Lluvia de criticas a Sessions por limitar el poder de los jueces para frenar deportaciones

La Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) advierte que la decisión del fiscal general “podría afectar a las víctimas de delitos, personas que califican para la residencia permanente debido a su matrimonio con un ciudadano estadounidense”.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
El funcionario indicó que solo se podrán aplazar los procedimientos de deportación si se logra demostrar motivos extraordinarios. “Está tomando todos los pasos posibles para limitar los derechos”, señala la abogada Noemí Ramírez.
Video Fiscal Sessions ordena a jueces de inmigración acelerar casos de deportación de indocumentados

La reciente orden emitida por el fiscal general, Jeff Sessions, de limitar el poder de los jueces de inmigración para posponer o cancelar administrativamente un proceso de deportación, está generando una lluvia de críticas de grupos activistas que velan por los derechos de los inmigrantes.

La orden forma parte de una serie de recientes decisiones adoptadas por el gobierno de Donald Trump para descongestionar los tribunales de inmigración que, a principios de julio, tenían más de 734,000 casos pendientes de acuerdo con datos de la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR).

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Abogados afirman que la decisión de Sessions afecta el debido proceso migratorio, aumentará las deportaciones y limita severamente la autoridad de los jueces de inmigración.

“Se trata de una situación extremadamente grave”, dice José Guerrero, un abogado de inmigración que ejerce en Miami, Florida. “Los jueces ya no tienen independencia para poder continuar un caso, incluso si el proceso que ventila lo amerita”, agregó.

“Con la decisión del fiscal general los jueces ahora se ven obligados a negar el cierre administrativo de los casos y no dar lugar a continuarlo existiendo razones o argumentos válidos”, explica Guerrero. “Por ejemplo, si el inmigrante está a la espera de una petición familiar, ya no tendrá tiempo para esperar una resolución favorable para su caso y el juez emitirá una orden de deportación”.

También afecta ciertos casos de peticiones de residencia (formulario I-130) hechas por ciudadanos estadounidenses a favor de sus cónyuges. "El fiscal general esrtá diciendo que no se pueden continuar casos por procesos colaterales como por ejemplo la peticion de un conyugue, a menos que el apicante pueda demostrar con suficiente evidencia que su caso se va a ganar y el juez pueda decir si lo va a otorgar o no. En algunos casos hay que esperar que primero se resuelva la petición I-130 quizás porque en un inicio del caso hubo insufiiente evidencia y la corte solicitó ampliar las pruebas", indicó Guerrero.

Al estilo de Trump

Si bien la orden de Sessions se trata de una “política”, ésta se basa en los principios estipulados por el presidente Donald Trump desde su campaña, cuando le prometió a sus seguidores que perseguiría a los indocumentados y cambiaría el sistema migratorio vigente.

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Si bien lo ha venido haciendo desde que se instaló en la Casa Blanca el 20 de enero del año pasado, nadie imaginó que lo haría a golpe de memorandos y acciones ejecutivas, el mismo argumento que blandió durante toda su campaña para criticar a su antecesor, Barack Obama.

“El punto es que la orden del fiscal general no es contraria a la ley, es una política”, dice Ezequiel Hernández, un abogado de inmigración que ejerce en Phoenix, Arizona, y colabora frecuentemente con la redacción de Univision Noticias. “Sessions tiene la patria potestad para hacerlo”, agregó.

“El cierre administrativo de casos de deportación siempre fue una decisión procesal. Pero hay que dejar en claro que en los últimos dos años ya no se estaban viendo muchos casos, eran menos. Y con este gobierno nadie se atreve a pedirlo, porque es muy difícil que lo concedan”, añade.

Hernández también dijo que “lamentablemente, esta orden afectará a mucha gente que quizás necesite un poquito de tiempo para obtener un beneficio y permanecer en el país. Ahora están pidiéndole a los jueces que aceleren los juicios”.

Clima de incertidumbre

La Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) advierte que la orden de Sessions “está dificultando que los jueces de inmigración pospongan audiencias para los inmigrantes mientras esperan peticiones especiales que les permitan permanecer legalmente en el país”.

"Significa que ellos (los inmigrantes) podrían ser deportados cuando en realidad tienen un camino para permanecer legalmente en los Estados Unidos", dijo Andrea Guttin, directora legal del Houston Immigration Legal Services Collaborative.

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AILA dice además que ,la decisión del fiscal general “podría afectar a las víctimas de delitos, personas que califican para la residencia permanente debido a su matrimonio con un ciudadano estadounidense”.

"El fiscal general ha apretado aún más a los jueces de inmigración al interferir con una importante herramienta de administración de casos usan para garantizar que estos se resuelvan de manera justa y equitativa", dijo en un comunicado Anastasia Tonello, presidenta de AILA.

Muchos serán perjudicados

La lista de inmigrantes que se verán afectados por la reciente orden de Sessions crece con el paso de los días.

“Se trata de una medida peligrosa en el sentido de que el fiscal general le ha quitado una opción valiosa a los jueces”, dice Margot Cowen, una abogada de inmigración y activista que ejerce en Tucson, Arizona. “Hay muchos casos migratorios que merecen ser cerrados de forma administrativa, pero esa herramienta fue quitada por el gobierno”.

“Por ejemplo, una inmigrante que está en proceso de una visa U porque se trata de una víctima de un crimen, y está pendiente de que exista un cupo de visa disponible. Lo común era que el juez cerrara administrativamente su caso de deportación mientras la visa venía en camino. Ahora corre el riesgo que le den una orden de deportación”, explicó.

Cowen dijo que la medida del fiscal general “lleva la firma de Trump”.

A finales de marzo, la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) tenía en espera 208,813 peticiones de visa U. Por mandato del Congreso, cada año el gobierno entrega un máximo de 10,000 visas.

Qué dice el gobierno

El gobierno de Trump defiende la decisión tomada por el fiscal general Sessions.

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"Se han logrado grandes avances en la lucha contra los atrasos en las cortes de inmigración al contratar más jueces, así como reducir el tiempo de contrataciones en más de un 50%”, dijo en una nota de prensa Devin O'Malley, portavoz del Departamento de Justicia. “Pero los atrasos continúan”, añadió.

A pesar del optimismo del gobierno, AILA insiste en que la orden de Sessions se trata de otra medida más por parte del Departamento de Justicia “para aumentar las deportaciones y limitar aún más la autoridad de los jueces de inmigración”, además de “acelerar las causas sin tener en cuenta la imparcialidad o el debido proceso migratorio”.

El llamado "cierre administrativo" ha permitido a los jueces de inmigración remover casos de baja prioridad de sus registros, lo que en la práctica facilitó que algunos inmigrantes permanezcan indefinidamente en el país pese a carecer de un estatus de permanencia legal.

Los cierres se aplicaban rutinariamente a personas sin antecedentes penales que habían vivido durante años en Estados Unidos, a menudo con hijos o cónyuges que ciudadanos estadounidenses. En muchos casos, tras el cierre esos inmigrantes podían postular a obtener permisos de trabajo y una licencia de manejar.

También favorecía a inmigrantes que estaban a la espera de la resolución de otros casos administrativos que, una vez finalizados, les permitía legalizar sus permanencias en Estados Unidos.

