El gobierno de Trump anuncia que se retira de acuerdo judicial que prohíbe la detención de menores inmigrantes

La restricción, ha dicho la Casa Blanca en varias ocasiones, limita al gobierno en su capacidad para implementar y hacer cumplir la ley de inmigración, y poner fin a la inmigración ilegal.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
La Casa Blanca indicó que la restricción limita la capacidad del gobierno para implementar y hacer cumplir la ley de inmigración. Jorge Cancino, editor de inmigración de Univision, explica los alcances de esta decisión.
Video Gobierno anuncia que terminará el acuerdo judicial que prohíbe la detención de menores inmigrantes

La Casa Blanca de Donald Trump elabora un plan para que el gobierno se salga del acuerdo judicial Flores vs Meese de 1997, que prohíbe la encarcelación de menores de edad en centros de detención de ICE.

El acuerdo le ata las manos al gobierno con su política de tolerancia cero en la frontera, al impedir que prive de libertad a menores de edad detenidos cuando intentaban ingresar indocumentados al país.

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Según el gobierno, los menores arrestados solo pueden permanecer hasta un máximo de 20 días en un centro de detención y luego deben ser liberados en espera de una audiencia con un juez de inmigración quien decidirá sus futuros en Estados Unidos.

La restricción, ha dicho la Casa Blanca en varias ocasiones, limita al gobierno en su capacidad para implementar y hacer cumplir la ley de inmigración, y poner fin a la inmigración ilegal.

Proceso de salida

El gobierno se prepara para eludir los límites a la capacidad para retener a menores en cárceles de inmigración normados por el Acuerdo Flores de 1997, reportó este jueves el diario The Washington Post.

La publicación agrega que los cambios que proponen los departamentos de Seguridad Nacional (DHS) y de Salud y Recursos Humanos (HHS), garantizará que los menores serán tratados con dignidad, respeto y especial preocupación debido a su vulnerabilidad”.

El acuerdo judicial Flores, que para muchos constituye una garantía para el respeto de los derechos de los niños, para el gobierno de Trump se convirtió en un problema desde el inicio de su mandato el 20 de enero de 2017.

“Las lagunas legales obstaculizan significativamente la capacidad del departamento para detener apropiadamente y eliminar rápidamente las unidades familiares que no tienen base legal para permanecer en el país", dijo la secretaria del DHS, Kirstjen Nielsen, en un comunicado. "Esta regla aborda uno de los principales factores de atracción para la inmigración ilegal”, agregó.

La reforma de Trump

La salida del gobierno del Acuerdo Judicial Flores forma parte de una lista de tres requerimientos básicos contenidos en la dura reforma migratoria que Trump busca implementar a golpe de memorandos y órdenes ejecutivas, sin el respaldo del Congreso.

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Las otras dos exigencias son:


  • Eliminación de la Ley TVPRA de 2008, Ley William Wilberforce de Reautorización para la Protección de Víctimas del Tráfico de Personas. Prohíbe al gobierno deportar a menores de edad que no sean de países fronterizos (México o Canadá) detenidos en la frontera y exige que sea un juez de inmigración quien resuelta sus futuros en Estados Unidos.
  • Acuerdo Zadvydas de 1997. ICE no tiene derecho a mantener a un no-ciudadano bajo custodia al que no ha podido deportar por más de seis meses a menos de que presenten claras señales de ser un riesgo para la seguridad nacional.

Fallos incumplidos

El incumplimiento del acuerdo y la incomodidad del gobierno no son nuevos. En 2015 la jueza federal Dolly Gee, de una corte de distrito de California, falló que el gobierno de Barack Obama estaba violando el Acuerdo Judicial de 1997 al privar de libertad a menores de edad, principalmente indocumentados arrestados en la frontera por ingreso indocumentado.

Gee también llegó a la determinación que los menores encarcelados deben ser liberados, y extendió el beneficio a sus padres.

