ORLANDO, Florida.- La industria citrícola en Florida Central atraviesa una de las crisis más profundas de su historia, y entre los más golpeados se encuentran los trabajadores hispanos, pieza clave en el funcionamiento de las cosechas. La combinación de huracanes, plagas devastadoras y el crecimiento desmedido del sector inmobiliario ha puesto en jaque a productores y trabajadores agrícolas, especialmente a los inmigrantes.
Plagas, huracanes y despidos: el drama que viven los migrantes en los campos de naranja de Florida
Los trabajadores hispanos son los más afectados por la caída de la industria citrícola en Florida. Muchos migrantes enfrentan explotación laboral, bajos salarios y condiciones inseguras en los campos.
Según datos de NPR, en 2016 el 85% de los trabajadores en los campos de cítricos de Florida eran empleados extranjeros, muchos de ellos hispanos provenientes de México y Centroamérica. Aunque una parte llega legalmente bajo el programa H-2A, que permite la contratación temporal de trabajadores agrícolas extranjeros, también hay una cantidad significativa de indocumentados, quienes enfrentan condiciones aún más vulnerables.
Organizaciones como la Coalition for Immokalee Workers han documentado desde hace más de dos décadas los abusos sufridos por trabajadores inmigrantes en esta industria, incluyendo explotación laboral y malas condiciones de vivienda. En 2022, el Departamento de Trabajo de EEUU sancionó a tres contratistas agrícolas por no pagar a los trabajadores H-2A al menos tres cuartas partes de sus contratos.
Notas Relacionadas

Ocho muertos y 40 lesionados tras accidente de bus de trabajadores agrícolas en Florida Central
Productores admiten condiciones críticas en la producción de cítricos
“ Cada vez es más difícil sostenerse en esta industria”, reconoce a AP Trevor Murphy, un agricultor de tercera generación en Lake Wales, mientras señala los nuevos desarrollos residenciales que rodean sus naranjales. “En algún momento, esto dejará de ser un huerto de cítricos. Todo se está convirtiendo en casas”.
Murphy es uno de los pocos que aún resisten, pero no sin sacrificios: cerró su empresa de mantenimiento de huertos y vendió parte de sus tierras para cubrir deudas. Muchos otros productores, como la empresa Alico Inc., han optado por abandonar la producción. En los últimos 20 años, la superficie cultivada con cítricos se ha reducido en un 66%, pasando de más de 832,000 acres a apenas 275,000.
Esta reducción afecta directamente a los trabajadores, que ven desaparecer sus empleos junto con los árboles. En mayo de 2024, un trágico accidente evidenció la realidad de estos migrantes: un autobús que transportaba trabajadores mexicanos hacia los campos de Florida se estrelló, provocando la muerte de ocho personas.
A los desafíos del clima y la urbanización se suma la enfermedad del citrus greening, provocada por una plaga que debilita los árboles y reduce su producción. Investigadores del Instituto de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Florida han desarrollado un árbol genéticamente modificado para resistir esta plaga, pero su implementación aún tomará al menos tres años.
“Perder esta industria no es una opción”, afirmó Matt Joyner, director ejecutivo de Florida Citrus Mutual, en una audiencia reciente ante legisladores estatales. “El cítrico está arraigado en la identidad de Florida”.
Mientras tanto, los trabajadores hispanos, muchos sin estabilidad migratoria ni acceso a beneficios laborales, continúan expuestos a la incertidumbre, al trabajo en condiciones peligrosas y a la pérdida de ingresos. El futuro de los cítricos en Florida está en juego, y con él, el sustento de miles de familias hispanas que dependen de esta fruta para sobrevivir.
Con información de AP.
Te podría interesar:














