Jueces de inmigración “profundamente preocupados” por el envío a México de solicitantes de asilo

Alegan que el gobierno de Trump no les informó del programa antes o después de implementado, y que tampoco tienen datos respecto al número de casos atendidos desde el 20 de enero ni el número de jueces que participan en el cuestionado programa.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Un informe periodístico señala que el Departamento de Salud y Servicios Humanos identificó que unos 135 niños han sido enviados a Estados Unidos solos. Migrantes aseguran que esta difícil decisión obedece a que no pueden regresar a sus países debido a que sus vidas están en peligro.
Video Enviar a niños solos para que crucen la frontera: el drama de decenas de familias de migrantes

La dura política migratoria implementada por el gobierno de Donald Trump en la frontera con México sigue generando inquietud en los jueces de inmigración, quienes tienen en sus manos el futuro de miles de migrantes que huyen de sus países a causa de la violencia y pobreza y buscan la protección de Estados Unidos.

Uno de los programas vigentes, activado el 20 de enero, regresa a México a los peticionarios de asilo donde deben esperar la resolución de sus casos, que puede demorar meses, incluso años debido al atasco de más de 1 millón de expedientes en los tribunales.

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Conocido como Protocolo de Protección a Migrantes (MPP), el plan fue aceptado a regañadientes por México. Pero el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no pudo detenerlo y evitar que su país se convirtiera en parte clave de la política de ‘tolerancia cero’ en la frontera.

Qué dicen los jueces

En octubre el gobierno de Trump dijo que bajo el MPP poco más de 52,000 migrantes que pidieron asilo en la frontera habían sido regresados a México, donde esperan que sus casos sean resueltos en las cortes de inmigración.

Las cifras, sin embargo, no han sido compartidas con los jueces de inmigración, quienes deciden y decidirán el futuro de cada uno de ellos.

“La NAIJ (Asociación Nacional de Jueces de Inmigración) está profundamente preocupada por la falta de transparencia con respecto al MPP, tanto para el público, los atrapados en el proceso y los jueces involucrados”, dijo a Univisionb Noticias la jueza Dana Marks, presidenta honoraria de la entidad.

“No se nos consultó antes de que comenzara el programa, ni como se ha desarrollado”, agregó.

Debido proceso en riesgo

La Asociación también advierte que el debido proceso migratorio se encuentra en riesgo debido a la falta de transparencia del MPP.

“Varios problemas prácticos han sido planteados por este proceso”, dice Marks. “La implementación ha causado serios impedimentos para acceder a servicios de asesoramiento y pro-bono (para los migrantes que piden asilo, beneficios garantizados por ley) y la falta de capacidad del público para observar estos procedimientos”.

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Los juicios de deportación y asilo en la frontera, adonde son citados los migrantes que esperan en México, se llevan a cabo en tribunales temporales que funcionan en carpas donde los jueces juzgan a través de un circuito cerrado de televisión a grupos de migrantes encerrados en una sala.

A la pregunta respecto a cuántos casos han sido resueltos favorablemente y cuántas órdenes de deportación han sido emitidas desde el 20 de enero, Marks dijo que “no tenemos acceso a estadísticas sobre cuántas personas han sido procesadas y tampoco al número de jueces asignados”.

Juicios secretos

No solo la falta de transparencia del MPP preocupa a los jueces de inmigración. En octubre la NAIJ dijo los procesos llevados a cabo en los tribunales temporales erigidos en la frontera "han invadido la capacidad de las personas de encontrar abogados para representarlos en estos casos complejos e incluso han hecho que el acceso por parte de abogados voluntarios sea difícil, si no imposible”.

La Asociación dijo además que, “creemos firmemente que la transparencia y el acceso público a nuestros procedimientos son esenciales para garantizar que cada persona que se presente ante nuestros tribunales reciba el debido proceso requerido por la ley”.

La NAIJ denunció además que menos del 2% de las personas” que están siendo procesadas bajo el MPP “han podido obtener abogados”, situación critica que les dificulta sus casos de asilo.

El MPP fue implementado por el gobierno de Trump en respuesta a la negativa del gobierno mexicano de declararse Tercer País Seguro, término basado en los principios de la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de 1951 y que permitiría a Estados Unidos negar asilos y remitir a las personas a México.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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