Las aves que podremos ver en los parques nacionales de EEUU dependerán del cambio climático

El alza de las temperaturas altera el hábitat y los procesos biológicos de cientos de especies como la emblemática águila calva, que podría dejar de verse en el Gran Cañón del Colorado en el 2040, advierte un estudio del Servicio de Parques Nacionales y la National Audubon Society.

Mónica Isola Wiesner - portrait
Por:
Mónica Isola Wiesner.
Desde la década de 1950, Alaska se ha recalentado el doble de rápido que el resto de Estados Unidos, y el paisaje del Parque Nacional y Reserva de Denali que allí se encuentra sigue ese ritmo. A medida que continúa calentándose y la frecuencia de las nieves de verano disminuye, 40 especies de aves podrían mudarse hacia allí durante el verano.
Para el año 2050, los visitantes de Denali podrán ver aves selváticas como las piranga capucha roja, carpinteros moteados y picogordos degollados que se reproducen en el parque, junto con los chipe de magnolias, de collar y otras currucas que buscan refugio en este bosque que estará entonces más fresco. Para prepararse para la afluencia potencial de especies tropicales, los gerentes del parque deberán, en consecuencia, considerar administrar para una nueva diversidad de hábitats.
Cada pico en el Parque Nacional de las Montañas Rocosas alberga una colección única de bosques, que muy probablemente serán afectados por el cambio climático.
A mediados de siglo XXI, se prevé que el clima del parque mejorará para las aves que viven en bosques secos a media altura, como el piranga capucha roja, el carpintero moteado y el picogordo degollado, y empeorará para las aves en bosques más frescos, húmedos y de gran altitud, como el carpintero americano de tres dedos, el camachuelo picogrueso y el clarín norteño. Se recomienda que los administradores de los parques hagan un seguimiento de las poblaciones de aves y, en la medida de lo posible, preserven los tipos de bosques más raros.
Para el año 2050, los visitantes podrían encontrar una nueva combinación de aves rapaces que se elevan sobre el Parque Nacional del Gran Cañón, un corredor de aves rapaces, y área designada de importancia mundial para las aves. El milano cola blanca, las aguilillas gris y rojinegra pueden colonizar el parque.
Sin embargo, se espera que las águilas reales y calvas disminuyan, y que las últimas posiblemente se extingan localmente. Los bosques de pinos y enebros del parque también podrían verse afectados por el calentamiento y las condiciones cada vez más secas, amenazando a aves especializadas como la chara piñonera y el bajapalos enano. Mucho dependerá de los flujos continuos del río Colorado, donde las águilas calvas se congregan y cazan, y cómo esa vía fluvial continúa siendo manejada.
El Parque Nacional Yellowstone es actualmente el hogar de una gran cantidad de especies de aves canoras que anidan en sauces que crecen junto a los ríos occidentales. Se prevé que el clima adecuado persistirá para varios de estos pájaros cantores ribereños, como el chipe amarillo, el gorrión cantor y papamoscas saucero, una especie prioritaria para el parque. Pero puede alcanzar a ser demasiado seco y caliente para otros, como el chipe corona negra, vireo gorjeador y gorrión de Lincoln. Debido a que estas especies dependen del sauce, los administradores del parque pueden continuar protegiendo los sistemas naturales, incluido el apoyo a grandes carnívoros y castores, los cuales promueven sauces sanos junto a las corrientes beneficiosas para los pájaros cantores ribereños.
Mejor conocido por sus formaciones escarpadas, el Parque Nacional Badlands, en Dakota del Sur, también es un destino de observación de aves para sus especies de pastizales. Para el año 2050, las condiciones más cálidas y secas pueden desencadenar una disminución en las aves de pastizales que se reproducen allí en verano, como el zarapito ganga, la alondra cornuda y el tecolote llanero.
El azulejo pálido puede resultar extirpado del parque. Mientras tanto, las especies más adaptadas a las áridas Grandes Llanuras, como el milano de Mississippi, la codorniz cotuí y el tirano tijereta rosado, y al suroeste, como la codorniz escamosa, tirano chibiú y cuervo llanero, pueden prosperar dentro de sus fronteras. Preservar pastizales saludables daría a todas las aves la mejor oportunidad posible.
El Parque Nacional Acadia de Maine se extiende sobre los bosques caducifolios orientales y boreales del norte, atrayendo aves cantoras reproductoras, incluyendo casi dos docenas de especies de currucas en verano.
Para el año 2050, a medida que el clima se calienta, muchos pájaros cantores boreales, como los chipe castaño y garganta naranja y el carbonero boreal, pueden reproducirse en bosques más frescos al norte de las fronteras del parque. Al mismo tiempo, los humedales, lagos y la costa de Acadia están a punto de crecer. Las aves acuáticas como el avetoro norteño y el zambullidor pico grueso pueden omitir sus migraciones hacia el sur e invernar en Maine. Y el amado colimbo común de Maine podría dejar de reproducirse en Acadia. Expertos recomiendan que los gerentes mantengan los humedales y continúen monitoreando las currucas reproductoras.
Bosques de varios tipos cubren el 95% del Parque Nacional Shenandoah e invitan a una variedad de aves a visitar durante todo el año, ya sea que se reproduzcan en verano, migren en primavera y otoño o que pasen el invierno. A medida que los bosques se calientan, una cantidad de aves que se reproducen en Shenandoah en el extremo sur de su área de distribución, incluidos los zorzales y las currucas, podrían dejar de encontrar el clima adecuado en el parque ubicado en Virginia. En invierno, sin embargo, el clima del parque puede ser adecuado para 43 especies, que podrían colonizar el parque. Estos incluyen varios pájaros como el mascarita común y el gorrión cola blanca, que actualmente se reproducen o migran a través de Shenandoah, y pueden comenzar a invernar allí también.
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Desde la década de 1950, Alaska se ha recalentado el doble de rápido que el resto de Estados Unidos, y el paisaje del Parque Nacional y Reserva de Denali que allí se encuentra sigue ese ritmo. A medida que continúa calentándose y la frecuencia de las nieves de verano disminuye, 40 especies de aves podrían mudarse hacia allí durante el verano.
Imagen Tim Rains/NPS

