 2019.
Imagen Google Earth


Un mes después, una firma de abogados le notificó a ICE que ya había despedido a esos empleados. En realidad, Bravo alquiló un apartamento para algunos de ellos y los retuvo en su nómina. Una segunda inspección federal que se hizo el 28 de febrero de 2019 descubrió a ocho empleados indocumentados, cinco de los cuales ya habían sido identificados un año antes.

Para el 7 de junio de 2019, ICE inspeccionó 10 restaurantes de Bravo en Missouri, Kansas y Oklahoma. El resultado: el 68% de los empleados no tenían papeles. Y el 13 de septiembre de ese año revisaron los registros nominales de nueve establecimientos. Todo el personal estaba ilegalmente en el país.

PUBLICIDAD

El gobierno busca decomisar cuentas bancarias y múltiples propiedades de Bravo y sus cómplices en Kansas, Missouri y Oklahoma.

Un empresario hispano trajo a constructores mexicanos para trabajar en obras en el norte de California. Pero allí los sometió a condiciones de esclavitud, según la Fiscalía federal.
Los albañiles eran reclutados a través de anuncios clasificados difundidos en Tijuana como este, que ofrecía empleo en Estados Unidos solo con dos requisitos: “tener visa y ganas de trabajar”.
Los interesados en el empleo viajaban en vehículo hasta la ciudad de Hayward, en el área de la Bahía de San Francisco.
A simple vista, parecía un negocio normal dedicado a la construcción en el norte de California. Pero detrás de una de las bodegas, en galeras precarias, se quedaban a dormir los empleados mexicanos.
Los investigadores que catearon las propiedades del empresario Job Torres Hernández encontraron sanitarios sucios y almacenes usados como dormitorios que no contaban con servicio de agua potable.
Las autoridades creen que Torres Hernández se aprovechó de sus empleados al menos entre mayo de 2015 y agosto de 2017, cuando fue arrestado en un operativo policiaco.
En cualquier rincón donde podían tender una colcha descansaban los albañiles tijuanenses.
Una bandera estadounidense cuelga en la pared del “cuarto” de un trabajador, quien dormía sobre dos tablas y una colchoneta.
Varios empleados testificaron en el juicio contra Torres Hernández, alegando que incluso los hizo trabajar sin descanso hasta 24 horas seguidas.
De acuerdo con documentos judiciales, los trabajadores tenían “acceso limitado” a sanitarios y duchas. En estas condiciones encontraron los detectives uno de los baños.
Un televisor plasma contrasta con la pésima situación en la que vivía uno de los albañiles de Tijuana llevados con falsas promesas hasta el área de la Bahía de San Francisco.
Un testigo identificado como JRLA contó que el acusado le dijo al contratarlo que “no debería preocuparse por un lugar para vivir” en California y que al ofrecerle un espacio en una bodega le prometió “que él pagaría renta o gas o agua”.
La maleta de uno de los empleados quedó en medio de ropa sucia y una bolsa negra para la basura.
La víctima JRLA contó que cuando le cobró a Torres Hernández el sueldo que había ganado este lo amenazó diciendo que “tenía muchos conocidos y que, de hecho, sabía dónde vivía mi familia”.
A un hombre identificado como JMNT le advirtió tras una acalorada discusión pidiéndole su sueldo que “iba a ir con su gente (a Tijuana) y que se encargaría de mí y de mis familiares”.
Una computadora portátil sobre una caja de cartón y un recipiente de plástico quedó en un espacio de la bodega. Un cuadro de un avión antiguo parecía aligerar la dura realidad del huésped.
Otro afectado, ALA, aseguró que el empresario le dijo que si se enteraba que estaban buscando empleo en otro lugar “les echaré a Migración”.
Según el relato de varios afectados, estos siguieron trabajando para el acusado porque les prometió que les ayudaría a conseguir una green card y “por el dinero que me debía”.
Los fiscales presentaron ante el jurado esta fotografía en la que se observa la cadena y el candado con los que el empresario encerraba a los albañiles.
Job Torres Hernández es propietario de Silvery Towers y varias compañías de la construcción en el norte de California.
Fue la unidad investigativa del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) la que tomó este caso y montó un operativo que concluyó con el arresto de Torres Hernández en agosto de 2017.
Robert Bodine, un exempleado, relató en la corte que el acusado le advirtió a uno de los tijuanenses: “Tú no eres legal”. Luego le mencionó que “estaba considerando llamar a Inmigración” y que hasta se burló cuando lo amenazó con denunciarlo ante las autoridades.
Almacenes en Hayward, San José y San Francisco eran usados como dormitorios por el tijuanense.
También en la parte alta de esta bodega pasaban la noche unos empleados, según los fiscales.
Varias veces los constructores cocinaron en los sitios donde dormían. Restos de frijoles y un guisado quedaron en dos sartenes, como muestra de que el operativo policiaco los tomó por sorpresa.
Los investigadores de ICE tuvieron bajo la mira a las empresas de Torres Hernández durante varios meses. Esta es una de las fotos tomadas durante sus operativos de vigilancia.
Esta es otra imagen captada por los detectives federales, quienes reportaron que mientras vigilaron a los trabajadores no notaron que estuvieran ahí en contra de su voluntad.
Los agentes migratorios estuvieron espiando al empresario en varias obras de construcción, incluyendo la de un hotel de la cadena Marriot.
Esta es otra de las imágenes captadas por los investigadores de ICE que se presentaron ante el jurado.
“El gobierno argumenta que el acusado aseguró el trabajo de estos empleados al prometerles falsamente salarios dignos y vivienda adecuada”, indica una carta del fiscal Alex G. Tse.
A mediados de marzo, un jurado federal lo declaró culpable de dos cargos por albergar indocumentados con el fin de obtener una ganancia financiera y por someterlos a trabajos forzados.
Torres Hernández se enfrenta a una condena de hasta 10 años de prisión y una multa de 250,000 dólares por contratar a personas sin permiso para trabajar en EEUU, y otra de hasta 20 años tras las rejas y una sanción económica de 250,000 dólares por someterlos a trabajos forzados.
Además, el tribunal federal puede ordenarle que pague los salarios que ganaron sus víctimas.
El abogado defensor Brian H. Getz dijo en una carta enviada a la corte que su cliente no ha cometido delito alguno, que “no hay evidencia” de que se aprovechara de los albañiles mexicanos, que no los retuvo por la fuerza y que no les pagó porque tampoco él recibía dinero de quienes lo contrataron.
El acusado sigue bajo custodia desde que agentes federales lo arrestaron en el otoño de 2017. Una audiencia condenatoria se ha programado para el próximo 25 de junio.
Dos supuestas víctimas del empresario Job Torres Hernández revisan sus teléfonos celulares. Todos los afectados fueron dejados en libertad, dijo la Fiscalía federal.
1 / 36
Un empresario hispano trajo a constructores mexicanos para trabajar en obras en el norte de California. Pero allí los sometió a condiciones de esclavitud, según la Fiscalía federal.
Imagen Departamento de Justicia (DOJ)
En alianza con
civicScienceLogo