Cinco expertos responden: ¿Debemos mentirle a los niños sobre Santa?

Esta es una pregunta que muchos padres se hacen, en especial durante esta época del año. La opinión de cinco expertos podría ayudarnos a formar nuestro criterio.

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Por:
Sophie Heizer.
Si preguntan, diles la verdad.
Si preguntan, diles la verdad.
Imagen AP Photo/Eric Gay

Diciembre: los árboles de Navidad y las decoraciones llevan semanas en los escaparates de las tiendas, el clima se está “calentando” y las vacaciones escolares ya están aquí. Esto puede ser emocionante o angustiante, dependiendo de tu relación con tu familia.

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No todos celebran la Navidad. Pero, para aquellos que lo hacen, es posible que te encuentres mintiendo a tus hijos sobre el viejo y alegre San Nicolás. Pero, ¿hay un daño real en mentir a los niños para apoyar un mito popular? ¿Y no mereces tú el crédito por comprar todos los regalos?

Como adultos, sabemos que Santa Claus no es real, pero muchos de nosotros recordamos el día decepcionante en que lo descubrimos. Preguntamos a cinco expertos de diversos campos si deberías mentirle a tus hijos sobre Santa.

Cuatro de cinco dijeron que no.

Kelly Allen . Psicóloga educativa y del desarrollo, profesora de la Universidad de Melbourne.

Las personas que realizan rituales en torno a Papá Noel y a la Navidad, literalmente, crean recuerdos con sus hijos. Están marcando distintos momentos en el tiempo para ser recordados en el futuro de una manera que ayude a las tradiciones familiares trans-generacionales y a las experiencias sociales compartidas. Los rituales navideños ofrecen una oportunidad para la pertenencia social, que construye nuestras redes de apoyo social y puede incluso hacer que nos sintamos menos solos.

La mitología de Santa puede ser importante para los niños en cuanto a funciones ejecutivas como las habilidades de atención, y esto es buena prueba de que los padres no deben desanimarse en sus intentos por estimular la imaginación de sus hijos.

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Los padres deben hacer juicios apropiados sobre la información que comparten con sus hijos todo el tiempo. Mentirle a tu hijo acerca de Papá Noel a los tres años es muy diferente que hacerlo a los treinta. Los padres tienen la responsabilidad de ayudar a sus hijos a llegar a sus propias conclusiones naturales acerca de Santa dentro de sus propios tiempos.

Ameneh Shahaeian . Investigadora en Psicología del Desarrollo y de la Educación, Universidad Católica Australiana.

NO

Los adultos no deben mentir a los niños sobre Santa. Cuando un niño pregunta si Santa es real o no, ya están en una etapa de desarrollo para distinguir entre la realidad y los personajes de ficción. Cuando los niños llegan a esta etapa de desarrollo no es útil si les mentimos acerca de un personaje ficticio como Santa. Por supuesto, no necesitamos sentarnos y discutir esto con todos los niños y de cualquier edad, pero si surge la discusión o si el niño hace la pregunta, entonces la respuesta correcta es la mejor.

Rebecca English . Profesora de Educación, Universidad Tecnológica de Queensland

NO

No debes mentir sobre Santa porque estás animando a tus hijos, generalmente con pruebas inventadas, a creer una mentira moralmente ambigua. No soy el único que ha quedado devastado al enterarme del engaño elaborado por mis padres acerca de Papá Noel. Quedé preguntándome qué otras mentiras me habrían dicho.

Notas Relacionadas


Santa supuestamente fomenta la imaginación pero, como se señala en este y otros artículos, realmente le estás pidiendo a los niños que suspendan su sentido crítico y crean en una ficción. Como sugiere esta pieza, la fantasía y la imaginación funcionan porque elegimos creer que lo que sabemos no es cierto. Lejos de promover la maravilla, la historia de Santa anima a los niños a ser consumidores de las ideas de otros.

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Finalmente —y hay tantos otros puntos que desearía tener espacio para plantear— se usa como un palo para fomentar la obediencia. ¿Por qué ceder tu autoridad a un anciano todopoderoso del polo norte o a un elfo que hace travesuras entre adornos que cambian de color? Tú compraste esos regalos: deberías llevarte el reconocimiento.

Peter Ellerton . Profesor de Pensamiento Crítico, Director de Currículo – Proyecto de Pensamiento Crítico de la Universidad de Queensland.

NO

No está bien mentir sobre Santa. Les mentimos a nuestros hijos sobre muchas cosas, a menudo para cubrir lo desagradable: Rover se ha ido al cielo de perritos, mamá y papá no estaban realmente peleando, estoy seguro de que alguien se llevó tu juguete por accidente. Otras veces para perpetuar los mitos culturales: los niños no lloran, los deportistas son buenos modelos a seguir, cualquiera puede tener éxito si trabajan duro. La mayoría de la gente trata a Santa como uno de estos mitos agradables.

