Por qué ya no es suficiente la inmunidad de rebaño del 70% para frenar la pandemia

El covid-19 se ha hecho más contagioso. Esto ha hecho que sea prácticamente imposible erradicarlo pese a la existencia de las vacunas.

Por:
Salvador Peiró.
El epidemiólogo Dr. Omar González explica la importancia de vacunarse y detalla como funciona la inmunidad de rebaño para lograr que la población sea inmune al virus.
Video ¿Qué es la inmunidad de rebaño?, un experto responde

El concepto de inmunidad colectiva (o de rebaño, del término inglés herd immunity) se emplea para referirse a cosas diferentes. En general se utiliza para referirse a la protección indirecta frente a la infección que obtienen las personas susceptibles de una población cuando existe una proporción elevada de personas no susceptibles (inmunes a la infección, sea tras recuperación de infección natural o tras vacunación) en esa población.

La experiencia histórica muestra que en muchas infecciones (viruela, polio, sarampión, difteria, tosferina, paperas, etc.) los inmunizados son resistentes a nuevas infecciones por el mismo agente y, si su proporción en una población es suficientemente alta, conforman una barrera que interrumpe las cadenas de transmisión.

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Así protegen indirectamente a las personas no inmunizadas y, ocasionalmente, permiten la eliminación o, incluso, la erradicación de la infección.

Últimamente, y en relación con la vacunación frente al covid-19, el término de inmunidad colectiva se usa cada vez más para referirse a un concepto un tanto diferente: el umbral de inmunidad de rebaño (en inglés, Herd Immunity threshold, HIT)

Este umbral alude a la proporción mínima de personas inmunes en una población que es necesaria para alcanzar una disminución en la incidencia de la infección, aproximando la proporción mínima de personas de una población que deberían ser vacunadas para proteger a toda la población.

En este sentido, a finales del año pasado, Anthony Fauci, asesor médico jefe de la Presidencia de Estados Unidos y uno de los inmunólogos más prestigiosos del mundo, declaró a CNN que seria necesario vacunar entre el 70% y el 85% de la población de Estados Unidos para la alcanzar la “inmunidad de rebaño” frente al SARS-CoV-2.

Fauci matizaba que había que ser “humilde” con estos cálculos y que, “ en realidad no sabemos cual es la cifra real”. Pero su prudencia no impidió que se desatara la –también colectiva– “fiebre” del 70% en los medios de comunicación (y gobiernos) de muchos países.

Tampoco evitó la subsiguiente decepción cuando países con porcentajes de vacunación elevados ( especialmente Israel, ver figura 1) experimentaron durante este verano importantes repuntes en la transmisión a pesar de haberse acercado a la citada cifra.

Imagen Our World in Data/ Oxford University


¿Cómo se calcula el umbral de inmunidad colectiva?En su forma más simple, el umbral de inmunidad colectiva depende, esencialmente, del número básico de reproducción (R0). Este número representa los casos secundarios que, en promedio, genera un individuo infectado cuando toda la población es susceptible (es decir, en el momento cero, al inicio de la epidemia).

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La idea, muy intuitiva, es que si una persona infectada contagia a solo otra persona (R0=1), la transmisión se mantendrá estable, mientras que si contagia a más de una (R0>1) la transmisión crecerá. Por el contrario, si contagia a menos de una persona (R0<1), porque buena parte de la población no es susceptible, la transmisión irá decreciendo hasta extinguirse.

Desde esa idea, el umbral de inmunidad colectiva (HIT) puede calcularse como una función de R0: HIT = (1 – 1/R0). Este umbral aproximaría la proporción crítica de personas a vacunar (asumiendo una efectividad vacunal del 100%) para alcanzar la inmunidad colectiva.

Cada agente infeccioso tiene su particular R0. Suele ser mas elevado en las infecciones transmitidas por aerosoles que en las de transmisión por gotas respiratorias o contacto directo.

