Un 50% más: la decisión de reabrir casos de deportación eleva a más de un millón los expedientes en las cortes

A los 697,777 casos de inmigración sin resolver en los tribunales al 31 de marzo, hay que sumar más de 350,000 casos que habían sido cerrados administrativamente, pero que el gobierno ordenó reabrir.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
En los últimos cinco años, unos 200,000 casos de deportación han sido cancelados por las cortes de inmigración, de acuerdo con datos del Departamento de Justicia. El cierre administrativo, una herramienta que tienen los jueces para decidir cuáles casos están listos, se encuentra ahora en la mira del fiscal general.
Video El plan de Sessions para revertir fallos de jueces que han frenado miles de casos de deportación

La decisión del fiscal general, Jeff Sessions, anunciada la semana pasada de prohibir a los jueces archivar casos de deportaciones de inmigrantes sin antecedentes criminales y buscar nuevas fechas de sus casos en los tribunales, provocó un problema cuyas consecuencias no se conocerán de inmediato.

Sessions dijo que el “cierre administrativo”, un procedimiento discrecional que se hace desde 1980, carece de base legal, un argumento que de inmediato fue criticado por abogados y jueces.

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Y junto con la preocupación respecto a la cancelación de este importante beneficio, se suma el grave atasco que, a partir de ahora, enfrentan las cortes de inmigración.

Un reporte de la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración (EOIR), al que tuvo acceso Univision Noticias, revela que al 31 de marzo de este año los tribunales de inmigración tenían 697,777 casos acumulados.

De los casos de deportación cerrados administrativamente y que Sessions ordenó reabrir, el EOIR dijo que al 31 de marzo había 352,159, cerca de un 50% más. Es decir, a partir de ahora los tribunales acumulan una nueva cifra histórica: 1.049,936 casos.

Futuro incierto

“Hay más casos en los tribunales migratorios y Sessions ha contratado a más jueces y está acelerando los expedientes, sobre todo en la frontera. Pero por ahora no conocemos si está está funcionando. Hay que esperar a que pase el tiempo para procesar”, explica Ezequiel Hernández, un abogado de inmigración que ejerce en Phoenix, Arizona y colabora frecuentemente con la redacción de Univision Noticias.

“Es difícil evaluar en estos momentos”, agrega. “Ellos (el gobierno) están tratando de hacer todo más rápido, presionando. Pero no hay, por el momento, maneras de conocer el resultado de estas medidas”, subraya.

“Los casos que deben ser reabiertos serán aquellos a quienes les llegue una notificación del Departamento de Justicia”, añade Hernández. “Si es el caso, deberá ir con su abogado y tener en cuenta que los casos volverán a ser vistos desde el momento en que fueron cancelados administrativamente por los jueces de inmigración”, afirma.

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Problema grave

Las cifras de casos acumulados en los tribunales migratorios son más graves de lo previsto. “La situación creada por Sessions con su negativa antiinmigrante es una decisión seria”, advierte Rebeca Sánchez-Roig, una abogada de inmigración que ejerce en Miami, Florida, y durante más de 15 años fungió como fiscal de inmigración en el Departamento de Justicia (DOJ).

“Él (Sessions) ha querido crear un ambiente de deportaciones rápidas sin preocuparse sobre cómo afectará el debido proceso o los derechos de los inmigrantes con su medida”, agrega. “No obstante, todos los casos no serán, ni podrán ser reabiertos. El sistema judicial no podrá soportar la ola de casos que resultarán de la decisión”.

Sánchez-Roig señala además que el mismo Sessions “reconoce que la reapertura de todos estos casos de forma inmediata probablemente abrumará a los tribunales y socavará la administración eficiente de la ley de inmigración”.

Es más, “Sessions mismo sabe que muchos casos no serán reabiertos dados los problemas logísticos que implican la decisión” anunciada la semana pasada, apunta.

Imposible de manejar

La exfiscal de inmigración advierte además que la logística de este proceso “abrumará a los tribunales, un sistema judicial que no está configurado, ni preparado para absorber de la noche a la mañana otros 352,936 casos. Ciertamente no podrán manejar más casos de los que ya tienen atascados”.

“No va a importar cuántos jueces más sean contratados o tribunales agregados al sistema para procesar casos, porque el número de expedientes siempre es un objetivo en movimiento. En otras palabras, cada día se añadirán nuevos casos al sistema de la corte de inmigración”, indica. “Y además, al mismo tiempo que aumente el número de casos que maneje un juez, aumentarán también los errores judiciales”.

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Sánchez dijo que la decisión de Sessions golpea un sistema judicial “atrasado y atascado”, y teme que al final se “crearán mayores problemas de los que el fiscal general está resolviendo”.

