Dos condenas por manejar borracho serán suficientes para negar la residencia o ciudadanía

El Servicio de Inmigración pone en vigor nuevas reglas acerca del 'buen carácter moral' cuya violación negará cualquier tipo de beneficio migratorio. Incluso será suficiente para que el gobierno inicie un proceso de deportación de Estados Unidos.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Tener un DUI por manejar borracho o drogado es una ofensa muy grave en Estados Unidos que puede complicarle la vida a los inmigrantes. Si eres indocumentado y tienes un DUI, eres una prioridad de deportación para el gobierno de Trump. Si eres residente legal, puedes tener problemas para obtener la ciudadanía. Sepa por qué hoy debes cuidarte más que nunca al volante.
Video Los riesgos del DUI para los inmigrantes legales e indocumentados

Dos o más condenas por manejar borracho, o haber recibido una condena aunque después haya sido modificada o suavizada, son a partir de ahora motivos suficientes para que el servicio de inmigración le niegue un trámite, e incluso sea puesto en proceso de deportación de Estados Unidos.

Así lo anunció este martes la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) en su página digital. La agencia precisó que la implementación de la nueva guía de políticas responde a decisiones recientes tomadas por el fiscal general, William Barr.

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El pasado 25 de octubre la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR) anunció que dos o más condenas por conducir bajo la influencia (de alcohol o drogas) “establece una presunción de que un extranjero carece de buen carácter moral bajo la Ley de Inmigración y Nacionalidad”.

La decisión esclarece uno de los principales requisitos que exige la USCIS para casos, por ejemplo, en los que un inmigrante indocumentado enfrenta deportación y solicita la cancelación del proceso por tener más de 10 años en el país, está casado con una residente o ciudadana y tiene hijos menores de 21 años.

Las nuevas normas

El nuevo reglamento señala que, al momento de solicitar un beneficio de inmigración para el cual se requiera tener buen carácter moral, “un solicitante que tenga dos o más condenas por DUI podría superar esta presunción al presentar evidencia que tiene buen carácter moral, aún en el periodo durante el cual cometió los delitos de DUI”.

La USCIS dice que el término "conducir bajo la influencia de drogas o alcohol" incluye todos los delitos estatales y federales por conducir bajo los efectos del alcohol o drogas, lo que incluye conducir en estado de ebriedad, operar maquinaria bajo la influencia del alcohol o drogas y otras infracciones que hacen ilegal que una persona opere un vehículo de motor mientras esté impedido de hacerlo.

Hasta ahora la ley permitía que, en el caso de inmigrantes indocumentados que llevan más de 10 años en el país y estén casados con un ciudadano(a) y tengan hijos(as), solicite al juez, por medio del Formulario 42B, que cancele la orden de expulsión y, en su lugar, le otorgue la residencia permanente (green card) siempre y cuando cumpla con los tres requisitos señalados, además de tener buen carácter moral.

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“Si bien esta decisión es muy específica, que afecta únicamente a los casos relacionados con el Formulario 42B, la decisión establece la presunción de no tener una buena conducta de carácter moral en un período de 10 años, pudiendo afectar entonces los casos de residencia y también de ciudadanía (naturalización)”, advierte Alex Gálvez, un abogado de inmigración que ejerce en Los Ángeles, California.

Segunda modificación

Además de cambiar el reglamento para castigar la comisión de dos o más DUI, la USCIS dijo que el nuevo reglamento incluye la decisión tomada por el fiscal Barr el 25 de octubre en el caso Thomas y Thompson, en cuando que el “término de encarcelamiento o sentencia" por lo general se refiere a la sentencia penal original de un extranjero, sin tener en cuenta los cambios posteriores a ella.

“Las órdenes posteriores a la sentencia que cambian la sentencia original de un extranjero, solo serán relevantes para fines de inmigración si se basan en un defecto procesal o sustantivo en el proceso penal subyacente”, indicó.

“En respuesta a las dos decisiones recientes del fiscal general, USCIS actualizó las guías de políticas sobre cómo demostrar buen carácter moral para propósitos de inmigración”, dijo Mark Koumans, director de la USCIS.

“Como lo indicó el fiscal general, esta guía mejora la seguridad pública al garantizar que los adjudicadores de USCIS consideren las convicciones de manejar bajo influencia con el estándar de escrutinio apropiado", agregó.

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La USCIS dijo además que bajo la ley de inmigración existen consecuencias de inmigración por condenas y sentencias penales, lo que en algunos casos hace que los solicitantes resulten inadmisibles, sujetos a deportación o inelegibles a un beneficio de inmigración”.

“Ciertos beneficios de inmigración requieren que el solicitante demuestre que un extranjero tenga buen carácter moral para ser elegible al beneficio. Por ejemplo, los solicitantes de la ciudadanía deben demostrar buen carácter moral”, advirtió.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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