En el caso del SARS-CoV-2, antes de la expansión de la variante Delta y aun con mucha heterogeneidad, se estimaba un R0 en torno a 3,3 casos secundarios por caso. Este dato permitió calcular un HIT de 0,70 (HIT = (1 – 1/3,3) = 0,70). De ahí se extrae el famoso 70% de vacunación para alcanzar la inmunidad colectiva.

Con la variante delta, el R0 ha crecido. Bastante. En realidad, muchísimo. Algunas estimaciones lo sitúan entre 6 y 8. Con estos datos, la proporción crítica de personas a vacunar aproximaría porcentajes cercanos al 90%.

Son cifras imposibles de alcanzar cuando, en primer lugar, una parte importante de la población, los menores de 12 años, no son –al menos de momento– candidatos a la vacunación. Y, en segundo lugar, otra parte muestra cierta reticencia a vacunarse.

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Efectividad vacunal frente a infección, un eslabón perdido

Los cálculos previos asumen la (falsa) premisa de una perfecta efectividad vacunal para proteger de infección. El término infección aquí se refiere a cualquier tipo de contagio (asintomático, sintomático leve o grave, con o sin hospitalización).

Es decir, contaban con que la vacuna protegería frente a la infección. Sin embargo, las vacunas actuales fueron diseñadas para ser efectivas frente a covid-19 sintomática o grave antes que frente a infección.

Si rehacemos la fórmula para incluir este componente tendríamos: HIT = (1 – 1/R0)/E, donde ‘E’ es la efectividad vacunal frente a la infección. En estudios iniciales en Israel (sin circulación de la variante delta) se llegó a estimar que la efectividad de la vacunación con pauta completa frente a infección se situaba en torno al 80% y, por tanto, HIT = (1 – 1/3,3)/0,80 = 0,87. Un 87% difícil de alcanzar.

Pero además, esa fórmula ya indica que si la efectividad vacunal es menor que (1 – 1/R0) no se podrá alcanzar la inmunidad colectiva aun vacunando al 100% de la población. Y, desgraciadamente, para la variante delta se han estimado efectividades vacunales frente a infección entre el 35% y el 80% y con potencial decaimiento de efectividad a lo largo del tiempo.

Con estas cifras, incluso las (improbables) estimaciones de efectividad más favorables no serían superiores a los (1 – 1/R0) cercanos al 90% que se estiman con Delta. En consecuencia, en presencia de esta variante, la inmunidad colectiva sería inalcanzable con las actuales vacunas y pautas de vacunación.

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Además, hay otros factores importantes que, aun en menor medida, van a complicar alcanzar el umbral de inmunidad colectiva. Por ejemplo, la probabilidad de contagiarse no es homogénea entre los diferentes grupos de una misma población (en realidad, R0 no es una función del número medio de casos secundarios generado por un infectado promedio, sino que depende de cómo interactúan entre sí y con otros los diferentes grupos sociales).

Por otro lado, la vacunación tampoco se produce al azar sobre una población promedio y el impacto sobre la transmisión puede variar según si la estrategia vacunal empleada se orienta hacia poblaciones con mayor o menor capacidad de transmisión.

Todos ellos son aspectos complejos que los lectores pueden ampliar en algunos trabajos clásicos sobre la inmunidad colectiva, como los de Fox et al., de 1971 o los de Paul Fine de 1993 y 2011.

Cuando la inmunidad colectiva ni está, ni se le espera

Contar con la ayuda del “HIT=70%” nos habría venido bien. Pero aun así, y aún sin llegar a esa cifra, la vacunación ya ha permitido que la oleada de este verano haya sido muy diferente a las previas. Además, aún tenemos muchas estrategias para el control funcional de la pandemia. Y la más inmediata e importante sigue siendo vacunar.