Debido proceso

La decisión de Sessions de retirarle la capacidad a los jueces de cancelar un caso de deportación “afecta al debido proceso”, insiste Sánchez. “Se está tratando de manipular al tribunal creando un sistema donde los jueces ya no tienen independencia, y el gobierno piensas que puede salirse con la suya derogando los derechos de los inmigrantes. Con ello se está buscando ser demandado”.

Advierte que, a pesar de que el gobierno pretende aumentar el número de jueces, “eso no mejorará la situación. Además, no se trata sólo de jueces de inmigración. Si contrata nuevos jueces, también necesitará contratar personal y localizar o construir edificios, salas de audiencia, oficinas, equipos de trabajo, software, aplicaciones de computadoras, etcétera, para cada empleado. Eso requiere tiempo y dinero, y no es tan fácil. Estos procesos se demoran en el gobierno y pueden tomar años”.

Sánchez-Roig indicó además que “la independencia del poder judicial es extremadamente importante”. Y que cuando esta se ve amenazada “por el abuso de un funcionario para obtener resultado político, más apelaciones y pleitos serán generados, resultando en un proceso judicial más demorado”.

<b>97 arrestados. </b>Algunos detenidos por ICE en la gran redada del 5 de abril se dan las manos antes de presentarse en las oficinas del gobierno para un trámite. Algunos llevaban varios años trabajando en la planta procesadora de carne en situación muy precaria, pero las detenciones han unido todavía más al grupo. Morristown, el pueblo en el este rural de Tennessee, también ha reaccionado a la redada. Cientos de vecinos han ayudado a los afectados, aunque otros también han celebrado en redes sociales que se cumplan las leyes migratorias. En este condado, Donald Trump ganó las elecciones con un 73% de los votos.
“Mis niñas están sufriendo”. Cuando vio que su esposo la llamaba a esa hora de la mañana, pensó que quizás la extrañaba y quería oír su voz. Pero Esperanza –que no quiere revelar su nombre real– escuchó algo totalmente diferente: “Inmigración está aquí y ya no se puede hacer nada. Nos están arrestando”. Sintió que el mundo caía sobre ella. “Pero no tenía derecho a escuchar mi dolor, tenía que preocuparme por mis dos hijas”. Ahora, un mes después de la gran redada, le da la mano a su esposo antes de que se presente en las oficinas de ICE para seguir con su proceso migratorio. Siempre está presente ese temor de que no liberen a su pareja. Sus hijas, “hay días que no quieren ni comer, no pueden dormir, tienen pesadillas”.
<b>“Hola ma, ¿cómo estás?”. </b>Entre las 6 y las 7 de la tarde, Hilario Hernández, un inmigrante mexicano, y sus tres hijos, de nacionalidad estadounidense, esperan impacientes la melodía del teléfono. Es su nueva rutina desde hace 27 días, cuando la madre de la familia, Alejandra, fue detenida en la redada mientras trabajaba limpiando carne de res en la empacadora. En la llamada anterior la notaron deprimida y el reto hoy es animarla: “Échale ganas”, le dice Hilario. El matrimonio solía ingresar unos 4,000 dólares mensuales, pero este mes –con ella arrestada y él reuniendo documentación para liberarla– serán unos 1,200, lo justo para pagar la renta y la luz.
<b>“En tres días, tres cortes diferentes de tres familiares”. </b>La redada de las autoridades federales arrasó en casa de Yael Salazar, una beneficiaria de DACA. En la planta procesadora de carne, detuvieron a su esposo y cinco familiares directos más. Sus días se han convertido en una búsqueda incansable de documentos y dinero para intentar que salgan del centro de detención de ICE en Jena, Louisiana. Junto a una prima, emprende rumbo hacia ese estado para recoger a un familiar que saldrá con una 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/para-los-indocumentados-pagar-una-fianza-de-4-000-o-28-000-depende-de-la-arbitrariedad-de-los-jueces">fianza</a> de 8,500 dólares y con la esperanza de que liberen también a su marido en las próximas horas. Deja a su bebé con su madre, Esther Mendieta, que le dice adiós entre lágrimas y con el nieto sostenido en brazos.
<b>Millones de dólares no declarados. </b>Los 97 arrestos fueron efectuados por el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (ICE), pero la redada estuvo liderada por el Servicio de Rentas Internas (IRS) con un espectacular despliegue de agentes de varios cuerpos y un helicóptero. La hacienda estadounidense acusa a los propietarios de no reportar 8.4 millones de dólares en salarios y evitar pagar 2.5 millones en impuestos. La planta, llamada Southeastern Provision, recibía las vacas, las cortaba, procesaba y empacaba, según algunos empleados. Podían procesar unos 250 animales por día. Las jornadas laborales solían empezar a las 7 de la mañana, pero se alargaban hasta que el trabajo estaba acabado, hasta las 6 de la tarde a veces. Varias personas con el uniforme de la planta insistieron a Univision Noticias que no tomara imágenes de las instalaciones, pese a encontrarnos en la calle.
