La nueva realidad de las ciudades santuario: Huron el corazón agrícola de California

Ante las nuevas políticas de inmigración, las ciudades santuario están bajo amenaza y sus residentes entre el miedo y la incertidumbre. Esta es su nueva realidad en tiempos de Trump.

Por:
Univision
La ciudad de Huron, conocida como el corazón agrícola del Valle Central y de todo California, alberga a unas 7,000 personas, en su mayoría hispanas, muchas de las cuales trabajan en el campo. Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, ha crecido el temor entre la comunidad.
Video La nueva realidad de Huron, una ciudad santuario en tiempos de Trump

HURON, California.- Frente a las políticas migratorias de la administración del presidente Donald Trump, las ciudades santuario están bajo amenaza, y sus comunidades y residentes, entre el miedo y la incertidumbre. Esta es su nueva realidad.

Una de estas ciudades es Huron, mejor conocida como el corazón agrícola de California, y en donde más del 90% de sus residentes son hispanos, y la mayoría de ellos, trabajan en la agricultura.

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A principios de año, y luego del operativo en Kern, California, de la Patrulla Fronteriza, que anunciaba un futuro incierto para la comunidad indocumentada, Huron se declaró una ciudad santuario, ¿pero qué los llevó a tomar esta decisión?

“Huron es un pueblo campesino, (tomamos la decisión) para asegurar de que los trabajadores que son indocumentados, que están trabajando en la industria agrícola no tengan tanta ansiedad, que estén más agusto en su pueblo, (…) para que sigan contribuyendo a la economía local, regional, estatal, nacional”, explicó el alcalde de Huron, Ray León, a Univison 21.

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Pese a esto, el miedo y la incertidumbre se hacen presentes cada día, la ciudad, como otras, está desértica.

“La gente tiene miedo a salir, no viene a comprar porque pues tienen miedo, no saben a qué hora lleguen o qué, y luego se oye tanto pues en la comunidad, que vinieron a tal día, a tal hora, se llevaron a tantas personas. Entonces, pues, está difícil pa’ los negocios tanto como pa’ la gente porque tiene que trabajar, tienen que sobrevivir. Están entre la espada y la pared”, compartió Rosa Moreno, comerciante, a Univision 21.

Pero, ¿cuáles son los beneficios de vivir en una ciudad santuario? “Pues lo que hace tener este estatus es de que los recursos de la ciudad no se puedan usar para ser partes de redadas o una operación dirigida por el gobierno federal”, señaló el alcalde.

Sin embargo, este estatus en la administración de Trump podría afectar directamente a la ciudad, al no recibir fondos federales. Por lo cual, dice León, se está preparando.

“Ya se sabe que el estado de California le da mucho más dinero al gobierno federal de lo que a nosotros nos regresan. Contribuimos muchísimo al gobierno federal, así igual los campesinos, inmigrantes, inmigrantes en cualquier industria, somos California”, sentenció el alcalde de esta ciudad santuario.

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Los rostros de la inmigración: miedo, necesidad e incertidumbre


Pese a los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el miedo a una detención o deportación se queda a un lado cuando se trata de la necesidad y la lucha para alcanzar una mejor vida. Sin embargo, la incertidumbre golpea cada día.

Este miedo e incertidumbre siguen a Libia García, una trabajadora agrícola de los campos de California.

Hace 20 años llegó a EEUU, acompañó a su esposo a trabajar en los campos. Sin embargo, su embarazo lo cambió todo.

“Antes no tenía idea de muchas cosas, que las leyes aquí son diferentes, que para estar se tenía que tener residencia, pero pues conseguimos trabajo y seguimos trabajando hasta ahorita, gracias a Dios”, compartió.

La trabajadora agrícola encontró oportunidades en EEUU y frente a la pobreza en su país decidió hacer de Huron, California, su hogar. Ahora, en esta nueva realidad, de un momento a otro podría perderlo todo y ser separada de sus hijos, pero ella desafía sus propios miedos por ellos, por su sustento.

“No tenemos que tener miedo, hay que tener fe”. Pues dice, su único crimen fue huir de la pobreza para un mejor futuro”.

Por otro lado, Rosita también tiene miedo, no solo de ser detenida y ser deportada, sino de perder a sus hijas, su atención médica y de volverse a encontrar con su agresor.
“Sí tengo miedo”, compartió a Univision 21.

“Allá no tengo a donde llegar, tengo familias, pero pues desde que me vine no hablamos, tengo una tía que cuando habla con mi mamá, pues sí la saludo y así, pero tengo a mis hijas, y mis hijas tienen aquí todo pues y allá van a llegar… si Dios no quiera y llega a pasar no voy a saber qué hacer, ni yo, ni ellas”, explicó la hispana.

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Rosita y Libia son la resistencia y como cientos de residentes de Huron, su vida ha cambiado, ahora viven una nueva realidad, la realidad de Trump.

“No todos los inmigrates somos criminales, llegamos a este país para una vida mejor para nosotros y para nuestros hijos”, sentenció Rosita.

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