Las simbólicas águilas calvas, las aves nacionales de EEUU, podrían desaparecer por completo del Parque Nacional Gran Cañón durante los inviernos debido al calentamiento global.

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Hasta el 25% de las especies de aves serían afectadas por el fenómeno, porque no se podrán adaptar a los cambios ambientales por la velocidad con la que se producen y necesitarán desplazarse a áreas donde ahora no son capaces de habitar.

Los parques nacionales que les proveen a las aves un sitio de refugio ante muchas de sus amenazas no podrán protegerlas de los efectos del cambiante clima.

Un nuevo estudio publicado por la organización protectora de aves National Audubon Society y el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos puso la lupa exclusivamente sobre las consecuencias del cambio en las condiciones climáticas sobre las aves de Estados Unidos a través del tiempo.

En su publicación se explica cómo, si los humanos continuamos lanzando a la atmósfera gases de efecto invernadero, el calentamiento global alterará para siempre las condiciones ambientales que presenta cada área protegida, y como consecuencia, esto se reflejará en una modificación de qué especies se encuentren en cada uno de ellos.

Según el pronóstico del estudio, estos cambios se verían de forma clara en el año 2040.

Así, especies que históricamente se han encontrado en un parque podría resultar localmente desplazadas. Estas mismas también podría comenzar a frecuentar otros sitios, posiblemente dentro de otro parque, donde antes no se avistaban.

Sensores que proveen información ambiental en tiempo real, contenedores de basura inteligente y mapas y recursos turísticos en tu teléfono móvil son algunas de las alternativas que, según un reciente reporte, podrían asegurar el futuro de los parques nacionales ante sus constantes recortes presupuestarios.
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Los especialistas analizaron 274 sitios distintos con un enfoque en los 53 parques más conocidos del país en los que registraron 513 especies de aves. Como producto de la investigación, la publicación incluye una lista de cada una de las especies que habitan en cada parque hoy y las que se estima que habitarán allí (y las que habrán desaparecido) a mediados de siglo.

