Luego de que se reportara la muerte de un joven por la llamada “ameba come-cerebros” tras visitar el fin de semana del 30 de septiembre el área de Kingman Wash en el lado de Arizona del embalse del río Colorado detrás de la presa Hoover, en las aguas cálidas del lago Mead, debe ser motivo de precaución y no de pánico, dicen los expertos.
Ecos de la muerte de un joven por la “ameba come-cerebros” tras visitar el lago Mead en Arizona
Tras visitar el fin de semana del 30 de septiembre el área de Kingman Wash en el lado de Arizona del embalse del río Colorado detrás de la presa Hoover, en las aguas cálidas del lago Mead, un joven murió, pero los expertos piden a la gente tener precaución, pero no pánico.
El joven era del área de Las Vegas su identidad y edad exacta no han sido reveladas; fue el miércoles cuando los CDC confirmaron la causa.
Según los expertos, el organismo natural Naegleria fowleri, que vive en aguas con temperaturas entre los 77 a los 115 grados Fahrenheit (25 a 115 Celsius) es al que se apoda “ameba come-cerebros”, pero la enfermedad que causa no es común.
Mortal pero prevenible
El Distrito y el Área Recreativa Nacional del Lago Mead indican que la ameba infecta a las personas cuando ingresa por la nariz y migra al cerebro; es fatal casi en todos los casos, pero los expertos indican que es también altamente prevenible. No se transmite de persona a persona, ni es capaz de infectar si es ingerida.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, desde 1962 han muerto por esta ameba apenas 154 personas; de ellos casi la mitad de los casos se han dado en Texas y Florida.
Los expertos han pedido a las personas que eviten zambullirse o saltar en cuerpos de agua tibia, especialmente en el verano. Al ir a fuentes termales, la sugerencia es mantener la cabeza fuera del agua. También es recomendable usar tapones nasales.
Esta ameba causa meningoencefalitis amebiana primaria, una infección cerebral con síntomas parecidos a la meningitis o encefalitis, con síntomas como dolor de cabeza, fiebre, náuseas, rigidez en el cuello, convulsiones y caer en coma, lo que puede conducir a la muerte.
Los síntomas pueden darse de uno a 12 días después de la exposición al organismo.
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