La decisión del líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, de dejar a Donald Trump a su suerte y afirmar este lunes que no hará campaña con él dejó en evidencia la encrucijada política en la que se encuentra el Partido Republicano.
La encrucijada republicana en el Congreso: abandonar a Trump o arriesgar a hundirse con él
Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, dio luz verde para que congresistas hagan lo que sea necesario para ganar sus carreras electorales en noviembre, aunque eso signifique dejar de apoyar a Trump. Pero en un Partido Republicano dividido, algunos temen alejar a los votantes más leales del magnate.

En un intento de contener el daño provocado por los escándalos del magnate, Ryan centró su prioridad en evitar perder el control del Congreso en noviembre y dio carta libre a los congresistas de hacer “lo que sea mejor” para sus carreras electorales, aunque eso los lleve a cortar lazos con Trump.
Ryan, el republicano electo más poderoso del país, no llegó al extremo de retirar oficialmente su apoyo al magnate. "No ha habido ningún cambio en su posición hasta el momento", dijo su portavoz, AshLee Strong, tras una teleconferencia entre Ryan y congresistas republicanos un día después del virulento debate entre Donald Trump y Hillary Clinton.
A menos de un mes de las elecciones, abandonar a Trump por completo enfurecería a los partidarios del candidato, quien tiene una base electoral fuerte pese a caer en las últimas encuestas.
“Romper del todo significaría la implosión total” del partido, dijo a Univision Noticias el analista y asesor republicano César Martínez. “Algunos de los congresistas están en distritos donde Trump tiene mucha fuerza, y tienen miedo de que eso les juegue en contra”.
Sin embargo, la revelación de un video de 2005 en el que Trump alardea de su fama para manosear a las mujeres sin su consentimiento fue la última gota para muchos congresistas, temerosos de que el magnate dinamite el apoyo entre conservadores más moderados e independientes.
Una avalancha de republicanos retiraron su voto a Trump tras la publicación del video el viernes, entre ellos el influyente senador por Arizona John McCain, quien aspira a su quinta reelección como senador.
“El riesgo es que el resto de sus carreras políticas estén atadas al hombre que secuestró al Partido Republicano y llevó el diálogo político a sus niveles más bajos”, sostuvo Martínez.
En las elecciones de noviembre, además de elegir al presidente, se renovarán un tercio del Senado y los 435 escaños de la Cámara de Representantes, ambos en manos de los republicanos.
Los demócratas ven más factible arrebatarles el control del Senado. Si Clinton gana, necesitan obtener cuatro escaños más de los que tienen ahora; si gana Trump, cinco. Les será más difícil conquistar la Cámara de Representantes, donde precisan como mínimo 30 asientos más.
Trump a la ofensiva
Acorralado por la polémica que generó el video, Trump desató una guerra sucia en el debate del domingo, invitando al auditorio a tres mujeres que acusan al marido de Hillary Clinton de abusos sexuales y amenazando con encarcelarla si llega a ser presidente.
Si bien mostró estar más preparado para este careo y asestó algunos golpes efectivos contra su rival –como atacarla por sus discursos a puertas cerradas en Wall Street– hizo poco por convencer a los votantes indecisos que dudan de su temperamento.
Con su disculpas a medias en el debate, Trump tampoco logró recuperarse del daño provocado por sus comentarios lascivos en el video.
Un sondeo publicado por NBC News y The Wall Street Journal este lunes muestra a Clinton con una ventaja de 11 puntos porcentuales sobre Trump (46% frente a 35%, respectivamente). La encuesta fue hecha antes del segundo debate presidencial, por lo que no incluye el impacto del careo entre ambos candidatos.
Este lunes, la campaña de Trump pareció dar otro paso hacia el abismo con las declaraciones del líder de la Cámara de Representantes. Sin embargo, el candidato republicano demostró que está dispuesto a mantener su actitud desafiante hasta el final. Momentos después de que Paul Ryan dijera a los congresistas que no hará campaña por Trump, el magnate tuiteó:
“Paul Ryan debe dedicar más tiempo a equilibrar el presupuesto, el empleo, la inmigración ilegal y no perder el tiempo luchando contra el nominado republicano”.
La teleconferencia de Ryan también mostró las grietas del Partido Republicano en su lucha por el “sálvese quien pueda”.
Durante la conversación, muchos congresistas conservadores arremetieron contra Ryan por centrar su mira solo en la carrera del Congreso y dejar a Trump en un purgatorio político, según relata el New York Times. Un diputado de California llegó a acusarlos de ser unos “cobardes”.
Para muestra del complejo clima interno que vive el llamado Gran Viejo Partido, en la tarde del lunes el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, aseguró en una conferencia telefónica con miembros del partido que ellos están “alineados” con la campaña de Trump.
“En las últimas 24 a 48 horas hubo muchos rumores falsos en los que no nos quisimos meter”, dijo Priebus. “Nada ha cambiado en cuanto a nuestro apoyo al nominado”.
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