Sirios y venezolanos son las mayores poblaciones de desplazados en el mundo, según ACNUR

Venezuela ocupa el segundo puesto, con 3.9 millones, solo superado por los 6.7 millones de ciudadanos de Siria que tuvieron que abandonar sus hogares.

Por:
Univision y AFP
Noticias Univision acompañó el recorrido que hacen agentes del alguacil del condado de Valverde para rastrear a migrantes que buscan utilizar este territorio texano como vía de acceso a Estados Unidos. Si bien dichos uniformados no pueden tomar bajo custodia a los viajeros, sí tienen la posibilidad de llamar a las autoridades fronterizas para que los recojan y los procesen. Más información aquí.
Video Esta área en Texas es por donde migrantes venezolanos, haitianos y cubanos intentan ingresar a EEUU

Con más de 3.9 millones de desplazados y cerca de 171,800 refugiados registrados, los venezolanos son el segundo mayor grupo de población desplazada a nivel internacional, de acuerdo con un informe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados ( ACNUR), divulgado este viernes.

El reporte indica que el número de personas desplazadas a causa de los conflictos y las crisis en el mundo se duplicó en 10 años, hasta alcanzar un récord de 82.4 millones.

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Si se tienen en cuenta las situaciones de desplazamiento internacional, Venezuela ocupa el segundo puesto a nivel mundial, con 3.9 millones, solo superado por Siria y los 6.7 millones de ciudadanos de ese país que tuvieron que abandonar sus hogares, indica ACNUR.

Para este reporte, la cifra de migrantes venezolanos que reporta Acnur es 5.4 millones de personas, incluyendo a los refugiados y solicitantes de asilo. No incluye a quienes se encuentran en países fuera de América Latina y el Caribe, con lo cual el número es mayor.

Para la ONU se trata de la segunda crisis de desplazamiento más grande del mundo por lo que varias de sus agencias realizaron este jueves, junto a Canadá, una Conferencia Internacional de Donantes para los refugiados y migrantes de Venezuela en América Latina.

Más del 50% de los refugiados y migrantes venezolanos solo comen una comida al día; el 25% de los niños son separados de sus familias durante el proceso de migración; y el 80% ha perdido su fuente de ingresos desde el inicio de la pandemia, según datos de la ONU.

Según Tomás Páez,, director del Observatorio de la Diáspora Venezolana, que documenta la migración de venezolanos desde el año 2013 y lleva un registro en 90 países y 300 ciudades de todo el mundo, ya son cerca de 6 millones los venezolanos que han salido del país.

"Hay gente que se sorprendería de ver venezolanos en China, en India. La diáspora es muy diversa, compleja, viene de todos los segmentos", afirma Páez.

Al cumplir los 100 días de su gobierno, el presidente Joe Biden aprobó el Estatus de Protección Temporal (Temporary Protected Status, TPS por sus siglas en inglés) para los venezolanos indocumentados en el país que tiene una duración de 18 meses contados a partir del 9 de marzo de 2021 hasta el 9 de septiembre de 2022.


La Casa Blanca estima que se beneficiarían unos 323,000 inmigrantes venezolanos que estaban en Estados Unidos al 9 de marzo de 2021 o antes.

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Entretanto, la aguda crisis económica en Venezuela sigue expulsando a personas fuera de sus fronteras. Con unos 30 millones de habitantes, el país vive una aguda ola de la pandemia que ha desbordado los centros de salud.

Además de la emergencia sanitaria, el país está sumido en una debacle económica y social agudizada desde la llegada al poder de Maduro en 2013 y las sanciones impuestas por el anterior gobierno de Estados Unidos.

Este mismo jueves, Washington suavizó algunas de esas sanciones económicas para permitir la adquisición de materiales relacionados con la pandemia, como vacunas, mascarillas, tanques de oxígeno o respiradores artificiales y hospitales de campaña, de acuerdo con un comunicado del Departamento del Tesoro.

