Ayudar a los demás: la sorprendente manera de ganar en salud

Ya sabes las cosas obvias que debes hacer para mejorar tu salud. Ahora intenta esta otra, no tan obvia: participar en actividades comunitarias.

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Por:
Ann Hwang.
Las personas menos activas socialmente pueden tener mayores riesgos de salud.
Las personas menos activas socialmente pueden tener mayores riesgos de salud.
Imagen AP Photo/Eric Risberg

Lo hagamos bien o no, muchos de nosotros probablemente creemos saber lo que nos conviene para mejorar nuestra salud: caminar más, dejar de fumar, comer mejor.

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Esta es una buena lista, muy común. Como médico de atención primaria paso mucho tiempo aconsejando a las personas a que hagan exactamente estas cosas. Pero hay algo menos común que creo que se debería considerar: involucrarse en actividades de su comunidad.

Los beneficios de la conexión

El compromiso cívico puede no estar el primero en la lista de nuestras cosas por hacer, pero probablemente debería estarlo. Existes pruebas interesantes que sugieren que las personas que participan en sus comunidades, a través de actividades en organizaciones locales o el voluntariado, podrían tener una mejor salud.

Por ejemplo, los adultos mayores que son voluntarios son menos propensos a tener presión arterial alta o enfermedad cardiovascular, se enfrentan a un menor riesgo de deterioro cognitivo e incluso pueden vivir más tiempo.

Además, formar conexiones sociales podría ser particularmente útil para combatir el aislamiento social y la soledad, un problema creciente especialmente entre los adultos mayores. Las personas que están aisladas socialmente pueden tener un mayor riesgo de muerte prematura y algunos han estimado que su impacto negativo podría ser una amenaza mayor para la salud pública que la obesidad.


Vivir solo teniendo movilidad reducida o discapacidad sensorial; pasar por una transición importante (como la pérdida de un cónyuge) o ser cuidador de alguien con un impedimento grave son escenarios comunes que enfrentan los adultos mayores. También son factores de riesgo para el aislamiento.

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Sin embargo, a pesar de los beneficios potenciales, el estadounidense promedio se está volviendo cada vez menos comprometido. La participación en clubes y organizaciones cívicas se ha reducido en más de la mitad en los últimos 25 años y las encuestas sugieren una creciente desconfianza y mucho pesimismo con respecto a nuestro sistema político.

Historias de cambio esperanzador

En nuestro trabajo en el Centro para la Participación de los Consumidores en la Innovación en Salud hemos visto la posibilidad de un cambio. Apoyamos a los defensores y líderes, especialmente a las personas que tienen necesidades importantes de atención médica o provienen de comunidades de bajos ingresos, que participan activamente para que el sistema de salud sea más receptivo y se centre en las personas.

Gente como Lezrette Hutchinson, mujer trabajadora, madre de tres hijos, quien se quedó sin hogar después de un incendio, tuvo importantes problemas de salud luego de un diagnóstico de sarcoidosis, una afección inflamatoria grave. Hutchinson recibió tratamiento, pero no se quedó allí: formó un grupo de apoyo recreativo para personas mayores de 50 años y se unió al consejo asesor de pacientes de su sistema de salud, alegando que “queríamos que los médicos nos escucharan”.

Ahora, a pesar de su enfermedad en curso, siente el poder de tener un propósito mayor. Hutchinson dice: “Me convertí en activista para poder informar a más personas de que todo iba a estar bien”.

O Kathy Paul, una mujer de 69 años que aboga por mejores políticas de atención médica para las personas mayores con el Consejo de Acción Senior de Massachusetts. Cuando su esposo murió, fue un punto de inflexión en su vida.

“Con más tiempo en tus manos, ¿qué haces? ¿Quedarte en casa sentada mirando al techo y quejarte o salir y hacer algo al respecto? Lo que a nuestro grupo le gusta decir es: ¡No nos quedamos sentados sino que nos hacemos cargo!” dice Kathy.

Todos ganan

Tal como lo resumió recientemente la Academia Nacional de Medicina, involucrar activamente a los consumidores como socios en el cuidado de la salud es una propuesta de beneficio mutuo para todos nosotros y para el sistema de salud. Los líderes en las áreas de cuidados médicos y los diseñadores de políticas interesados en mejorar la salud harían bien concentrándose en crear más oportunidades de compromiso para los consumidores y las comunidades a las que sirven.

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Entonces, si deseas mejorar tu salud, considera buscar maneras de involucrarte en tu comunidad, lleva a alguien a los centros electorales, únete a un comité en tu templo. Encuentra una manera de comprometerte. Ayúdate a ti mismo ayudando a otros al mismo tiempo.

* Ann Hwang es médico de atención primaria y directora del Centro para la Participación de los Consumidores en la Innovación en Salud en Community Catalyst.


Tania Yanes, 51, (izquierda) asiste a un grupo de apoyo de cuidadores en Canoga Park, California. Yanes dice que las sesiones la han ayudado a entender cómo cuidar mejor a Blanca Rosa Rivera, su madre, quien tiene Alzheimer.
Con cinco centros en el sur de California, Alzheimer's Greater Los Angeles es una institución sin fines de lucro, orientada al tratamiento de la demencia.
Yanes dice que asistir a un grupo de apoyo de cuidadores dos veces al mes también la ha ayudado a sobrellevar el estrés que a veces siente al ser la responsable de la paciente.
Rivera, de 76 años, fue diagnosticada con Alzheimer en 2004. Aquí está sentada en la casa de su hija en North Hollywood, California.
Yanes ayuda a su madre en las actividades más cotidianas.
Aquí Rivera parece estar abstraída en sus pensamientos mientras su hija le ayuda a limpiarse el rostro.
Su hija la alimenta pacientemente.
"Mi mamá depende 100% de nosotros", dice Yanes.
Mientras Yanes sostiene las manos de su madre comenta que cada día trata de hacerla sentir cómoda y segura.
Yanes trata de pasar la mayor parte del tiempo que puede junto a su madre.
Mario Yanes, de 48 años, manipula un iPod para que su madre pueda escuchar música.
Rivera ha perdido la movilidad.
Mario Yanes contempla una foto de su madre pocos días antes de ser diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer.
"Es normal deprimirse cuidando a una persona con esta enfermedad" , aseguró Yanes, de 51 años.
Bárbara Márquez, de 61 años, conduce la silla de su madre en el Sagebrook Senior Living Home en Carmichael, California.
Márquez toma café con su madre, Florence Márquez, de 85 años, residente del Sagebrook Senior Living Home en Carmichael, California.
Bárbara ayuda a beber el café a su madre.
No puede contener las lágrimas al ver su madre. "La decisión de trasladarla a un centro de asistencia fue una decisión difícil para la familia", dice.
Bárbara Márquez envuelve en un chal a su madre antes de llevarla a pasear.
Bárbara Márquez pasea a su madre Florence.
Florence Márquez, de 85 años, fue diagnosticada con enfermedad de Alzheimer hace ocho años. Vivió en la misma casa durante 50 años, pero un día no pudo encontrar el camino para regresar a ella.
Bárbara Márquez junto a su madre Florence.
Florencia Márquez sostiene una fotografía antigua de ella y sus hermanas.
Las manos de Florence Márquez.
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Tania Yanes, 51, (izquierda) asiste a un grupo de apoyo de cuidadores en Canoga Park, California. Yanes dice que las sesiones la han ayudado a entender cómo cuidar mejor a Blanca Rosa Rivera, su madre, quien tiene Alzheimer.
Imagen Heidi de Marco/Kaiser Health News
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