Contratar o nombrar a un familiar a un puesto de la Casa Blanca era una práctica que estaba desapareciendo, pero ahora parece estar regresando con el presidente Donald Trump.
¿Nepotismo en la Casa Blanca? El Departamento de Justicia dice que no
El Departamento de Justicia dice que el presidente tiene “autoridad especial en asuntos de contrataciones” y que una regulación sobre anti-nepotismo no aplica a la Casa Blanca.

Los casos involucran a muchos de sus altos asesores y funcionarios como la portavoz de la Casa Blanca Kayleigh McEnany, la asesora de Trump Kellyanne Conway y el abogado del presidente Rudy Giuliani, reportó The Washington Post.
McEnany, por ejemplo, contrató el mes pasado al primo de su esposo, Sean Gilmartin, como asistente de comunicaciones.
Giovanna Coia, quien hasta el mes pasado trabajó en el equipo de prensa de la Casa Blanca, es prima de Conway. Coia hace poco se casó con el sobrino del vicepresidente Mike Pence, John Pence, asesor de la campaña de Trump.
Ser pariente de alguien que trabaja en la Casa Blanca parece ser una gran ventaja para conseguir un trabajo en el gobierno de Trump, agregó el diario citando casos de personas que trabajan en la campaña de Trump o en el equipo encargado de comunicar el mensaje del presidente.
Andrew Giuliani, sobrino del exalcalde de Nueva York y abogado personal de Trump, trabajó en la oficina de enlace con el público, mientras que Laura Schlapp, sobrina de Mercedes Schlapp, exdirectora de comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca, trabaja como especialista de asuntos públicos en el Pentágono.
Mercedes Schlapp, dejó de trabajar en la Casa Blanca en junio para irse de asesora a la campaña de Trump.
Y por supuesto, la hija del presidente, Ivanka Trump, y su esposo, Jared Kushner, son asesores en la Casa Blanca. Ivanka Trump se encarga de asuntos de mujeres, familias y desarrollo económico, mientras que Kushner es miembro del grupo encargado de lucha contra el coronavirus, estratega principal del plan de paz de Trump para el Medio Oriente, manager de la construcción del muro fronterizo así como de otros asuntos.
Contratar parientes para puestos altos era relativamente común en el siglo XIX. En el siglo XX, Franklin D. Roosevelt y Dwight Eisenhower nombraron a sus hijos para altos puestos. John F. Kennedy nombró a su hermano Robert como secretario de Justicia y en 1993 Bill Clinton nombró a su esposa Hillary como miembro de un grupo especial sobre reforma de salud, por lo cual fue criticado por los republicanos.
Esta práctica fue desapareciendo conforme a restricciones establecida tras una sucesión de leyes federales y fallos judiciales, agregó el periódico. Pero en el 2017, el Departamento de Justicia concluyó que el presidente tiene “autoridad especial en asuntos de contrataciones” y que una regulación sobre anti-nepotismo no aplica a la Casa Blanca.
Jordan Libowitz, portavoz de Ciudadanos para la Responsabilidad y Ética en Washington, dijo al diario que no hay suficientes evidencias de que alguna de estas contrataciones haya quebrantado las regulaciones federales contra el nepotismo, (pero) crean interrogantes más amplias sobre el mérito (de los contratados o nombrados)”.
“Si estas personas fueron contratadas en base a sus lazos familiares y no en su capacidad para hacer los trabajos, eso dejaría a los contribuyentes representados por un gobierno que no está capacitado para hacer el mejor trabajo”, dijo al periódico. “Para esto no hay mejor ejemplo que Jared Kushner, quien al parecer está haciendo la mitad de los trabajos en la Casa Blanca pero ninguno lo hace bien”.
La Casa Blanca no respondió al artículo, pero personas cercanas a la Casa Blanca dijeron al diario que contratar familiares o gente conocida tiene pocas desventajas y podría ser provechoso.
McEnany “no hubiera contratado a (Chad Gilmartin) si no supiera que él puede hacer el trabajo”, dijo un funcionario que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para hablar públicamente sobre el asunto. “Ella sabía que él lo podía hacer. Y él puede hacerlo”.
















