Algunas escuelas de Missouri azotarán a los alumnos. Explicamos por qué es una barbaridad

Un distrito escolar de Missouri permitirá que los estudiantes sean golpeados en las nalgas con una regla de madera. ¿Sirve de algo el castigo físico para los niños? La respuesta es un rotundo no.

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
Luego de la masacre en la Escuela Primaria Robb, muchos niños y jóvenes en Uvalde, Texas, sienten temor de iniciar el nuevo año escolar. Esta situación ha llevado a los padres a matricular a sus hijos en clases virtuales o en escuelas privadas, donde las inscripciones se han duplicado. A pesar de las acciones tomadas por las autoridades, muchos estudiantes siguen sintiendo ansiedad y miedo de volver a estar dentro de un plantel educativo. Más noticias en Univision.
Video “Es aterrador”: estudiantes en Uvalde dicen no estar preparados para volver a clases presenciales tras la masacre

Utilizar los azotes como medida disciplinaria es tan buena idea como dispararse a los pies, como explicamos más abajo. Pero esto no ha detenido al consejo escolar de Cassville, en el sur de Missouri, que este curso escolar recuperará los castigos físicos, una medida disciplinaria que no se usaba desde 2001, según el diario local Springfield News Leader.

Son los propios padres los que demandaron esta medida disciplinaria, según dijo Merlyn Johnson, superintendente de la escuela de Cassville. "Las quejas que hemos escuchado de algunos de los padres es que no quieren que los estudiantes sean suspendidos. Quieren otra opción", dijo Johnson en declaraciones a The Hill. "Y así, esta era otra opción que podíamos utilizar antes de llegar a ese punto".

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El castigo corporal se utilizará como "último recurso" si otras medidas disciplinarias no funcionan, dijo Johnson, y el castigo sólo se utilizará de "forma razonable y por recomendación del director". El castigo corporal, que deberá contar con el beneplácito de los padres, será administrado por un director y en presencia de un testigo. Nunca se infligirá en presencia de otros estudiantes, dijo Johnson, y se infligirán "uno o dos" golpes a los alumnos más jóvenes y hasta tres golpes a los mayores.

"Cuando sea necesario utilizar el castigo corporal, se administrará de forma que no haya posibilidad de que se produzcan lesiones corporales o daños. No se permite golpear a un estudiante en la cabeza o en la cara", informa el Springfield News-Leader. El único castigo permitido es "golpear las nalgas con una paleta".

¿Es todo esto una barbaridad? Sí, y además es inútil.

Cuanto más se castiga a los niños, más antisociales se vuelven

Esta escuela, y muchas otras en EEUU, hacen caso omiso de la ciencia: azotar tiene el efecto opuesto a lo que los padres o educadores normalmente buscan, y todavía peor: cuanto más se castiga a los niños, más agresivos y antisociales se vuelven. Cinco décadas de investigaciones con 160.000 niños dan la razón a quienes creen que no hay un buen azote a tiempo.

El análisis más completo sobre el asunto, elaborado por la Universidad de Texas en Austin y la Universidad de Michigan, concluye que pegar a los niños cuando se portan mal tiene efectos similares al abuso físico. Cuantos más azotes reciben, más probabilidades hay de que los niños desafíen a sus padres y experimenten comportamiento antisocial, agresión, problemas de salud mental y dificultades cognitivas.

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“Nuestro análisis se centra en lo que la mayoría de los americanos reconocería como un azote y no un comportamiento potencialmente abusivo”, señala Elizabeth Gershoff, profesora de la Universidad de Texas y coautora del estudio. “Encontramos que el azote está asociado a resultados perjudiciales no intencionados y no con obediencia, que es lo que pretenden los padres que disciplinan a sus hijos”.

La justicia mira hacia otro lado

A pesar ello, la práctica es bastante común. De acuerdo con los datos del Centro Nacional de Información Biotecnológica, alrededor de 160,000 estudiantes son víctimas de castigos físicos en escuelas públicas de esos 19 estados cada año. Una encuesta de 2013, por otra parte, encontró que el 81% de estadounidenses creen que “dar un azote a los niños a veces es apropiado”.

Estados Unidos, además, no cuenta con leyes que prohíban los castigos corporales: 31 estados tienen leyes que lo prohíben en los colegios, pero continúa siendo legal en 19 estados, entre ellos Florida, Texas, Arizona, Nuevo México y Mississippi. La jurisprudencia que permite este asalto a los menores es tremendamente obsoleta: data de 44 años atrás.

Niños negros y discapacitados reciben más abusos

Que los castigos recaigan con mayor frecuencia en niños negros y discapacitados, como prueban los estudios, debería ser un motivo suficiente para cuestionarlo.

Este es uno de los argumentos que esgrime un informe difundido por los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) para pedir campañas educativas y más legislación para reducir los castigos corporales. “Esperamos que nuestro estudio anime a los padres para que prueben otras formas de disciplina no punitivas”, señalan los autores de la macro investigación.

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La Academia Americana de Pediatría es una de muchas organizaciones que se opone al castigo corporal. Esta institución advierte de que pegarle a los niños perpetúa un ciclo de violencia y solo hace que los niños actúen violentamente por su cuenta con otros compañeros o hacia sí mismos.

