Cada día México detiene a 151 menores migrantes de Centroamérica, la mayor cifra en tres años

El número de menores de edad detenidos en octubre de este año por las autoridades mexicanas es 2.4 veces mayor que el de octubre de 2014, cuando se desató la crisis de los niños centroamericanos migrantes.

Patricia.jpg
Por:
Patricia Vélez Santiago.
Una familia indígena entra a México desde Guatemala tras haber cruzado el río Suchiate el 1 de agosto de 2013.
Una familia indígena entra a México desde Guatemala tras haber cruzado el río Suchiate el 1 de agosto de 2013.
Imagen John Moore/Getty Images


El flujo migratorio no da tregua. México detuvo en octubre la mayor cantidad de menores migrantes procedentes de América Central en tres años, mostraron cifras oficiales.

PUBLICIDAD

Un promedio de casi 100 menores centroamericanos fueron presentados diariamente ante una autoridad migratoria mexicana en septiembre y octubre, un aumento cercano al 30% frente a los mismos meses del año pasado, según cálculos de Univision Noticias con base en datos de la Secretaría de Gobernación.

En octubre –el mes más reciente del que se tienen cifras– fueron detenidos y presentados ante una autoridad migratoria 4,687 menores (151 por día) procedentes de América Central, un 20.3% más que en septiembre y un 34.7% más que en octubre del año pasado. La mayoría fueron guatemaltecos (2,068), seguidos de salvadoreños (1,324) y hondureños (1,283). Y muchos hacían su travesía solos.

Fue también el mes con la mayor cantidad de menores centroamericanos presentados ante una autoridad migratoria desde al menos enero de 2014, según las cifras revisadas. En octubre de ese año, por ejemplo, fueron llevados ante una autoridad de inmigración 1,899 menores. La cifra de octubre de este año fue 2.4 veces mayor.

De ese total fueron devueltos a sus países (bajo un proceso que México llama "eventos de retorno asistido") el 77.8% de esos menores. Ese porcentaje de niños y adolescentes que fueron devueltos es inferior a la tasa de 98.5% de octubre del año pasado.

Ese incremento se da mientras más al norte, en Estados Unidos, las autoridades federales temen que el flujo migratorio supere las cifras de la crisis de 2014, cuando el presidente Barack Obama pidió con urgencia fondos al Congreso para afrontar la llegada de aproximadamente 70,000 menores solos a la frontera. Y, actualmente, ese escenario parece estar replicándose, pues el jefe de la seguridad nacional, Jeh Johnson, dijo recientemente que ha crecido la cantidad de niños no acompañados en los centros de detención de inmigrantes del país.

PUBLICIDAD

Un factor que posiblemente ha incidido en ello es que México, si bien a detenido una mayor cantidad de menores centroamericanos, ha estado devolviéndolos a sus países –principalmente a El Salvador, Guatemala y Honduras– a una tasa levemente inferior a la del 2015, como sucedió en octubre.

Peligrosas rutas migratorias

Una de las rutas que usan estos menores que viajan, en ocasiones solos, en su objetivo de llegar a Estados Unidos es Tabasco, uno de los estados con mayor cantidad de secuestros.

"Hay mucha violencia en esta ruta migratoria. Violan a muchas mujeres. Ha habido muchos secuestros. Precisamente ayer vino el secretario de Gobernación a nivel federal (Miguel Ángel Osorio Chong) para coordinar con las autoridades tabasqueñas y que entre un nuevo cuerpo de seguridad al estado", explicó Fray Tomás González, un sacerdote que dirige el albergue para inmigrantes llamado 'La 72'.

González estimó que han recibido a unos 700 niños no acompañados en lo que va del año, unos 100 más que el año pasado. "El 100% tiene planes de seguir a Estados Unidos", afirmó.

