Exjefa de la ONU sobre cambio climático advierte que a la economía de EEUU no le conviene salirse del Acuerdo de París

Christiana Figueres advierte que esto "condenaría a Estados Unidos a permanecer en el siglo XXI con las tecnologías del siglo XX".

alejandravargas.jpg
Por:
Alejandra Vargas Morera.
Fotografía tomada en el 2016 cuando Figueres lideraba la Cumbre del Clima.
Fotografía tomada en el 2016 cuando Figueres lideraba la Cumbre del Clima.
Imagen Getty Images

Christiana Figueres Olsen es una costarricense que tiene más de dos décadas dedicadas a la protección del medio ambiente. La frase-bandera de esta antropóloga, economista y diplomática es que “ lo imposible no es un hecho, es una actitud”.
Con esa convicción, en diciembre del 2015 ella lideró el histórico Acuerdo de París sobre cambio climático donde representantes de 195 nacionales se comprometieron públicamente a reducir sus emisiones de CO2 a la atmósfera para evitar el efecto invernadero y paliar el avance del calentamiento global.
Por su aporte, fue nombrada por la revista Time como la única mujer latinoamericana en la lista de los 100 líderes más influyentes del mundo.
Actualmente ella tiene su propia organización llamada Global Optimism mediante la cual se dedica a dar seguimiento a los planes y proyectos que persiguen reconversiones tecnológicas para paliar el efecto invernadero en todo el mundo.
Ante los rumores de una posible salida de EEUU del Acuerdo de París, esto le respondió este miércoles a Univision Planeta desde su oficina en Costa Rica.

PUBLICIDAD

¿Cuáles son los escenarios que usted visualiza si en el mediano plazo si los actuales líderes de EEUU deciden apostar de nuevo por combustibles fósiles como lo han prometido?
“La verdad es que a mí me da tristeza ver lo que está sucediendo. Me da tristeza por la economía de Estados Unidos. Decisiones que saquen a su economía de los avances tecnológicos sobre todo en materia energética global pueden condenar a Estados Unidos a permanecer en el siglo XXI con las tecnologías del siglo XX. Por supuesto que es su derecho hacerlo, pero no les conviene. Habiendo dicho esto la verdad es que no sabemos todavía qué es lo que va a hacer el gobierno estadounidense. Hay muchos rumores y reportes, muchas conversaciones y especulación, pero no se ha tomado ninguna decisión y yo pienso que ahí lo que están haciendo es calibrando cuáles serían los beneficios y costos de tomar decisiones drásticas".

¿Y porqué no les conviene apostar por combustibles fósiles?
"La descarbonización de la economía ya es imparable porque ya se salió de la esfera política, ideológica y de creencias que es donde estábamos desde hace unos 10 años. [Se entiende por descabonización a la sustitución de energías y procesos limpios y amigables con el ambiente que promueven el desuso de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono CO2 a la atmósfera y favorecen el efecto invernadero].
Ahora si estamos en una etapa de avance tecnológico que conlleva no solo a la mayor existencia y diseminación de todas esas tecnologías limpias y renovables sino que también se ha disminuido muchísimo el costo. Desde el 2010 ha bajado el costo de la energía renovable en un 80% y sigue bajando exponencialmente. Ya no se trata de una ideología de los fósiles contra los renovables sino de una decisión financiera y económica, se trata de cuál es la energía más barata que se puede lograr. Para mí no hay ninguna duda que la energía que más está avanzando es la energía solar, tanto por la baja precipitada de costos como por el avance en la efectividad. Pero no se le queda atrás la energía eólica, que sigue bajando en sus costos".

PUBLICIDAD

Si EEUU decidiera salirse del Acuerdo de París como se ha sugerido, ¿le preocupa el futuro y cumplimiento de este convenio mundial?
"Estoy convencida que el Acuerdo de París es un acuerdo robusto por varias razones. Primero, porque no es un acuerdo de uno o dos países sino de 195 naciones. Ninguna acción unilateral o de un país, cualquiera que sea, puede echarlo para atrás. Además, está construido sobre lo que le interesa a cada país. Ahí nadie está haciendo nada en contra de su voluntad. Ya se han presentado 185 planes de cambio climáticos nacionales porque en cada nación saben que esos cambios serán para su propio beneficio, que enfrentarse al cambio climático es un 'buen negocio' para su propio desarrollo y competitividad económica. Además, esto ocurre en momentos donde hay claros avances tecnológico y un abaramiento de esa tecnología. Yo espero que los Estados Unidos hagan lo que es más razonable y beneficioso para su propia economía, pero si no lo hace, los otros países sí que lo van a seguir haciendo".