“Un azote nunca es la manera de corregir a nadie, a un niño tampoco”, dijo la pediatra Lucía Galán a Univision Noticias. “ Después de pegar a nuestro hijo acabamos con cualquier otro recurso de educación, negociación y aprendizaje. ¿Qué hay después de eso? Nada. Y además, de nada sirve. Lo único que conseguiremos es que o bien genere miedo (nefasto para un niño) o que él, por imitación, nos pegue o abuse de la fuerza con otros niños y en otras circunstancias (Como mi mamá me pega, yo pego”, señala.

Alternativas a los azotes

La psicóloga y maestra Virginia González cree por su parte que el castigo físico ni es terapéutico para el que lo imparte, ni pedagógico para el que lo recibe. “Se trata de un descontrol emocional personal del adulto, un desahogo momentáneo que normalmente genera a continuación malestar y sentimiento de culpa. Nadie concibe que en su trabajo, aunque sea por su bien, reciba un tortazo de su jefe al cometer algún fallo”.

Además de humillar al niño y dañar su autoestima proporciona un modelo a imitar y del que aprender. No le enseña por qué suceden las cosas ni cómo hacerlas correctamente. El niño acaba obedeciendo por miedo al castigo, pero sin comprender el motivo de la sanción en la mayoría de los casos. Y por supuesto, termina por impedir la comunicación entre padres e hijos.

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González propone alternativas como alejarse, una forma de serenar el ánimo y pensar en lo que debemos decir cuando estemos otra vez con el niño. Y, tras la tormenta, hacer las paces: los padres pueden volver a mostrarse cariñosos y hacer saber a sus hijos que su enfado, por muy fuerte que parezca, es pasajero. Cualquier cosa, en fin, menos recurrir a la violencia.

La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado 
<a href="http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2018/08/16/peds.2018-2058">El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.</a>
Los pediatras recuerdan que el juego es la herramienta por excelencia para ayudar a los niños a lidiar con el estrés tóxico, construir buenas relaciones con los padres y mejorar las habilidades necesarias para manejarse en el mundo de hoy.
Los expertos muestran su preocupación por 
<b>la falta de juego en nuestra sociedad </b>y se refieren en su informe a las numerosas investigaciones sobre los beneficios, a todos los niveles, del juego.
“Recomendamos que los doctores receten juegos" a los pacientes más pequeños, dijo el pediatra Michel Yogman, principal autor del informe de la AAP.
A pesar del gran número de estudios que prueban sus ventajas, el tiempo de juego se redujo un 25% entre 1981 y 1997. Por otra parte, el 30% de los niños que van a la guardería ya no tienen recreo. El tiempo ha sido reemplazado por clases, según las investigaciones de Advances in Life Course Research citadas por la APP.
Una investigación nacional entre cerca de 9,000 padres de niños en edad preescolar encontró que 
<b>solamente la mitad salía fuera a jugar o pasear diariamente con el padre o la madre</b>.
<b>Los preescolares ven 4,5 horas de televisión al día como media,</b> indican los pediatras. Esto a pesar de que numerosas investigaciones relacionan el consumo de televisión con una vida sedentaria y mayores riesgos de obesidad, entre otros problemas.
“El uso de medios como televisión, videojuegos, teléfonos móviles o tabletas está disminuyendo el tiempo de juego entre los niños. 
<b>Es preocupante que la inmersión en medios electrónicos capture el tiempo para el juego real, tanto dentro como fuera de casa</b>”, dijo el pediatra Jeffrey Hutchinson, coautor del informe.
Alicia Banderas, psicóloga española autora del libro 
<a href="http://www.aliciabanderas.es/libros/" target="_blank">Niños sobreestimulados </a>señala que en la etapa infantil (de 3 a 6 años) la tecnología es innecesaria. “A esas edades, 
<b>los niños aprenden a través de las sensaciones</b>. Cuando deslizan el dedo índice por la pantalla no se produce ningún aprendizaje”.
"Tu hijo va a ser más inteligente cuanto más juego libre tenga, cuanto más explore por sí mismo", dice Banderas. “Cuando estás frente a una pantalla, con gran estímulo visual, 
<b>terminas por perder el interés ante las cosas naturales, mucho más sutiles</b>. Para seguir teniendo interés necesitas cada vez más y más dosis de estimulación”.
El 
<b>aburrimiento</b>, sostiene Banderas, es algo que tiene que suceder: “Generas estrategias para salir de él, e imaginación. La creatividad surge porque eres capaz de generar soluciones alternativas a un problema”.
La AAP sostiene que
<b> facilitar el impulso natural del niño a jugar </b>contribuye en mayor medida al aprendizaje que las motivaciones externas como las notas.
“La próxima vez que tu hijo te diga que quiere jugar contigo, di que sí”, señala Yogman, coator del estudio.
<a href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pieter_Bruegel_the_Elder_-_Children%E2%80%99s_Games_-_Google_Art_Project.jpg">Juegos de niños</a> es un cuadro de 1560 de Peter Bruegel que muestra niños de todas las edades (246, según los expertos) entretenidos con todo tipo de juegos. En el mismo cuadro pintado hoy, muchos niños seguramente aparecerían sentados frente a sus pantallas.
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La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.
Imagen Sasha_Suzi/Getty Images/iStockphoto
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