“Fuera nicas”: la llegada de refugiados nicaragüenses a Costa Rica se topa con una escalada de xenofobia

El sábado, la policía detuvo a 44 personas en una inédita manifestación contra inmigrantes y contra la política de refugio del gobierno costarricense que acabó con disturbios. La llegada de 23,000 nicaragüenses en los últimos meses huyendo de la violencia política de su país ha aumentado el sentimiento xenófobo en Costa Rica.

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Por:
Álvaro Murillo.
Cientos de costarricenses se manifiestaron este sábado en un parque en el centro de San José contra el ingreso de nicaragüenses que piden refugio.
Cientos de costarricenses se manifiestaron este sábado en un parque en el centro de San José contra el ingreso de nicaragüenses que piden refugio.
Imagen Jeffrey Arguedas / Efe

SAN JOSÉ, Costa Rica.- Una manifestación en varios puntos de San José contra el ingreso de ciudadanos nicaragüenses que piden refugio en Costa Rica culiminó el sábado con disturbios y más de 40 detenidos. Con gritos de "¡Fuera nicas!" y banderas nacionales, los participantes, que fueron convocados a través de las redes sociales, se concentraron principalmente en el céntrico parque de La Merced, frecuentado por migrantes del país vecino.

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El parte de los disturbios lo daría el ministro de Seguridad, Michael Soto, después de una reunión de emergencia convocada por el presidente Carlos Alvarado por el suceso: 44 personas capturadas, 13 cuchillos, un bate de béisbol, y ocho bombas caseras listas. Entre los detenidos hay miembros de grupos radicales, de barras organizadas de equipos de fútbol y otros que tienen antecedentes delictivos. Sobre la identidad de los organizadores no hay noticia pública. Sobre el estado de las autoridades sí: preocupación.

La escalada de la xenofobia contra nicaragüenses ha aumentado desde que Costa Rica decidió recibir las solicitudes de refugio de todos los nicaragüenses que se declaren perseguidos por fuerzas asociadas al gobierno de Daniel Ortega, en medio de una crisis que ya se ha cobrado más de 300 muertos. La discriminación siempre ha existido en este país donde viven unos 400,000 nicaragüenses con diversos estatus migratorios, pero nunca había alcanzado para tanto. Los manifestantes improvisaron canciones en que llamaban “asaltantes” a los inmigrantes y alguno gritó que iban a soltar perros rottweiler, en alusión a dos animales que en 2005 atacaron hasta la muerte a un nicaragüense sin que nadie lo ayudara.


De esa sensación del aumento del rechazo de los nicaragüenses hablaban a principios de semana dos ciudadanos de ese país que conversaban precisamente en una banca de la plaza La Merced, rodeados de decenas de compatriotas -quizá cientos-. Hablaban del clima hostil que estaban sintiendo de parte de los costarricenses, sin prever que esta misma semana acabaría con una manifestación xenófoba inédita, cánticos de odio y conatos de agresiones que no pasaron a más porque intervino la policía.

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“Ya no nos quieren tanto”, decía Olman Martínez, uno de los 23,000 solicitantes de refugio que esperan buenas noticias en Costa Rica, mientras ven pasar el tiempo sin trabajo y reciben noticias de otros conocidos que también llegan huyendo de la represión gubernamental en Nicaragua. “Un día van a venir aquí, a este parque, y nos van a querer echar como perros”, comentaba a su amigo Rafael este lunes, sin saber que ya circulaba en redes sociales una ráfaga de noticias falsas xenofóbicas y una convocatoria que a la que acudieron cientos de personas para marchar este sábado contra los migrantes nicaragüenses, para insultarlos y agredir a algunos de ellos.

