Erick López Flores, quien era jefe de una clica de la Mara Salvatrucha (MS-13) en Massachussets, fue sentenciado este lunes a 40 años de prisión por ordenar el asesinato de un menor quien creía estuvo cooperando con la policía. La autopsia reveló que el joven recibió al menos 32 puñaladas y golpes en la cabeza durante un ataque ocurrido en 2018. El cadáver fue encontrado en una zona boscosa.
"Merezco ser castigado": la carta que un jefe de la MS-13 escribió a la familia de su víctima
En un recurso legal quizás inédito entre pandilleros de la Mara Salvatrucha, uno de sus jefes redactó una misiva en la cual les pide perdón a los familiares de un joven que fue asesinado de varias puñaladas y golpes en la cabeza en 2018. “Desearía retroceder el tiempo”, agrega la carta.


El temido López Flores, de 33 años y a quien apodan ‘Mayimba’, escribió en una prisión de Rhode Island una carta en la que pide perdón a los familiares de Herson Rivas y asegura que vive atormentado por el crimen que cometió. La misiva fue sometida en una corte federal de Boston poco antes de que se emitiera su condena, la primera que se impone a los seis pandilleros acusados por un asesinato que fue perpetrado con “extrema atrocidad y crueldad”.

La carta que López Flores redactó es un recurso legal quizás inédito entre pandilleros de la MS-13, que ha sido vinculada a múltiples asesinatos cometidos con saña en los últimos años en este país, sobre todo en la Costa Este. A continuación, parte de lo escribió de su puño y letra:
"Realmente quiero que la familia de Herson sepa lo mal que me siento por matar a su hijo Herson. Sé que se sienten heridos y destruidos. Sé que soy parte de la razón. Me avergüenzo de lo que hice al ayudar a matarlo. Sé que no hay nada en este mundo que pueda decirle a la familia de Herson para que se sientan mejor.
Desearía poder retroceder en el tiempo y no subirme a mi auto esa noche. Sé que cuando tomé esa decisión causé la muerte de Herson. Me persigue todos los días. Sé que merezco ser castigado por ser parte del asesinato de Herson y cumpliré todos los días de mi sentencia sabiendo eso.
Cuando pienso en Herson pienso que ya no tiene una vida, ni siquiera una para estar en prisión, y pienso en cómo ayudé a quitarle la vida… Sé que no puedo traer a Herson de vuelta y que no puedo cambiar lo que hice, pero quiero hacer lo que sea para darle algo al mundo".
Ese arrepentimiento, sin embargo, no se lee en ninguna otra parte de su expediente judicial. López Flores y sus cómplices confesaron a las autoridades que planearon detalladamente y mataron sin tocarse el corazón al adolescente Herson Rivas el 30 de julio de 2018.
De acuerdo con la investigación, Rivas fue invitado con engaños a un parque infantil y mientras convivía con miembros de la clica ‘Sykos Locos Salvatruchos’ fue sometido y llevado a una zona boscosa, donde fue atacado brutalmente. López Flores autorizó el crimen porque pensaba erróneamente que Rivas era un informante de la policía.
“Los pandilleros rodearon a la víctima y lo mataron a puñaladas en repetidas ocasiones. Al menos cuatro de los seis agresores apuñalaron a la víctima, mientras que López Flores y un pandillero menor asistieron en el lugar”, describe un comunicado de la Fiscalía federal.
El cadáver de Rivas fue dejado allí y lo encontraron tres días después, el 2 de agosto de ese año. La autopsia reveló que sufrió al menos 32 heridas de puñal y tenía lesiones en el cráneo.
La evidencia en este caso incluía una grabación en la que uno de los acusados hizo una descripción gráfica de cómo le quitaron la vida.
Se espera que esta semana sean enjuiciados otros tres implicados: Jonathan Tercero Yanes, alias ‘Desalmado’; Henri Salvador Gutiérrez, apodado ‘Perverso’; y Djavier Duggins, también conocido como ‘Haze’. Aún no han sido programadas las audiencias condenatorias de Marlos Reyes y Eliseo Vaquerano Cañas.
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Una infancia traumática ligada a la MS-13
Este lunes, en una corte de Boston, López Flores volvió a pedirle perdón a la madre de su víctima. “Sé que no traerá de vuelta a su hijo y sé que no merezco su perdón. Y quiero decirle que no estoy fingiendo que no hice nada. Y viviré el resto de mi vida sabiendo eso. Si pudiera quitarle todo el dolor que usted y su familia sienten, lo haría porque sé que es mi culpa. Por mi culpa, su familia está destruida”, expresó, de acuerdo con una traducción de su declaración que hizo el tribunal.
Alias ‘Mayimba’ también se dirigió a su propia madre, quien -según él- lo visita constantemente en la cárcel. “Gracias por enseñarme que el amor de una madre no es como cualquier otra cosa en este mundo… Quiero agradecerte por estar conmigo en las buenas y en las malas”, le dijo.
Este joven se unió a la MS-13 en 2006, cuando tenía unos 17 años, y llegó a ser el jefe de la clica ‘Sykos Locos Salvatruchos’ en Massachussets.
Fuera de la pandilla, López Flores trabajó en una sucursal de Dunkin’ Donuts, donde atendía a los clientes. Jamás conoció a su padre, solía pelearse en la escuela, cuidaba a sus hermanos menores, sufrió un accidente que le dejó cicatrices en la cara y hace unos años conoció la paternidad, describen en documentos judiciales.
“Yo también lo siento por mi hijo… quiero que sepa que no me siento orgulloso de cómo viví mi vida y por lo que le hice a Herson”, expresó. “Lo siento mucho por mi madre… Ella me crio y siempre trabajó mucho, aún lo hace. Yo solía ayudara con mis hermanos, pero ahora ella lo hace sola”.
López Flores está preso en la cárcel Wyatt Detention Center, donde ha trabajado en la cocina. Un empleado de la comisaría del penal (donde venden productos y alimentos a los reos) lo describe en un escrito enviado a la corte como un hombre respetuoso, trabajador y que no se mete en problemas.
Gary Slutkin, fundador y director ejecutivo de la organización Cure Violence, analizó la historia de López Flores y concluyó que durante su infancia fue testigo y víctima de una serie de actos violentos “que muy probablemente hayan tenido efectos muy significativos y horribles en la salud y el comportamiento” de este pandillero.
“Probablemente hubo muchos momentos en su infancia en los que se le debería haber brindado atención para las experiencias severamente traumáticas, pero no se le brindó atención”, señala Slutkin en una evaluación sometida en la corte de Boston.
En su carta, este jefe de la Mara Salvatrucha relata que solía vivir “enojado” y que su proceso de rehabilitación comenzó cuando empezó a trabajar en la cocina de la cárcel. Dice que le gustaría ser consejero de jóvenes, guiándolos para que no cometan sus errores ni sean reclutados por una pandilla como la MS-13.
“Quiero sentir el sol de nuevo, pero sé que tengo que ganármelo. Prometo que lo haré. Me arrepiento sinceramente desde el fondo de mi corazón por todos mis errores y el dolor que causé”, concluyó.