Alguna vez China se consideró el país más contaminante y más resistente a regular las emisiones a la atmósfera, pero este año, al mismo tiempo que en EEUU se debate la inversión estatal en cambio climático y la creación de enormes oleoductos, China ha prometido públicamente liderar con la descarbonización de su economía. ¿Podríamos estar viendo aquí un intercambio en los roles de ambos países en la lucha ambiental? ¿Cómo puede pasar que de pronto sea al revés de como solía ser?
"Sí, es muy interesante ver que por lo menos se vislumbra esa posibilidad. No está garantizado porque nadie sabe a ciencia cierta qué va a hacer Estados Unidos todavía, pero es que es verdad que el discurso del presidente Xi Jinping en el Foro Económico Mundial de Davos en enero de este año 2017, dejó muy claro que China tiene muy claro que ellos van a liderar lo que ellos llaman la sociedad y la civilización ecológica. Y ojo que no lo hacen porque sean unos angelitos en el cielo porque ellos surgieron gracias a los combustibles fósiles. Pero se han dado cuenta que de aquí en adelante tanto por el bienestar de su pueblo como por la competitividad internacional es una gran ventaja volcarse hacia la tecnología limpia. Esa decisión no la hacen dependiendo de si Estados Unidos dice sí o no al Acuerdo de París. Es una decisión doméstica que va para adelante. Ahora, si los Estados Unidos se decide a tomar una decisión diferente será una decisión unilateral suya y no afecta la acción ni el liderazgo chino".

PUBLICIDAD

O sea que usted sigue siendo optimista sobre la lucha contra el cambio climático aunque Estados Unidos decidiera apartarse oficialmente del compromiso internacional...
"Yo sigo siendo optimista a pesar de la situación que se describe en Estados Unidos. Los argumentos en pro de la descarbonización son tecnológicos, económicos, políticos, sociales, morales. Son tantos los imperativos que apuntan en la misma dirección que yo creo que esto ya es imparable e inevitable. La manera que yo lo explico es con una metáfora del océano. Las mareas suben y bajan pero hay corrientes por debajo imparables. Esas mareas que suben y bajan no es lo mismo que la corriente y no cambian la dirección de las corriente. Tendemos a ahogarnos y a cerrar la visión que tenemos porque observamos que la marea sube o baja pero no deberíamos, es que eso tiene que ser así y es un proceso completamente natural. Lo importante que no podemos perder de vista es que la dirección de la corriente está fijada y vamos hacia la descarbonización de la economía del mundo".

¿Qué le dice Christiana Figueres a los negaciones del cambio climático?
“A mí me parece que hay al menos dos fuentes de información muy clara. Una proviene de todos los análisis científicos que están midiendo la concentración creciente de gases de efecto invernadero y su efecto sobre los cambios en la distribución hidrográfica en el mundo y además de la temperatura. Esas cosas juntas llevando al deshielo y a zonas que se están desertificando de una manera acelerada. La otra fuente de evidencia es cualquiera de nosotros que tiene dos ojos, que sale y ve que la naturaleza ya está cambiada. Yo estoy en Costa Rica en este momento y en este país no solo tenemos animales que están migrando por las temperaturas sino también los árboles están migrando. Ya algunos están subiendo las montañas porque en las latitudes donde crecían antes ya están demasiado calientes para ellos".

PUBLICIDAD

"Sinceramente el ser escéptico a que hay cambio climático en la Tierra es igual a negar la fuerza de la gravedad en el planeta. Y el que yo niegue que existe la fuerza de gravedad en el planeta pues no le disminuye la fuerza. Yo puedo amanecer todos los días y decir, no yo no pienso que hay fuerza de gravedad y tengo ese derecho, pero eso no cambia la realidad. Hay ciertas realidades físicas con las cuales tenemos que lidiar y la gravedad es una de esas. Por más que yo lo niegue, no lo voy a cambiar. El cambio climático y la concentración de gases de efecto invernadero es otra realidad y por más que se niegue eso no se va a cambiar”.

¿Qué y quiénes son los más vulnerables a la inacción contra el cambio climático?
"Hay una mayor concentración de poblaciones vulnerables en muchos países en desarrollo y sobre todo en esos países cuyo territorio está por debajo del nivel del mar y cuyas fuentes acuíferas ya están salinizadas (es agua salada) y por ello ya no tienen agua para beber. También me preocupan los sitios donde son muy vulnerables al alza del nivel del mar como muchas islas que podrían desaparecer. Aquí en nuestro continente tenemos también poblaciones que dependen de los glaciares para sobrevivir, como en los Andes. Me importa muchísimo el impacto nocivo de consecuencias que ya estamos viendo, eso es lo que más me angustia".

