El brutal regreso de la MS-13 a la escena criminal de Los Ángeles: le arrancan el corazón a una de sus víctimas

Las autoridades temen que esta ola de crímenes “de estilo medieval” se deba a la llegada a esta ciudad de jóvenes que buscan ganarse un lugar en la Mara replicando el feroz comportamiento de la banda en Centroamérica. Creen que son afines al subgrupo ‘503’, el más violento dentro de la pandilla.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
16 sospechosos, que al parecer pertenecen a la MS-13, están involucrados en una serie de actos violentos en Los Ángeles en los que al menos 24 personas fueron brutalmente asesinadas. El jefe del Departamento del Alguacil de Los Ángeles, Alex Villanueva, señaló que incluso hay registro de un homicidio en el que a una persona le arrancaron el corazón.
Video Ataques con machetes y descuartizamientos: algunos de los crímenes por los que presuntos pandilleros enfrentan cargos

Parecía que los violentos homicidios que cometió la pandilla Mara Salvatrucha en Los Ángeles, el lugar donde echó raíces en la década de 1980, eran cosa del pasado. Esa percepción, sin embargo, cambió de golpe cuando la Policía siguió la pista de varios asesinatos que recién ocurrieron en una reserva forestal. Varias víctimas fueron desmembradas a machetazos. Lo peor de la MS-13 estaba de vuelta.

Los perturbadores detalles de esos crímenes han salido a la luz en una acusación federal que señala a 22 miembros de la clica Fulton de la MS-13, que reclama como suyo un sector del Valle de San Fernando. Ellos estarían detrás de al menos siete asesinatos ocurridos en los últimos dos años en esta metrópoli. Todos se encuentran ya tras las rejas y los fiscales creen que algunos serían elegibles a la pena de muerte.

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Uno de esos casos es el de un pandillero rival identificado como J.S. y quien fue asesinado brutalmente solo porque pensaban había tachado un grafiti de la Mara. El 6 de marzo de 2017, seis integrantes de la Fulton empezaron a planear el homicidio por Messenger y ese mismo día lo llevaron por la fuerza a una zona remota del Bosque Nacional Ángeles, una extensa área forestal en el norte del condado.

Al puro estilo de los narcos, los mareros lo mataron a machetazos y lo desmembraron con saña. Antes de arrojar los restos de la víctima a un cañón, tratando de ocultar la evidencia del delito, “el acusado (Ángel Amadeo) Guzmán le arrancó el corazón a J.S.”, menciona la imputación de 78 páginas.

Unas horas después, Guzmán, alias ‘Desastre’, le mostró fotos del cadáver de J.S. a Édgar Velázquez, uno de los jefes de la clica, para demostrarle que había participado en el horrendo crimen. Otro implicado, Edwin Isaac Méndez, conversó con un pandillero sobre qué nuevo apodo debía llevar porque ya tenía una muerte en su historial pandilleril. Le sugirieron ‘Predator’. Ese día le dejaron de decir ‘Chino’.

Las autoridades creen que esta nueva ola de crímenes “de estilo medieval” está ligada a la llegada a esta ciudad de jóvenes que buscan ganarse un lugar dentro de la Mara repitiendo el feroz comportamiento de la banda en El Salvador y en la Costa Este de EEUU: matando sin piedad a enemigos y traidores.

De los 22 acusados, 19 son centroamericanos indocumentados que emigraron al Valle de San Fernando en los últimos tres o cuatro años. Mataron, balearon y apuñalaron a otros como parte de un ritual para ser aceptados o subir de rango dentro de la MS-13, de acuerdo con las autoridades.

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Varios de los detenidos son afines al “subgrupo” más violento dentro de la MS-13 y que se identifica con el número ‘503’, que es la clave telefónica de El Salvador, según los fiscales.


La ideología ‘503’ surgió de una división interna en 2015 cuando algunos jefes de la banda se opusieron públicamente a la tregua pactada con el gobierno salvadoreño para reducir la tasa delictiva en ese país y fueron asesinados, explica el Departamento de Justicia (DOJ).

“Los miembros de la MS-13 que defendieron los valores de la violencia extrema a menudo afirmaban pertenecer a la ‘503’, que generalmente denotaba el nacionalismo salvadoreño y la adherirse a las raíces violentas de la MS-13”, explica la Fiscalía. “Los miembros salvadoreños de la MS-13 que vinieron a Los Ángeles en los últimos años a menudo se identificaron con el grupo ‘503’”, advierte el DOJ.

