Alois, el príncipe heredero de Liechtenstein, nació el 11 de junio de 1968, y desempeña las funciones de jefe de Estado desde 2004, de acuerdo a la página oficial de la monarquía.
El príncipe heredero más rico del mundo está dispuesto a convertirse en un plebeyo
Hoy en día, de acuerdo a Vanitatis, «dedica su vida a sus negocios personales y a la política» y tiene una fortuna de más de 4190 millones de euros.
Pero esta presenta algunas diferencias con otras monarquías europeas. La primera es la importancia que tienen los príncipes para con la política. Por ejemplo, si bien la reina Isabel II podría tener una implicancia política y vetar leyes, prefiere centrar su monarquía en lo social más que en lo político.

Pero eso no sucede en Liechtenstein. «La política es una parte muy emocionante de mi trabajo», al tener que aprobar todas las leyes, expresó Alois, según Vanitatis.
Según The London School of Economics and Political Science, «es el único país del mundo que combina la monarquía, la democracia representativa y la democracia directa». A diferencia de las otras monarquías constitucionales de Europa esta puede no solo destituir al gobierno, sino también « disolver el parlamento, vetar los resultados de los votos populares y nombrar jueces».

No obstante, y esta es otra diferencia, en 2003 se realizó una reforma constitucional en el que, de acuerdo al sitio de Liechtenstein, «incluye limitaciones protectoras de los poderes de emergencia del príncipe [...] y, por primera vez, una votación de no-confianza en el príncipe. Finalmente, se incorporó a la Constitución que los ciudadanos tienen derecho a votar por referéndum para la abolición de la monarquía». En 2003 explicó que «fue una sugerencia de mi padre y mía. Sentimos que un monarca necesita legitimidad democrática. [...] Queremos llevar a cabo nuestra tarea mientras la gente así lo quiera».
En 2012, el país se enfrentó a un referéndum para limitar los poderes reales, según la BBC, y el 76 % de los votantes apoyaron al príncipe heredero.

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