Xenofobia azuzada por las 'fake news'

El gobierno lamentó los actos de este sábado y el presidente Alvarado anunció un mensaje público para este domingo. La posición oficial costarricense hasta ahora sido crítica contra la manera como el gobierno de Daniel Ortega reprime las protestas y de apertura ante los solicitantes de refugio, lo que convierte a Costa Rica en un “santuario”, como decía antes de estas manifestaciones xenófobas Marcela Rodríguez, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). La presidenta del Congreso, Carolina Hidalgo, calificó la manifestación fue “repudiable” y prometió impulsar un proyecto de ley que sanciones las todas las formas de racismo.

Más de 20,000 nicaragüenses se han desplazado forzosamente y han solicitado refugio en Costa Rica tras meses de crisis política en los que el régimen de Daniel Ortega ha sido denunciado y responsabilizado de graves violaciones a los derechos humanos por organismos internacionales y locales.
Video Los dramáticos testimonios de nicaragüenses que huyen de la violencia y la represión del régimen


Mientras, en las calles y redes sociales cunden las noticias falsas que alientan el rechazo a los nicaragüenses (que quemaron una bandera de Costa Rica o que reciben privilegios estatales, por ejemplo), así como rumores sobre supuestas intervenciones de grupos sandinistas en Costa Rica con el objetivo de crear caos o perseguir a opositores nicaragüenses, aunque el ministro Soto lo ha desmentido en varias ocasiones.

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También varios medios de comunicación subrayan la nacionalidad nicaragüense de los sospechosos de crímenes recientes, como el asesinato de una turista española el 4 de agosto en Tortuguero, en el norte de la costa caribeña.

En otro caso criminal, una serie de especulaciones surgieron alrededor de la muerte de un joven identificado como Juan Carlos Díaz Sevilla, de 26 años, quien vino de Nicaragua hace tres semanas, solicitó refugio y fue asesinado a balazos este viernes en un barrio marginal al este de San José. Testigos contaron a la prensa que dos hombres llegaron en motocicleta al campo de fútbol donde él jugaba y le dispararon en la cabeza. Las hipótesis policiales apuntan en principio a una venganza por un conflicto entre grupos de narcotraficantes, según una fuente interna de Seguridad Pública.

Miles de nicaragüenses intentan buscar un empleo informal que les permita mantenerse mientras les resuelven la solicitud de refugio, un trámite que puede llevarse hasta un año. En los meses recientes han ingreso en mayor cantidad jóvenes universitarios que participaron en protestas en Nicaragua y ahora se sienten perseguidos, informan en Migración. Hay dispuestos dos albergues, pero la mayoría de los nuevos inmigrantes se hospedan en casas de familiares o allegados, han detectado funcionarios Acnur. Hay una mayor concentración en la zona norte del país, cercana a la frontera. La preocupación es la falta de empleos y el impacto social que pueda provocarse, lo que podría elevar el rechazo de un sector de la población.

El parque “La Merced”, en el extremo oeste del casco capitalino, amanece cerrado este domingo, por decisión del Ministerio de Seguridad. No podrán reunirse ahí cientos de nicaragüenses que por años lo han utilizado como centro de reunión. Olman Martínez cambia de planes y pretende quedarse en la casa de los amigos donde se hospeda. “Ahora sí estamos preocupados. Es mejor no salir y evitar reunirnos entre nosotros en las calles. Siento que ahora sí puede ser peligroso”, dice por teléfono.

Leslie Mayorga, alias ‘Managua’, huyó hacia Costa Rica junto a toda su familia por las amenazas de muerte que enfrentaba en su natal Jinotega, una ciudad al norte de Nicaragua. ‘Managua’ era uno de los líderes de la protesta contra el gobierno de Daniel Ortega en el barrio Sandino. Después que el gobierno ejecutara “la operación limpieza”, comenzó una persecución en contra los rebeldes. Los paramilitares le juraron muerte a ‘Managua’ y su familia por lo que decidieron huir por veredas hacia Costa Rica.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) calcula que 23,000 nicaragüenses han huido hacia Costa Rica desde que empezó la crisis el pasado 18 de abril. La mayoría de los refugiados se hospedan en casas de familiares, amigos y conocidos en un país, donde viven alrededor de 300,000 nicaragüenses. Aunque hay perseguidos que no tienen casas donde instalar su exilio y acuden a los refugios para migrantes que ha instalado el gobierno tico.
Los Centros de Atención Temporal para Migrantes (Catem) fueron instalados en 2016 en Costa Rica para atender la crisis humanitaria generada por la oleada migratoria de cubanos y haitianos que migran hacia Estados Unidos. Actualmente, alrededor de 60 nicaragüenses están refugiados en esos centros, sin incluir los albergues habilitados en San José, la capital.
Los refugiados encuentran techo, alimentación y enseres básicos en los refugios. Los nicaragüenses son los nuevos miembros en los albergues que son ocupados mayormente por migrantes africanos y haitianos, a los que las autoridades costarricenses llaman “extrarregionales”. Cada refugiado cumple un rol dentro del albergue.
Las autoridades de migración costarricenses han redoblado el personal a cargo de los refugios desde el inicio de la crisis nicaragüense. Además, han ampliado el horario de atención a las 24 horas del día. La mayoría de los refugiados nicas ocupan el centro cercano a la frontera de Peñas Blancas como estancia temporal para recobrar energías y seguir su viaje hacia San José.
En el Catem norte de Costa Rica, la mayoría de los nicaragüenses refugiados son campesinos del centro y norte de Nicaragua, quienes huyeron ante la persecución paramilitar. Estos campesinos fueron curtidos durante la guerra de la Contra en la década de los 80 y hoy creen que la única manera para “sacar a Daniel Ortega del poder” es a través de las armas. "Hicimos marchas, barricadas y Daniel Ortega nos respondió con fusiles de guerra", dijo uno.
Freddy Mondragón y José Murillo González son dos campesinos que se oponen a Ortega desde que el presidente sandinista vendió la idea de construir un canal interoceánico financiado por China sobre sus tierras. Durante la rebelión cívica, no dudaron en sumarse a los tranques. Mondragón es buscado “por golpista y terrorista” por la Policía Nacional de su natal departamento de Río San Juan. Antes de llegar al centro de refugiados, Mondragón y su grupo estuvieron perdidos en las veredas tres días comiendo únicamente naranjas.
‘Managua’ asegura que no puede volver a Nicaragua “porque está marcado por Daniel Ortega”. Asegura que busca la seguridad de su familia en Costa Rica, pero confiesa que le gustaría tener armas para así poder “sacar del poder a ese dictador asesino”. ‘Managua' tiene 48 años y su faceta rebelde es disipada cuando juega con su nieto en el albergue de refugiados y se vuelve un abuelo cariñoso.
La cocina comunal en uno de los centros de refugiados de Costa Rica. Generalmente, son las mujeres las que preparan los alimentos para sus familia y los hombres se encargan de las labores de limpieza. Los nicaragüenses cocinan su tradicional gallo pinto, mientras que los haitianos y africanos convierten los víveres brindados por las autoridades ticas en platillos típicos de sus tierras.
Este peluche también viajó varios días por veredas para llegar a Costa Rica. Era una de las pocas diversiones que tenía el nieto y las hijas de ‘Managua’ en las montañas mientras aguantaban hambre. Los menores de edad también han sufrido la crisis nicaragüense. De los 317 muertos confirmados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 10% de las víctimas son niños y adolescentes.
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Leslie Mayorga, alias ‘Managua’, huyó hacia Costa Rica junto a toda su familia por las amenazas de muerte que enfrentaba en su natal Jinotega, una ciudad al norte de Nicaragua. ‘Managua’ era uno de los líderes de la protesta contra el gobierno de Daniel Ortega en el barrio Sandino. Después que el gobierno ejecutara “la operación limpieza”, comenzó una persecución en contra los rebeldes. Los paramilitares le juraron muerte a ‘Managua’ y su familia por lo que decidieron huir por veredas hacia Costa Rica.
Imagen Carlos Herrera
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