Este mexicano fue deportado porque un policía llamó a la Patrulla Fronteriza. Ahora recibirá $35,000 (y podrá montar un negocio)

El mexicano Daniel Valenzuela fue devuelto a su país en febrero de 2019 derivado de una aparente violación a la ley santuario de California. Gracias a un acuerdo extrajudicial él obtuvo una indemnización que le ayudará a abrir un negocio en Tijuana.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
Daniel Valenzuela fue deportado en febrero de 2019, un mes después de que un policía local le llamó a la Patrulla Fronteriza para que verificaran su información. En la foto posa con su hija menor.
Daniel Valenzuela fue deportado en febrero de 2019, un mes después de que un policía local le llamó a la Patrulla Fronteriza para que verificaran su información. En la foto posa con su hija menor.
Imagen Cortesía Gloria Ozuna

LOS ÁNGELES, California.- Un padre mexicano que fue deportado después de que un policía llamara a la Patrulla Fronteriza para que investigaran su estatus migratorio, recibirá una compensación de 35,000 dólares por parte del municipio donde ocurrió el incidente, informó la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

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El dinero será enviado a Daniel Valenzuela, de 35 años, quien fue devuelto a México en febrero de 2019. Desde entonces él ha vivido en Baja California y Sinaloa, mientras su esposa y sus tres hijas (de 13, 17 y 19 años) se quedaron en la ciudad de Corona, en el sur de California.

“Al final, aunque yo hubiera preferido otra cosa, él salió ganando un poco, porque hay personas que las deportan y terminan sufriendo allá. Ahora si queremos regresar a México tendremos algo para sobrevivir allá”, dijo la esposa de Valenzuela, Gloria Ozuna, en una entrevista con Univision Noticias.

Daniel Valenzuela, quien es originario de Sinaloa, piensa invertir el dinero en un negocio en Tijuana, donde ha vivido muchos años. Su esposa trabaja limpiando casas. “Me quedé sola con mis hijas. Ha sido bien difícil, nos hace mucha falta, sobre todo a mi hija más chica”, lamentó Ozuna.

Daniel Valenzuela
Daniel Valenzuela
Imagen Cortesía Gloria Ozuna

ACLU insiste en que el policía de Corona que detuvo a este mexicano por manejar a exceso de velocidad el 31 de enero de 2019 violó la ley santuario de California, porque se comunicó con una estación cercana de la Patrulla Fronteriza para que verificaran la licencia de conducir de Valenzuela, expedida en Baja California.

El oficial municipal lo retuvo hasta que llegaron los agentes fronterizos, quienes confirmaron que la visa de turista de Valenzuela ya había expirado y lo pusieron bajo custodia. Jamás le extendieron una multa por rebasar el límite de velocidad, pero el inmigrante fue deportado unas semanas después. No quiso seguir peleando su caso en una corte federal y firmó su salida voluntaria.

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La ley AB 54 prohíbe la colaboración entre policías locales y autoridades migratorias. Además, les impide a los primeros “investigar, interrogar, detener, detectar o arrestar personas con fines de aplicación de la ley de inmigración”.

En nombre de Valenzuela, ACLU presentó una queja oficial contra la Ciudad de Corona en junio de 2019 que pedía una indemnización de 1 millón de dólares. Un año después, las negociaciones entre ambas entidades concluyeron con una compensación de 35,000 dólares que aceptó el mexicano.

“Es el primer caso donde hay un acuerdo económico resultado de una demanda que tiene que ver con una violación al Acta de Valores (la ley santuario) y de alguna manera sienta un precedente”, dijo Emilio Amaya, director ejecutivo del Centro de Servicios Comunitarios de San Bernardino, a Univision Noticias.

“Ojalá que las ciudades entiendan que violar la ley estatal tiene consecuencias”, enfatizó.

Reporte policial evidencia fallas

Valenzuela ha tratado volver a tramitar su visa de turista para venir a visitar a su familia, pero se la han negado por su deportación. El Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) no ha respondido si se tomará alguna acción relacionada con este caso.

