"Me llamo Alejandra, estoy completamente sana y aún así he decidido quitarme mis dos senos"

Alejandra Campoverdi, quien fuera asesora para medios hispanos en la Casa Blanca, narra por primera vez en español cómo tomó la decisión, al igual que Angelina Jolie, de hacerse una doble mastectomía preventiva para reducir el 85% de probabilidades que habita en sus genes de desarrollar cáncer de seno.

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Por:
Alejandra Campoverdi.
Alejandra Campoverdi fundó 
<a href="https://twitter.com/wellwomanco">The Well Woman Coalition</a> para ayudar a las mujeres de color a cuidar de su salud.
Alejandra Campoverdi fundó <a href="https://twitter.com/wellwomanco">The Well Woman Coalition</a> para ayudar a las mujeres de color a cuidar de su salud.
Imagen Archivo particular

Mi nombre es Alejandra Campoverdi y acabo de quitarme mis dos senos sanos. Nunca imaginé que escribiría estas palabras, pero dado el devastador historial médico de mi familia solo espero evitar tener que escuchar algún día las palabras: "usted tiene cáncer de mama".

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Fui criada por una madre soltera que emigró a los EE. UU. desde México apenas unos años antes de que yo naciera. Pasé mi infancia en un apartamento de tres habitaciones en donde vivíamos ocho miembros de la familia a la vez. Tuvimos mucho amor, pero no muchos recursos. Sin embargo, logré gaduarme en Harvard y finalmente trabajé en la Casa Blanca para el Presidente Obama como la primera Directora Adjunta de Medios Hispanos.

He visto de primera mano la angustia que se deriva de un diagnóstico médico devastador porque a cinco mujeres de mi familia, durante tres generaciones se les ha diagnosticado cáncer de mama. Pero nunca pensé que tendría la oportunidad de romper la cadena.

Todo comenzó en 2013. Las noticias hacían eco de la mutación en el gen BRCA1 o BRCA2 como un factor fundamental para aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer. Le pedí entonces a mi madre que se hiciera el test que podía detectar si ella, que ya había tenido cáncer, lo tenía. Yo quería saber si mi propia familia también acarreaba entre sus genes esta mutación que incrementa considerablemente los chances de desarrollar cáncer de seno y de ovarios.

Mi madre llevaba el gen.

Imagen Picasa 2.7


Era entonces mi turno de saber si en mi sangre también habitaba el inminente peligro. Para ese entonces vivía en Miami, y recuerdo vívidamente cuando la enfermera entró en la habitación de la clínica y me dijo que efectivamente, y confirmando todas mis sospechas, yo también lo llevaba en mi ADN.

No lloré. Me sentí, sí, infinitamente conmovida. Tuve angustia y desazón, pero a la vez sentí una profunda conexión con ‘abuelita’ y con las mujeres de mi familia que, por décadas, habían padecido con esto sin siquiera saberlo, sin entender por qué una y otra vez el mismo mal nos acechaba y nos mataba.

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Luego, claro, vino la dura realidad.

Me acababan de informar que a pesar de que todo parecía perfecto en mi vida, tenía un 85% de posibilidades de desarrollar cáncer de seno. No quería resignarme a ese destino, no quería vivir con la idea de que era imposible cambiar nuestra historia familiar.

Le avisé de inmediato a todas mis primas y a las mujeres de mi familia y las alenté a que hicieran lo mismo que yo. Es muy impresionante cómo este tipo de mensajes no llegan de forma contundente entre nuestra comunidad latina. Pareciera que estos análisis y procesos preventivos fueran procedimientos solo permitidos para mujeres blancas con dinero, pero eso no es así.

Justamente en ese proceso de investigar qué podía hacer me enteré de que podía reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de 3 a 5% si tomaba medidas preventivas radicales como hacerme una mastectomía, así que no lo dudé.