Vacunar al mayor porcentaje de población posible y cuanto antes. Todas las vacunas autorizadas en Europa han mostrado una extraordinaria efectividad frente al coronavirus grave, hospitalización y muerte. Y, hasta el momento y pese a la variante Delta, esta protección se mantiene.

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Es una protección fundamentalmente individual, no tanto colectiva. Solo contarán con ella las personas vacunadas. Pero es más importante ahora que nunca porque, debido a la propia reducción de casos graves derivada de la vacunación, las restricciones se irán reduciendo.

Con ello, los no vacunados cada vez contarán menos con la protección genérica que hasta ahora les han venido ofreciendo las medidas no farmacológicas (restricción de contactos, control de interiores, mascarillas, ventilación).

También es importante intentar mejorar la efectividad vacunal. La ‘E’ de la fórmula. Vacunas de segunda generación o vacunas más adaptadas a las nuevas variantes podrían ayudar.

También podría ayudar una dosis adicional de las vacunas que venimos empleando. Pero, por el momento, necesitamos más evidencias científicas sobre estas estrategias.

Especialmente, sobre terceras dosis que deberían demostrar no solo que aumentan los anticuerpos neutralizantes sino cuánta transmisión reducen (si es que lo hacen) y cuánta covid-19 grave reducen en el mundo real respecto a las pautas previas. Son aspectos a seguir investigando. Incluso a preparar logísticamente su potencial necesidad. Pero también debe evitarse sobreactuar sin suficiente información.

Finalmente, una última estrategia importante es no confiar en exceso en las tasas de vacunación (en la inmunidad colectiva) para frenar la transmisión y guiarse por las propias tasas para implantar o no restricciones. Fundamentalmente por las de hospitalización, pero sin perder de vista las de transmisión.

Si aumenta la transmisión habrá más casos graves. Sobre todo en personas no vacunadas, pero también en vacunados. Aun con la muy elevada efectividad de las vacunas frente a covid grave, mucha gente infectada acabaría traduciéndose en hospitalizaciones, UCI y fallecimientos.

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Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

* Salvador Peiró, investigador, área de Investigación en Servicios de Salud, FISABIO SALUD PÚBLICA, Fisabio.

