"Ella sabía que la iban a matar": salvadoreña trans intentó buscar refugio antes de recibir un disparo mortal

Zashy Zuley del Cid Velásquez se fue de su casa en 2014 tras el rechazo de su familia. Creyó que podía vivir tranquila en otra zona de El Salvador, pero volvió a sufrir humillaciones y golpizas por ser una mujer transgénero. Quería emigrar a EEUU, pero presuntos pandilleros la mataron a tiros en un crimen que ha estremecido a la comunidad LGBT de su país.

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MARCOS ALEMÁN/AP.
Una amiga muestra una foto de Zashy Zuley del Cid Velásquez en San Miguel, El Salvador. Del Cid, una mujer trans de 27 años, fue asesinada a tiros el 25 de abril.
Una amiga muestra una foto de Zashy Zuley del Cid Velásquez en San Miguel, El Salvador. Del Cid, una mujer trans de 27 años, fue asesinada a tiros el 25 de abril.
Imagen Salvador Melendez/AP

SAN MIGUEL, El Salvador — Zashy Zuley del Cid Velásquez abandonó su humilde hogar en 2014 por el rechazo de su familia en la zona costera de El Salvador y migró a San Miguel, al oriente del país, donde pensó que podría vivir sin discriminación ni violencia. Sin embargo, fue víctima de humillaciones y golpizas por ser una mujer transgénero hasta que presuntos pandilleros la asesinaron en una calle solitaria.

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“Zashy vivía desesperada, su familia no la quería por su preferencia sexual y los pandilleros la habían amenazado. Ella sabía que la iban a matar, quería huir del país, irse para los Estados Unidos, pero la mataron de un balazo en el pulmón”, dijo a The Associated Press Venus Nolasco, una mujer trans que dirige el colectivo LGBT “Perlas de Oriente”.

Los migrantes transgénero formaron parte de las caravanas que intentaron llegar a la frontera de Estados Unidos en los últimos años e incluso en esas movilizaciones enfrentaron acoso. Un día después del asesinato de Zashy, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris identificó la violencia contra la comunidad LGBT en Centroamérica como una de las causas de la migración en la región durante una reunión virtual con el presidente de Guatemala, Alejandro GIammattei.

Miembros de la comunidad LGBTQ protestan por el Día Internacional contra la Homofobia en San Salvador, El Salvador, el lunes 17 de mayo de 2021. La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, identificó la violencia contra la comunidad LGBTQ como una de las causas fundamentales de la migración en la región.
Miembros de la comunidad LGBTQ protestan por el Día Internacional contra la Homofobia en San Salvador, El Salvador, el lunes 17 de mayo de 2021. La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, identificó la violencia contra la comunidad LGBTQ como una de las causas fundamentales de la migración en la región.
Imagen Salvador Melendez/AP

A sus 27 años, Zashy se sintió esperanzada con su nueva vida en San Miguel. Rentó una casa en la colonia Ciudad Pacífica, una zona con alta presencia de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) donde también vive su amiga Venus, pero los pandilleros comenzaron a hostigarla hasta que le propinaron una golpiza y le quebraron un brazo.

“Le advirtieron que se fuera, pero ella no hizo caso”, cuenta Venus.

Su amiga la acogió en su casa, pero un día los pandilleros la agarraron. “Se le llevaban, la querían matar, supliqué que no la mataran, que la dejaran libre y que ella se iba ir de la colonia”, relata.

En 2015, Zashy regresó a la casa de sus padres en la jurisdicción de Concepción Batres, departamento de Usulután, pero siguió el rechazo.

“Querían que fuera un niño, trató de complacerlos, pero no pudo, sabía que era una mujer”, añade Venus.

Según agrega, Zashy trató de cambiar, se metió a la Iglesia y tuvo una relación con una muchacha con la que procreó una niña “pero me dijo: hay algo en mí que no deja de gustarme los hombres”. Regresó a San Miguel, rentó una habitación y cumplió el sueño de montar una sala de belleza, pero después fue asesinada.

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ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y la ONG COMCAVIS TRANS apoyaron a Zashy con asistencia humanitaria luego de haber sido forzada a huir. En 2020, la joven se encontraba en un proceso de formación para emprendedores y recibía apoyo de ambas organizaciones en el marco de un proyecto de protección y medio de vida para personas desplazadas internamente en el país.

Tras abrir la sala de belleza, contrató otra mujer trans que le ayudaba y estaba teniendo éxito, por lo que pensaba expandir su negocio. La vida parecía sonreírle, pero la noche del pasado 25 de abril, cuando caminaba en una solitaria calle de San Miguel, Zashy recibió un balazo en la espalda. Transeúntes la auxiliaron y la llevaron al Hospital Nacional San Juan de Dios, donde murió. Hasta el momento no se han producido capturas y Venus piensa que, como otros crímenes de odio perpetrados en el país, “quedará en el olvido, no les interesa lo que nos pasa”.

