Suman seis las muertes de niños en Estados Unidos a causa de hepatitis aguda grave

La principal hipótesis sigue siendo la de la presencia del adenovirus 41, aunque los expertos de los Centros para el Control y Prevención de enfermedades (CDC) investigan otros factores como una infección previa de covid-19.

Por:
Univision y AFP
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los casos de hepatitis se han presentado en 36 estados y territorios del país. El 9% de los niños han tenido que recibir un trasplante de hígado. Hasta ahora se reporta el fallecimiento de cinco menores de edad. Puedes ver en ViX más noticias gratis.
Video Los CDC investigan 180 casos de niños con hepatitis aguda de causa desconocida: esto es lo que se sabe

El número de niños que han fallecido en Estados Unidos por una misteriosa hepatitis se elevó a seis este viernes y la infección ahora se la ha vinculado a otros 180 casos virales, según informaron autoridades federales de la salud, mientras la causa del contagio aún se desconoce.

La principal hipótesis sigue siendo la de la presencia del adenovirus 41, aunque los expertos de los Centros para el Control y Prevención de enfermedades (CDC) investigan otros factores, por ejemplo, si una infección previa de covid-19 habría hecho a los menores más susceptibles.

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"Quiero advertir que toma tiempo evaluar las evidencias", declaró a la prensa Jay Butler, director adjunto de enfermedades infecciosas de los CDC, destacando que los casos que se investigan no son un brote repentino, sino que vienen de varios meses atrás.

Los CDC todavía tratan de confirmar "si esto es un aumento real del número de casos de hepatitis en niños o si existe un patrón que ahora se ha revelado por las mejoras en la detección de casos", explicó. Varios cientos de casos de la enfermedad se han reportado en todo el mundo, la mayor incidencia en Reino Unido con 197.

No hay evidencia de que esta hepatitis tenga relación con las vacunas contra el coronavirus, pues en la mayoría de los casos son niños menores de cinco años o muy pequeños para haber recibido la vacuna.

Umesh Parashar, otro científico de los CDC, sostuvo que esa agencia estimaba que cada año había de 1,500 a 2,000 hospitalizaciones pediátricas por hepatitis en niños de menos de 10 años por causas diferentes a los virus de hepatitis A, B y C en Estados Unidos.

Incluso si el adenovirus 41 estuviera provocando un pequeño incremento de unas 100 hospitalizaciones en un año, sería difícil recoger los datos, según Parashar.

Butler explicó que el secuenciamiento genético ha revelado múltiples cepas de adenovirus 41 detectadas en los niños con hepatitis, un hallazgo que sugiere que no se trata sólo de un única "súper" virus mutado el que está en escena.

Otras teorías incluyen que el país puede estar experimentando un nuevo brote de casos debido a que, por un tiempo, los confinamientos por covid-19 detuvieron la enfermedad, o que una falta de exposición a los patógenos durante los confinamientos pudo hacer que los sistemas inmunes de los niños fueran más susceptibles.

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La agencia de seguridad sanitaria del Reino Unido maneja otra hipótesis evaluando que la presencia de perros en el hogar podría jugar algún rol, "pero al seguir hablando con ellos, no han visto que la hipótesis se sustente", añadió Butler.

Con más de 50 tipos, los adenovirus, que causan más comúnmente resfriados, se transmiten por contacto personal cercano, microgotas respiratorias y superficies. Entre las acciones preventivas recomendadas por CDC están el lavado de manos frecuente, evitar el contacto con personas enfermas, cubrirse al toser o estornudar y evitar tocar los ojos, la nariz o la boca de otras personas.