<b>“Llevan muchos años en Estados Unidos”. </b>La abogada Valeria Gómez revisa la documentación de una inmigrante afectada por la redada a las puertas de las oficinas de ICE en Knoxville, a unas 60 millas (95 km) del lugar de los hechos. De los 97 arrestados el 5 de abril, la mayoría quedaron recluidos en un centro de detención de ICE por semanas o todavía lo están. “El patrón era mantener detenidos a todos salvo que tuvieran una circunstancia extraordinaria, como una razón médica o mamás solteras”, explica Gómez. Es precavida, pero cree que algunos podrían evitar la deportación por llevar más de una década en el país, no haber tenido problemas con la ley y tener hijos estadounidenses. Sin embargo, esas cancelaciones son extraordinarias y 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/el-fiscal-general-sessions-busca-revertir-fallos-de-jueces-que-han-frenado-unos-200-000-casos-de-deportacion">complicadas en el contexto político actual</a>.
<b>“Pensábamos que era un lugar muy seguro para nosotros”.</b> Pese a las condiciones precarias que las autoridades federales han detectado en la planta procesadora de carne, Raymunda López, de 41 años, sentía que era un buen sitio por dos razones: no pedían identidades falsas para trabajar y recibía el salario en efectivo. López cortaba y empacaba carne, hacía jornadas de hasta 10 horas y cobraba como máximo 380 dólares a la semana. El día de la redada estuvo detenida por 12 horas, pero acabaron liberándola de manera provisional. Ella sospecha que fue porque sufre de diabetes.
El campo base. José Quezada (a la derecha) y Verónica Galván (a la izquierda) en una oficina de la iglesia de San Patricio, en Morristown. El lugar se ha convertido en el epicentro de la crisis desatada entre la comunidad inmigrante: entregan comida y productos básicos donados, ayudan con gastos financieros de los afectados, ofrecen consejo legal y colaboran para que los indocumentados escriban cartas de poderes para que sus hijos tengan un tutor legal si ellos son deportados. Quezada y otros trabajadores de la Tennessee Immigrant and Refugee Rights Coalition se trasladaron a la zona por semanas desde la capital, Nashville, a casi cuatro horas.
“Stop Deportations”. Un grupo de hispanos, la mayoría afectados por la redada con 97 detenidos, finalizan una pancarta que pide al gobernador de Tennessee, el republicano Bill Haslam, que frene la ley HB 2315 aprobada por la legislatura estatal en abril. El texto prohíbe las ciudades santuario y concede poderes extraordinarios a los policías locales para pedir el estatus migratorio. La mañana siguiente, exhibieron el mensaje a las puertas de un evento del político, pero no lograron hablar directamente con él.
“Tengo miedo de que vuelva a pasar”. Carolina Rómulo, de 25 años, abraza a su bebé de 10 meses después de saber que su marido será liberado del centro de ICE, tras pasar casi un mes en detención. La noche anterior el bebé casi no durmió por una infección en el oído y esa mañana una amiga de la misma empacadora le dio aventón para ir al médico. No se atreve a manejar por si la paran. Rómulo también fue detectada como indocumentada en la redada, pero liberada al cabo de unas horas. Dice que el bebé se emociona cuando oye al papá del otro lado del teléfono.
<b>“Bienvenida”. </b>Hilario Hernández, de 42 años, observa emocionado el abrazo de su esposa Alejandra con sus tres hijos al reencontrarse tras 29 días separados. Un juez de inmigración decretó la libertad provisional de la madre a cambio del pago de una fianza de 7,500 dólares. Hernández lleva desde 1994 en Estados Unidos y sus hijos son ciudadanos estadounidenses. “Como les digo a mis hijos, yo lo siento mucho pero papá se va a ir a trabajar sábados y domingos para recaudar a este dinero”, explica. “Porque mamá ya no va a poder trabajar”.
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97 arrestados. Algunos detenidos por ICE en la gran redada del 5 de abril se dan las manos antes de presentarse en las oficinas del gobierno para un trámite. Algunos llevaban varios años trabajando en la planta procesadora de carne en situación muy precaria, pero las detenciones han unido todavía más al grupo. Morristown, el pueblo en el este rural de Tennessee, también ha reaccionado a la redada. Cientos de vecinos han ayudado a los afectados, aunque otros también han celebrado en redes sociales que se cumplan las leyes migratorias. En este condado, Donald Trump ganó las elecciones con un 73% de los votos.
Imagen Damià S. Bonmatí
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