Serena Williams sufrió severas complicaciones después del parto: su experiencia es similar a la de otras madres en EEUU

En entrevista con Vogue, la tenista explicó que tuvo que convencer al equipo médico de que estaba sufriendo una embolia pulmonar. Por suerte, le hicieron caso. Más de 700 mujeres mueren cada año por complicaciones antes, durante y después del parto y las afroamericanas están en clara desventaja: para ellas la probabilidad de morir por esta causa es cuatro veces mayor que las blancas.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
Además, las polémicas declaraciones del presidente sobre inmigración y las bellas imágenes de unas nubes captadas en Sídney.
Video En un minuto: Serena Williams reconoce que tuvo severas complicaciones después del parto

Ni con todos los privilegios que implica el ser una renombrada campeona mundial, la tenista Serena Williams pudo escapar ilesa de las adversidades y complicaciones que experimentan miles de mujeres cada año en EEUU antes, durante y después del parto. En una entrevista publicada por la revista Vogue, Williams relata en detalle las complicaciones de salud que debió superar con el nacimiento de su hija, Alexis Olympia, que ya tiene cuatro meses de vida.

Al principio, la enfermera no tomó en serio a la atleta cuando esta le advirtió que estaba sufriendo una embolia pulmonar, algo que ya había padecido antes y que formaba parte de sus antecedentes médicos: una sensación de impotencia y vulnerabilidad con la que muchas madres estadounidenses que enfrentan complicaciones tras el parto se sienten identificadas. No por casualidad en 2012 se creó la iniciativa Stop, Look, Listen que busca empoderar a las pacientes para reportar sus síntomas y hacerse escuchar por enfermeras y médicos si sienten que algo va mal.

En Estados Unidos más de 50,000 sufren mujeres complicaciones relacionadas con el embarazo y 700 mueren por esta causa según los Centros para el Control de Enfermedades.

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Allí, sobre la camilla en una habitación de hospital, Williams se sintió como una simple mortal, tal vulnerable como cualquier otra. Tuvo un embarazo envidiable, pero un descenso en los latidos del corazón de la bebé durante el trabajo de parto hizo que la sometieran a una cesárea de emergencia. La cirugía transcurrió sin mayores problemas y pronto la bebé estaba sobre su regazo. “Fue una sensación maravillosa”, recuerda.

Después todo se vino abajo.

"Doctora Williams"

Al día siguiente, mientras se recuperaba en el hospital sintió súbitamente que no podía respirar bien. Como ya tenía una historia previa de coágulos de sangre y suspendió los anticoagulantes debido a la cesárea, supo de inmediato que estaba sufriendo una embolia pulmonar, según cuenta en el artículo de Vogue.

Para no alarmar a su madre, se puso de pie y ya con esfuerzo le dijo a la enfermera que necesitaba un tomografía computarizada y que le suministraran heparina (un medicamento que licúa la sangre) de inmediato.


La enfermera creyó que eran fantasías producto de los analgésicos que le dieron a Serena. Pero ella insistió y en poco tiempo le hicieron un ultrasonido de las piernas.

No reveló nada. “Te lo dije, necesito un CT y que me pongan heparina en la vía intravenosa”, reclamó Williams al equipo médico.

Conocer su cuerpo y su historial médico en detalle sin duda jugó a su favor, un privilegio que no gozan otras mujeres que no son deportistas y que además cuentan con menos recursos. Las cifras indican que las afroamericanas son cuatro veces más propensas a morir que las blancas por complicaciones con el embarazo o el parto en EEUU. Los expertos aseguran que las razones están relacionadas con el racismo estructural: aunque este no sea el caso de Serena, las mujeres de color tienen más posibilidad de vivir en una comunidad pobre, con menos servicios y recursos y también con un acceso reducido a la comida sana y al ejercicio, factores críticos para una vida saludable. Propublica ha realizado una serie de reportajes de investigación en torno al tema, que Univision Salud ha traducido al español.

Cuando los médicos finalmente le hicieron a Serena Williams la tomografía computarizada se dieron cuenta de que había varios coágulos de sangre en su pulmón. Minutos después le dieron la heparina: “Les dije: escuchen a la doctora Williams”, contó a Vogue.

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No sería el fin de la historia que se prolongó durante seis días más. Su herida de la cesárea se abrió debido a los intensos episodios de tos que le causó la embolia y, cuando la llevaron a la sala de cirugías de nuevo para cerrarla, se dieron cuenta de que había un gran hematoma en su abdomen: el anticoagulante que le salvó la vida durante la embolia ahora había causado una inmensa hemorragia.

Regresó de nuevo a la sala de operaciones para que le pusieran un filtro a una gran vena para evitar que se formaran más coágulos y viajaran a sus pulmones. Una semana después, finalmente, regresó a casa donde se enteró que la enfermera nocturna que habían contratado se había retirado.

Serena fue sometida a una cesárea de emergencia, después sufrió una embolia pulmonar y luego una hemorragia interna. Ella supo identificar rápidamente qué le estaba pasando. En la imagen, la atleta el pasado 30 de diciembre en Abu Dhabi.
Serena fue sometida a una cesárea de emergencia, después sufrió una embolia pulmonar y luego una hemorragia interna. Ella supo identificar rápidamente qué le estaba pasando. En la imagen, la atleta el pasado 30 de diciembre en Abu Dhabi.
Imagen Tom Dulat/Getty Images

Tuvo que estar en reposo total durante las seis primeras semanas. “Yo estaba feliz de cambiar los pañales pero además de todo lo que Serena atravesó, la impotencia de no poder ayudar hizo todo más duro para ella”, contó su esposo Alexis a Vogue.