Pero considera lo que está detrás de la historia de Santa: si solo los niños buenos reciben regalos, ¿qué dice eso de las familias pobres? ¿Qué juicios de valor se están formando? ¿Que pasa si esos mismos niños son pobres? ¿Cómo impacta esta narrativa su sentido de autoestima? Los niños están mucho más alerta a estas implicaciones de lo que los adultos nos percatamos. Tal vez está bien mentir sobre algunas cosas, pero no sobre Santa.

David Zyngier . Profesor titular, Facultad de Educación, Universidad de Monash.

NO

La investigación sugiere que es una mala práctica mentir a los niños. El Dr. Justin Coulson, uno de los principales expertos en paternidad de Australia, afirma: “Si quiere hacer Santa, está bien, pero haz saber a los niños que Santa se basó en una figura histórica que puede o no haber hecho las cosas que creemos que hizo”.

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Por otro lado, la investigación también sugiere que los niños pueden diferenciar la realidad de la ficción en la primera infancia. Los estudios indican que los niños con una rica vida de fantasía podrían ser mejores para identificar los límites entre esta y la realidad.

Pero si los padres lo desean, por supuesto, tienen derecho a hacerlo. Cualquier beneficio de creer en Santa se desvanece cuando los niños dejan de creer en él. El Dr. Coulson concluye: “El mito de Santa es una mentira maravillosa, pero mientras más mentimos, más descubrirán nuestros hijos que somos engañosos”.

* Sophie Heizer es editora comisionada en educación para The Conversation.

La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado 
<a href="http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2018/08/16/peds.2018-2058">El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.</a>
Los pediatras recuerdan que el juego es la herramienta por excelencia para ayudar a los niños a lidiar con el estrés tóxico, construir buenas relaciones con los padres y mejorar las habilidades necesarias para manejarse en el mundo de hoy.
Los expertos muestran su preocupación por 
<b>la falta de juego en nuestra sociedad </b>y se refieren en su informe a las numerosas investigaciones sobre los beneficios, a todos los niveles, del juego.
“Recomendamos que los doctores receten juegos" a los pacientes más pequeños, dijo el pediatra Michel Yogman, principal autor del informe de la AAP.
A pesar del gran número de estudios que prueban sus ventajas, el tiempo de juego se redujo un 25% entre 1981 y 1997. Por otra parte, el 30% de los niños que van a la guardería ya no tienen recreo. El tiempo ha sido reemplazado por clases, según las investigaciones de Advances in Life Course Research citadas por la APP.
Una investigación nacional entre cerca de 9,000 padres de niños en edad preescolar encontró que 
<b>solamente la mitad salía fuera a jugar o pasear diariamente con el padre o la madre</b>.
<b>Los preescolares ven 4,5 horas de televisión al día como media,</b> indican los pediatras. Esto a pesar de que numerosas investigaciones relacionan el consumo de televisión con una vida sedentaria y mayores riesgos de obesidad, entre otros problemas.
“El uso de medios como televisión, videojuegos, teléfonos móviles o tabletas está disminuyendo el tiempo de juego entre los niños. 
<b>Es preocupante que la inmersión en medios electrónicos capture el tiempo para el juego real, tanto dentro como fuera de casa</b>”, dijo el pediatra Jeffrey Hutchinson, coautor del informe.
Alicia Banderas, psicóloga española autora del libro 
<a href="http://www.aliciabanderas.es/libros/" target="_blank">Niños sobreestimulados </a>señala que en la etapa infantil (de 3 a 6 años) la tecnología es innecesaria. “A esas edades, 
<b>los niños aprenden a través de las sensaciones</b>. Cuando deslizan el dedo índice por la pantalla no se produce ningún aprendizaje”.
"Tu hijo va a ser más inteligente cuanto más juego libre tenga, cuanto más explore por sí mismo", dice Banderas. “Cuando estás frente a una pantalla, con gran estímulo visual, 
<b>terminas por perder el interés ante las cosas naturales, mucho más sutiles</b>. Para seguir teniendo interés necesitas cada vez más y más dosis de estimulación”.
El 
<b>aburrimiento</b>, sostiene Banderas, es algo que tiene que suceder: “Generas estrategias para salir de él, e imaginación. La creatividad surge porque eres capaz de generar soluciones alternativas a un problema”.
La AAP sostiene que
<b> facilitar el impulso natural del niño a jugar </b>contribuye en mayor medida al aprendizaje que las motivaciones externas como las notas.
“La próxima vez que tu hijo te diga que quiere jugar contigo, di que sí”, señala Yogman, coator del estudio.
<a href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pieter_Bruegel_the_Elder_-_Children%E2%80%99s_Games_-_Google_Art_Project.jpg">Juegos de niños</a> es un cuadro de 1560 de Peter Bruegel que muestra niños de todas las edades (246, según los expertos) entretenidos con todo tipo de juegos. En el mismo cuadro pintado hoy, muchos niños seguramente aparecerían sentados frente a sus pantallas.
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La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.
Imagen Sasha_Suzi/Getty Images/iStockphoto
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