Agentes federales de EEUU actúan en México para detener la caravana de migrantes

El director interino del DHS, Chad F. Wolf, reconoció que "docenas" de agentes federales de inmigración están colaborando con las autoridades locales para detener y repatriar a los integrantes de una caravana que salió de Honduras la semana pasada.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Miles de personas procedentes de Centroamérica han comenzado a dispersarse a lo largo de la frontera, buscando el mejor punto a través del cual puedan ingresar a México sin correr con la misma suerte que un par de grupos que ya han sido repatriados por las autoridades mexicanas.
Video Integrantes de la caravana migrante insisten en tocar suelo mexicano a como dé lugar

Docenas de agentes federales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) están actuando en México y Centroamérica para contener una caravana de migrantes que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos en busca de asilo.

Así lo reconoció este miércoles el secretario interino del DHS, Chad F. Wolf, en una escueta declaración publicada en la página digital del departamento (ministerio).

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“DHS está monitoreando de cerca la caravana, tenemos docenas de personal en el terreno en América Central que ayudan a los funcionarios locales de inmigración y seguridad, lo que ya ha llevado a la detención de cientos de personas y enviadas de regreso a sus países de origen”, precisó.

La caravana

La caravana referida por Wolf salió la semana desde San Pedro Sula, Honduras, con cientos de migrantes cuyo objetivo es cruzar Guatemala y México, y pedir asilo en la frontera sur de Estados Unidos, un recurso legal disponible.

Se trata se la primera oleada en 2020, similar a otras caravanas que en los dos últimos años han originado una crisis humanitaria sin precedentes en la frontera entre México y Estados Unidos.

En 2018 Trump dictó una serie de medidas dirigidas a cambiar reglamentos de la política de asilo para negar protecciones a los migrantes, quienes huyen principalmente a causa de la violencia y la pobreza en sus países de origen.

Para el gobierno de Trump los argumentos presentados por los migrantes de las caravanas cuando piden asilo en la frontera no constituyen causa de asilo, y los acusa de aprovecharse de vacíos legales para forzar a las autoridades estadounidenses a procesar sus reclamaciones.

Una ley de 2008 prohíbe la deportación automática de menores procedentes de países que no tienen frontera con Estados Unidos, y exige que sea un juez de inmigración quien decida sus futuros en Estados Unidos. Pero debido a los más de 1 millón de casos acumulados en las cortes de inmigración, los procesos pueden demorar años.

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A su vez, un Acuerdo Judicial de 1997 (Flores) prohíbe la privación de libertad de mejores en centros o cárceles federales, lo que fuerza al gobierno a tenerlos en centros especiales hasta que sus procesos migratorios serán resueltos.

Trump ha pedido al Congreso eliminar estas protecciones -incluso cuando los republicanos controlaron ambas cámaras entre 2017 y 2018-, pero el legislativo se opone a aceptar sus exigencias.

Aplauden a México

En el comunicado Wolf también aplaudió el trabajo que viene desempeñando México en contener la caravana para evitar que los migrantes crucen su territorio y se acerquen a la frontera sur de Estados Unidos.

“Elogio al Gobierno de México por mantener su compromiso de aumentar la seguridad y la aplicación de la ley en su frontera sur”, se lee en la nota de prensa.

“Los esfuerzos de la Guardia Nacional de México y otros funcionarios han sido efectivos hasta ahora para mantener la integridad de su frontera, a pesar de los brotes de violencia y desorden de personas que intentan ingresar ilegalmente a México en su camino a Estados Unidos”, añadió Wolf.

A comienzos de esta semana cientos de migrantes, la mayoría de nacionalidad hondureña, que llegaron a la frontera sur de México tras cruzar Guatemala, fueron contenidos para primero ser procesados, y luego proceder a un ingreso legal al país.

Sin embargo, debido a que la mayoría no traía consigo documentos de identificación apropiados para ingresar a México, tal como pasaporte o visa, sus ingresos fueron vetados.

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La prohibición desencadenó protestas, amenazas de cruzar ilegalmente al país y la actuación de elementos de la Guardia Nacional. En los operativos las tropas mexicanas utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los integrantes de la caravana.

“Ser parte de un grupo grande, como una caravana, no brinda ningún tratamiento especial ni beneficios a quienes participan”, advirtió Wolf. “Desafortunadamente, ha habido actos de violencia denunciada por algunos involucrados en esta caravana. El Departamento está priorizando la seguridad de nuestros oficiales y del pueblo estadounidense”, indicó.

El jefe de la seguridad nacional de Estados Unidos también dijo que “si algún miembro de la caravana llegara a la frontera entre Estados Unidos y México, será procesado en consecuencia y será deportado, devuelto o repatriado rápidamente”.

Condenan la colaboración

Activistas que defienden los derechos de los inmigrantes en México y Estados Unidos criticaron la colaboración del DHS en territorio mexicano y Centroamérica.

“Definitivamente, nos estamos dando cuenta que el presidente López Obrador nos vendió a nosotros los migrantes, traicionó sus principios”, dijo a Univision Noticias Irineo Mujica, director de la organización Pueblo sin Fronteras.

El activista dijo además que “nos equivocamos al pensar que él iba a ser un cambio. Nos dio un buen discurso, que a esta gente les iba a dar protección y permisos de trabajo, pero resulta que ha deportado al 90 por ciento de las personas que entran”.

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Mujica indicó que tampoco han mejorado las condiciones en Centroamérica, “que siguen siendo las mismas que en los últimos años provoca la salida de caravanas de personas en busca de un futuro mejor para sus hijos”.

El director lamentó además que las promesas de ayuda “estén siendo cambiadas por represión” y denunció que en México “hay una cacería de migrantes. López Obrador ha terminado siendo el jefe de las deportaciones de Trump en territorio mexicano”, apuntó.

La primera caravana de migrantes 2020 comenzó con unas 1,000 personas. Otros cientos se han ido agregando en el camino. Otra similar salió de El Salvador y trae el mismo destino.

Trump se ha referido a las caravanas como hordas de personas con antecedentes criminales.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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