La acusación señala que, pese a la distancia, pandilleros de la Fulton y la ‘503’ tuvieron lazos cercanos, los cuales propiciaron que “se unieran para cometer los asesinatos” descritos por el gobierno. En Los Ángeles, directivos escolares han observado con alarma desde hace unos años que grafiti de la ‘503’ ha ido apareciendo en planteles en barrios donde viven migrantes centroamericanos.

José Miguel Cruz, profesor y director de investigación en el Centro Latinoamericano y del Caribe de la Universidad Internacional de Florida, dijo en una entrevista con el diario Los Angeles Times que el estilo de los asesinatos atribuidos a la Fulton más se parece al de las ejecuciones en El Salvador.

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“Los recién llegados, los inmigrantes, los pandilleros que se unen en El Salvador y ahora están aquí en Estados Unidos llevan ese tipo de comportamiento… que podría estar contribuyendo a un cambio cultural” dentro de la banda, explicó Cruz al mismo periódico.

Esa actitud desafiante habría quedado de manifiesto el 19 de abril de 2017, cuando las autoridades interceptaron una charla en un grupo privado en Facebook en la cual siete implicados en este caso conversaron enfurecidos sobre la intención del gobierno federal de eliminar la MS-13. En vez de replegarse, estos dijeron estar dispuestos a enfrentar “una guerra contra la Policía”, cita la acusación.

Vigilados en las redes sociales

Gran parte de la investigación contra esta clica se basa en las comunicaciones intervenidas de los implicados en Messenger, así como sus publicaciones en Instagram y Facebook. Entre la evidencia colectada por los investigadores hay fotos que éstos pusieron teniendo como fondo una zona remota del Bosque Nacional Ángeles, muy cerca del sitio donde asesinaron a J.S. y a otros.

Una imagen usada como prueba es una selfie en la que Gerardo Alvarado, alias ‘Tato’, posa portando un pendiente con la figura de La Santa Muerte que pertenecía a otra víctima de la Fulton, identificado con las iniciales G.B. La mataron porque creían que era un informante de la Policía.

G.B. fue contactado por sus homicidas a través de una cuenta falsa de Facebook que creó el propio Alvarado usando la foto de una adolescente. El primer mensaje se lo enviaron el 13 de abril de 2017. Seis días después lo espiaron en dicha red social y continuaron planeando cómo quitarle la vida.

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Ya el 20 de abril de ese año lograron llevarlo con engaños a la reserva forestal y lo noquearon golpeando su nuca con la cacha de una pistola. Tendido en el suelo, G.B. fue atacado con machetes por cuatro miembros de la Fulton y lo mataron.

Solo dos meses después, el 4 de junio de 2017, llevaron a otra persona a la zona y la atacaron con un machete hasta quitarle la vida. Al día siguiente, uno de los supuestos asesinos, Fernando García, alias ‘Chaos’, le dijo a otra persona en Messenger que había sido “cool” participar en ese crimen.

Otros homicidios ocurrieron en Lake Balboa Park y Malibu Hills, donde tiraron los cadáveres.

Uno de esos casos es el de Brayan Andino, de 16 años y estudiante de la preparatoria Panorama, en el Valle de San Fernando. La Policía cree que una compañera de clase ligada a la clica lo llevó con mentiras a Lake Balboa Park. Al llegar al lugar, Brayan fue apuñalado fatalmente por tres mareros, quienes dejaron sus restos en un cañón.

El chico fue reportado como desaparecido hasta que su cadáver fue encontrado. Algunos detenidos eran alumnos de la preparatoria Panorama y uno de los supuestos homicidas de Brayan iba en su clase.

“Los miembros de las pandillas por lo general sólo se disparan entre sí, ¿pero ahora están sacándole los corazones a las personas?”, expresó desconcertada la madre de Brayan, Doris Andino, al diario Los Angeles Times

Usando a niñas como señuelo

En la Costa Este, la Mara suele usar a niñas como señuelo para atraer a sus víctimas a zonas remotas para torturarlas y asesinarlas a placer. Usan puñales, palos y piedras. Ahí mismo dejan los cadáveres. Este tipo de homicidios solo habían sucedido en Nueva York, Virginia y otros estados de esa región.