La campeona mundial encontró uno de los retos más grandes de su vida en esos primeros meses de la maternidad. “A veces me deprimo y siento que no puedo hacerlo. Y es la misma actitud negativa que a veces tengo en la cancha. Supongo que forma parte de lo que soy”, admite.

Ni todos los trofeos del mundo impidieron que sufriera ese maremágnum de emociones que caracteriza al posparto. “Nadie te habla de esos malos momentos la presión que sientes, la gran decepción cada vez que el bebé llora. He colapsado no sé ya cuántas veces. O me molesto por el llanto del bebé y luego me siento triste por haberme molestado y después me siento culpable por sentirme triste si en verdad tengo un bello bebé. Las emociones son una locura”.

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Ya ahora, más adaptada, está lista para retomar su carrera y asumir nuevos retos. No descarta tener más hijos. Un final feliz que no todas las madres tienen.

Definitivamente 
<b>uno de los días más felices en la vida de cualquier mamá es cuando tu pequeñito se va a casa</b>. La imagen muestra a mi guerrera tras superar su etapa en la unidad de cuidados neonatales. Su mami (yo) muy orgullosa lo compartió en Instagram. ¡Bravo! Lloré de la emoción.
Mia Michelle nació por cesárea con apenas 30 semanas. En la imagen, estoy más dormida que despierta, pero amando cada segundo de este momento. Se la habían llevado a cuidados intensivos y fui a verla. Pesó 2.260 kilogramas y midió 42 centímetros. Era el momento de concentrar las buenas vibras y oraciones para que expulsara el líquido amniótico que absorbió.
<b>Mi tren celestial en la incubadora</b>. La fe es algo que no se puede describir, pero tampoco hace falta que te la expliquen. Cuando con amor se pide, hasta cosas imposibles son concedidas.
La lactancia se vive de otra manera cuando tienes un bebé prematuro. Gracias al sacaleches, esa máquina maravillosa, pude alimentar a Mia durante sus primeros dos meses.
<b>Una enfermera neonatal no sólo es una segunda mamá para los prematuros, sino también el apoyo más incondicional para los padres</b>. Para nosotros se convirtieron en familia y todavía hoy, cuatro años después, cada vez que podemos las visitamos.
Les presento al señor monitor. 
<b>Esta pantalla termina convirtiéndose en tu aliado en el hospital. Aunque no quieras verla, tienes que entenderla</b> e interpretar sus registros. La primera vez que esta bendita máquina soltó un pitazo horrible, nosotros no teníamos ni la menor idea de lo que pasaba. Resulta que los prematuros tienden a experimentar bradicardia o la apnea del sueño. Una de las enfermeras nos dio una explicación que jamás olvidaré: nuestros pequeños súperhéroes no están del todo listos y se quedan dormiditos, y 
<b>hay que tenerlos monitoreados 24/7 para evitar que se les olvide respirar.</b>
Un #TBT de aquellos largos meses 
<b>alimentando por sonda y viviendo literalmente un día a la vez</b>. Cada vez que algo me agobia, intento recordar aquellos dos meses en #NICU en donde lo único que importaba era que esta pequeñita siguiera respirando solita.
Quizá uno de los momentos más difíciles que vive una mamá en su proceso de parto prematuro, es entender que su bebé debe quedarse en el hospital porque ocurre una desconexión abrupta. Una buena manera de 
<b>retomar ese vínculo es mediante el contacto piel con piel.</b> Mi esposo y yo lo disfrutamos mucho y cada vez que podíamos le pedíamos a las enfermeras que nos dejaran tener a Mia en nuestro regazo. Esta técnica 
<b>regula la frecuencia cardíaca y respiratoria, beneficia el proceso de adaptación a estímulos y sincroniza la temperatura corporal</b>.
El monitor cardíaco nos acompañó hasta la casa y lo tuvimos allí durante un mes
<b>. No saben la tranquilidad que esto genera en los papás de prematuros, así que no se asusten si les dicen que su bebé debe tenerlo</b>. Ulises, nuestra mascota, quedó loco con los sonidos que emite el monitor cuando el bebé se mueve y se pierde el contacto. La idea es que si bajan las pulsaciones, el aparato chilla. Papá, Mamá, Ulises y todo el edificio estaban atentos a ese sonido.
Esta foto registra la vez que Mia tuvo que ser ingresada de nuevo al hospital por un episodio que atentó contra su vida. 
<b>Aunque emocionalmente fue un momento duro, quiero verlo hoy desde la calma y la felicidad, agradecida de tener a mi hija sana</b>. Hoy celebro que todo pasa, hasta la más horrible tormenta, la más terrible situación. A los padres de bebés prematuros nos enseñan a
<b> hacer CPR para asistir a los bebés, a reaccionar ante un buche que se atora</b>. Hagan este curso. Es una tranquilidad estar preparados para lo que sea.
Los avances de Mia gracias a las clases de estímulo temprano. Foto 1: primera clase. Tenía 7 meses y todavía no se sentaba. Foto 2: cumpleaños de papi. Todos los bebés cantaron cumpleaños feliz. Foto 3: 'Patuque Pa Dentro Time'. Foto 4: última clase de Mia con 11 meses bailando y casi dando pasito pasito.
Tu primer cumpleaños: justo como lo soñamos, princesita Mia.
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Definitivamente uno de los días más felices en la vida de cualquier mamá es cuando tu pequeñito se va a casa. La imagen muestra a mi guerrera tras superar su etapa en la unidad de cuidados neonatales. Su mami (yo) muy orgullosa lo compartió en Instagram. ¡Bravo! Lloré de la emoción.
Imagen Instagram/mamamia_ig
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