Meghan Markle se casa con el príncipe Harry, pero ahora viene lo más difícil: pasar el examen de ciudadanía

Voceros del Palacio de Kensington han insistido en que la futura esposa del príncipe de Gales seguirá el mismo proceso de cualquier estadounidense que se case con un británico. De ser así, la actriz va a tener que someterse a una prueba de ciudadanía de 24 preguntas que los medios locales señalan de absurda, obsoleta y extremadamente difícil.

Por:
Univision

Este sábado Meghan Markle se casará con el príncipe Harry y aunque con esa ceremonia eclesiática comenzará a hacer parte de la familia real, no se convertirá de inmediato en una ciudadana británica.

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Después de las nupcias que presenciarán más de 500,000 personas en Windsor y de pasar algunos años junto a su esposo en "la casita" realmente pequeña para los estándares de la realeza –de 125 metros cuadrados en el Palacio de Kensington que les ha sido asignada– Meghan Markle, como el resto de los mortales, tendrá que someterse a una prueba de ciudadanía.

Voceros del Palacio de Kensington han insistido en que ella seguirá el mismo proceso “de cualquier estadounidense que se case con un británico”.

De ser cierto, lo primero que tuvo que hacer Markle para entrar al país fue pedir una visa de familia. Desde 2012, un ciudadano británico tiene que tener un ingreso mínimo de 25,000 dólares al año o tener en la cuenta de ahorros 21,000 dólares para poder traer una pareja al país. En realidad, nadie sabe cuánto dinero pueda tener el príncipe Harry, pero está claro que ese no será un asunto que preocupe al servicio de inmigración.

Meghan Markle proviene de una excolonia británica donde obviamente el idioma más hablado es el inglés, por lo que no tiene que presentar un examen de idioma, pero lo que sí tiene que hacer es casarse con el príncipe al menos dentro de los seis primeros meses después de haber entrado al país, lo que cumple de forma ajustada con su boda este próximo sábado.

Aunque Markle no ha intentado ser discreta ni disimular su falta de conocimiento de la cultura británica –gesto que muchos le han criticado– si la californiana de verdad desea convertirse en británica después de cinco años de vivir con el príncipe Harry, tendrá que pasar una prueba o test de ciudadanía. Para cumplir con tal propósito va a tener que estudiar porque, según los propios medios nacionales, el test es “obsoleto” e “imposible de contestar”, incluso para el más inglés de los ingleses.

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Un tercio de los que toman esta prueba no consiguen pasarla. Los registros muestran a un hombre que lo reprobó 64 veces y muchos en los diarios se preguntan: quién de nosotros conoce la altura del Ojo de Londres (la famosa rueda en el centro de la capital), quién sabe la verdadera edad de la torre del Big Ben en el Parlamento o quién introdujo el curry en Reino Unido. O peor aún, la respuesta correcta a cuál es el animal oficial de Inglaterra, de Irlanda y de Gales. Un león, un unicornio y un dragón, respectivamente, no son animales fáciles de adivinar.

Thom Brooks, profesor de la Universidad de Durham ha resaltado lo absurdo que resulta que en las guías de estudio que hay en el mercado para prepararse para el test de ciudadanía británica se enlistan más de 3,000 datos y 250 fechas que hay que aprender de memoria. Julian Knight, creador del libro de estudio ‘British Citizenship Test For Dummies’ confirma la complejidad de la prueba: “Tenemos una historia muy larga y puede ser casi imposible recordarlo todo”.


Sin importar que la misma reina haya aprobado que Meghan Markle, siendo divorciada, birracial y mayor que su nieto, se vuelva parte de la familia real, y a pesar de que gane el título de duquesa, como los medios británicos vaticinan, la actriz tendrá 45 minutos para responder 24 preguntas de opción múltiple sobre las tradiciones británicas, los trajes y las festividades típicas, la forma particular como llaman a las aceras y los términos propios del cricket, el deporte nacional.

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Si no consigue responder correctamente el 75%, 18 preguntas, Meghan Markle habrá reprobado la prueba, aunque parece muy improbable que algo así suceda... de algo le servirá ser la esposa del sexto heredero al trono.