Madres y sus hijos inmigrantes indocumentados en el Centro Residencial de familias del sur de Texas en Dilley. 9 de Agosto de 2018.
Madres y sus hijos inmigrantes indocumentados en el Centro Residencial de familias del sur de Texas en Dilley. 9 de Agosto de 2018.
Imagen Charles Reed/U.S. Immigration and Customs Enforcement via AP

En caso de que el gobierno decida cumplir el acuerdo y poner en libertad a los menores detenidos, debe otorgarles un parole (permiso) donde le indicarán una fecha para que se presenten ante un juez de inmigración quien decidirá su futuro en el país.

Pero Trump insiste en que la mayoría de los menores detenidos no tienen o no reúnen requisitos para permanecer en Estados Unidos, negando incluso toda posibilidad de que pidan asilo.

<b>31 años en EEUU. </b>Indocumentado de origen mexicano, un DUI cometido hace 20 años lo pone en peligro de deportación y teme que en cualquier momento ocurra lo peor. “Mis hijos son estadounidenses, estoy desde 1986 pagando mis impuestos, hace dos décadas cometí un error, por el que ya fui castigado”.
<b>10 años en EEUU. </b>Inmigrante indocumentada de origen mexicano. Su esposo esta en un centro de detención de ICE desde hace 5 meses y está próximo a ser deportado. “Tengo mucho miedo a ser deportada y dejar solos a mis hijos. Hace una semana me detuvo migración, me salve gracias a que iba con mis niñas, que son ciudadanas estadounidenses”.
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<b>16 años en EEUU. </b>Llegó al país con un año de edad desde Guatemala. Es beneficiaria de Daca y estudia enfermería en la universidad. “Mi padre está en peligro, y estamos preparados para cualquier cosa. Hay mucho miedo, conozco a muchos que no salen de casa”.
<b>14 años en EEUU. </b>Llegó a las 8 años de México. Luego de graduarse de secundaria trabajó en el campo para ayudar a su familia. Ahora es beneficiario de Daca y estudia ingeniería civil. “Si nos quitan el permiso DACA, después de tener el privilegio de poder estudiar, ¿Dónde quedamos? ¿habría sido todo en vano?”.
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<b>Nacida en Estados Unidos, hace 16 años. </b>Sus padres fueron deportados y desde hace seis años están en Colombia. Desde entonces vive con su guardián, responsable también de otros hijos de deportados. “No quiero esperar hasta los 21 años para tratar de traerlos conmigo, me hacen mucha falta, queremos estar juntos”.
<b>28 años en EEUU. </b>Llegó de Guatemala en 1989. Su esposo fue deportado hace 5 años. Ahora cuida sola a sus cinco hijos estadounidenses, Le preocupa que con las nuevas resoluciones sus hijos pierdan los beneficios de asitencia pública y si fuera deportada, sus hijos quedarían sin sus padres en su propio país.
<b>14 años en EEUU. </b>Indocumentada. “Tengo mucho miedo y necesitamos informarnos para protegernos. Todos tenemos muchas dudas”.
<b>17 en los en EEUU. </b>Indocumentada de origen nicaragüense. Tiene dos hijas, la mayor es una Dreamer, beneficiaria de DACA y la menor es ciudadana estadounidense. “Mi mayor temor es que un día me toquen la puerta y me lleven. Nos estamos preparando para cualquier cosa. Haremos una carta poder para que mi hija mayor pueda envíame a mi hija pequeña si me deportan. Me duele quitarle las oportunidades que le da el país donde nació, pero no tengo el valor para dejarla, no puedo”.
<b>24 años en EEUU. </b>Ciudadana Estadounidense desde 2008. “También fui inmigrante indocumentada, y mi deber es ayudar los que no han podido regularizarse y se sienten amenazados. Hay mucha injusticia y mucha discriminación contra nosotros los hispanos. Los ciudadanos debemos salir a votar”.
<b>17 años en EEUU.</b> Llegó al país a los dos años desde Guatemala. Es beneficiaria de DACA y teme que sus padres indocumentados simplemente un día no lleguen a casa. Le preocupa que el programa que la acoja sea suspendido y pierda sus estudios de Ciencias Políticas que hoy realiza en la Universidad. “En mi pueblo la gente que no tiene documentos está aterrada, ya me cansé de tener esperanzas, nosotros mismos debemos hacer algo, siempre hemos trabajado duro”.
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<b>15 años en EEUU. </b>Llegó de Honduras a los 4 años de edad. Esta amprado por el programa DACA y fue arrestado por posesión de marihuana, lo que es un delito menor en el estado donde vive. Fue remitido a autoridades migratorias antes de pasar por un proceso legal y ver a un juez. Estuvo a punto de ser deportado, pero gracias a sus abogados y al apoyo de su comunidad, ahora esta libertad condicional. “No tenía planes en Honduras, nunca conocí el país, he vivido toda mi vida aquí (…) a mis padres los amo, es muy bueno estar con ustedes otra vez”.
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31 años en EEUU. Indocumentado de origen mexicano, un DUI cometido hace 20 años lo pone en peligro de deportación y teme que en cualquier momento ocurra lo peor. “Mis hijos son estadounidenses, estoy desde 1986 pagando mis impuestos, hace dos décadas cometí un error, por el que ya fui castigado”.
Imagen David Maris

