“En el mundo hay 7,000 enfermedades raras. Mi hija padece tres”

En 2011, con tan solo 11 años, Bella García comenzó a sufrir intensos dolores de cabeza. Los médicos aseguraron que estos eran producto de una sinusitis o meras migrañas, pero su mamá intuyó que se trataba de algo más. Insistió hasta que finalmente dieron con el diagnóstico: un extraño tumor que les cambiaría la vida para siempre. Hoy en el #RareDiseaseDay buscan crear conciencia.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
“Vamos a contarle a la comunidad que existen estas enfermedades y que tres de ellas afectaron a mi hija. Muchas veces quienes las padecemos nos encontramos en el anonimato y segregados porque la gente no lo sabe y no se ha creado conciencia”, dice García.
“Vamos a contarle a la comunidad que existen estas enfermedades y que tres de ellas afectaron a mi hija. Muchas veces quienes las padecemos nos encontramos en el anonimato y segregados porque la gente no lo sabe y no se ha creado conciencia”, dice García.
Imagen Cortesía Facebook María García

Si en 2011 María García se hubiera limitado a creerle a los doctores que le decían que los intensos dolores de cabeza que sufría su hija de para entonces 11 años eran migrañas o consecuencia de la sinusitis, quizá todavía hoy no tendrían un diagnóstico.

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Durante meses, tuvo que convencer al seguro médico y a los especialistas de que le hicieran exámenes más exhaustivos, y, finalmente cuando los resultados de estos llegaron todos dieron normales. “Su hija no tiene nada”, concluyeron, pero García sabía que se equivocaban.

Su intuición no le falló. Tras una larga noche de severos dolores de cabeza y vómitos, se presentó en la sala de emergencias con resultados en mano y decidida a que le dieran respuestas. “Vieron los análisis y me dijeron que no tenía nada, que me fuera a casa, pero les dije que de ahí no me movía y que tendrían que llamar a seguridad. Que quería que le hicieran más pruebas”, cuenta a Univision Noticias.

Una doctora decidió hacerle caso y ordenó una tomografía computarizada. A los 40 minutos regresó con el diagnóstico: Bella tenía un tumor en el cerebro.

Después, durante una visita al neurólogo, se enterarían de que se trataba de un craneofaringioma, un tipo de tumor muy raro localizado en la glándula pituitaria y el hipotálamo. Aunque no es canceroso, puede crecer y presionar varias estructuras del cerebro, causando síntomas que incluyen cambios en la visión, problemas hormonales, defectos de crecimiento, dolores de cabeza, náuseas y vómitos, pérdida del equilibrio y sordera.

Bella comenzaba así a formar parte de los 25 millones de estadounidenses que sufren de una enfermedad rara. De las 7,000 que existen en el mundo, a ella desde entonces le ha tocado vivir con tres: el craneofaringioma, insuficiencia suprarrenal y diabetes insipidus.


Las dos últimas son una secuela de la cirugía donde removieron el tumor que además le hizo perder parte de la visión en ambos ojos.

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La insuficiencia suprarrenal obliga a Bella a tomar esteroides de por vida ya que su cuerpo no produce cortisol, una hormona que ayuda al cuerpo a lidiar con el estrés y que también regula la glucosa en la sangre y la presión arterial. Si se le presenta una crisis suprarrenal (lo que puede ocurrir ante una enfermedad, infección o accidente) debe recibir atención médica de inmediato; de lo contrario, puede morir.

La falta de protocolos médicos estandarizados ante este problema de salud es una amenaza constante para su salud. “Tiene orden médica de no poder esperar ante una emergencia, pero el personal de los hospitales o ambulancias no sabe exactamente qué hacer ante estos casos”, relata García.

Luchar contra las trabas del sistema médico es otra de las batallas que, al igual que muchos familiares de pacientes con enfermedades raras, ella emprende a diario.

El hecho de vivir en la localidad de Port Isabel, en Brownsville, Texas, impone retos aún mayores por la falta de especialistas en esa zona y las limitantes de las compañías de seguros. “Durante meses tuve que rogarle a la aseguradora que nos dejaran trasladarnos a Houston para ver a un endocrino y esa espera dejó un saldo en la salud de mi hija”, cuenta.