Los residentes de California afectados por condiciones como: diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y renales, cáncer y padecimientos crónicos serán elegibles para recibir la vacuna contra el covid-19 a partir del 15 de marzo.
Las 
<a href="https://www.univision.com/local/san-francisco-kdtv/centro-de-vacunacion-moscone-center-coronavirus-san-francisco">jornadas de vacunación</a> contra el coronavirus llegaron acompañadas de mitos y desinformación que se ha venido alimentando desde el 
<a href="https://www.univision.com/temas/coronavirus">inicio de la pandemia</a>. Los datos erróneos y sin fundamentos se propagan en las 
<a href="https://www.univision.com/temas/redes-sociales">redes sociales</a> incluso más rápido que la misma enfermedad.
<br>
<br>Al tiempo que los funcionarios de salud han echado a andar una enorme maquinaría para vacunar a millones de personas, la desconfianza se hace evidente entre algunos sectores de la sociedad, como ocurre con la comunidad latina, una de las más afectadas por el covid-19.
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<br>Estos son los mitos más comunes sobre la vacuna desmentidos por doctores, expertos y autoridades de salud:
<b>La vacuna tiene un chip y fue creada para controlar a la población.</b>
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<br>Este es uno de los mitos que se ha propagado más en las redes sociales y que bien puede ser encasillado con las muchas teorías de conspiración que han surgido desde que comenzó la pandemia.
<br>
<br>Su origen parece estar vinculado al hecho de que los latinos y los afroestadounidenses son los sectores de la población más afectados por el coronavirus, lo que ha llevado a quienes creen en este mito a asumir que estos grupos fueron los elegidos para ser controlados a través de la vacuna.
<br>
<br>Annelys Roque Gardner, doctora del Departamento de Infecciones de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), rechaza categóricamente que esto sea verdad. “No, claro que no. Entiendo que hay mucha preocupación en la comunidad hispana como en la comunidad afroamericana sobre la vacuna. Pero no, esta vacuna no fue creada para controlar a las comunidades”, señala.
<b>La vacuna causa problemas de infertilidad.</b>
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<br>El tema de la infertilidad no es nuevo cuando se trata de desprestigiar a las vacunas en general. De hecho, es una de las estrategias de desinformación a las que más a menudo recurren los grupos antivacunas, que en los últimos años han cobrado más fuerza gracias a su uso de las redes sociales.
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<br>Sin embargo, la infertilidad no está catalogada entre los efectos secundarios que hasta ahora se sabe que puede producir la vacuna contra el coronavirus.
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<br>“Ese es un mito que quiero aclarar que no es verdad, absolutamente no”, señala Roque Gardner.
<b>Las vacunas que contienen ARN afectan el ADN de las personas.</b>
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<br>Las llamadas vacunas del ARN mensajero -como la de Pfizer y BioNTech- enseñan a nuestras células a reproducir una proteína que desencadena una respuesta inmune que nos protege de las infecciones. Las vacunas que usan las plataformas ARN ya habían sido evaluadas en estudios clínicos en el pasado para antídotos contra el zika o la rabia.
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<br>“No hemos empezado de cero, ni es la primera vez que estas tecnologías están siendo usadas en cuerpos humanos. Aunque no hayan sido aprobadas antes, hay mucha evidencia”, señala la microbióloga María Elena Bottazzi, del Centro de Desarrollo de Vacunas de la Universidad de Baylor.
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<br>En el 
<a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/different-vaccines/mrna.html">apartado</a> dedicado a explicar minuciosamente cómo funcionan estas vacunas, los CDC subrayan que estas vacunas no afectan nuestro ADN, ni interactúan con él de ninguna forma y que cualquier vacuna que la FDA ponga a disposición del público cumplirá con las “rigurosas normas de seguridad y efectividad de cualquier otra vacuna”.
<b>La vacuna contra el coronavirus fue creada con el virus.</b>
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<br>Ninguna de las vacunas contra el covid-19 aprobadas en los Estados Unidos contiene el virus vivo que causa la enfermedad.
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<br>Sin embargo, el objetivo de todas ellas es enseñarle a nuestro sistema inmunológico a reconocer y combatir el virus que causa el covid-19. A veces, este proceso puede producir síntomas como fiebre, pero esos síntomas son normales y son una señal de que el organismo está desarrollando inmunidad.
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<br>Por lo general, el organismo demora algunas semanas en producir inmunidad después de la vacunación. Esto significa que es posible que una persona se infecte con el virus justo antes o justo después de haberse vacunado, y que se enferme. Esto se debe a que la vacuna no tuvo suficiente tiempo para generar protección.
<b>Si ya me contagié de covid-19 no necesito la vacuna.</b>
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<br>Debido a los riesgos graves para la salud asociados con el coronavirus y al hecho de que existe la posibilidad de reinfectarse, es posible que los funcionarios de salud recomienden a las personas que se vacunen incluso si ya tuvieron la enfermedad.