“Este acuerdo muestra que haremos responsables a las agencias del orden si no cumplen con la Ley de Valores de California ( AB 54, también conocida como ley santuario) y la Constitución”, dijo Eva Bitran, abogada de ACLU en su oficina del sur de California, en un comunicado.

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“Todos estamos más seguros cuando los departamentos de policía permanecen fuera del negocio de la aplicación de la ley de inmigración. Nadie en este país, independientemente de su raza, origen nacional, idioma o estatus migratorio, puede ser detenido o arrestado sin causa”, puntualizó.

De hecho, el ayuntamiento de Corona mantiene su postura de que el policía que detuvo al migrante no violó la ley SB 54, que entró en vigor un año antes del arresto. El acuerdo que recién firmó dicho municipio no acepta abiertamente la presunta falla del oficial.

Victoria Galindo es empleada de un albergue para veteranos en California, población que en estos momentos es considerada vulnerable por el coronavirus. Pese a la importante labor que realiza en el país y a no tener ningún antecedente penal, ahora está en riesgo de ser enviada de regreso a tierras mexicanas debido a un notario público que en 2011 provocó que agentes de ICE allanaran su casa y la pusieran bajo la mira de autoridades migratorias.
Video Inmigrante mexicana, que tiene un riesgoso trabajo considerado esencial en EEUU, podría ser deportada


“El oficial estaba realizando una parada de tráfico, no aplicando las leyes de inmigración”, señala el municipio en un comunicado. “Debido a que los hechos inusuales de esta situación pueden hacer que las personas de buena voluntad lo vean de manera diferente y debido a los altos costos y la interrupción del litigio, la ciudad decidió resolver este reclamo singular y aislado”, agrega.

El reporte policial sobre este incidente indica que el agente sí llamó a la Patrulla Fronteriza para verificar si Valenzuela estaba calificado para conducir con una licencia extranjera, y reconoce que cooperó con la CBP cuando le notificó que el detenido estaba ilegalmente en el país por la expiración de su visa.

La CBP “pidió que siguiera detenido para que un agente pudiera ir y tomar la custodia de él”, describe el reporte redactado por el policía de apellido Gardner, quien también llamó a un compañero hispano, el agente E. Castañeda, para que tradujera lo que Valenzuela estaba diciendo en español.

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El mexicano estuvo en el lugar durante una hora hasta que llegaron los agentes fronterizos. Eso dejó en vilo el proceso de extenderle una multa de tránsito y el decomiso de su auto. “Es obvio que se violó la ley santuario”, insiste Amaya.

La ACLU también reclama que durante la espera no le permitieron a su cliente hacer ni una llamada telefónica.

Aunque no fue parte del acuerdo, la policía de Corona implementó acciones respondiendo a este caso: envió un memorando indicándoles que deben hablar con sus supervisores antes de contactar a las autoridades migratorias y que dio una capacitación a los oficiales para informarles que es legal manejar con una licencia de conducir emitida en otro país y que no deben indagar el estatus migratorio de un detenido.

“A raíz de este caso cambiaron algunas prácticas, implementaron un nuevo protocolo para evitar situaciones de este tipo”, dijo Amaya.

