Tras la salida de Bolton de la Casa Blanca, ¿qué pasará con la llamada "troika de la tiranía" en América Latina?

Esta semana el presidente Trump despidió a su tercer asesor de seguridad nacional, lo cual plantea dudas sobre el futuro de su agresiva política hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua.
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Por:
David C Adams.
El presidente Trump dice que sus puntos de vista sobre Venezuela y Cuba eran más fuertes que su ex Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton. Andrea Linares de Unews entrevistó a Carrie Filipetti, subsecretaria adjunta del Departamento de Estado para Venezuela y Cuba.
Video ¿Cambiará la política estadounidense hacia Venezuela ahora que Bolton está fuera?

El experimento Bolton ya se acabó. En retrospectiva, el repentino final de su breve reinado no fue del todo sorprendente, dado el choque de estilos e ideologías con el presidente Trump, según algunos observadores.

Aun así, su salida deja sin respuesta algunas preguntas incómodas sobre el rumbo de la política estadounidense, en particular hacia los tres países que Bolton bautizó como "la troika de la tiranía": Cuba, Venezuela y Nicaragua.

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Bolton fue un destacado halcón de la política exterior en la administración a quien le gustaba lanzar amenazas en Twitter a los enemigos socialistas de Estados Unidos, mientras invocaba el fantasma de la intervención militar estadounidense.

Trump también disfruta de hacer declaraciones belicosas y le encanta pregonar el poderío militar estadounidense, pero al mismo tiempo ha dejado en claro que no le entusiasma enviar tropas al extranjero a menos que sea absolutamente del interés nacional de Estados Unidos.


Uno de los partidarios más leales de Trump en el Congreso, el republicano de Florida, Matt Gaetz, le agradeció al presidente en un tuit haber adoptado una postura "contra las interminables guerras de cambio de régimen en Venezuela, Irán, Siria y otros lugares. Sus instintos, no los de John Bolton, están llevando a Estados Unidos a nuevas cotas de paz y prosperidad".

Parece que Bolton nunca convenció a su jefe de que era necesario el uso de la fuerza militar en Venezuela. De hecho, Trump estaba claramente inconforme con el manejo del asunto y su malinterpretación de la oposición política venezolana y sus desafortunados esfuerzos para derrocar el régimen de Nicolás Maduro.


"Quedó claro que el presidente sintió que Bolton y sus colaboradores habían exagerado los méritos de la política" que estaban adelantando hacia Venezuela, dijo el exembajador estadounidense John Feeley, analista político de Univisión.

El presidente Donald Trump dijo a los periodistas el miércoles que regularmente respaldaba una política más dura de política exterior que el ex asesor de seguridad nacional John Bolton, a la derecha.
El presidente Donald Trump dijo a los periodistas el miércoles que regularmente respaldaba una política más dura de política exterior que el ex asesor de seguridad nacional John Bolton, a la derecha.
Imagen Mark Wilson/Getty Images

"Se pasó de la raya"

Trump lo dejó bien claro y les dijo a los periodistas esta semana: "No coincidí con John Bolton en cuanto a su actitud hacia Venezuela. Creo que se pasó de la raya y me parece que he demostrado tener razón".

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Aunque la mayoría de los expertos atribuyen su despido a las diferencias en cuanto a la política hacia Irán y Afganistán, algunos especulan que la partida de Bolton también podría indicar un interés decreciente por parte de la Casa Blanca en lograr cambios de régimen en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

"Su obsesión era con Cuba, y Venezuela como manera de dañar el régimen cubano", dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un grupo de análisis de políticas en Washington. "Cuba no era prioridad de esta administración hasta que apareció Bolton", añadió.

En un insólito tuit, Bolton sugirió que era hora de que Maduro escogiera "una playa bonita en algún lugar lejos de Venezuela" para retirarse, "cuanto antes, mejor".


Bolton planteó el uso potencial de la fuerza militar en varias ocasiones, incluso en enero cuando entró a la sala de prensa de la Casa Blanca con una nota en una libreta que decía "5,000 tropas a Colombia", aunque nunca estuvo claro si aquello fue un engaño deliberado.

"5,000 soldados a Colombia": la anotación del asesor de Trump sigue generando este martes interpretaciones.
"5,000 soldados a Colombia": la anotación del asesor de Trump sigue generando este martes interpretaciones.
Imagen Reuters

Antes de que Bolton se uniera al gobierno, sus asesores le habían dicho que la intervención militar en Venezuela sería una tarea enorme y costosa que involucraría miles de efectivos. Pero Bolton siguió insistiendo.

Bolton también tenía tendencia a exagerar descontroladamente. En una entrevista con Univision a principios de este año, dijo que Cuba tenía 25,000 fuerzas de seguridad en Venezuela, tal vez hasta 50,000. La mayoría de los expertos, incluyendo las fuentes de inteligencia estadounidenses, calculan que la cifra -aunque sigue siendo alta- es de unos pocos cientos.