Batalla judicial

El nuevo reglamento de detención de menores que elabora el DHS presagia una nueva batalla judicial para el gobierno de Trump en su guerra contra la inmigración ilegal.

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En abril el mandatario ordenó, como parte de la política de tolerancia cero, formular cargos criminales a los extranjeros que entran al país por lugares o autorizados para poder separarlos forzosamente de sus hijos y que ambos enfrentaran procesos judiciales separados, uno criminal y otro migratorio.

La medida generó una fuerte oleada de criticas dentro y fuera del país, obligando al mandatario a frenar las separaciones, pero mantuvo los arrestos y las deportaciones aceleradas.

El 26 de junio, tras una demanda entablada por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), una corte federal del sur de California, en San Diego, le ordenó al gobierno de Trump en un plazo de 30 días reunificar a la totalidad de los 2,551 menores separados. Cinco semanas después del cumoplimiento del plazo, todavía unos 470 menores siguen separados en poder del gobierno.

Futuro inmediato

Los planes del gobierno a corto plazo, dijo The Washington Post, es mantener los centros de detención con licencias de operación como para centros de cuidado infantil.

También el gobierno garantiza que las nuevas instalaciones de detención cumplan con los estándares actuales, "según lo evaluado por una entidad externa contratada por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE)”, añade.

El DHS estima que el abandono del acuerdo judicial garantizará que la totalidad de las familias inmigrantes detenidas se presenten a sus audiencias en las cortes de inmigración.

El Acuerdo judicial Flores versus Meese de 1997 fue alcanzado tras una demanda colectiva sobre el tratamiento de niños migrantes bajo custodia del gobierno federal.

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Se espera que el nuevo reglamento sea publicado en el Registro Federal (diario oficial estadounidense) para abrir una ventana de comentario público durante 60 días antes de que entre en vigor.

Los defensores del acuerdo tendrán un plazo de 45 días para impugnar el nuevo reglamento anunciado por Nielsen.

Rechazo anterior

En julio la jueza Gee rechazó un rercurso presentado por el gobierno de Trump para que permitiera la detención de familias migrantes por tiempo indefinido. Gee dictaminó que la petición se trató de "un intento cínico" de deshacer un añejo acuerdo judicial.

La jueza dijo además que el gobierno federal no había presentado nueva evidencia para justificar la revisión de la orden judicial de 1997, que limita la detención de niños que cruzaron la frontera de manera ilegal, muchos de ellos buscando asilo.

Abogados consultados por Univision Noticias indicaron que uno de los graves problemas con esta decisión es la acumulación histórica de casos en las cortes de inmigración, que a finales de julio sobrepasaba los 740,000 casos.

Ante tal avalancha de casos, los tribunales pautan citas para dentro de dos o tres años, lo que puede agravar el tiempo de permanencia den un centro de detención a familias que huyeron de sus países en busca de asilo en Estados Unidos.