Imagen Marta Piñol/ Agencia EFE


El endocrino que había autorizado su seguro le recetó demasiados esteroides, lo que hizo que Bella subiera mucho de peso hasta alcanzar la obesidad mórbida. “Antes de la cirugía pesaba 102 libras, y al año y medio después de la operación estaba en 214”.

No ayudó el que Bella también sufriera de otra enfermedad rara, la Diabetes Insipidus, que tiene como síntoma el hambre excesiva, sed extrema (sobre todo de líquidos fríos) y ganas de orinar constantes. “Quiere comer las 24 horas los 7 días a la semana”, cuenta García.

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A diferencia de lo que sugiere su nombre, la Diabetes Insipidus no está relacionada con el control de glucosa en sangre, sino con la capacidad de los riñones de eliminar agua. Siempre está el riesgo de deshidratación o de que sufra un desbalance.

"Vivimos segregados, en el anonimato"

Hoy, a sus 17 años, Bella toma 20 pastillas al día, tiene 9 enfermedades diagnosticadas y debe ir a control con 8 especialistas, pero nada de eso la detiene.

Actualmente cursa el 11vo grado en la Secundaria de Los Fresnos, de donde espera graduarse en 2020 con honores. Quiere estudiar Educación Especial en la Universidad y practica danza folclórica. “Ella es una guerrera. A pesar de todo sigue en pie y creyendo en su Salvador que es Cristo”, dice García.

Apenas termine el año escolar, Bella debe someterse a una segunda operación para eliminar un aneurisma y el craneofaringioma, que desafortunadamente ha vuelto a crecer.

En el cumpleaños número 17 de Bella, ella y su familia decidieron sumarse a la campaña con motivo del Día de las Enfermedades Raras.
En el cumpleaños número 17 de Bella, ella y su familia decidieron sumarse a la campaña con motivo del Día de las Enfermedades Raras.
Imagen Cortesía María García


“Como mamá me siento inquieta. Soy humana y me preocupo, pero tengo mucha fe”, confiesa Yolanda quien este 28 de febrero, Día Mundial de las Enfermedades Raras, fue a la escuela de su hija para crear conciencia en torno a estas condiciones.

“Vamos a contarle a la comunidad que existen estas enfermedades y que tres de ellas afectaron a mi hija. Muchas veces quienes las padecemos nos encontramos en el anonimato y segregados porque la gente no lo sabe y no se ha creado conciencia”, explica e invita a quienes atraviesan una situación similar a que busquen apoyo a través de las redes sociales y grupos de Facebook.

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A su hija le inculca la importancia de visibilizar su condición y de hablar abiertamente de su diagnóstico. “Cuando le cuentas a la gente, deja de juzgarte y te admira porque entiende lo que estás pasando. Así te conviertes en ejemplo a seguir para otros niños”.

Es algo que María también practica a diario. “Yo antes no sabía nada de esta condición. No tengo grado universitario, pero ya me he convertido en una experta y estoy estudiando para convertirme en enfermera y así ayudar a mi hija. El amor no conoce de barreras”, dice y rescata uno de los lemas de la Organización Nacional de Enfermedades Raras: Alone, we're rare, together we're strong (en soledad somos raros, pero juntos somos fuertes).

Si quieres ayudar a Bella puedes contribuir con su Fundraiser.