“Estaba emocionada con sus nuevos planes y su nueva vida. Lamentable y trágicamente, todo llegó a su fin”, dijo a la AP Laura Almirall, representante de ACNUR en El Salvador.
Venus Nolasco, una mujer trans que dirige el colectivo LGBTQ de San Miguel "Perlas de Oriente", sostiene el disfraz que usaría en un desfile su amiga Zashy Zuley del Cid Velásquez en el Día Internacional Contra la Homofobia, en San Miguel, El Salvador, el martes 25 de mayo de 2021.
Venus Nolasco, una mujer trans que dirige el colectivo LGBTQ de San Miguel "Perlas de Oriente", sostiene el disfraz que usaría en un desfile su amiga Zashy Zuley del Cid Velásquez en el Día Internacional Contra la Homofobia, en San Miguel, El Salvador, el martes 25 de mayo de 2021.
Imagen Salvador Melendez/AP


Venus denunció que en San Miguel, a 150 kilómetros al este de la capital salvadoreña, la comunidad trans vive en permanente hostigamiento de las personas homofóbicas, las pandillas, los agentes de la policía municipal y hasta de la Policía Nacional Civil, “que nada hace para investigar los asesinatos de la población LGTBI”.

Según dijo, les tiran piedras, las golpean, las pandillas les cobran renta y cuando llegan a un puesto de la Policía Nacional Civil a poner la denuncia, lo que reciben es rechazo, insultos y desprecio. “Les dicen, no, vos son aquel maricón que se pone en las esquinas, aquí no vengas a reclamar derechos, porque para vos no hay derechos”.
El colectivo “Perlas de Oriente” inició con 50 personas "pero el crimen, y el desplazamiento forzado” lo han minado y ahora solo quedan 35, “entre chicos gay, mujeres lesbianas, mujeres trans y bisexuales”.

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“No sé qué nos depara la vida. Aquí nadie hace algo para protegernos, nos pueden humillar, agarrar a golpes y hasta matar como quieran y no pasa nada, porque para las autoridades no valemos nada”, afirmó Venus.

Bianka Rodríguez, la primera mujer trans seleccionada por ACNUR para ser colaboradora de alto perfil y que dirige la ONG COMCAVIS TRANS, dijo a la AP que la situación del desplazamiento forzado para la población LGBT ha ido en aumento cada año y lamentó que a pesar de que existe una ley de protección de personas desplazadas a causa de la violencia, “ésta no esté siendo efectiva”.

La representante de ACNUR dijo que lamentablemente los desplazamientos múltiples son muy comunes no solo para la comunidad LGBT, sino que miles de personas en El Salvador han sido desplazadas debido a la violencia de las pandillas y “a menudo, encontramos que el desplazamiento no ocurre solo una vez, sino que las familias y las personas son desplazadas más de una vez”.

Venus Nolasco, directora del colectivo LGBTQ de San Miguel "Perlas de Oriente", sostiene un peine que perteneció a su amiga Zashy Zuley del Cid Velásquez.
Venus Nolasco, directora del colectivo LGBTQ de San Miguel "Perlas de Oriente", sostiene un peine que perteneció a su amiga Zashy Zuley del Cid Velásquez.
Imagen Salvador Melendez/AP

Según un informe sobre la situación salvadoreña y que fue elaborado por COMCAVIS TRANS, los principales perpetradores de la violencia contra la población LGBT son las pandillas (62%) y agentes del Estado (21%), lo que involucra a la Policía Nacional Civil y a la fuerza armada.

Según cifras de COMCAVIS TRANS, más de 600 asesinato de personas LGBTI han sido registrados desde 1993 en El Salvador. En 2019 certificaron 84 casos de personas LGBT desplazadas internamente y otras ocho que salieron del país, pero fueron deportadas y siguen necesitado protección.

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Rodríguez señaló que en 2019 hubo diez crímenes por odio —ocho mujeres trans y dos hombres gay— mientras que en 2020 se registraron ocho crímenes por odio, cinco contra hombres gay y tres contra mujeres trans.

Ve también:

<b>Grecia Herrera, fundadora del albergue Respetttrans, para mujeres transgénero. </b>El albergue nació en 2018, cuando las caravanas de migrantes centroamericanos se llenaron de personas de la comunidad que viajaron a Estados Unidos para pedir asilo. Antes de la pandemia, el albergue llegó a tener entre 70 y 120 personas en sus espacios. Cuando el covid-19 arreció, cuenta que ese número bajó fuertemente hasta un máximo de 30 personas bajo su techo.
El albergue tiene una capacidad de 400 personas que pueden ser ubicadas en sus cuatro pisos. Pero con la pandemia debieron reducir la operación a la mitad. Desde la llegada de Biden al gobierno, el lugar ha estado ocupado a su máxima capacidad: 
<b>hasta 200 personas a diario, y la mayoría no son de la comunidad trans sino migrantes expulsados por Estados Unidos bajo Título 42.</b> Esta política cayó por sorpresa para las autoridades mexicanas y también para las organizaciones que los reciben bajo su techo.
Respetttrans es uno de los 18 albergues que operan en Ciudad Juárez. Está en pleno centro, en una zona pobre de la ciudad. 
<b>Desde su ventana puede verse un tramo del Río Bravo y el muro que limita con Estados Unidos.</b> Es una organización sin fines de lucro que vive de colaboraciones de particulares, todas reducidas por la pandemia. En momentos como el actual, incluso han debido pedir a los migrantes donaciones de dinero, de hasta cinco pesos, para comprar comida, pañales, lo que haga falta.
"Ningún albergue estaba preparado", dice Herrera al referirse al movimiento de migrantes llegando a Ciudad Juárez bajo Título 42. "A lo mejor 
<b>sí teníamos contemplado que se iba a disparar un tanto todo esto de las migraciones, pero no sabíamos que iba a ser tan rápido", </b>agrega.
Otro de los albergues que opera en Ciudad Juárez es el Buen Samaritano. Está ubicado a las afueras, al noreste de la ciudad en un área de calles de tierra y, por ende, de difícil acceso. Cuando el pastor Juan Fierro asumió la dirección de este lugar en 2017, le ordenaron que solo recibiera a hombres. Pero en 2018 el número de migrantes llegando a la frontera sobrepasó a esa norma. 
<b>"Tuve que tomar decisiones en ese momento y recibí a hombres y mujeres", </b>recuerda. Ahora, con la expulsión masiva de migrantes bajo Título 42 hacia Ciudad juárez, ha decidido admitir incluso a familias enteras con sus niños.
Desde mediados de marzo, cuando Estados Unidos empezó a expulsar a un número mayor de migrantes bajo Título 42 hacia Ciudad Juárez, Fierro estima que 
<b>la ocupación del Buen Samaritano ha escalado hasta 200%.</b> El aumento en la expulsión de migrantes a México se explica en un incremento de la migración por la frontera sur por la desinformación sobre la apertura de la frontera de Estados Unidos y por el engaño de los coyotes, que han prometido a los migrantes un cruce seguro si vienen con niños.
<b>Rosa Mani es coordinadora de un hotel habilitado en Ciudad Juárez por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) </b>para filtrar a los migrantes que llegan, mantenerlos en cuarentena en sus espacios y así evitar un brote de covid-19 en los albergues. Este espacio opera desde mayo de 2020, así que ha albergado a solicitantes de asilo que fueron devueltos a México bajo los Protocolos de Protección de Migrantes, personas que quedaron en situación de calle debido a la pandemia y, ahora, a los expulsados de Estados Unidos bajo el Título 42, que representan 60% de la población total de este espacio. El hotel tiene 47 habitaciones: 10 de ellas están destinadas para las personas positivas de covid-19, en el resto hay migrantes que esperan que se abra un espacio en la red de albergues disponible.
"Antes, con los Protocolos de Protección de Migrantes, sabíamos que les decían que iban a esperar seis meses, un año, porque traían un papel con su cita. 
<b>Ahora, los de Título 42 no sabemos cuánto tiempo van a esperar",</b> dice el pastor Juan Fierro, que cuenta que en su espacio la mayoría son mujeres y niños.
El 5 de abril de 2021, la alcaldía abrió un albergue para aumentar la capacidad de la red instalada en la ciudad, la mayoría operada por organizaciones de fe. Ese mismo día, recibieron a 43 migrantes, 14 niños y 29 adultos. Esperaban poder hacerles la prueba de descarte de covid-19 antes de ingresar, pero no llegaron, así que tuvieron que optar por organizar a esas primeras personas con una litera de por medio.
"La decisión de abrir el albergue fue el incremento y saturación de los demás albergues que tenemos en la ciudad", dijo Rogelio Pinal, director de Derechos Humanos de la alcaldía. En dos días acondicionaron un gimnasio con 200 literas, 400 cobijas y 400 colchonetas. Escogieron este espacio además por la cercanía con una de las policías de la zona. No se tiene un estimado de cuándo cerrará. Pinal asegura que mas bien están evaluando qué otros espacios de la ciudad se pueden tomar como albergue.
<b>"Yo creo que ninguna autoridad estaba preparada para esto", dice Pinal.</b> Como no esperaban la expulsión de tantos migrantes, no se contempló una partida especial para atender el problema. "En frontera estamos acostumbrados a que tenemos personas migrantes que van a Estados Unidos, pero no sabemos hasta qué momento podemos soportar como gobierno a una cantidad de personas".
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Grecia Herrera, fundadora del albergue Respetttrans, para mujeres transgénero. El albergue nació en 2018, cuando las caravanas de migrantes centroamericanos se llenaron de personas de la comunidad que viajaron a Estados Unidos para pedir asilo. Antes de la pandemia, el albergue llegó a tener entre 70 y 120 personas en sus espacios. Cuando el covid-19 arreció, cuenta que ese número bajó fuertemente hasta un máximo de 30 personas bajo su techo.
Imagen Anna Clare Spelman/Univision
Según su amiga, Virginia Flores, las autoridades migratorias estadounidenses no creyeron en la discriminación y amenaza de muerte que tenía Camila en su país natal y fue deportada. Flores asegura que el racismo contra su comunidad es grave en El Salvador y que la mayoría de los asesinatos de personas transgéneros no son resueltos.
Video Una mujer transgénero pidió asilo en EEUU pero fue deportada y al llegar a El Salvador fue asesinada
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