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También clasificaron a cada parque en una de tres categorías de potencial de extirpación y colonización por parte de las aves. Basados en esto, recomiendan para los parques que presentan una baja a intermedia probabilidad de estas modificaciones, una estrategia en la que se enfoca en la conservación a nivel de hábitat, enfatizando la restauración del paisaje y mantenimiento de los recursos evitando su modificación y reduciendo presiones.

Para los parques con alto potencial de intercambio de especies, recomiendan enfocar en acciones que incrementen la capacidad de las especies de responder a los cambios ambientales como por ejemplo aumentar la cantidad de hábitat disponible para las especies, y trabajar en cooperación con agencias y terratenientes para mejorar la conectividad de estos hábitats protegidos. También un trabajo más intensivo en actividades directamente relacionada a la fauna como el monitoreo de nidos y su translocación en caso de ser necesario.

Esperan que esta información recolectada y su análisis sirva para dos propósitos: por un lado resaltar la severidad de las implicaciones del cambio climático y por el otro, brindar información útil para la implementación acertada de estrategias adaptativas de manejo de los recursos naturales y tierras protegidas en adelanto a los cambios que se avecinan.

Pingüino gentú (
<i>Pygoscelis papua</i>) con su cría en Antártida. Como lo describe la fotógrafa, autora de la imágen, Deborah Albert: "El amor más cálido en el sitio más frío". Ganadora del concurso fotográfico de la sociedad conservacionista de aves Audubon.
El aterrizaje "forzoso" de un cárabo lapón (
<i>Strix nebulosa</i>) sobre una rama en el Parque Nacional Grand Teton en Wyoming. Fotógrafo: Steve Mattheis. Imágen ganadora de la categoría Profesional de los Audubon Photography Awards 2017.
Dos abejarucos carmesí del sur (
<i>Merops nubicoides</i>) en pleno combate territorial, sobre el río Luangwa en el Parque Nacional Luangwa del Sur de Zambia. Cada encuentro dura apenas unos segundos en el aire y a simple vista solo se puede apreciar un borrón de plumas rojas agitadas. El autor de la imagen, Zachary Webster, quiso compartir el detalles que solo se aprecian en la imágen congelada. Ganadora de la categoría Jóvenes.
Un mirlo cinchado (
<i>Ixoreus naevius</i>) se posa delicadamente sobre una rama llena de frutos en el Arboreto del Washington Park, en Seattle. Heather Roskelley Pasó cuatro días visiatando el parque sin suerte de ver estos especímenes hasta el último día, por lo que expresa que "a veces la paciencia y perseverancia realmente dan frutos". Ganadora de la categoría Amateur.
Bandadas de gansos blancos (
<i>Chen caerulescens)</i> y grullas grises (Grus canadensis) levantan vuelo apenas se asoma el sol tras una mañana trmentosa de enero en el Bernardo Waterfowl Management Area en Nueva México. Foto por Karen R. Schuenemann. Ganadora de la mención de honor en la categoría Profesional.
Un zopilote común (
<i>Coragyps atratus</i>) mientras encuentra su eje de equilibro al posarse sobre el palo más alto del sector donde un grupo de sus equivalentes disfrutaba de un festín de carroña. El fotógrafo Will Hilscher dice no haber apreciado la belleza de esta especie hasta que se le presentó esta oportunidad de fotografiarlos justo frente a su casa en Round Rock, Texas. Ganadora de la mención de honor en la categoría Jóvenes.
Un polluelo de cisne mudo (
<i>Cygnus olor</i>) entre su madre y padre mientras la pareja busca comida bajo agua. Para el fotógrafo Christopher Schlaf, esta imágen representa la dificultosa supervivencia de los animales ya que esta cría es la última de ocho hermanos, a pesar de la naturaleza protectora de los padres en esta especie. Ganadora de la mención de honor en la categoría Amateur.
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Pingüino gentú ( Pygoscelis papua) con su cría en Antártida. Como lo describe la fotógrafa, autora de la imágen, Deborah Albert: "El amor más cálido en el sitio más frío". Ganadora del concurso fotográfico de la sociedad conservacionista de aves Audubon.
Imagen Deborah Albert/Audubon Photography Awards 2017
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