"Él ve el mundo en blanco y negro", dijo Shifter. "Infló las cifras para justificar sus propios objetivos políticos personales", agregó.

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El hombre del bigote


El exasesor de Seguridad Nacional del presidente es un personaje algo caricaturesco que luce un bigote de herradura, y según se informa, nunca formó parte del círculo de allegados de Trump como cabría esperar para un asesor de ese calibre. En sus últimos días sufrió el menosprecio del presidente, quien a veces olvidaba su nombre y lo llamaba "Mike Bolton".

Pero bromas aparte, muchos expertos en política exterior suspiran con alivio después de su brusco y, por ende, amargo despido. Después de todo, Bolton era -al menos en teoría- uno de los personajes más poderosos del gobierno federal.

"Al final, Bolton no era tan importante", dijo Frank Mora, exalto funcionario del Pentágono durante la administración Obama y jefe de estudios latinoamericanos de la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés).

No habrá cambio

"No veo mucho cambio en la política hacia Venezuela y Cuba, en gran medida porque es un asunto político y electoral", dijo Mora, refiriéndose al gran apoyo que goza Trump entre gran parte del exilio cubanoestadounidense en el sur de Florida, el cual se considera crucial para sus posibilidades de reelección en este importante estado pendular para las elecciones de 2020.

Pero Shifter y otros advierten que es poco probable que el despido de Bolton cambie de forma importante la política estadounidense hacia Cuba, Venezuela o Nicaragua. Aunque bien podría reducir la amenaza inmediata de una acción militar, la cual a Bolton le gustaba plantear como una opción, los expertos no ven posibilidad de que se relajen las severas sanciones económicas contra los tres países miembros de la llamada 'troika'.

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Bolton estableció estrechos lazos con la derecha cubanoestadounidense durante décadas y trabajó mano a mano con el conocido halcón Mauricio Claver-Carone, director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional.

Por lo tanto, la destitución de Bolton fue motivo de alarma en los círculos cubanos de derecha de Miami. El senador republicano de Florida, Marco Rubio, corrió a defender a la Casa Blanca, tuiteando el jueves por la mañana que había hablado con Trump sobre Venezuela.

"Es cierto que no coincidía con algunos de los puntos de vista del asesor", informó Rubio, un feroz crítico del presidente venezolano Nicolás Maduro, sobre su conversación con Trump.

"Pero como me recordó, en realidad es TODO LO CONTRARIO a lo que muchos afirman o asumen", continuó Rubio. "Si, de hecho, el rumbo de la política cambia, no será para debilitarla".

Frustración

A lo cual, más tarde, Trump respondió que lejos de tener que contener a su asesor de Seguridad Nacional, era al revés.
"De hecho, mis puntos de vista sobre Venezuela, y especialmente sobre Cuba, eran mucho más fuertes que los de John Bolton", tuiteó Trump. "¡Él me estaba conteniendo!"


En una entrevista con Univision Noticias el viernes, Rubio reconoció su frustración por el fracaso de los esfuerzos de Estados Unidos para destituir a Maduro. "Es muy difícil expulsar las dictaduras, especialmente cuando están dispuestas a matar a su propio pueblo. ¿Pero qué otra opción hay?", dijo. "Estados Unidos está haciendo todo lo posible y está colaborando con todas las naciones que puede".

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De hecho, la ausencia de Bolton ahora deja la política en manos de dos experimentados veteranos, el representante especial de la Casa Blanca para Venezuela, Elliot Abrams, a quien también se le considera un halcón, pero más diplomático y pragmático, y el recién nombrado subsecretario de Estado para América Latina, Mike Kozak, quien cuenta con la experiencia de haber lidiado con varios gobiernos de perfil autoritario.

El Departamento de Estado también nombró recientemente a una subsecretaria adjunta especial para Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti, quien colaborará con el encargado de negocios para Venezuela, radicado en Bogotá, Colombia, después de que Estados Unidos cerró su embajada en Caracas.

Sin duda, con o sin Bolton, la incapacidad de Washington para lograr cambios en Venezuela después de crear expectativas a principios de este año seguirá siendo una espina para el gobierno de Trump. Sin embargo, aunque la guerra de desgaste de Trump contra Venezuela se ha tomado mucho más tiempo de lo que se esperaba, hay señales de que las sanciones de la administración Trump están comenzando a surtir efecto.

"Hay falta de simpatía por la cantidad de tiempo que esto lleva. Necesitamos que haya una transición porque cada día sin transición, hay más venezolanos que huyen del país, hay más armas que cruzan la frontera, hay más terroristas que se fortalecen gracias al régimen de Maduro, y hay más personas que pasan hambre y sufren dentro de Venezuela", dijo Filipetti a Univision en una entrevista el viernes.