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Pero ese modus operandi se replicó en Los Ángeles entre el 6 de marzo de 2017 y el 14 de enero de 2019. “La mayoría (de los crímenes) ocurrió de forma sangrienta, usaron como gancho a jovencitas para atraer a la víctima a un sitio remoto del condado”, indicó Alex Villanueva, jefe del Sheriff del condado, en una entrevista con Univision 34.

El funcionario explicó que los pandilleros perpetraron sus horrendos crímenes “con bates, con machetes; descuartizándolos, en un caso hasta le sacaron el corazón a la víctima”.

Las autoridades alertan que la saña con la que actuaron estos pandilleros revivió una época violenta de la MS-13 que no se veía desde hace 20 años. De esa manera, los miembros de la Fulton le quitaron la vid a tiros al indigente Bradley Hanaway, de 34 años, en el parque Whitsett Fields en North Hollywood el pasado 14 de enero. La Policía temer que era parte del intento de la pandilla de reclamar ese territorio.


Los fiscales alegan que esta pandilla callejera está vinculada a casi 200 crímenes ocurridos en varios estados a lo largo de nueve años. Se teme que en el sur de California los siete casos citados en la acusación federal sean solo la punta del iceberg.

“Ahora hemos sacado de las calles a casi dos docenas de personas asociadas con el brazo más violento de MS-13 en Los Ángeles, donde se cree que la pandilla mató a 24 personas en los últimos dos años", declaró el fiscal Nick Hanna al anunciar la imputación a mediados de julio.

“La mayor tragedia en estos casos es que estas jóvenes víctimas probablemente dejaron sus países de origen con la esperanza de que en Estados Unidos encontrarían seguridad y prosperidad", lamentó por su parte la fiscal del condado, Jackie Lacey.

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Parte de la imputación desvelada este mes describe distintos ataques a pandilleros rivales, como el registrado afuera de una tienda 7-Eleven el 2 de diciembre de 2018, cuando atacaron a puños y con navajas a un joven identificado con las iniciales A.G. Tres años antes trataron de dispararle a un miembro de una banda enemiga que viajaba en auto, pero hirieron a un peatón inocente.

La acusación también cita varias transacciones de drogas, incluyendo el transporte en un camión de 1.2 millones de dólares en efectivo procedentes del narcotráfico en el estado de Nebraska en 2010.

No se sabe con precisión cuántas mujeres han jurado lealtad a la MS-13, aunque expertos creen que cada vez son más y afirman que ahora participan en actividades violentas, asesinatos, tiroteos, robos, secuestros y ataques.
Algunas de ellas ingresan a través de sus parejas, pero luego se van adaptando a la convivencia, se involucran en crímenes y ya no pueden salir.
La desigualdad social, la violencia sexual, el maltrato infantil, la deserción escolar y el fácil acceso a las drogas, son algunos factores que también influyen para que ellas entren a la MS-13.
“Buscan un grupo que les ofrezca protección, afecto, recursos e identidad”, cita un informe sobre las mujeres en las maras en Centroamérica que elaboró el grupo Interpeace.
Embarazarse o tener hijos es la principal razón de su salida de la organización. En la imagen, Rumalda Fernández, integrante de la MS-13, cuidaba a sus hijos en una cárcel de Honduras.
Otras salen muertas de las maras. En la foto se observa el cadáver de una mujer que falleció debido a la guerra entre pandillas en Guatemala.
Cada vez más mujeres son señaladas en acusaciones criminales contra la Mara Salvatrucha. A veces solo aparece una entre decenas de hombres arrestados.
Ingrid Estela Hernández es una mujer de la MS-13 que está en la lista de los pandilleros más buscados del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
Maggie Sankikian era la única mujer entre decenas de integrantes y asociados de la Mara que fueron acusados por cometer múltiples delitos en Los Ángeles. Ella ya cumple una sentencia de 18 años en una prisión estatal por narcotráfico.
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No se sabe con precisión cuántas mujeres han jurado lealtad a la MS-13, aunque expertos creen que cada vez son más y afirman que ahora participan en actividades violentas, asesinatos, tiroteos, robos, secuestros y ataques.
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