"Todo lo que puedo decir es que lo siento", dijo entre sollozos Julia Poff, una mujer de Texas sentenciada este lunes a 10 años en una prisión federal por su participación en el envío de explosivos en 2016 al expresidente Barack Obama, el gobernador de Texas Greg Abbott y el director interino de la agencia del Seguro Social.
"Todo lo que puedo decir es que lo siento": una mujer es condenada a 10 años de prisión por enviar una bomba a Obama
En 2016 Julia Poff envió paquetes explosivos al presidente Obama, al gobernador de Texas, Greg Abbott y a una oficina de la Seguridad Social. Aunque ella negó su participación, luego pidió disculpas a los afectados.

Julia Poff, de 47 años, fue acusada el pasado mes de julio de intentar asesinar a Obama cuando era presidente (2009-2017) y al gobernador de Texas, Greg Abbott, enviándoles paquetes con bombas de fabricación casera.
El paquete dirigido al expresidente fue interceptado en una instalación de la Casa Blanca en la Base Bolling de la Fuerza Aérea en Washington D.C. La instalación fue evacuada y un experto en explosivos del FBI confirmó que se trataba de una bomba, según el informe oficial del caso.
El gobernador de Texas incluso llegó a abrir el paquete, pero no estalló debido a que no lo abrió de la manera en que estaba previsto que lo hiciese, según consta en la acusación. La residencia del gobernador fue desalojada en ese momento.
El artefacto fue fabricado empleando una cajetilla de cigarrillos, que contenía pólvora negra y pólvora usada en juegos artificiales.
Hubo un tercer paquete que Poff envió a la Administración del Seguro Social y que tampoco fue abierto.
Durante la audiencia de juicio la mujer negó su participación en el complot y dijo que tanto ella como su familia ayudaban a mucha gente.
"Mi problema es que tengo un corazón enorme y confío demasiado en la gente", añadió Poff y luego comenzó a recitar partes de la Biblia.
Entonces la jueza de distrito Vanessa Gilmore la detuvo y la emplazó a explicar por qué envió esos paquetes explosivos, reportó el diario The Houston Chronicle.
"Háblame, no me leas versículos de la Biblia", le ordenó la jueza Gilmore. "Necesito entender por qué dices que has hecho el bien a tanta gente y cómo eso concuerda con el hecho de que hiciste bombas y las enviaste con la intención de matar".
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"No sé qué estamos haciendo aquí. No tenemos nada que ver con esto. Nosotros no hicimos esto", respondió entre lágrimas.
Después de consultar con su abogado, Poff se disculpó. "Lo siento por la gente a la que he lastimado", añadió.
De acuerdo con la investigación fiscal, fue por un pelo de un gato que hallaron en la estampilla de la caja como lograron llegar hasta Poff. Las pruebas determinaron que el cabello era consistente con el de la mascota de la mujer.
Adicionalmente, un teléfono móvil hallado en la caja fue identificado por la hija de Poff como su antiguo celular.
Durante la investigación en su contra, los detectives tuvieron conocimiento de que Poff intentó averiguar quiénes eran los testigos que estaban hablando con el FBI y con el jurado indagatorio. Además, les pidió a sus conocidos no dar declaraciones a los investigadores federales.