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¿Más sanciones?

" Continuaremos nuestra estrategia de sanciones y han sido efectivas no sólo en restringir los recursos [de Maduro], sino también en propiciar las divisiones en su régimen", dijo.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) informó el miércoles que el mes pasado la producción petrolera venezolana cayó a su nivel más bajo en casi 75 años. Mientras tanto, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, le advirtió al país que espera problemas con la escasez de combustible en las próximas semanas debido a las sanciones estadounidenses contra Venezuela, el principal proveedor de crudo a Cuba.


Como una señal de que la presión no disminuirá, Estados Unidos se unió a otros 11 países latinoamericanos para invocar un tratado de defensa mutua, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), para lidiar con el régimen de Maduro. Este tratado, al que también se le conoce como el Tratado de Río, compromete a los países del hemisferio occidental a responder a una agresión militar contra cualquiera de ellos.

Otros esperan que la salida de Bolton conduzca a un retorno a un enfoque diplomático más pragmático y menos arriesgado en materia de política exterior.

"Esperamos que su partida dé pie a un pensamiento más creativo que coincida con la postura de Trump hacia países como Irán y Corea del Norte, y conduzca a un cambio fundamental en la política estadounidense hacia Cuba", dijo Collin Laverty, quien dirige un negocio de viajes educativos que organiza viajes a Cuba.

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Ahora que él ya se fue, "lo que veremos es menos retórica y conversaciones diplomáticas más realistas", dijo Fernando Cutz, exasesor del antecesor de Bolton, el general H.R. McMaster. "Será bueno para la política hacia Venezuela comenzar de nuevo en un sentido bipartidista. Después de todo, es una crisis humanitaria y democrática. No necesitamos hablar sobre una invasión; eso es innecesario y perjudicial para la causa".

Hay muchos grupos de mujeres y niños, que quieren juntarse con los familiares que se marcharon antes. 
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El río Guaitara, que pasa por debajo del puente internacional Rumichaca, es el principal obstáculo. En esta temporada está crecido y tiene mucha corriente.
Los migrantes, deseosos de seguir camino, se meten en las frías aguas apenas quitándose los zapatos. Del otro lado les espera una montaña que les lleva a poblaciones rurales de Carchi, la provincia fronteriza. 
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Los venezolanos no conocen las partes profundas del río y convierten las cobijas, que antes les cubrieron del frío, en cabos para cruzar de una orilla a otra. 
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El cruce por trocha dura alrededor de cinco horas. Deben sortear varios caseríos antes de salir a una carretera que les permita tomar un vehículo. 
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El miedo de ser detectados está presente siempre. Las autoridades de Ecuador han extendido los controles a varios puntos de cruce clandestino.
Si algo es constante en el camino son las pendientes que llevan a coronar las montañas andinas. Uno de los muchachos que emprendió la travesía dijo que prefería trepar todas esas montañas antes que volver a Venezuela.
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Como son los primeros que hacen la ruta no saben bien cuánto camino les falta, por eso cuando se encuentran con algún campesino preguntan por dónde se sale a Ecuador.
Durante el camino hay momentos de descanso, dejan caer sus bultos y se sientan como si estuvieran en un día en el campo y recuerdan la Venezuela que dejaron atrás, a veces ríen, pero al poco tiempo las risas se esfuman y contemplan el panorama con un semblante serio y preocupado.
Desde las montañas se ve la Panamericana, que es la vía que deben seguir para llegar a Perú y al resto del continente.
Los migrantes llevan sobre sus espaldas las pocas pertenencias que tienen en este punto del camino.
La travesía incluye barrancos, por donde no pasa nadie, y son las partes más difíciles de caminar.
lLs trochas, muchas inexploradas, conducen hacia zonas agrícolas de Ecuador. Algunos jóvenes se lanzan machete en mano para abrir camino. 
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Los caminantes temen ser denunciados porque sin querer se meten en propiedades privadas, cultivos vallados que abundan en las montañas entre Colombia y Ecuador.
Los lugareños les miran con recelo, pero les orientan en la mayor parte de los casos.
En esos pueblos están acostumbrados a ver pasar a desconocidos porque los caminos que ahora recorren los venezolanos son los mismos por donde entran el contrabando de mercancías a Ecuador. 
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Cuando logran salir a una carretera, piden aventones para seguir el camino. Los conductores los dejan un poco antes de toparse con los puntos de control, que se han incrementado a raíz de la exigencia del visado en Ecuador.
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Hay muchos grupos de mujeres y niños, que quieren juntarse con los familiares que se marcharon antes.
Imagen Edu León
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