<b>97 arrestados. </b>Algunos detenidos por ICE en la gran redada del 5 de abril se dan las manos antes de presentarse en las oficinas del gobierno para un trámite. Algunos llevaban varios años trabajando en la planta procesadora de carne en situación muy precaria, pero las detenciones han unido todavía más al grupo. Morristown, el pueblo en el este rural de Tennessee, también ha reaccionado a la redada. Cientos de vecinos han ayudado a los afectados, aunque otros también han celebrado en redes sociales que se cumplan las leyes migratorias. En este condado, Donald Trump ganó las elecciones con un 73% de los votos.
“Mis niñas están sufriendo”. Cuando vio que su esposo la llamaba a esa hora de la mañana, pensó que quizás la extrañaba y quería oír su voz. Pero Esperanza –que no quiere revelar su nombre real– escuchó algo totalmente diferente: “Inmigración está aquí y ya no se puede hacer nada. Nos están arrestando”. Sintió que el mundo caía sobre ella. “Pero no tenía derecho a escuchar mi dolor, tenía que preocuparme por mis dos hijas”. Ahora, un mes después de la gran redada, le da la mano a su esposo antes de que se presente en las oficinas de ICE para seguir con su proceso migratorio. Siempre está presente ese temor de que no liberen a su pareja. Sus hijas, “hay días que no quieren ni comer, no pueden dormir, tienen pesadillas”.
<b>“Hola ma, ¿cómo estás?”. </b>Entre las 6 y las 7 de la tarde, Hilario Hernández, un inmigrante mexicano, y sus tres hijos, de nacionalidad estadounidense, esperan impacientes la melodía del teléfono. Es su nueva rutina desde hace 27 días, cuando la madre de la familia, Alejandra, fue detenida en la redada mientras trabajaba limpiando carne de res en la empacadora. En la llamada anterior la notaron deprimida y el reto hoy es animarla: “Échale ganas”, le dice Hilario. El matrimonio solía ingresar unos 4,000 dólares mensuales, pero este mes –con ella arrestada y él reuniendo documentación para liberarla– serán unos 1,200, lo justo para pagar la renta y la luz.
<b>“En tres días, tres cortes diferentes de tres familiares”. </b>La redada de las autoridades federales arrasó en casa de Yael Salazar, una beneficiaria de DACA. En la planta procesadora de carne, detuvieron a su esposo y cinco familiares directos más. Sus días se han convertido en una búsqueda incansable de documentos y dinero para intentar que salgan del centro de detención de ICE en Jena, Louisiana. Junto a una prima, emprende rumbo hacia ese estado para recoger a un familiar que saldrá con una 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/para-los-indocumentados-pagar-una-fianza-de-4-000-o-28-000-depende-de-la-arbitrariedad-de-los-jueces">fianza</a> de 8,500 dólares y con la esperanza de que liberen también a su marido en las próximas horas. Deja a su bebé con su madre, Esther Mendieta, que le dice adiós entre lágrimas y con el nieto sostenido en brazos.
<b>Millones de dólares no declarados. </b>Los 97 arrestos fueron efectuados por el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (ICE), pero la redada estuvo liderada por el Servicio de Rentas Internas (IRS) con un espectacular despliegue de agentes de varios cuerpos y un helicóptero. La hacienda estadounidense acusa a los propietarios de no reportar 8.4 millones de dólares en salarios y evitar pagar 2.5 millones en impuestos. La planta, llamada Southeastern Provision, recibía las vacas, las cortaba, procesaba y empacaba, según algunos empleados. Podían procesar unos 250 animales por día. Las jornadas laborales solían empezar a las 7 de la mañana, pero se alargaban hasta que el trabajo estaba acabado, hasta las 6 de la tarde a veces. Varias personas con el uniforme de la planta insistieron a Univision Noticias que no tomara imágenes de las instalaciones, pese a encontrarnos en la calle.
