HURON, California.- En medio de las políticas migratorias del presidente Donald Trump, Libia García, una trabajadora agrícola, comparte cómo es vivir como inmigrante en tiempos en que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza rodean los campos en los que trabaja este sector.
“Siento temor, pero tengo fe”: Trabajadora agrícola inmigrante comparte cómo es el día a día en los campos de California
Trabajadora agrícola comparte cómo es vivir en tiempos de Trump: con miedo e incertidumbre. Sin embargo, "tiene fe", compartió con Univision 21.
Hace solo unas semanas, un video en redes sociales se hacía viral tras evidenciar como trabajadores agrícolas eran perseguidos y luego detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza en campos de Oxnard, California.
Esta no ha sido la única vez, pues a principios de año, varios trabajadores agrícolas se vieron afectados por los operativos de la misma agencia federal en Kern.
Desde entonces, los trabajadores agrícolas, que no cuentan con un estatus legal de inmigración, viven con miedo e incertidumbre.
Hace 20 años, Libia García llegó a EEUU con su esposo, cuenta a Univision 21, venían a trabajar por unos meses. Sin embargo, un embarazo los animaría a quedarse.
Ahora viven en Huron, California, el corazón agrícola del estado, y frente a tiempos de Trump, dice, todo ha cambiado.
Con temor a vivir una separación familiar, García comparte que se han preparado. Sin embargo, no todo está cubierto.
“ Tengo una carta poder para que puedan quedarse (sus hijos) con alguien, pero si me llegara a pasar que no fuera aquí en la casa, pues cómo le voy a hablar a esa persona, si esa persona está trabajando o no está cerca, ¿cómo le hago?, ¿dónde se queda mi niño?”, dice a Univision 21.
Sin embargo, el miedo no la ha inmovilizado. “Las cosas a veces pasan, nos toca la de malas, pero son experiencias que vamos agarrando y de eso nos hacemos más fuertes (…). Mi niño, los primeros días decía, ‘y pues, ¿qué me va a pasar?, ¿qué va a pasar?’ Yo le decía, no te va a pasar nada (…). No tenemos que tener miedo, hay que tener fe’”, señala.
Como ella, otros compañeros de trabajo comparten su temor y sus inquietudes.
Unos temen por sus hijos, otros por su dinero, y otros más por sus pertenecias, que con trabajo, tienen en este país.
“Hay otras compañeras que están solteras, que no tienen familias, que no tienen nada y pues sí están preocupadas, que si llegara a pasar (una deportación), qué se hará con sus cosas”, dice Libia.
Pese a la incertidumbre y el temor, Libia, como otros trabajadores agrícolas, tienen que salir de madrugada para tomar camino a los campos, de los cuales no saben si regresarán. “Siento temor, pero tengo fe (...). No nos queda de otra, seguir, seguir trabajando”.