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"No podemos seguir así, hemos esperado mucho, todos los días alguien cae", advierte Evellyne Fernández, madre de Edenny, una joven de 15 años diagnosticada con talasemia mayor, una forma de anemia severa que obliga a hacer transfusiones de sangre cada tres semanas. La joven, que sueña con ser abogada, recibe transfusiones desde que tenía tan solo siete meses de nacida y contrajo hepatitis C por una donación de sangre a la que no se le aplicaron protocolos de serología pertinentes, porque en el país no hay los reactivos necesarios para realizar estudios clínicos, según denuncian los médicos.
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Cristina es una adolescente con talasemia. Antes de enfermarse era modelo, tocaba el violín y soñaba con ser publicista. Espera por un trasplante de médula desde 2014, pero en 2016 su situación comenzó a agravarse y, como Edenny, contrajo hepatitis C por una transfusión de sangre. Además, padece malnutrición moderada, producida por la misma talasemia, y lupus eritematoso sistémico. Su madre, Rosa Colina, cuenta que, en ocasiones, la vence el desánimo: “Ya, mamá, no quiero más”, le dice.
Jerson, de 14 años, con su madre, Verioska Martínez. Sufre de aplasia medular severa. El Trombopac, un medicamento que podría ayudarle, no se puede conseguir en Venezuela. Quien tiene la suerte de encontrarlo, puede llegar a pagar 800 dólares por él. Además, los niños necesitados de transfusiones deben tomar un medicamento que ayuda a reducir la sobrecarga de hierro en la sangre. A finales del pasado año dejaron de tomarlo porque el Estado ya no se lo proporciona y es muy difícil de conseguir en el país.
Según el último estudio de la organización Médicos por la Salud, 1,557 pacientes murieron en centros sanitarios por falta de material y 79 por apagones entre el 19 de noviembre y el 9 de febrero pasado. Inés Zarza tiene mellizas de siete años. Una de ellas, María Elena (en la fotografía), padece anemia drepanocítica severa (que destruye los glóbulos rojos). La madre critica que el gobernante Nicolás Maduro haya aprobado un gasto de 50 millones de euros para la creación de una industria militar textil y otros más de seis millones de euros para la fabricación de armas. “En su mente tienen una guerra en la que nadie va a pelear con ellos", dijo a la agencia EFE. No ha podido practicarle la prueba a las mellizas para ver si son compatibles para el trasplante porque no puede pagar los 2,600 dólares que cuesta.
"Entre madres uno se ayuda, a veces yo me paro ahí en el hospital a preguntar quién tiene un medicamento, y si alguien lo tiene me lo da y yo después se lo repongo, y así", cuenta Jacqueline Sulbarán, en la foto con su pequeño de 10 años que sufre leucemia. El niño debe recibir quimioterapia durante dos años para evitar que la enfermedad regrese, y su madre pelea contra las dificultades. En el hospital "no hay nada" y los tratamientos están paralizados porque se dañó el aire acondicionado de la sala. Maduro culpa a Estados Unidos de la paralización de este programa, pues asegura que el gobierno de Donald Trump le impuso un "bloqueo económico" que le impide pagar a la Asociación para el Trasplante de Médula Ósea (ATMO) de Italia.
Zulema González junto a Juan Manuel, quien fue diagnosticado con anemia cuando tenia seis meses, pero pasó a ser severa cuando, en enero de 2017, sufrió un accidente cerebrovascular. En febrero de este año sufrió otro. "Mi hijo necesita el trasplante porque cada 21 días se trasfunde. Su sangre es B+. Me ha tocado comprar sangre pero a veces no logro conseguirla y pasó más de un mes sin trasfundirse. Acá no hay sangre congénica porque no hay reactivos y el gobierno como siempre no ha hecho nada por solucionar ese problema de forma real para los niños con esta condición. Médicos y organizaciones no gubernamentales resaltan que la paralización del convenio de tranfusiones con Italia no se debe a las sanciones de EEUU, ya que el programa presenta retrasos desde 2015, pero el deterioro de los hospitales se viene produciendo desde hace al menos una década".
Elsa Murillo con su hijo Miguel Alejandro, de 16 años. Fue diagnosticado en 2007 con Beta-Talasemia mayor, una enfermedad genética que se caracteriza por la anemia severa y que obliga al adolescente a someterse a transfusiones de glóbulos rojos cada tres semanas. "Me pongo triste cuando veo que él pierde el ánimo. A veces me dice que ya no quiere más", dijo Murillo.
Norilsa Aparicio y su hijo Oscar, de 16 años, quien tiene la condición de Beta-Talasemia mayor. "Mi hijo manifestó la enfermedad a los cuatro meses de nacido. La médula de él no produce glóbulos rojos. La enfermedad es un poco manejable pero llevamos 14 años pidiendo el trasplante. Esta enfermedad es hereditaria. Me arriesgué a tener otro hijo para ver si eran compatibles, pero no, mi hija también es portadora, ella tiene 10 años. Lo más difícil para mí ha sido aprender a ser madre de este manera.
Yelitza Parra junto a su hijo Alyeiner Moisés, de siete años, quien fue diagnosticado con Aplasia medular severa y necesita constantemente tratamientos y transplantes, sobre todo plaquetarios. También padece de Hepatitis C y síndrome de Cushing. Fue diagnosticado a los cuatro años de edad gracias a exámenes de rutina en el colegio. "A mí me ha tocado comprar las agujas para hacerle la hematología a mi hijo", dijo Yelitza.
De los 30 pacientes en espera por tranfusión de médula, cuatro murieron en mayo. Uno de ellos, Robert, necesitaba Vancomicina y Meropenem, dos antibióticos para tratar infecciones graves que no pudo ingerir porque su madre, Geraldine Labrador (en la foto cargando el retrato de Robert) no los encontró. Ella culpa a la "negligencia del Estado" por la muerte de su hijo. "El miércoles pasado (15 de mayo) fuimos al hospital. Lo dejé allí con otras mamás conocidas mientras le buscaba el desayuno. En ese momento recibí la llamada de una de ellas y me dice que Robert estába mal (...), durante 40 minutos las doctoras estuvieron ayudándolo (...). Estuve con él, lo besé mucho y decidí que se le quitaran todos los tubos. No merecía seguir sufriendo más", contó Geraldine.
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"No podemos seguir así, hemos esperado mucho, todos los días alguien cae", advierte Evellyne Fernández, madre de Edenny, una joven de 15 años diagnosticada con talasemia mayor, una forma de anemia severa que obliga a hacer transfusiones de sangre cada tres semanas. La joven, que sueña con ser abogada, recibe transfusiones desde que tenía tan solo siete meses de nacida y contrajo hepatitis C por una donación de sangre a la que no se le aplicaron protocolos de serología pertinentes, porque en el país no hay los reactivos necesarios para realizar estudios clínicos, según denuncian los médicos.
Imagen Miguel Gutiérrez/EFE
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