Me iba a operar mis dos senos, era una decisión que incluso era difícil de decir, una decisión que tenía duras consecuencias emocionales. Nosotros conectamos indefectiblemente nuestra feminidad con nuestros senos, pero todo este proceso me ha llevado bellamente a descubrir que es mi resiliencia, mi coraje, mi gracia lo que en verdad es la piedra angular de lo que soy como mujer y yo eso no lo voy a perder.

Hace tres semanas me sometí a la primera fase del procedimiento que consiste en separar el pezón del tejido mamario para que aprenda a obtener sangre del tejido más superficial de la piel. Sí, uno de los grandes temores cuando te haces una mastectomía no solo es que tus senos cambien, sino que pierdas tus pezones. Por eso, de la mano de la misma doctora que operó a Angelina Jolie, me sometí a este primer procedimiento conocido en inglés como ‘ nipple delay’ para ayudar a que mis pezones sobrevivan a la mastectomía.

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Sé que estás pensando que esto suena todo terrible y doloroso y en cierto sentido lo es, pero cuando me enfrento a que justamente en estos días le dieron la noticia a mi tía de que el cáncer de sus senos ha vuelto a aparecer, me convenzo más de este camino.

Yo he decidido hacer una cirugía reconstructiva, lo que significa que después de la operación en donde extirparán todo el tejido mamario, habrá un tercer procedimiento en el que, de la mano de un cirujano plástico, me van a poner implantes. Seguro mis senos van a lucir diferentes, pero con toda la tecnología que existe ahora todo puede tener bellos resultados. Pero lo que es una verdad para mí es que es mejor reconstruir mis senos ahora que están sanos que intentar hacerlo cuando estén enfermos.

A veces tú eliges las cosas que más te importan en tu vida, hay veces que esas cosas te eligen a ti. Para mí descubrir que puedo hacer todo esto para prevenir el cáncer de seno ha cambiado la dirección de mi vida drásticamente. Crear y esparcir un mensaje de prevención y de consciencia sobre este asunto se ha convertido en una nueva llama que inspira mi vida.

Esta es la razón por la que fundé The Well Woman Coalition, una iniciativa que permite a las mujeres de color y sobre todo a las latinas tener el control de su propia salud y sanación a través de la concientización, la educación y la defensa. Cuando se trata de cáncer de mama, las mujeres latinas tienen un 69% más de probabilidades de ser diagnosticadas en una etapa avanzada que las mujeres blancas no hispanas.

Para cuando este testimonio salga publicado en Univision Noticias habré salido de mi segunda operación, de la más importante, solo espero que mi propio proceso inspire a muchas otras mujeres latinas.

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Ármense con información, tomen decisiones poderosas y salven su propia vida. Como latinas, no podemos seguir sintiéndonos como víctimas de nuestras circunstancias. Tenemos el poder, incluso ante un diagnóstico difícil, de dirigir nuestra propia salud y curación. Tenemos el poder de salvar nuestras propias vidas.

Este testimonio fue recogido por la periodista Angélica Gallón

Ve también:

Las mujeres con familiares directos con cáncer de mama tienen mayor posibilidad de desarrollar la enfermedad.
Video Predisposición genética para el cáncer de mama
Vergüenza: “Mi marido jamás me hizo sentir que estar sin pelo o sin un pecho era una traba. Era yo la que me juzgaba, pero al final entendí que mi cuerpo es como es. Yo no dejo de ser Viviana, con todo lo que eso significa, por no tener un pecho”. Viviana Veiga. Tiene 38 años y en 2010 le detectaron cáncer de mama. En 2011 tuvo cáncer en la glándula tiroides y a fines de 2014 el de mama hizo metástasis en huesos y ganglios.
Felicidad: “Sentir el viento en el pelo cuando me volvió a crecer”. Adriana Costa Feijóo. Tiene 50 años y en mayo de 2014 le detectaron cáncer de mama con metástasis hepática. El año pasado tuvo metástasis cerebral. ”¡Amo desayunar al aire libre un día de sol!”, agrega.
Información: “Viene bien que den información sobre el cáncer para que la gente se saque ciertos fantasmas: la quimio no te mata, te da vida. El rayo no te quema, te sella todas las células que puedan llegar a tener cáncer. Las cauteriza para que no contaminen a otras células”. Silvina Romera. Tiene 53 años y en 2009 le detectaron cáncer de mama con metástasis en los ganglios. A principios de 2016 le encontraron focos en la médula ósea.
Ausencia: “Amo la vida a pesar de todas las cosas que me pasan. A mi hija ya le avisé, el día que ya no esté, en mi epitafio quiero que diga: ‘contra mi voluntad’”. Beatriz Monje. Tiene 77 años y en el año 1990 le detectaron cáncer de mama. Desde hace dos años, además, convive con un tumor orbitario.
Belleza: “Antes usaba malla enteriza (traje de baño completo). Me daba vergüenza que me vieran el cuerpo. Estaba pendiente de la mirada ajena. Pero el cuerpo no es la persona. El cuerpo se puede deteriorar y la persona no. Mantenés tu esencia, eso que te hace único y valioso. Ahora uso bikini”. Ana María Swistara.Tiene 52 años y su cáncer de mama apareció cuando tenía 45 años. En el 2014 le detectaron metástasis en el hígado.
Dolor: “Al dolor físico posterior a cada quimioterapia, intenté mucho tiempo doblegarlo con más esfuerzo. Hace poco me di cuenta de que era mejor ir más lento, escuchar a mi cuerpo e ir más lento de lo que iba; entonces no lo sobre exijo, por el contrario, soy yo con mi voluntad la que pongo los tiempos y el ritmo, y no la enfermedad a través del dolor”. Sofía Garavaglia. Tiene 39 años. En 2011 le diagnosticaron un cáncer de mama.
Dueño: “El cáncer me hizo tomar las riendas de mi vida. A partir del cáncer me liberé. Antes estaba limitada, impedida, ciega y no veía tantas cosas... pero ahora las veo y no pienso volver atrás. Ahora yo decido”. Cecilia Rogow. Tiene 44 años y hace 4 años le descubrieron cáncer de mama. Al mes de iniciar el tratamiento el cáncer hizo metástasis en huesos, hígado y pulmón.
Urgente: “Si sentís que tenés algo raro, que te molesta, un bultito, no dejés pasar tiempo. Puede ser una pavada pero también puede ser algo malo y lo podés agarrar a tiempo. La salud de uno es prioridad. Y no hay reunión, trabajo o compromiso que sea más urgente que vos”. Ethel Tonello. Tiene 72 años y descubrió su cáncer de mama en diciembre de 2013.
“Cuando me dijeron que tenía cáncer no entendía nada. Salí del consultorio y no paré de llorar. Porque claro, yo en esa época confundía cáncer con muerte”. Francesca Campolo. Tiene 63 años y le detectaron cáncer de mama a los 48 años.
“Vocablos como vida, cielo (...) no significan para ellas lo mismo que para quienes todavía nos desesperamos porque llegaremos quince minutos tarde a una reunión”, explica la introducción de Palabra de mujer. La iniciativa está encabezada por las organizaciones argentinas: Movimiento Ayuda Cáncer de Mama, Atención Comunitario Integral al Paciente Oncológico, Asociación Civil de Lucha contra el Cáncer de Ovario y la Asociación Civil Sostén.
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Vergüenza: “Mi marido jamás me hizo sentir que estar sin pelo o sin un pecho era una traba. Era yo la que me juzgaba, pero al final entendí que mi cuerpo es como es. Yo no dejo de ser Viviana, con todo lo que eso significa, por no tener un pecho”. Viviana Veiga. Tiene 38 años y en 2010 le detectaron cáncer de mama. En 2011 tuvo cáncer en la glándula tiroides y a fines de 2014 el de mama hizo metástasis en huesos y ganglios.
Imagen Cortesía "Palabra de mujer"
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