<b>“Llevan muchos años en Estados Unidos”. </b>La abogada Valeria Gómez revisa la documentación de una inmigrante afectada por la redada a las puertas de las oficinas de ICE en Knoxville, a unas 60 millas (95 km) del lugar de los hechos. De los 97 arrestados el 5 de abril, la mayoría quedaron recluidos en un centro de detención de ICE por semanas o todavía lo están. “El patrón era mantener detenidos a todos salvo que tuvieran una circunstancia extraordinaria, como una razón médica o mamás solteras”, explica Gómez. Es precavida, pero cree que algunos podrían evitar la deportación por llevar más de una década en el país, no haber tenido problemas con la ley y tener hijos estadounidenses. Sin embargo, esas cancelaciones son extraordinarias y 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/el-fiscal-general-sessions-busca-revertir-fallos-de-jueces-que-han-frenado-unos-200-000-casos-de-deportacion">complicadas en el contexto político actual</a>.
<b>“Pensábamos que era un lugar muy seguro para nosotros”.</b> Pese a las condiciones precarias que las autoridades federales han detectado en la planta procesadora de carne, Raymunda López, de 41 años, sentía que era un buen sitio por dos razones: no pedían identidades falsas para trabajar y recibía el salario en efectivo. López cortaba y empacaba carne, hacía jornadas de hasta 10 horas y cobraba como máximo 380 dólares a la semana. El día de la redada estuvo detenida por 12 horas, pero acabaron liberándola de manera provisional. Ella sospecha que fue porque sufre de diabetes.
El campo base. José Quezada (a la derecha) y Verónica Galván (a la izquierda) en una oficina de la iglesia de San Patricio, en Morristown. El lugar se ha convertido en el epicentro de la crisis desatada entre la comunidad inmigrante: entregan comida y productos básicos donados, ayudan con gastos financieros de los afectados, ofrecen consejo legal y colaboran para que los indocumentados escriban cartas de poderes para que sus hijos tengan un tutor legal si ellos son deportados. Quezada y otros trabajadores de la Tennessee Immigrant and Refugee Rights Coalition se trasladaron a la zona por semanas desde la capital, Nashville, a casi cuatro horas.
“Stop Deportations”. Un grupo de hispanos, la mayoría afectados por la redada con 97 detenidos, finalizan una pancarta que pide al gobernador de Tennessee, el republicano Bill Haslam, que frene la ley HB 2315 aprobada por la legislatura estatal en abril. El texto prohíbe las ciudades santuario y concede poderes extraordinarios a los policías locales para pedir el estatus migratorio. La mañana siguiente, exhibieron el mensaje a las puertas de un evento del político, pero no lograron hablar directamente con él.
“Tengo miedo de que vuelva a pasar”. Carolina Rómulo, de 25 años, abraza a su bebé de 10 meses después de saber que su marido será liberado del centro de ICE, tras pasar casi un mes en detención. La noche anterior el bebé casi no durmió por una infección en el oído y esa mañana una amiga de la misma empacadora le dio aventón para ir al médico. No se atreve a manejar por si la paran. Rómulo también fue detectada como indocumentada en la redada, pero liberada al cabo de unas horas. Dice que el bebé se emociona cuando oye al papá del otro lado del teléfono.
<b>“Bienvenida”. </b>Hilario Hernández, de 42 años, observa emocionado el abrazo de su esposa Alejandra con sus tres hijos al reencontrarse tras 29 días separados. Un juez de inmigración decretó la libertad provisional de la madre a cambio del pago de una fianza de 7,500 dólares. Hernández lleva desde 1994 en Estados Unidos y sus hijos son ciudadanos estadounidenses. “Como les digo a mis hijos, yo lo siento mucho pero papá se va a ir a trabajar sábados y domingos para recaudar a este dinero”, explica. “Porque mamá ya no va a poder trabajar”.
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97 arrestados. Algunos detenidos por ICE en la gran redada del 5 de abril se dan las manos antes de presentarse en las oficinas del gobierno para un trámite. Algunos llevaban varios años trabajando en la planta procesadora de carne en situación muy precaria, pero las detenciones han unido todavía más al grupo. Morristown, el pueblo en el este rural de Tennessee, también ha reaccionado a la redada. Cientos de vecinos han ayudado a los afectados, aunque otros también han celebrado en redes sociales que se cumplan las leyes migratorias. En este condado, Donald Trump ganó las elecciones con un 73% de los votos.
Imagen Damià S. Bonmatí
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