Rusia reaccionó expresando agravio por el ataque de EEUU este jueves a su aliado, el régimen sirio gobernado por Bashar al-Asad.
¿Por qué apoya Rusia al régimen de al Asad en Siria?
El presidente ruso, Vladimir Putin, considera la rebelión contra el gobernante sirio como una amenaza contra los intereses nacionales rusos. Cuando al Asad estaba en sus horas más bajas evitó la caída de su viejo aliado con una intervención militar.

El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev dijo que el ataque pone a EEUU “a una pulgada de la confrontación militar con Rusia” pero a pesar de la indignación rusa no hay señales de que vaya a estallar un conflicto con EEUU. El gobierno de Donald Trump no parece dispuesto a una escalada del conflicto con el fin de tumbar a al-Asad. Los rusos presentes en la base atacada tampoco usaron sus defensas antiaéreas, según New York Times.
EEUU tomó la acción del jueves contra Siria como represalia por el ataque con armas químicas del martes que mató a decenas de civiles en un área rebelde. El gobierno sirio niega la autoría del ataque y el Kremlin ha responsabilizado a los "terroristas".
Pero, ¿por qué tiene tanto interés Vladimir Putin en Siria?
Putin ha defendido a al-Asad desde que comenzó la rebelión contra él en 2011, durante la "Primavera Árabe". Para el líder ruso, el alzamiento era una amenaza contra los intereses nacionales rusos.
Aunque Damasco es un viejo aliado de Moscú en la región, el Kremlin no intervino militarmente de forma directa hasta septiembre de 2015 cuando al Asad parecía a punto de perder la guerra, acosado por grupos extremistas, como Estado Islámico, y por organizaciones rebeldes consideradas 'moderadas'.
Hasta entonces, Rusia había apoyado a al Asad en el frente diplomático, emitiendo múltiples vetos en Naciones Unidas para impedir la aprobación de resoluciones dirigidas al lograr el debilitamiento y la eventual salida del mandatario sirio.
La campaña de bombardeos aéreos del Kremlin causó numerosas muertes civiles y debilitó severamente a los rebeldes que habían recibido el apoyo de EEUU. En diciembre del año pasado las fuerzas de al-Asad retomaron Alepo con la ayuda aérea de Rusia.
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Cuatro bases rusas
Rusia mantiene fuerzas en el terreno, entre ellas en la base naval de Tartus, en el Mediterráneo, la mayor instalación rusa fuera de su territorio. Los rusos también tienen en Siria la base aérea de Khmeimim, en el noroeste, que es la mayor de este tipo en control ruso en todo el Medio Oriente, y otras dos bases, en Palmira y Alepo.
La intervención rusa en Siria es vista en el contexto de su creciente uso del poder militar en el exterior. Putin, que heredó el poder en el 2000 en una Rusia desmoralizada, ha retomado el nacionalismo expansionista ruso de la época soviética y zarista, con el fin de reivindicar un área de influencia en su región. Esa aspiración geopolítica explica también las intervenciones en Georgia (2008) y Ucrania (2014).
En el Medio Oriente ese interés no es nuevo. Rusia ha buscado desde hace décadas un acceso seguro al mar Mediterráneo para establecer rutas comerciales con los países de la región. Según un conteo de la revista Newsweek, en los últimos dos años Putin ha recibido a líderes del Medio Oriente en 25 ocasiones, cinco más que lo hizo Barack Obama.
En el caso de Siria, este país ha sido un aliado ruso desde la era soviética. Los líderes soviéticos armaron al padre de al Asad, Hafez, que le precedió en el poder entre 1970 y 2000. Desde entonces, Siria ha sido un cliente predilecto de los vendedores de armamento ruso.
Desde antes de Hafez, Siria se mantuvo cerca de la Unión Soviética y junto con Egipto y otros países árabes se opuso en el campo de batalla a Israel, aliado de EEUU.
Los contratos de venta de armas de Moscú a Damasco ascendieron a $687 millones en 2011 y 2012, según el SIPRI, el Instituto de Estocolmo para la Paz.
Interés "antiterrorista"
Rusia ha presentado su intervención como un freno frente a los terroristas de Estado Islámico, aunque los expertos señalan que la campaña rusa en Siria no ha tenido como principal objetivo a este grupo yihadista.
El Kremlin también ha dicho que respalda a sus gobiernos amigos a diferencia de EEUU, que no impidió el derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto en febrero de 2011.
De esta manera Putin parece estar mandando un mensaje a otros hombres fuertes de la región para que confíen en su apoyo, más que en el de Washington.
Putin es también aliado del presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, del presidente turco Recep Tayyip Erdogan y del ayatolá Jameneí de Irán. Este último apoya también a Al Asad y comparte con Rusia intereses en un diverso números de campos. Rusia ha ayudado a Irán en el frente internacional en lo que respecta al controvertido programa nuclear iraní.