Estas familias del centro de Caracas han pasado meses sin recibir agua por las tuberías, luego que fallas de energía cortaron el suministro y la distribución en su edificio colapsó por la falta de mantenimiento. En toda Venezuela muchos se están bañando, lavando ropa, platos, limpiando y cocinando con unos pocos litros de agua al día. En la fotografía un hombre ayuda a un niño a bañarse en su departamento el 17 de marzo de 2017.
Un apagón que cortó el suministro de agua durante casi una semana multiplicó el problema. Ante la incertidumbre de cuándo podría normalizarse la distribución, y si sería suficiente, muchos venezolanos están conservando la cantidad de agua que pueden comprar o recoger de los ríos. En la fotografía Eleazar Azuaje, quien se encarga de cuidar el sistema de agua del edificio, verifica el nivel de agua del tanque principal de la estructura.
"Tratamos de ahorrar agua bañándonos de pie sobre un recipiente, para contener el agua que cae y utilizarla para los inodoros”, dijo a Reuters Yudith Contreras, una abogada de 49 años, en la fotografía junto a los tanques de agua de su edificio. A su departamento ha llegado poca agua en los últimos dos años y como cientos de caraqueños, Contreras ha recogido agua de los arroyos que bajan de la montaña El Ávila, en el extremo norte de Caracas.
Este complejo de 10 pisos en el centro de Caracas está muy cerca del Palacio de Miraflores, sede del ejecutivo Venezolano y desde donde gobierna Nicolás Maduro. En su cocina y baño Contreras guarda recipientes con agua que debe subir por las escaleras hasta su apartamento en el noveno piso, porque el ascensor no funciona. "Tienes que ahorrar agua porque no sabemos cuánto tiempo durará esta situación", aseguró.
En este y otros edificios de Caracas los residentes deben bajar las escaleras con contenedores de agua vacíos para llenarlos y llevarlos a sus departamentos. Desde los barrios más pobres hasta las urbanizaciones de clase media y las más adineradas, la escasez de agua se suma a la profunda crisis económica que deben soportar las familias en Venezuela.
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Una botella de 1.32 galones (cinco litros) cuesta alrededor de dos dólares un supermercado de Caracas y está fuera del alcance de muchas personas porque el salario mínimo mensual es de alrededor de seis dólares. En la fotografía las botellas de plástico vacías que utiliza para recolectar agua Wilson Hernández, quien vive en un cuarto piso.
Algunos residentes ya han agotado sus suministros de agua. "Hoy terminé todo lo que tenía guardado", dijo David Riveros, un conductor de autobús retirado que vive en un primer piso. La fotografía muestra una pecera vacía en su departamento.
Yuneisy Flores, una ama de casa de 31 años, vive con su familia en un cuarto piso. Filtra el agua que usa para lavar los platos para eliminar las sobras de alimentos y luego la utiliza para bajar el inodoro y baña a su hija de 3 años en el fregadero para reciclar el agua. "Es difícil, demasiado difícil, puedes morir sin agua”, dijo Flores. "No sabíamos esto antes. El agua ahora es oro".
Jenny Montana, de 38 años, lava una manta en la cocina de su departamento. Actualmente está desempleada y vive con su hija en el noveno piso. Regularmente sube contenedores de agua de 20 litros por las escaleras hasta el noveno piso. "Recuerdo que una vez tuve que cargar cinco contenedores en un día", dijo.
Minerva Savago, de 58 años, vive en la planta baja del edificio y limpia el piso con la poca agua que recolectó durante el día. Maduro culpa a la sequía y sus opositores de sabotear su suministro de agua pero Juan Guaido, quien en enero invocó la Constitución para asumir la presidencia interina, dice que el problema se debe a la falta de mantenimiento en los sistemas de energía y agua de Venezuela.
Uno de los vecinos reutiliza el agua en su máquina de lavar ropa. A principios de este mes Venezuela se hundió aún más en el caos después de un apagón de casi una semana que cortó el suministro de agua que ya escaseaba para muchos, cuando sistemas de bombeo se vieron afectados por la interrupción de la energía.
Desde entonces, Maduro prometió colocar tanques de agua en los techos de las casas y bloques de apartamentos para aliviar el problema. Desde el apagón, el peor en décadas, las filas de personas que hacen cola para llenar el agua que fluye del Ávila se han multiplicado, a pesar de las advertencias de que el agua no es apta para el consumo. Muchos de los edificios en Caracas ya tienen al menos un tanque de agua.
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Estas familias del centro de Caracas han pasado meses sin recibir agua por las tuberías, luego que fallas de energía cortaron el suministro y la distribución en su edificio colapsó por la falta de mantenimiento. En toda Venezuela muchos se están bañando, lavando ropa, platos, limpiando y cocinando con unos pocos litros de agua al día. En la fotografía un hombre ayuda a un niño a bañarse en su departamento el 17 de marzo de 2017.
Imagen Carlos Jasso/Reuters

Desplazados del resto del mundo

El documento destaca que el número de refugiados global, de personas desplazadas dentro de su país y de solicitantes de asilo aumentó hasta alcanzar los 82.4 millones en 2020, un 4% más que los 79,5 millones registrados en 2019, que ya constituían un récord.

Por detrás de Siria y de Venezuela, se encuentran Afganistán (2,6 millones), Sudán del Sur (2,2 millones) y Birmania (1,1 millones).

Durante la pandemia, "todo se interrumpió, incluida la economía, pero las guerras, los conflictos, la violencia, las discriminaciones y las persecuciones -todos ellos, factores que empujan a la gente a huir- continuaron", explicó a la AFP el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

En la actualidad, el 1% de la humanidad está desplazada y hay el doble de "personas desarraigadas" que hace diez años, cuando el número total rondaba los 40 millones, advirtió el ACNUR.

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Otro drama: los desplazados internos

Pero "el gran salto concierne la cifra de las personas desplazadas dentro de su propio país", que ya se eleva a 48 millones, "un número sin precedentes", subrayó Grandi durante la presentación del estudio.