"Los campesinos que trabajan duro están siendo suplantados por los europeos criminales y fuera de la ley". Este es el encabezado de esta ilustración, en la que una oleada de inmigrantes aparecen retratados con sombreros que 
<b>los identifican con distintas amenazas: analfabetismo, pobreza, anarquismo, degeneración, mafia, criminal</b>, etc. Mientras, el Tío Sam trata de proteger las ideas y las instituciones estadounidenses del peligro inmigrante. La caricatura, de 1903, se titula: 'La marea alta de la inmigración, una amenaza nacional'.
Un gigante muro se interpone entre una familia inmigrante y Estados Unidos. En lugar de cañones, puntas de pluma reciben a los recién llegados. En la pared letras gigantes rezan: "Test de alfabetización" y por encima de él se asoma el Tío Sam, símbolo estadounidense, que dice: 
<b>"Son bienvenidos... ¡Si pueden escalarlo!".</b> La viñeta, que se publicó en la revista Puck en 1916, hace referencia a una ley de 1917 que requería a los inmigrantes mayores de 16 años pasar 
<b>un examen de alfabetización en el que debían demostrar que podían leer entre 30 y 40 palabras</b> de un texto en su propio idioma.
Este anuncio del detergente Magic Washer titulado 'Los chinos deben marcharse' fue publicado en 1886, momento en que Estados Unidos atravesaba un momento de agudo sentimiento antichino que terminó cristalizando en la ley de exclusión china de 1882, que 
<b>restringía la entrada de inmigrantes procedentes de ese país por un periodo de una década</b>. El dibujo muestra al Tío Sam portando un bote del jabón mientras patea a un inmigrante chino.
Este dibujo muestra al tío Sam impartiendo clase 
<b>a unos niños malhumorados de piel oscura que representan a Filipinas, Hawaii, Puerto Rico y Cuba.</b> Detrás de ellos están un grupo de estudiantes aplicados: los estados estadounidenses (Texas, California...). En el fondo, se aprecia a un niño chino en el umbral de la escuela, a un indio sujetando un libro al revés y a un negro que limpia la ventana. La viñeta se publicó en 1899 en la revista Puck.
Un grupo de hombres que representan 
<b>distintos grupos de interés en la sociedad estadounidense rodean</b> a un inmigrante. El hombre acaba de desembarcar, pero cada uno de los estamentos lleva consigo un cartel que simboliza las ideas preconcebidas y los prejuicios que ya tienen sobre él. Para el ciudadano "es una amenaza"; para el oficial de salud pública "trae enfermedades"; al contratista le ofrece "mano de obra barata"; el político espera que "cree votos para él" y el trabajador teme que "abarate su mano de obra". El dibujo fue publicado en la revista Judge en 1903.
Pero los chinos y los judíos no eran los únicos vistos con malos ojos en Estados Unidos. Esta viñeta 
<b>arremete también contra los irlandeses</b>. En una habitación, duermen inmigrantes de distintas nacionalidades: un alemán, un inglés, un español, un ruso, un japonés, un italiano y un francés. El irlandés, borracho, discute con Tío Sam, que le grita: "Mira aquí, todos los demás son tranquilos y pacíficos, ¡y tú todo el tiempo estás dando vueltas!". La ilustración se titula 'La casa de huéspedes del Tío Sam' y fue publicada en 1882.
Publicada en 1881 en la revista Puck, esta caricatura muestra un barco repleto de inmigrantes judíos. 
<b>Tanto la nave como los pájaros y los peces aparecen retratados con una nariz prominente</b>, como la que el imaginario popular tradicionalmente ha atribuido a la fisionomía judía. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX el sentimiento antiinmigrante se dirigía, además de a los chinos, a los judíos europeos, que en ocasiones huían de los pogromos (linchamientos multitudinarios) y la violencia antisemita que sufrían en países del este del continente, como Rusia y Polonia.
Esta ilustración, titulada 'La granja del Tío Sam en peligro',
<b> retrata a los trabajadores chinos como una plaga de langostas</b>. Los insectos, con rasgos asiáticos, destruyen los campos mientras el Tío Sam trata de espantarlos con ayuda de otra figura que representa a la prensa californiana. La viñeta es de 1878, cuatro años antes de que el Congreso aprobara la ley de exclusión china.
Un hombre malhumorado se encuentra en el puerto de Nueva York, con la Estatua de la Libertad de fondo. El personaje llama la atención del Tío Sam sobre una multitud de inmigrantes recién llegados, desharrapados y sucios. Cada uno de ellos representa una amenaza diferente: 
<b>uno es un vagabundo polaco, otro un irlandés pobre y otro un alemán socialista. </b>La ilustración, de 1891, se titula 'Los males de la inmigración sin restricción'.
Esta ilustración refleja las consecuencias de la ley de exclusión china de 1882, que prohibió la entrada de ciudadanos chinos y se convirtió en la primera medida que restringía la inmigración de un grupo por razón de su etnia u origen nacional. En ella, un trabajador chino se ha encontrado con las puertas de Estados Unidos cerradas. Lleva un peculiar equipaje: 
<b>la industria, el orden, la paz y la sobriedad, atributos que lo acompañan</b>, pero que no le garantizarán la entrada a través de la "puerta dorada de la libertad".
Los inmigrantes que se llevaron la peor parte del sentimiento xenófobo fueron los chinos. Este dibujo muestra a trabajadores de distintas nacionalidades y razas (
<b>un irlandés, un negro, un veterano de la Guerra Civil, un italiano, un francés, un judío</b>) unidos en la labor de construir un muro para evitar el paso de los orientales. Con cemento del Congreso, los hombres levantan un muro formado por ladrillos que representan el prejuicio, la no reciprocidad y el miedo. A lo lejos, en China, los barcos estadounidenses entran en el país con bienes comerciales mientras los ciudadanos chinos 
<b>tiran abajo sus fronteras</b>.
Un irlandés y un chino están comiéndose por la cabeza y por los pies al Tío Sam, símbolo de Estados Unidos. Como dice el título del dibujo, se trata del "gran miedo del periodo". Finalmente, 
<b>el chino termina devorando al irlandés y robándole el sombrero</b>. Una oleada de trabajadores chinos llegaron a California durante el siglo XIX para trabajar en los ferrocarriles y en las minas de la Costa Oeste. Sin embargo, en torno a 1870, una crisis económica provocó que un fuerte sentimiento xenófobo se cebara con esta comunidad migrante, a la que se acusaba de arrebatar puestos de trabajos a los estadounidenses y de empeorar sus condiciones laborales.
La revista 'Harper's Weekly', que se autodenominaba "el periódico de la civilización", mostraba en su portada del 29 de septiembre de 1888
<b> esta caracterización de un trabajador inmigrante</b>: "Importado y libre de impuestos por Trust, Monopoly & Co. para competir con la mano de obra americana".
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"Los campesinos que trabajan duro están siendo suplantados por los europeos criminales y fuera de la ley". Este es el encabezado de esta ilustración, en la que una oleada de inmigrantes aparecen retratados con sombreros que los identifican con distintas amenazas: analfabetismo, pobreza, anarquismo, degeneración, mafia, criminal, etc. Mientras, el Tío Sam trata de proteger las ideas y las instituciones estadounidenses del peligro inmigrante. La caricatura, de 1903, se titula: 'La marea alta de la inmigración, una amenaza nacional'.
Imagen Ohio State University
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