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<br>Por el momento, los expertos no saben cuánto tiempo de protección tienen las personas una vez que se recuperan del covid-19. La inmunidad que una persona desarrolla después de una infección, conocida como inmunidad natural, varía según cada persona.
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<br>Hay alguna evidencia inicial que sugiere que la inmunidad natural podría no durar mucho tiempo. No sabremos cuánto dura la inmunidad generada a través de la vacunación hasta que se recopilen los datos después de su aplicación.
<b>La vacuna contra la influenza protege contra el coronavirus.</b>
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<br>Con la llegada de la temporada de gripe estacional, las autoridades de salud reforzaron el llamado para que los residentes se pusieran la vacuna contra la influenza. El temor principal de los expertos fue que una nueva ola de coronavirus se agudizara con los casos de gripe estacional.
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<br>Si bien algunos de los síntomas son similares entre ambas enfermedades, la vacuna contra la influenza no protege contra el covid-19, pero sí puede ayudar a proteger de una doble infección de manera simultánea que ponga en mayor riesgo tu salud.
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<br>“Ese es otro mito que quiero aclarar, la vacuna contra el ‘flu’ es muy importante también, pero no te va a proteger contra el covid-19. La del covid-19 si te va a proteger”, aclara la doctora de UCSF.
<b>Si me ponen la vacuna puedo dar positivo en las pruebas.</b>
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<br>Las vacunas que han sido aprobadas no producirán resultados positivos en las 
<a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/testing/diagnostic-testing.html">pruebas virales</a> de coronavirus, las cuales se usan para detectar si tiene una infección en curso.
<br>
<br>Si su organismo genera una respuesta inmunitaria, que es el objetivo de la vacunación, existe la posibilidad de que su resultado sea positivo en algunas de las 
<a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/testing/serology-overview.html">pruebas de anticuerpos</a>.
<b>Si me pongo la vacuna soy totalmente inmune.</b>
<br>
<br>No se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad de una vacuna contra el coronavirus y si será necesario administrarla más de una vez, o incluso de forma regular, como la vacuna contra la gripe.
<br>
<br>Por ahora, "tal vez deberíamos pensar en esto de la misma manera que en la vacuna contra el tétano, donde podrías necesitar un refuerzo" cada pocos años, dijo el doctor Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), 
<a href="https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2020/doctor-fauci-collins-prevenir-covid.html">recientemente en una teleasamblea de AARP sobre el tema</a>. 
<br>
<br>"Si tenemos suerte, sería como el sarampión, que una vez que eres inmune, lo eres de por vida, pero eso sería algo realmente afortunado", agregó.
<b>Es mejor recibir inmunidad con la enfermedad y no con la vacuna.</b>
<br>
<br>La respuesta es no. Recibir la vacuna es más seguro. A quienes se apoyan en este argumento, los CDC les responden lo siguiente:
<br>
<br>“Tanto la vacuna como esta enfermedad son nuevas. No sabemos cuánto durará la protección para aquellos que se contagian o que reciban la vacuna. Lo que sí sabemos es que el covid-19 ha causado enfermedad muy severa y muerte en muchas personas. Si te enfermas arriesgas contagiar a tus seres queridos que pueden enfermar gravemente. Recibir la vacuna es una decisión más segura”.
<b>Quienes se ponen la vacuna pueden dejar de usar mascarilla.</b>
<br>
<br>La vacuna es una herramienta que puede ayudar a retrasar la propagación del coronavirus, pero se necesitarán otras medidas para poner fin a la pandemia —como el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado de manos frecuente y las pruebas—.
<br>
<br>Una razón: las autoridades sanitarias creen que se necesitarán varios meses para inocular a la mayoría de las personas que quieran recibir la vacuna contra el coronavirus. Y hasta que un porcentaje sustancial de la población desarrolle resistencia a la covid-19 y se logre la llamada 
<a href="https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2020/que-es-la-inmunidad-de-rebano-covid.html">inmunidad colectiva</a>, el virus continuará propagándose y enfermando a las personas.
<br>
<br>Además, si bien las vacunas principales han demostrado su eficacia para prevenir el coronavirus, aún no queda claro si pueden detener la transmisión del virus. No obstante, las mascarillas han demostrado que son efectivas para prevenir que las partículas del virus infecten a otros.
En los centros de vacunación contra el covid-19 se pide cierta documentación al asistir a la cita, aunque aseguran que no se niega la vacuna a quien sea elegible.
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Los residentes de California afectados por condiciones como: diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y renales, cáncer y padecimientos crónicos serán elegibles para recibir la vacuna contra el covid-19 a partir del 15 de marzo.
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