Aprender a comunicarse, una habilidad necesaria en el siglo XXI

Cada vez más, el éxito depende de saber colaborar con otros y conectar diferentes disciplinas. Una red de educadores busca complementar las habilidades académicas con las emocionales y sociales para crear estudiantes exitosos e integrados a la sociedad.

Juliana Jiménez
Por:
Juliana Jiménez.
Bajo esta metodología, los niños son guiados por sus maestros a través del proceso, pero son los niños quienes lo lideran: juntos diseñan un currículo para cubrir los aspectos necesarios de cómo llevar a cabo un proyecto, desde la planeación hasta su ejecución.
Bajo esta metodología, los niños son guiados por sus maestros a través del proceso, pero son los niños quienes lo lideran: juntos diseñan un currículo para cubrir los aspectos necesarios de cómo llevar a cabo un proyecto, desde la planeación hasta su ejecución.
Imagen AP

La meta de la educación es preparar a los estudiantes para la vida adulta. Y para hacer esto, el poder llevar a cabo un proyecto, desde la planeación hasta la ejecución, es una habilidad esencial. Muchas escuelas se centran en impartir conocimientos académicos a los niños para lograr esto, pero una red de escuelas a través del país cree que no es suficiente: que es esencial darle las herramientas para saber comunicarse, colaborar y conectar diferentes ideas y disciplinas para llevar a cabo un proyecto.

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Un ejemplo de esto ocurre en una escuela en Chula Vista, California, cerca a la frontera entre México y Estados Unidos. Allí, los niños aprenden por medio de un método llamado ‘Aprendizaje por medio de proyectos’, o Project-Based Learning, en inglés, parte del Deeper Learning, o un 'aprendizaje más profundo'.

Bajo esta metodología, los niños son guiados por sus maestros a través del proceso, pero son los niños quienes lo lideran: juntos diseñan un currículo para cubrir los aspectos necesarios de cómo llevar a cabo un proyecto. Los proyectos muchas veces surgen de situaciones en la comunidad, donde se espera que puedan aplicarlos.

La clase que cursaba el 11 grado en 2015, por ejemplo, tomó como proyecto la crisis de la gente sin hogar. Para hacer esto, los estudiantes primero se formularon una serie de preguntas que los guiaron, publicadas en la página web de la secundaria.

“¿Cómo podemos poner fin a la falta de vivienda en Estados Unidos? ¿Cómo luce el no tener un hogar en EEUU? ¿Qué deben / pueden hacer los ciudadanos y miembros de la comunidad sobre la falta de vivienda?”.

San Diego tiene la cuarta población de gente sin hogar más alta del país, unas 9,160 personas, según un estudio del gobierno federal. Y aunque San Diego está muy por detrás de Nueva York (76,501) y Los Ángeles (55,188), su población desamparada ha crecido. Lo mismo ha pasado en el resto del país. Según el reporte, la tasa de personas sin hogar creció en el 2017 por primera vez en siete años, casi 1% a comparación con 2016.

Tras identificar qué querían aprender, los estudiantes de High Tech High diseñaron un plan sobre cómo era la mejor manera de aprender sobre el tema.

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Vamos a aprender sobre las cuestiones complejas en torno a la falta de vivienda en el condado de San Diego y en el país. Vamos a escuchar a expertos de la ciudad, visitar refugios, entrevistar a voluntarios y a miembros de la comunidad que trabajan con la gente sin hogar. A partir de estas experiencias, así como a través de la investigación en clase y leyendo las memorias de las personas que han sufrido no tener un hogar, vamos a pensar en las preguntas esenciales y tratar de responderlas”.

Los chicos se aliaron con organizaciones locales como Servicios de Vivienda Urbana y Desarrollo del Condado de San Diego, la Misión de Rescate de San Diego ( San Diego Rescue Mission) y el Equipo de Difusión de Información Sobre la Gente Sin Hogar de San Diego (o San Diego Homeless Outreach Team en inglés).

El plan también incluía una parte presencial: los estudiantes mismos sirvieron como voluntarios en un albergue local donde ayudaron a preparar comida y aprendieron cómo se administra un albergue. Luego, se entrevistaron entre ellos sobre lo que aprendieron de la experiencia para una publicación online, Hidden Heroes, o Heroes Escondidos, para así aprender también de escritura, periodismo y el poder de la narrativa.

En estas entrevistas, uno de los alumnos, Luis Cacho, le pregunta a su compañero Mikko Osorio, sobre qué aprendió en un albergue local, St. Vincent DePaul. Osorio le respondió, “rompió con mis expectativas de lo que es el no tener hogar en Estados Unidos. Te ayuda a pensar en todas las cosas de las que puedes estar agredecido. Y puedes hacer una diferencia en la vida de las personas”.

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Al colaborar, se multiplica el aprendizaje

Hay escuelas donde el aprendizaje profundo está integrado en el currículo, como en High Tech High, pero hay maestros que incorporan los métodos del aprendizaje más profundo y dinámico en sus propios currículos, antes de que la escuela entera los adopte.

Matthew Campbell es maestro de teatro y música en la secundaria Lawrenceville School en Lawrenceville, Nueva Jersey, donde no hay una política oficial de 'aprendizaje más profundo', pero Campbell lo aplica en su manera de enseñar, según le dijo a Univision Noticias.

Este maestro asistió este mayo a la conferencia de Deeper Learning en San Diego, California, para conocer otros educadores como él, apasionados por crear conciencia sobre una educación más completa e integral.

