“El cartel del ‘Mencho’ está comprando todo”, se leía en un mensaje por la red social Facebook que un presunto traficante de armas le envió el 26 de mayo de 2020 a uno de sus cómplices. El acusado, Marco Santillán Jr, de 29 años, se refería al interés del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por adquirir armas de fuego y balas capaces de penetrar vehículos blindados, detalla una acusación criminal.
El suburbio de Los Ángeles que se volvió escondite de un arsenal que usa el Cartel de Jalisco
Un operativo federal concluyó con el decomiso de seis rifles de asalto y cientos de miles de balas que intentaban llegar a las manos de los sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generación. Cinco integrantes del grupo que supuestamente adquirió dicho armamento fueron arrestados por las autoridades.

Horas más tarde, Santillán Jr mandó un video por el mismo portal en el que aparece sosteniendo varios billetes de 100 dólares formando un abanico. “La venta de armas de fuego al CJNG fue rentable”, se le escucha decir en la grabación, que ahora es parte de la evidencia que la Fiscalía federal presentó a un gran jurado para señalarlo de conspiración para contrabandear armas a dicho grupo criminal mexicano.
El presunto jefe de esta célula delictiva es su padre, Marco Antonio Santillán Valencia, de 51 años, quien habría convertido su casa y una bodega rentada en la ciudad de Whittier, un tranquilo suburbio hispano al este de Los Ángeles, en un escondite del arsenal de tipo militar que le pedía el cartel.

En la operación llamada ‘Semper Infidelis’, las autoridades les decomisaron seis rifles de asalto, más de 250,000 rondas de municiones, así como más de 300,000 dólares en piezas de armas y kits para ensamblar varias ametralladoras rotativas de seis cañones o “mini-pistolas”, capaces de efectuar hasta 6,000 disparos por minuto.
Las compras ocurrieron al menos desde marzo de 2020, cuando los habitantes de todo el país estuvieron en cuarentena para tratar de contener la pandemia del coronavirus. Ellos adquirían el arsenal de tiendas de Oregón y Nevada. Las balas las conseguía de varios locales en todo el país. Posteriormente ocultaban la mercancía en Pahrump, Nevada, donde vivía Santillán, y en la casa de su padre en Whittier.
La acusación afirma que la mayor parte del arsenal llegaba hasta la residencia del jefe de la banda, en la calle Foxley de Whittier, ubicada cerca de la intersección más grande de esa ciudad, detrás de un hospital y una tienda Home Depot. Desde ese lugar enviaban el armamento a México.
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“Se llevaron todo nuestro efectivo”
La investigación incluyó espiar las comunicaciones telefónicas y por Facebook de este grupo. En uno de esos mensajes, el 13 de julio de 2020, Santillán Jr envió fotos y videos mostraban varios rifles Barrett calibre .50 y rifles FN-SCAR, así como partes de armas de fuego y municiones.
“Usando lenguaje codificado, le informó a la persona que la munición consistía en balas incendiarias perforantes calibre .50”, detallan documentos judiciales.
Los fusiles de francotirador calibre .50 son altamente codiciados por los carteles mexicanos, porque pueden perforar vehículos blindados y hasta derribar un helicóptero. El Departamento de Justicia (DOJ) cree que el Cartel de Jalisco es ahora el que tiene mayor poder de fuego en México.
En una conversación telefónica espiada el 5 de agosto de 2020, el jefe de la banda le pidió a uno de sus empleados, Anthony Marmolejo Aguilar, de 30 años y vecino de Whittier, que se comunicara con la oficina de alguaciles del condado de San Bernardino para preguntar sobre municiones y bienes que les había decomisado cinco días antes.
Sucede que tanto los policías de ese condado, como los de Pahrump, Arizona, les incautaron de manera coordinada aquel día más de 100,000 balas calibre .223 y aproximadamente 10,000 balas incendiarias perforantes calibre 50.

Marmolejo cumplió la orden, llamó a los alguaciles, pero poco pudo hacer. “Se llevaron todo nuestro efectivo”, lamentó el líder de esta organización al recibir la noticia vía telefónica.
Otros acusados son Michael Díaz, de 33 años y residente de Moreno Valley, y Luis De Arcos, de 51 años y habitante de Midway City (ambas ciudades están en California).
Quien hasta ahora ha logrado evadir a la justicia es Rafael Magallón Castillo, de 34 años y originario de Oceano, en la costa central de California. Se cree que se esconde en México.
Se declaran inocentes
“Este caso alega un esquema para proporcionar potencia de fuego de grado militar a una importante organización de traficantes de droga que comete actos de violencia atroces en México para promover su objetivo de inundar Estados Unidos con narcóticos peligrosos y mortales”, dijo el fiscal Tracy L. Wilkison en un comunicado.
“Continuaremos nuestros esfuerzos para desmantelar los carteles de la droga apuntando a sus líderes y a sus soldados, interceptando sus narcóticos y sus ganancias financieras ilícitas, y enjuiciando a quienes proporcionen los recursos que permiten a los cárteles participar en actos de violencia", agregó.
Kristi K. Johnson, director asistente de la oficina en Los Ángeles del Buró Federal de Investigaciones (FBI), dijo por su parte que esta operación concluyó asestando un golpe a traficantes de armas. Señaló que el CJNG no solo usa su poder de fuego para atacar a grupos rivales, “sino también a ciudadanos mexicanos inocentes y a las fuerzas del orden público mexicanas”.
En sus comparecencias el 19 de enero en una corte federal de Los Ángeles, Santillán, De Arcos y Díaz se declararon inocentes. La audiencia de Santillán Jr se programó para el próximo 2 de febrero.
El cargo de conspiración para violar las normas de administración de exportaciones conlleva una sentencia máxima legal de 20 años en una prisión federal, mientras que los cargos de intento de contrabando conllevan cada uno una pena máxima de 10 años en prisión.




































