Las técnicas de estudio más comunes no son las más efectivas: te contamos cuáles sí funcionan

Todos hemos usado métodos como resaltar, releer y estudiar toda la noche antes de un examen. Expertos en aprendizaje apuntan que esas técnicas aportan poco y que han encontrado mejores formas de aprender y de retener los conocimientos.

Juliana Jiménez
Por:
Juliana Jiménez.
Students at Skyline High School work together during an after-school tutoring club. 
<br> 
<strong>Photo by Allison Shelley/The Verbatim Agency for American Education: Images of Teachers and Students in Action</strong>
Students at Skyline High School work together during an after-school tutoring club. <br> <strong>Photo by Allison Shelley/The Verbatim Agency for American Education: Images of Teachers and Students in Action</strong>
Imagen Allison Shelley / The Verbatim Agency for American Education: Images of Teachers and Students in Action

Muchos hemos estado en esta situación: de repente caemos en cuenta de que el examen es mañana y no hemos estudiado. Entramos en pánico. Nos sentamos a repasar todo el material la noche anterior, dormimos poco, y al día siguiente pasamos el examen rozando la raya. Muchos estudiantes hoy en día continúan utilizando esta técnica milenaria. Muchos, de hecho, se gradúan así.

PUBLICIDAD

Pero si ese examen fuera, por ejemplo, una carrera de atletismo, no esperaríamos que correr muchas vueltas seguidas la noche anterior nos ayudaría si no entrenamos varias semanas antes, ¿no?

Lo mismo ocurre con el estudio: lo más efectivo y eficaz es estudiar como si estuvieramos entrenando en el gimnasio, explica John Dunlosky, profesor y director del Departamento de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Kent State en Ohio.

La inteligencia, la creatividad y el talento son como músculos que se pueden construir, y muchas estrategias para aprender mejor funcionan de manera parecida. Dunlosky ha investigado a fondo la efectividad de las técnicas de estudio más comunes y lo que encontró probablemente sorprenda a muchos.

“Muchos estudiantes dependen de estrategias como resaltar, releer y estudiar todo lo requerido a último momento”, escribió Dunlosky en un reporte publicado por la Federación Americana de Maestros, el sindicato nacional de docentes.

“A menudo, los estudiantes piensan que estas estrategias relativamente inefectivas son las más eficaces, y en la superficie parecen lógicas, quizá porque incluso después de quedarse la noche en vela estudiando los alumnos logran pasar rozando la raya. Desafortunadamente, al revisar recientemente las investigaciones, mis colegas y yo encontramos que estas estrategias no son tan efectivas, especialmente si los estudiantes quieren retener lo que aprendieron y entendieron del contenido mucho después de que el examen termina, obviamente una meta educacional importante”.

PUBLICIDAD

Dunlosky organizó estas técnicas de las más a las menos efectivas:


Algunos de estos métodos no tan efectivos seguramente los hemos usado mucho, como resumir, resaltar o releer. Otras técnicas que sí son efectivas llevan nombres menos conocidos, aunque en algún momento quizá las hemos utilizado también.

Está, por ejemplo, la práctica distribuida, que consiste en espaciar las sesiones de repaso en varias noches; o intercalar, que trata de mezclar múltiples problemas, materias o temas en una sola sesión de estudio.

¿Cuál es la mejor estrategia?

Lo más efectivo, según Dunlosky, es hacer exámenes de práctica.

Los exámenes estandarizados cada vez tienen peor reputación, pero el concepto del examen se puede rescatar como herramienta de estudio, escribe Dunlosky.

De hecho, décadas de investigación, desde 1909, han demostrado cómo los exámenes impulsan el aprendizaje.

Por ejemplo, los estudiantes de universidad que dicen usar exámenes para estudiar obtienen calificaciones más altas, según las investigaciones de 2002 de Regan A. Gurung, psicólogo de la Universidad de Wisconsin.

Y cuando maestros de middle school le dieron exámenes de práctica a sus estudiantes en 2011 estos mejoraron entre 13% y 25%, según detallaron investigadores de la Asociación Americana de Psicología en el Diario de Psicología Educacional.


La filosofía de que el aprendizaje es como un músculo que se entrena viene de la mentalidad de crecimiento, la cual asume que la inteligencia, el talento, la creatividad y el carácter se construyen y se entrenan. El fracaso deja de ser evidencia de falta de inteligencia y se convierte en un trampolín para crecer y ampliar las capacidades y fortalezas que se han obtenido. Así, los estudiantes prosperan ante los desafíos, porque los ven como oportunidades para aprender más.