En el Día Internacional de la Mujer: ¿Cuál cree usted que es el valor de la participación femenina en la lucha contra el cambio climático?
"Claro que me encanta la idea de que haya más mujeres en carreras de ciencia y tecnología que aporten en la lucha contra el cambio climático y el desarrollo, pero creo que hay que empezar por erradicar por la violencia física y luego invertir en la educación de niñas con igual fervor que se hizo en la de los niños. Por el propio beneficio de la sociedad y el crecimiento económico, hay que abrirle la posibilidad a que las mujeres puedan contribuir con todo el potencial que tenemos. Tenemos miles de años de estarle invirtiendo a la educación y oportunidades de hombres, hay un tremendo rezago histórico y muchos pendientes para dotar a las mujeres de esa educación y oportunidades también, incluso en el liderazgo político de las mujeres".

Key West, el punto más sureño de los Estados Unidos, no escapa los efectos del cambio climático. Este destino turístico de casitas playeras de madera, antiguo hogar del escritor Ernest Hemingway y conocido también como la Conche Republic, es de muy baja elevación y sucumbe fácilmente ante el creciente nivel del mar. El Army Corps of Engineers estima que en los próximos 30 años las aguas subirán unas 15 pulgadas.
El amazonas es la selva tropical más grande del mundo. Sus más 2.3 millones de millas cuadradas de extensión se expanden a través de nueve países. En ella se encuentra un sinfín de biodiversidad de la cual aún se siguen descubriendo especies. Además de sufrir destrozos por actividades humanas como la tala y la contaminación, las severas sequías agravadas por el cambio climático destruyen gran parte de estos bosques y los dejan más susceptibles a incendios forestales.
Alaska es el estado más grande de los Estados Unidos. Repleto de vastos terrenos de solo naturaleza y junto al círculo ártico, ya sufre grandes cambios por el calentamiento global que le causa, entre otras consecuencias, la erosión costera, retroceso de los hielos y derretimiento del permafrost.
Los Alpes, cadena montañosa del centro de Europa que se extiende a través de ocho países, son un destino preferido para esquiadores. Sin embargo, el calentamiento global está reduciendo no solo la duración de la temporada de nieve sino que a algunos sitios, de elevación más baja, hay veces que ya ni siquiera se junta suficiente precipitación para practicar el deporte.
Las islas Maldivas, un grupo de atoles de baja elevación en el Océano Índico conforman la nación de menor elevación del mundo. Sus paradisíacas playas de arena blanca ya van desapareciendo por la subida del mar que amenaza con borrarlas del mapa por completo. En respuesta, el país se ha comprometido a tener un balance de carbono neutro antes del año 2019.
<br>
Las orillas del mar muerto, que separa a Israel de Jordania, están retrocediendo a un ritmo de 3.3 pies por año. Este mar, conocido por la dificultad de hundirse en sus aguas por su alta salinidad, ya ha perdido un tercio de su superficie porque ambos países desvían el 90% del agua proveniente del río Jordán, que históricamente ha abastecido esta masa de agua rico en minerales.
Venecia ya es famoso por su relación cercana con el agua, con sus canales llenos de agua proveniente del mar Adriático, es común que su Piazza San Marco así como en otras partes de la ciudad se inunden con frecuencia. Sin embargo, las inundaciones en este destino romántico podrían pasar a severas con el creciente nivel de mar. Aunque activistas ya han invertido en compuertas para reducir el impacto, no hay cómo saber realmente qué futuro le depara a la ciudad de las góndolas.
La gran barrera de coral, ubicada fuera de la costa australiana de Queensland, es el arrecife más grande del mundo. Se extiende por más de 1,600 millas y tiene más de 100 islas y 3,000 arrecifes individuales. La acidificación de los océanos por su aumento de temperatura está acabando con este patrimonio natural de la humanidad.
Napa Valley, en California, una de las regiones vitivinícolas más conocidas del mundo, es un destino preferido por los amantes del vino. La producción de la vid en esta región podría tener que cesar por el cambio en el clima que ya está afectando la cosecha, con veranos más largos y calurosos. Las tendencias en cambio de temperaturas amenazan con ser incompatibles con las condiciones necesarias para la producción. Esto podría, también acabar con el gran turismo que abastece la economía de la región.
1 / 9
Key West, el punto más sureño de los Estados Unidos, no escapa los efectos del cambio climático. Este destino turístico de casitas playeras de madera, antiguo hogar del escritor Ernest Hemingway y conocido también como la Conche Republic, es de muy baja elevación y sucumbe fácilmente ante el creciente nivel del mar. El Army Corps of Engineers estima que en los próximos 30 años las aguas subirán unas 15 pulgadas.
Imagen Getty Images

.

En alianza con
civicScienceLogo