Más de tres millones de centroamericanos viven en EEUU. Y cada año, miles más atraviesan México para intentar alcanzar ese destino. El fotógrafo John Moore retrató ese arriesgado trayecto. La travesía generalmente empieza en el río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, donde decenas de personas cruzan cada día en improvisadas embarcaciones.
Además de personas, mucha mercancía es llevada de contrabando a través de este río.
Un refugio, llamado "La 72", es dirigido por hermanos franciscanos y es la primera parada para miles de inmigrantes. Aquí espera la hondureña Blanca Lidia Valenzuela, de 61 años, quien viaja a México dos veces al año para buscar a su hijo Manuel Hernández Valenzuela, desaparecido en 2003 durante la travesía a Estados Unidos.
EL refugio localizado en Tenosique, recibe a familias enteras que desde Centroamérica intentan llegar a EEUU. "El tiempo, las personas migrantes, la delincuencia común y organizada, las atrocidades que cometen las autoridades migratorias, nos han indicado el camino para ya no sólo brindar ayuda humanitaria", dice en su sitio web el refugio "La 72".
Formado por sacerdotes franciscanos y por un cuerpo de voluntarios, el sitio de internet del refugio “La 72” explica que buscan restituir los bienes "a los pobres y excluidos, que son nuestros maestros y señores”, parafraseando a San Francisco de Asís.
“No será la nuestra solo una casa, un albergue, queremos que sea un verdadero hogar donde las y los migrantes encuentren no solo el lugar para descansar, curar sus heridas, comer, dormir, sino también puedan ser escuchados, consolados, atendidos espiritualmente, donde puedan ser orientados y asesorados jurídicamente. Un refugio, un espacio para protegerlos de los victimarios sean delincuentes, criminales o autoridades civiles”.
En medio de una pausa en la travesía, un migrante hondureño entretiene al hijo de un compañero delante de un mapa de México que muestra las rutas de tren que conducen al norte.
Del refugio los migrantes van a la estación de Tenosique a tomar el tren al norte. “La Bestia”, como son conocidos estos ferrocarriles, hacen un largo y peligroso viaje a través del país hasta la frontera con EE.UU, pasando obligatoriamente por la Ciudad de México.
Otro punto para tomar el tren es Arriaga, donde aborda este grupo de centroamericanos en agosto de 2013. El trayecto continúa generalmente hacia Estación Lechería, en Ciudad de México. De ahí, los migrantes toman cualquiera de los trenes hacia distintos puntos en la frontera norte de México: Tijuana, Ciudad Juárez o Matamoros, con la esperanza de poder desde esos lugares cruzar a Estados Unidos.
La parte superior del tren es controlada por bandas que extorsionan a los viajantes, en su mayoría de origen centroamericano. Menores sin sus padres y familias enteras hacen esta travesía que puede terminar en una caída, la pérdida de extremidades o la muerte.
Un grupo de familias centroamericanas logra cruzar la frontera el 14 de abril de 2016, en Roma, Texas. La travesía podría terminar en una petición de asilo si son sorprendidos por las autoridades estadounidenses.
Luego de cruzar el Río Grande, entre México y Estados Unidos, y al ser sorprendidos por las autoridades fronterizas, los migrantes centroamericanos deben quitarse los cordones de los zapatos antes de su traslado a centros de detención para evitar que los usen como arma de estrangulamiento.
Los niños son un denominador común entre los migrantes. En este caso varios menores salvadoreños son entrevistados por un agente de la patrulla fronteriza, luego de cruzar el Río Grande desde México hacia Roma, Texas.
El grupo de niños centroamericanos sorprendidos por las autoridades estadounidenses finalmente son trasladados en una camioneta de la patrulla fronteriza para ser procesados en Roma, Texas.
1 / 14
Más de tres millones de centroamericanos viven en EEUU. Y cada año, miles más atraviesan México para intentar alcanzar ese destino. El fotógrafo John Moore retrató ese arriesgado trayecto. La travesía generalmente empieza en el río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, donde decenas de personas cruzan cada día en improvisadas embarcaciones.
Imagen John Moore/Getty Images

Pero si son detenidos por las autoridades, "la mayoría son devueltos. México no está capacitado en estos momentos (para recibirlos). La política migratoria de México es nefasta, la hemos criticado mucho", acotó vía telefónica. Una de esas políticas es el Plan Frontera Sur, que elevó los recursos del Instituto Nacional de Migración (INM) tras la crisis de los niños migrantes en Estados Unidos en 2014.

La mayoría de estos menores que emprenden el trayecto sin sus padres tienen entre 11 y 17 años. Salen de sus países para escapar de la violencia enquistada en las naciones del Triángulo Norte. Y, a muchos, no les disuaden las medidas de detención más estrictas, explica un análisis del Baker Institute for Public Policy de Rice University.

PUBLICIDAD

"Los flujos se han dispersado, obligando a las personas buscar rutas alternativas. Esto pone a más migrantes en riesgo de sufrir heridas o morir, le da licencia libre a las autoridades migratorias para que abusen de ellos y hace que a los criminales les sea más fácil robarles, violarlos o extorsionarlos", precisa el estudio firmado por el investigador Luis Arriola Vega.

Puedes ver nuestra cobertura migratoria en estas historias y en nuestras secciones de Inmigración y Améxica.


En alianza con
civicScienceLogo