PUBLICIDAD

En un mundo en el que a cambio de falta de información hay ruido y saturación, una de las cosas más importantes para nuestros estudiantes es cómo aprender efectivamente. Podemos darle el material a los chicos, pero son ellos quienes deben absorberlo. Son ellos quienes deben entrenar su intelecto, como un músculo.

Ve también:

Claudia Vázquez llegó a los EEUU indocumentada y pensó que la universidad era un sueño inalcanzable. Después de muchos años logró ajustar su estatus legal, ir a la universidad y ser la primera en su familia en recibir un título universitario. En la escuela donde enseña, Santiago Acero, ubicada en un barrio predominantemente hispano en Chicago, busca ayudar a los niños a aceptar y a conocer sus debilidades y sus fortalezas. Uno de sus objetivos es lograr que otras familias migrantes tengan la información que necesitan para que sus hijos reciban una educación de excelencia.
Video “Estamos rompiendo esquemas de las escuelas tradicionales”: Así enseña esta maestra mexicana en Chicago
<b>Es activa y no pasiva</b>
<br>El rol del maestro en el aprendizaje profundo no se trata de impartir conocimientos, como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de 
<b>ser un guía</b> que ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
<b>Surge a partir de los intereses del alumno</b>
<br>Una de las claves del éxito del 
<i>Deeper Learning</i> es seguir las pasiones del estudiante y crear proyectos interdisciplinarios que entusiasmen al chico, donde se conecten no solamente sus intereses sino que también 
<b>se fortalece su conexión con su comunidad. </b>Aquí los chicos no duermen en clase ni están obsesionados con encontrar maneras de faltar a clase.
<b>Aprenden a comunicarse</b>
<br>Este método se trata de crear conexiones genuinas con los demás. Los estudiantes aprenden y practican el escuchar activamente, escribir con claridad, y hacer presentaciones persuasivas.
<b>La colaboración es clave</b>
<br>Los estudiantes trabajan de la mano con sus compañeros, y para esto es necesario fomentar la empatía y la compasión. Ellos asumen posiciones de liderazgo, resuelven conflictos y manejan proyectos.
<b>Los conecta con sus comunidades</b>
<br>Los niños también aprenden de manera práctica: en pasantías que empiezan desde la secundaria. Allí, y en las aulas, crean conexiones interdisciplinarias donde se puede mezclar el arte con la matemática, la historia con la ciencia, o la física y el baile, por nombrar algunos.
<b>Enseña a pensar críticamente</b>
<br>Aprenden a cuestionar y a resolver problemas por sí mismos, a considerar una variedad de enfoques y caminos para producir soluciones innovadoras que se adapten a cada situación, tal como ellos deberán hacerlo en su futuro.
<b>Los niños descubren y aprenden a través de proyectos</b>
<br>Los alumnos escogen y dirigen sus propios proyectos (
<i>student-led projects</i>). En el ‘aprendizaje más profundo’ no se trata de impartir conocimientos como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de actuar como guía para ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
<b>Enseñan su trabajo en exhibiciones</b>
<br>Ningún aprendizaje está completo si no se puede compartir. Los niños comparten sus logros y aprendizajes con sus compañeros y con adultos expertos en su campo. La maestra Kelly Odonne de South Plantation High School en Florida nos explica: “Hacen presentaciones (en mi caso hacen experimentos) y demuestran sus pasos y lo que quieren aprender mientras están haciendo la investigación por internet, con los libros, con los maestros, para ir entendiendo cuáles son sus preguntas, sus curiosidades”.
<b>Los niños aprenden a aprender</b>
<br>El aprendizaje ocurre durante toda la vida, así que los chicos usan el 
<i>‘feedback’ </i>(retroalimentación) que les dan los maestros para monitorear y dirigir su propio aprendizaje, dentro y fuera del aula. Así, aprenden a reaccionar rápidamente a los resultados y adaptarse adecuadamente.
<b>Los chicos mantienen su propio rigor académico</b>
<br>Al ser parte de proyectos, ser líderes, colaborar y crear juntos, los estudiantes constantemente están fortaleciendo un sentido de pertenencia, confianza en sí mismos y así mantener viva la motivación para persistir en su trabajo escolar. 
<b>“Ya no es aburrido, ya los chicos no duermen en clase</b>”, dijo Odonne, maestra de ciencias y consejera de secundaria.
1 / 10
Es activa y no pasiva
El rol del maestro en el aprendizaje profundo no se trata de impartir conocimientos, como si los estudiantes fueran recipientes vacíos por rellenar, sino de ser un guía que ayuda al chico a alcanzar su máximo potencial.
Imagen Cliff Owen/AP
En alianza con
civicScienceLogo