Una investigación encabezada por la Patrulla Fronteriza (USBP), la unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y el Sheriff del condado de Webb detectó una casa de seguridad de un grupo de traficantes de personas en Laredo, Texas, la tarde del 23 de noviembre de 2019.
En el interior de la vivienda estaban 43 inmigrantes originarios de México, Guatemala, Honduras y Ecuador. “Todos se encontraron en buen estado de salud y fueron arrestados en espera de la investigación”, indicó la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) en un comunicado.
Las deplorables condiciones de esta vivienda contrastan con el multimillonario negocio de los coyotes, que solo en 2017 pudo haber generado hasta $2,300 millones, según un informe del Departamento de Seguridad Nacional (DHS en inglés).
Se cree que esta actividad ilícita no se ha visto afectada con las caravanas de migrantes que se presentan en la frontera para pedir asilo a Estados Unidos. Estos seis migrantes, por ejemplo, fueron descubiertos en otra casa de seguridad en Laredo, Texas, el 5 de agosto de 2019. Llegaron desde México, Guatemala y Honduras.
“Los traficantes de personas continúan utilizando hogares y negocios locales como punto de partida para los inmigrantes ilegales, causando molestias a los residentes de Laredo”, advierte la Patrulla Fronteriza. En esta guarida fueron hallados 38 indocumentado en mayo de 2018.
Las tarifas que deben pagar los migrantes ahora superan los $10,000. Sin embargo, ellos reciben un trato miserable por parte de los coyotes mientras son llevados a sus destinos, de acuerdo con las autoridades.
En estas condiciones vivieron temporalmente ocho guatemaltecos detenidos por la Patrulla Fronteriza y el Sheriff del condado de Webb en Central Laredo en julio de 2018.
A principios de febrero de 2017, las autoridades encontraron a 11 inmigrantes en una vivienda en la ciudad de Eagle Pass, cerca de la zona limítrofe con México. Se trataba de ocho mexicanos, una hondureña, y un hombre y una mujer salvadoreños.
“Las organizaciones criminales utilizan habitualmente sus casas secretas para colocar inmigrantes en condiciones a menudo infrahumanas. Por lo general, las personas deben esperar a que los transporten hacia el interior de Estados Unidos y pagar tarifas a los contrabandistas”, señala la Patrulla Fronteriza.
La Patrulla Fronteriza advierte que “no es raro que estos inmigrantes indocumentados sean retenidos durante semanas o más en estructuras pequeñas y estrechas sin ventilación adecuada, agua potable, ni condiciones saludables”.
Las autoridades también alertan que las personas que vigilan estas guaridas también se dedican al secuestro, robo, abuso físico y agresiones sexuales de los inmigrantes que reciben.
Los migrantes son transportados a estos lugares inmediatamente después de que cruzan ilegalmente la frontera de distintas maneras: caminando varios días por el desierto, ocultos en vehículos que pasan por garitas aduanales o nadando por el peligroso Río Grande.
Los crímenes que ocurren en estos sitios y durante el recorrido por la frontera generalmente no se reportan a las autoridades por miedo a la deportación o porque los migrantes desconfían en la policía en sus lugares de origen, según oficiales fronterizos entrevistados por Univision Noticias.
Estos 37 indocumentados estaban en una vivienda secreta detectada en el sur de Texas en mayo de 2016. La mayoría de ellos eran hombres jóvenes.
Este escondite fue encontrado en junio de 2018 en Laredo. Lo hallaron después que la Patrulla Fronteriza y el Sheriff de Webb recibieron información de que varios indocumentados estaban allí.
El operativo concluyó con la detención de 62 personas que cruzaron la frontera ilegalmente. Procedían de México, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Al anunciar los arrestos, José Martínez, entonces subjefe de la Patrulla Fronteriza en el sector de Laredo, dijo que esta acción reflejaba el compromiso de las autoridades “para interrumpir la actividad ilícita, negar a las organizaciones criminales la capacidad de operar y proteger la vida humana”.
Una de las medidas para combatir el contrabando de migrantes es demoler sus escondites, como este ubicado en la ciudad de San Juan, en Texas.
La pequeña vivienda fue derrumbada usando maquinaria pesada y bajo el resguardo de oficiales de la Patrulla Fronteriza.
Un estudio publicado por Rand Corporation en abril contradice una añeja versión de funcionarios de EEUU: que los carteles están involucrados directamente en el tráfico de personas. Pero alerta que los migrantes les tienen que pagar al pasar por sus territorios, generando una ganancia de entre $30 y $180 millones al año.
El reporte de Rand Corporation recomendó a las autoridades estandarizar y ampliar el rango de preguntas que los oficiales fronterizos hacen a los migrantes para buscar información más consistente sobre los contrabandistas, rutas y pagos. Además de expandir sus esfuerzos para interrumpir los pagos que los coyotes reciben de los familiares de los migrantes en EEUU.
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Una investigación encabezada por la Patrulla Fronteriza (USBP), la unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y el Sheriff del condado de Webb detectó una casa de seguridad de un grupo de traficantes de personas en Laredo, Texas, la tarde del 23 de noviembre de 2019.
Imagen Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP)
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