Definitivamente 
<b>uno de los días más felices en la vida de cualquier mamá es cuando tu pequeñito se va a casa</b>. La imagen muestra a mi guerrera tras superar su etapa en la unidad de cuidados neonatales. Su mami (yo) muy orgullosa lo compartió en Instagram. ¡Bravo! Lloré de la emoción.
Mia Michelle nació por cesárea con apenas 30 semanas. En la imagen, estoy más dormida que despierta, pero amando cada segundo de este momento. Se la habían llevado a cuidados intensivos y fui a verla. Pesó 2.260 kilogramas y midió 42 centímetros. Era el momento de concentrar las buenas vibras y oraciones para que expulsara el líquido amniótico que absorbió.
<b>Mi tren celestial en la incubadora</b>. La fe es algo que no se puede describir, pero tampoco hace falta que te la expliquen. Cuando con amor se pide, hasta cosas imposibles son concedidas.
La lactancia se vive de otra manera cuando tienes un bebé prematuro. Gracias al sacaleches, esa máquina maravillosa, pude alimentar a Mia durante sus primeros dos meses.
<b>Una enfermera neonatal no sólo es una segunda mamá para los prematuros, sino también el apoyo más incondicional para los padres</b>. Para nosotros se convirtieron en familia y todavía hoy, cuatro años después, cada vez que podemos las visitamos.
Les presento al señor monitor. 
<b>Esta pantalla termina convirtiéndose en tu aliado en el hospital. Aunque no quieras verla, tienes que entenderla</b> e interpretar sus registros. La primera vez que esta bendita máquina soltó un pitazo horrible, nosotros no teníamos ni la menor idea de lo que pasaba. Resulta que los prematuros tienden a experimentar bradicardia o la apnea del sueño. Una de las enfermeras nos dio una explicación que jamás olvidaré: nuestros pequeños súperhéroes no están del todo listos y se quedan dormiditos, y 
<b>hay que tenerlos monitoreados 24/7 para evitar que se les olvide respirar.</b>
Un #TBT de aquellos largos meses 
<b>alimentando por sonda y viviendo literalmente un día a la vez</b>. Cada vez que algo me agobia, intento recordar aquellos dos meses en #NICU en donde lo único que importaba era que esta pequeñita siguiera respirando solita.
Quizá uno de los momentos más difíciles que vive una mamá en su proceso de parto prematuro, es entender que su bebé debe quedarse en el hospital porque ocurre una desconexión abrupta. Una buena manera de 
<b>retomar ese vínculo es mediante el contacto piel con piel.</b> Mi esposo y yo lo disfrutamos mucho y cada vez que podíamos le pedíamos a las enfermeras que nos dejaran tener a Mia en nuestro regazo. Esta técnica 
<b>regula la frecuencia cardíaca y respiratoria, beneficia el proceso de adaptación a estímulos y sincroniza la temperatura corporal</b>.
El monitor cardíaco nos acompañó hasta la casa y lo tuvimos allí durante un mes
<b>. No saben la tranquilidad que esto genera en los papás de prematuros, así que no se asusten si les dicen que su bebé debe tenerlo</b>. Ulises, nuestra mascota, quedó loco con los sonidos que emite el monitor cuando el bebé se mueve y se pierde el contacto. La idea es que si bajan las pulsaciones, el aparato chilla. Papá, Mamá, Ulises y todo el edificio estaban atentos a ese sonido.
Esta foto registra la vez que Mia tuvo que ser ingresada de nuevo al hospital por un episodio que atentó contra su vida. 
<b>Aunque emocionalmente fue un momento duro, quiero verlo hoy desde la calma y la felicidad, agradecida de tener a mi hija sana</b>. Hoy celebro que todo pasa, hasta la más horrible tormenta, la más terrible situación. A los padres de bebés prematuros nos enseñan a
<b> hacer CPR para asistir a los bebés, a reaccionar ante un buche que se atora</b>. Hagan este curso. Es una tranquilidad estar preparados para lo que sea.
Los avances de Mia gracias a las clases de estímulo temprano. Foto 1: primera clase. Tenía 7 meses y todavía no se sentaba. Foto 2: cumpleaños de papi. Todos los bebés cantaron cumpleaños feliz. Foto 3: 'Patuque Pa Dentro Time'. Foto 4: última clase de Mia con 11 meses bailando y casi dando pasito pasito.
Tu primer cumpleaños: justo como lo soñamos, princesita Mia.
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Definitivamente uno de los días más felices en la vida de cualquier mamá es cuando tu pequeñito se va a casa. La imagen muestra a mi guerrera tras superar su etapa en la unidad de cuidados neonatales. Su mami (yo) muy orgullosa lo compartió en Instagram. ¡Bravo! Lloré de la emoción.
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