Campbell dijo que la clave es crear proyectos en los que se divierte aprendiendo junto con sus estudiantes y otros maestros. La comunicación efectiva es esencial en esto. Él colabora regularmente con el maestro de religión de la escuela para crear una experiencia que no se limita a las artes escénicas, sino que toca otras materias, como ocurre en la vida fuera de los estudios.

Al integrar la religión, la mitología y el teatro improvisado, Campbell dijo que le ha enseñado a sus alumnos a “conectarse a una experiencia trascendental atada al presente, al instante, y a través de esto llegar a un sentimiento mayor, trascendental, como pasa con la religión y la música”. A la vez, los estudiantes crean algo nuevo –proyectos, obras, escenas– con sus compañeros.

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“¿Dónde está la colaboración y la creatividad?”

Otro componente esencial del aprendizaje del siglo XXI es poder compartir los hallazgos y el trabajo logrado frente a otros. Y para hablar en público se necesita confianza y seguridad en sí mismo. Esta es otra habilidad crucial que los niños aprenden en estas escuelas.

Así ocurrió durante la conferencia en San Diego, cuando dos estudiantes declamaron un poema que habían escrito sobre su experiencia educativa y lo que desearían de ella, frente a una audiencia de unos 200 expertos en educación.

En su presentación, ellas mezclaron diferentes formatos, como la poesía y las artes escénicas. Se tomaron turnos y compartieron el micrófono, una representación simbólica de lo que ocurre entre estudiantes cuando trabajan juntos.

“El mundo es tu océano y explóralo como quieras./ Pero estamos atrapados en esta pecera educativa / y las paredes se nos vienen encima. / ‘Burbujea A, B, C o D’, / Cada burbuja nos encierra como un frasco de vidrio, / Pero, ¿dónde está la colaboración y la creatividad?”

Estas conexiones interpersonales genuinas se enfatizan para preparar a los estudiantes para un futuro laboral impredecible. Por esto, la empatía, la compasión, el pensamiento crítico y la expresión saludable de las emociones son habilidades que se cultivan y que se aplican, no solo en las materias académicas, sino que los estudiantes las llevan consigo a todas las áreas de su vida.

<b>Es activa y no pasiva</b>
<br>El rol del maestro en el aprendizaje profundo no se trata de impartir conocimientos, como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de 
<b>ser un guía</b> que ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
<b>Surge a partir de los intereses del alumno</b>
<br>Una de las claves del éxito del 
<i>Deeper Learning</i> es seguir las pasiones del estudiante y crear proyectos interdisciplinarios que entusiasmen al chico, donde se conecten no solamente sus intereses sino que también 
<b>se fortalece su conexión con su comunidad. </b>Aquí los chicos no duermen en clase ni están obsesionados con encontrar maneras de faltar a clase.
<b>Aprenden a comunicarse</b>
<br>Este método se trata de crear conexiones genuinas con los demás. Los estudiantes aprenden y practican el escuchar activamente, escribir con claridad, y hacer presentaciones persuasivas.
<b>La colaboración es clave</b>
<br>Los estudiantes trabajan de la mano con sus compañeros, y para esto es necesario fomentar la empatía y la compasión. Ellos asumen posiciones de liderazgo, resuelven conflictos y manejan proyectos.
<b>Los conecta con sus comunidades</b>
<br>Los niños también aprenden de manera práctica: en pasantías que empiezan desde la secundaria. Allí, y en las aulas, crean conexiones interdisciplinarias donde se puede mezclar el arte con la matemática, la historia con la ciencia, o la física y el baile, por nombrar algunos.
<b>Enseña a pensar críticamente</b>
<br>Aprenden a cuestionar y a resolver problemas por sí mismos, a considerar una variedad de enfoques y caminos para producir soluciones innovadoras que se adapten a cada situación, tal como ellos deberán hacerlo en su futuro.
<b>Los niños descubren y aprenden a través de proyectos</b>
<br>Los alumnos escogen y dirigen sus propios proyectos (
<i>student-led projects</i>). En el ‘aprendizaje más profundo’ no se trata de impartir conocimientos como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de actuar como guía para ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
<b>Enseñan su trabajo en exhibiciones</b>
<br>Ningún aprendizaje está completo si no se puede compartir. Los niños comparten sus logros y aprendizajes con sus compañeros y con adultos expertos en su campo. La maestra Kelly Odonne de South Plantation High School en Florida nos explica: “Hacen presentaciones (en mi caso hacen experimentos) y demuestran sus pasos y lo que quieren aprender mientras están haciendo la investigación por internet, con los libros, con los maestros, para ir entendiendo cuáles son sus preguntas, sus curiosidades”.
<b>Los niños aprenden a aprender</b>
<br>El aprendizaje ocurre durante toda la vida, así que los chicos usan el 
<i>‘feedback’ </i>(retroalimentación) que les dan los maestros para monitorear y dirigir su propio aprendizaje, dentro y fuera del aula. Así, aprenden a reaccionar rápidamente a los resultados y adaptarse adecuadamente.
<b>Los chicos mantienen su propio rigor académico</b>
<br>Al ser parte de proyectos, ser líderes, colaborar y crear juntos, los estudiantes constantemente están fortaleciendo un sentido de pertenencia, confianza en sí mismos y así mantener viva la motivación para persistir en su trabajo escolar. 
<b>“Ya no es aburrido, ya los chicos no duermen en clase</b>”, dijo Odonne, maestra de ciencias y consejera de secundaria.
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Es activa y no pasiva
El rol del maestro en el aprendizaje profundo no se trata de impartir conocimientos, como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de ser un guía que ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
Imagen Cliff Owen/AP
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