Cuando Nicolás Stacy-Alcántara empezó una excursión por las nevadas montañas de Utah antes de ir a visitar a una exnovia la semana pasada, jamás imaginó que aquella caminata se convertiría en una peligrosa aventura de la que, por fortuna, y con astucia, logró salir airoso y contarlo.
30 horas atrapado en la nieve: la alarma de su celular lo ayudó a estar despierto y sobrevivir
Un adolescente que hacía una excursión por una montaña de Utah quedó atrapado en medio de una intensa nevada. Se refugió debajo de un árbol, construyó una cueva con la misma nieve y programó el despertador de su teléfono, que no tenía señal, para que sonara cada media hora. "Soy muy afortunado", dijo tras ser rescatado.
E l joven de 17 años permaneció 30 horas incomunicado y atrapado en una gruesa capa de nieve que le llegaba a la cintura y se mantuvo despierto con alarmas que programó en su teléfono, dentro de una cueva que contruyó con la propia nieve.
El joven había tomado un Uber para subir un cañón al este de Salt Lake City, llevando consigo seis sándwiches de mantequilla de cacahuate y mermelada y 40 onzas (un litro) de agua. Planeaba estar ahí todo el día y regresar a tiempo para la cena con su exnovia.
“Me encanta el senderismo, me aclara la mente”, señaló.
Pero ya avanzada la tarde comenzó a nevar y la temperatura bajó, por lo que se vio obligado a detenerse, relató a la AP.
Su teléfono no tenía señal a lo largo de la ruta que había planeado desde el cañón Millcreek hasta Park City.
A la larga, con los pies que se le empezaban a congelar, encontró un sitio debajo de un árbol con cierta protección de la intemperie y construyó una pequeña cueva de nieve para mantener a raya el viento. Programó una alarma en su teléfono para que se activara cada 30 minutos de forma que no se quedara dormido. Golpeaba las manos contra el pecho para que la sangre siguiera fluyendo.
Cuando pasado un tiempo su exnovia y su madre vieron que el chico no llegaba dieron aviso a la policía, pero con la caída de la oscuridad la ayuda no llegó inmediatamente.
A medida que pasaban las horas, Nicolás empezó a perder la esperanza, dijo.
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Al amanecer del día siguiente el joven salió de la cueva de nieve. Tenía toda la ropa mojada y los cordones de sus botas congelados, imposible de atar. Eventualmente, encontró otros excursionistas que tenían un teléfono satelital.
Los funcionarios de búsqueda y salvamento citados por la AP dijeron que encontraron las huellas que indicaban que se había estado moviendo a través de la nieve hasta la cintura, y que tuvo suerte de sobrevivir la noche.
Estaba a unas 6 millas (10 kilómetros) de donde lo habían dejado el día anterior, según las autoridades.
Stacy-Alcántara fue sacado del cañón en helicóptero y trasladado al Hospital de la Universidad de Utah, donde recibió tratamiento por la congelación de sus pies. Aunque dijo que todavía está entumecido y con dolor, no se espera que necesite ninguna amputación.
“Soy muy afortunado”, dijo el joven. “Ni siquiera debería estar vivo”.
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