Si se fue por su cuenta estando indocumentado, puede volver si pide perdón. Respondemos tus preguntas de inmigración

Los indocumentados que llevan tiempo en Estados Unidos y se marchan sin tener una orden de deportación, al poner un pie fuera les cae encima la denominada 'ley del castigo' que los sanciona hasta con 10 años fuera sin poder regresar. A menos que tramiten un perdón.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Tras vivir por más de tres décadas en EEUU, haberse casado con una ciudadana norteamericana y haber tenido hijos, Jorge García fue deportado a México. Dos años después, logró retornar legalmente al país. Te contamos su historia y cómo lo hizo.
Video Fue deportado y dos años después este inmigrante indocumentado logró regresar a EEUU legalmente: ¿cómo lo hizo?

La usuaria identificada como Juliette cuenta que una de sus hermanas estuvo viviendo indocumentada en Estados Unidos durante varios años, entre 2008 y 2019. Pero que tras varios intentos fallidos por regularizar su permanencia en Estados Unidos, decidió regresar a su país. Ahora pregunta si puede volver, cómo y cuándo.

Respondemos a estas y otras preguntas sobre inmigración que nos llegan a la redacción de Univision Noticias. Puedes enviarnos la tuya a: jcancino@univision.net.

Sí se puede

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El regreso a Estados Unidos de la hermana de juliette “sí se puede”, dice Alex Gálvez, un abogado de inmigración que ejerce en Los Ángeles, California. “Pero debe hacerlo de manera legal, jamás intentando cruzar la frontera de manera indocumentada”, agregó.

“Las personas deben tener en cuenta que, si ponen un pie fuera de Estados Unidos después de permanecer más de 180 días indocumentadas, automáticamente se activa un castigo de tres años sin poder volver”, advierte.

Indica además que, “si la permanencia indocumentada pasa de los 365 días (un año) como el caso de la hermana de Juliette, el castigo se eleva a 10 años sin poder regresar”, precisa.

Gálvez dice además que “si regresa antes de ese tiempo sin haber tramitado previamente un perdón y obtenido una visa, “la persona se enfrenta a un castigo de por vida por reingreso ilegal a Estados Unidos”, una falta que se conoce como re-entry’.

El perdón I-601

El perdón mencionado por Gálvez se solicita por medio del formulario I-601. “Lo debe solicitar un papá residente permanente o ciudadano, o un cónyuge residente legal permanente o ciudadano estadounidense”, explica.

El Formulario I-601 (Solicitud de Exención de Causal de Inadmisibilidad) se solicita ante la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS).

El formulario tiene un costo actual de $930 dólares, pagados al momento de entregar la petición a través de un money order o con tarjeta de crédito “usando el Formulario G-1450 (Autorización de Transacción con Tarjeta de Crédito), explica la agencia federal en su página web.

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Los requisitos

El Formulario I-601 exige la presentación de documentos y evidencias que demuestren “por qué usted cualifica para una exención de inadmisibilidad como parte de un ejercicio de discreción, que depende de las causales de inadmisibilidad que correspondan a su caso”, señala la USCIS.

Entre las pruebas debe demostrar que habrá dificultades extremas o experimentará un sufrimiento extremo el cónyuge, padre, hijo o hija de un ciudadano estadounidense o residente permanente si la persona que pide el perdón no regresa al seno familiar.

También “debe presentar evidencia que demuestre la relación familiar y evidencia que muestre cómo la denegación de admisión podría provocar dificultades extremas a su familiar cualificado”.

Gálvez explicó que el Formulario I-601 se utiliza cuando la persona que pide el perdón salió y se encuentra fuera de Estados Unidos. “Si no ha salido, se encuentra dentro del país, eh ese caso el cónyuge o los padres pueden solicitar el perdón I-601ª”, creado el 20 de noviembre de 2014 por medio de una orden ejecutiva.

El perdón I-601A

El perdón 601-A entró en vigor en julio de 2016. Permite a ciertos inmigrantes indocumentados cónyuges e hijos de residentes legales permanentes solteros –y también de ciudadanos- pedir perdón para salir del país, llevar a cabo el trámite consular, volver a Estados Unidos como inmigrantes y recibir la tarjeta verde o green card.

¿Y por qué un perdón? “Para que puedan poner un pie fuera del territorio de Estados Unidos y no les caiga encima la Ley del Castigo”, explicó a Univision Noticias Nelson A. Castillo, doctor en la ley de inmigración y residente de Los Ángeles. “Pero se trata solo de una parte de un proceso complejo que requiere varios pasos”, agregó.

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La USCIS explica que los inmigrantes que pidan el perdón 601-A deberán demostrar “dificultades extremas que sufrirían sus cónyuges o padres ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes legales si la exención no es concedida”.

Castillo explicó que “el proceso comienza a partir de que una persona tiene una solicitud o petición aprobada”. Agregó que “además de considerar peticiones familiares, la regla permite peticiones por trabajo”, y también incluye a “ganadores de la Lotería de Visas”.

Castillo afirma que aquellos familiares que demuestran o tienen pruebas de la existencia de sufrimiento extremo son elegibles para gestionar el perdón 601-A. Pero advierte que “el permiso no garantiza que la persona gane el proceso consular y reciba la visa de inmigrante”.

“En cada caso hay que hacer un análisis cuidadoso y revisar los méritos de una persona antes de pedir el perdón 601-A”, apunta.

Agrega que “el perdón provisional requiere que toda la gente salga de Estados Unidos y tenga una entrevista consular donde le revisarán su historial, le tomarán huellas digitales, le harán pruebas biométricas, los investigarán y será un empleado consular quien determinará si usted ha hecho o no cosas indebidas que los haga inadmisibles para regresar al país".

Y aunque le aprueben el Formulario 601-A y le den el perdón, usted está sujeto a otras leyes de inmigración que pudieran hacerlo no admisible para regresar a Estados Unidos. “Por ejemplo si ha mentido en otras ocasiones durante otra gestión migratoria, si ha violado múltiples veces la ley de inmigración, si usted tiene muchas entradas ilegales al país, deportaciones, etc.”, dice Castillo.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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