A finales de 2020, Colombia continuaba registrando el mayor número de desplazados internos, 8.3 millones de personas, indica el informe, basándose en cifras gubernamentales.

A causa de las crisis que han sacudido ese país y otros como Etiopía, Sudán, Mozambique, Yemen, Afganistán y la región del Sahel, el número de desplazados internos se incrementó en más de 2.3 millones el año pasado.

El informe también apunta que, durante el pico de la pandemia de covid-19, en 2020, más de 160 países habían cerrado sus fronteras y que 99 de ellos no hicieron excepción alguna para atender a personas que buscaban protección.

Pero después, recurriendo a medidas como exámenes médicos en la frontera, certificados de salud o la instauración de cuarentenas a la llegada, o simplificando algunos procedimientos y realizando entrevistas a distancia, cada vez más países hallaron el modo de garantizar el acceso a los procedimientos de asilo a pesar de la pandemia de covid-19.

En este sentido, el gobierno de Colombia, un país que acogió a 1.7 millones de desplazados el año pasado, anunció en febrero de 2021 que otorgaría un estatuto de protección temporal a más de un millón de venezolanos.

No obstante, por primera vez en cinco años, el número de venezolanos en Colombia se redujo, pues alrededor de 124,600 regresaron a su país por las dificultades económicas ocasionadas por la pandemia.

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Según las cifras de la ONU, Colombia fue el segundo país del mundo que más población refugiada acogió (un 7% del total), por detrás de Turquía (3.7 millones) y por delante de Pakistán (1.4 millones), Uganda (1.4 millones) y Alemania (1.2 millones).

Michael Benavides, en Brownsville, Texas, empaca la ayuda que le lleva a los migrantes que se encuentran en un campamento de Matamoros, México. La pandemia no ha impedido que siga con su misión.
Todos los días, luego de una jornada maratónica sirviendo comida y regalando carpas a miles de indocumentados que esperan en campamentos insalubres en la ciudad 
<a href="https://www.univision.com/temas/frontera-eeuu-mexico">fronteriza</a> mexicana de Matamoros, Tamaulipas, Michael Benavides 
<b>no puede evitar llorar pensando en lo que todos esos seres humanos han sufrido a lo largo de su vida. </b>
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Benavides, veterano del Ejército y ciudadano de Brownsville, 
<a href="https://www.univision.com/temas/texas">Texas,</a> se levanta todos los días muy temprano - desde hace tres años- y se dirige a una bodega para recoger cientos de productos con los que preparará comida que dará del otro lado de la frontera, donde miles de inmigrantes 
<b>ya lo esperan para agradecerle el buen corazón que tiene. </b>
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Sin importar que se haya instalado una 
<a href="https://www.univision.com/temas/coronavirus">pandemia</a> feroz, Benavides no se ha permitido que esto limite su misión humanitaria. 
<b>“Seguimos cruzando, arriesgando nuestra salud y bienestar”</b>, dice un sonriente y orgulloso Benavides. 
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La rutina siempre es la misma: Michael cruza, saluda al llegar -respetando la distancia correspondiente- y prepara tres 
<a href="https://www.univision.com/temas/comida">comidas</a>. Si nota que hay nuevos inmigrantes, el buen samaritano va hacia su camioneta 
<b>y baja unas carpas de campamento para que puedan resguardarse en las noches. </b>
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Michael, un supervisor de educación especial, acepta que el esfuerzo no se limita al aspecto físico sino también emocional, sobre todo en estos tiempos de pandemia. “Me da mucha pena porque cuando llegamos 
<b>los <a href="https://www.univision.com/temas/ninos">niños</a> pequeños nos saludan emocionados y nos quieren abrazar”</b>, dice con tono afligido por no poder darles un abrazo que les sepa a consuelo. 
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Este esfuerzo ha traspasado las fronteras de su comunidad, a tal grado que en 2019 la ahora primera dama, 
<a href="https://www.univision.com/temas/jill-biden">Jill Biden</a>, cruzó la frontera con Michael para ponerse en sus zapatos 
<b>y colaborar con esa comunidad que solo aspira a una mejor vida. </b>
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“Sirvió comida y tamales a la gente. Pudo ver lo que vivimos diario y recordar eso me da tanta esperanza de que estas personas 
<b>puedan tener ayuda y un futuro mejor”</b>, cuenta Benavides. 
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A pesar de los complicados tiempos recientes en materia de 
<a href="https://www.univision.com/temas/indocumentados">migración</a>, Michael está convencido de que su lucha 
<b>ha valido mucho la pena y no deja de sentir alegría al ver todos los donativos que le da su comunidad. </b>
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“Nunca los abandonaré ni haré que pasen hambre un solo día.
<b> Ellos saben que siempre contarán conmigo”</b>, dice. 
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Michael Benavides, en Brownsville, Texas, empaca la ayuda que le lleva a los migrantes que se encuentran en un campamento de Matamoros, México. La pandemia no ha impedido que siga con su misión.
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