Ella es actriz, divorciada y biracial. Algo impensable para ser la mujer de un miembro de la casa real inglesa hace unos años. Pero el príncipe Harry siempre ha tenido claras sus posturas y, consciente de que tiene mucha menos presión sobre sus hombros que su hermano William, ha decidido casarse con Meghan Markle a pesar de que no cumpla con las viejas exigencias de la casa de Windsor.
"No puedo cumplir con mis deberes como Rey sin la ayuda y el apoyo de la mujer a la que amo”, con estas palabras abdicó a su cargo como rey de Inglaterra Eduardo VIII quien se enamoró de la actriz millonaria estadounidense Wallis Simpson. El 3 de junio de 1937 se casaron a pesar del reproche del pueblo británico.
Quería convertirse en su támpax, eso fue lo que Carlos, príncipe de Gales, dijo a Camila en una llamada de teléfono que fue grabada en 1989 y hecha pública en 1992 mientras estaba casado con Lady Di. Con esta llamada y las confesiones de Diana "éramos tres en mi matrimonio" se descubrió que Camila y Carlos eran amantes desde antes de que el príncipe se casara con Diana. La boda de Carlos y Camila fue muy polémica. Ella era divorciada, pero además era la cara enemiga de Diana, venerada tras su muerte por los ingleses. Finalmente se casaron el 9 de abril de 2005 con la asistencia de toda la familia real.
En el Festival de Cannes de 1955, la galardoneada actriz Grace Kelly conocería al hombre que le cambiaría la vida, Rainiero III. Ella era una gran actriz estadounidense, musa de Hitchcock. Él era el príncipe de Mónaco, un pequeño y riquísimo país europeo que necesitaba un heredero para seguir siendo país (si no pasaría a ser un protectorado francés). El príncipe díscolo no quería casarse con ninguna mujer de la realeza y su boda con Grace Kelly fue muy polémica pues muchos monegascos se oponían. La sometieron a pruebas de fertilidad y virginidad antes de la boda. Después todo se vendió como un cuento de hadas.
Divorciada y sin sangre azul, esos eran los argumentos que esgrimían los detractores de Letizia Ortiz, periodista y presentadora del informativo de la noche de televisión española. Nunca antes en la casa real española una futura reina no había pertenecido a la realeza. Finalmente, en un truco del arzobispo de Madrid, que determinó que al estar Letizia casada por lo civil y no por la iglesia ella en realidad nunca había estado casada, de manera que la boda religiosa se podía celebrar. Así se hizo por todo lo alto en mayo de 2004.
Cuando el príncipe Hakon de Noruega hizo formal su noviazgo con Mette Marit las casas reales europeas y los monárquicos del continente se echaron las manos a la cabeza: era madre soltera y además los medios se dedicaron a airear fotos de Mette Marit en fiestas, en topless y llevando una vida normal pero muy alejada de la supuesta vida virtuosa que llevaban los miembros de las casas reales y la nobleza. Hakon no cedió a la presión y se casaron en agosto de 2001 en la catedral de Oslo.
Cuando Estefanía anunció que estaba embarazada de su guardaespaldas la familia real de Mónaco le retiró de todos los actos oficiales y de la vida pública monegasca. A ella no le importó y siguió con él a pesar de que su padre, Rainiero de Mónaco, le retiró su asignación mensual de la que vivía. Cuando Estefanía tuvo a su segunda hija al fina accedió Rainiero a que se celebrara la boda entre ambos. Era 1995. Un año después se filtraba un video de Ducruet en actitud sexual con su amante.
Máxima Zorreguieta no pertenecía a la realeza, no era holandesa, ni europea, pero ninguna de estas cosas inquietaban a la reina Beatriz. El gran problema era que el padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, había sido ministro de agricultura con Videla. Antes de la boda Máxima tuvo que tomar posición sobre la dictadura de Videla: "Lamento la dictadura, las desapariciones, las muertes. Todos sabemos los males que causó el régimen militar y como argentina tengo mucha tristeza por ello". El parlamento no aprobó que Jorge Zorreguieta acudiera a la boda de Máxima y Guillermo, que se celebró en febrero de 2002.
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Ella es actriz, divorciada y biracial. Algo impensable para ser la mujer de un miembro de la casa real inglesa hace unos años. Pero el príncipe Harry siempre ha tenido claras sus posturas y, consciente de que tiene mucha menos presión sobre sus hombros que su hermano William, ha decidido casarse con Meghan Markle a pesar de que no cumpla con las viejas exigencias de la casa de Windsor.
Imagen Getty Images
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