EEUU incauta el cargamento de gasolina de cuatro buques presuntamente enviados por Irán a Venezuela, según reportes

Los cuatro barcos interceptados tras una orden del Demartamento de Justicia llevaban un cargamento de 1.1 millones de barriles de gasolina. EEUU vincula a un empresario iraní con la Guardia Revolucionaria que Washington califica de grupo terrorista.

Por:
Univision y Agencias
Recientemente, las autoridades implementaron un sistema para surtir gasolina de acuerdo con el último número de la matrícula de los vehículos, pero en las estaciones de servicio no cuentan con suministros y la prioridad es para los sectores de seguridad y salud que no se salvan de esta crisis. Frente a esta difícil situación, Nicolás Maduro asegura tener un supuesto plan de contingencia.
Video Además del coronavirus, venezolanos también deben lidiar con la escasez de combustible en ese país

En una nueva escalada diplomática entre Washington y los regímenes de Caracas y Teherán, autoridades de Estados Unidos incautaron el cargamento de cuatro barcos que presuntamente llevaban gasolina iraní a Venezuela, informó el diario Wall Street Journal y la agencia AP

El Departamento de Justicia de Estados Unidos emitió el mes pasado una orden para incautar el cargamento de los buques "Bella", "Bering", "Pandi" y "Luna", vinculándolos con la Guardia Revolucionaria de Irán, que Washington ha calificado de grupo terrorista.

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Los cuatro barcos fueron interceptados en el mar y ahora están en ruta a Houston, Texas, afirmó el WSJ, citando a funcionarios estadounidenses. Pero no está totalmente claro que sea así.

Un alto funcionario de Estados Unidos le dijo a la agencia AP que no se recurrió al uso de la fuerza para ejecutar los decomisos y que los buques no fueron confiscados físicamente. En su lugar, las autoridades estadounidenses amenazaron a los propietarios, aseguradoras y capitanes de los barcos con sancionarlos para obligarlos a entregar sus cargas, que ahora se han convertido en propiedad estadounidense, según el funcionario.

Los fiscales alegaron que los cuatro buques transportaban a Venezuela 1.1 millones de barriles de gasolina. Sin embargo, los barcos cisterna nunca arribaron al país sudamericano y después desaparecieron. Dos de los buques reaparecieron posteriormente cerca de Cabo Verde, dijo a la AP un segundo funcionario estadounidense.


Hace semanas los capitanes de los cargueros apagaron sus dispositivos de rastreo para ocultar sus ubicaciones, dijo Russ Dallen, un socio en Miami de la firma de corretaje Caracas Capital Markets, que da seguimiento a los movimientos de navíos.

El Bering dejó de transmitir su ubicación el 11 de mayo en el Mediterráneo, cerca de Grecia, y desde entonces no ha encendido su radar, y el Bella hizo lo mismo el 2 de julio en Filipinas, dijo Dallen. El Luna y el Pandi fueron detectados por última vez cuando navegaban juntos por el golfo de Omán el 10 de julio, fecha en la que fue emitida la orden de confiscación estadounidense. Según información naviera, el Pandi, al que también llaman Andy, reportó que fue “desguazado” o vendido como chatarra, según Dallen.

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La demanda de la justicia estadounidense dice que el empresario iraní Mahmud Madanipur, quien presuntamente tiene vínculos con la Guardia Revolucionaria, organizó estos envíos para Venezuela utilizando compañías de fachada offshore y transferencias de barco a barco para evitar sanciones contra Irán.

Teherán dice que los barcos no son suyos

El embajador de Irán en Venezuela dijo que los informes sobre la captura de los barcos eran "otra mentira y guerra psicológica" de Estados Unidos.

"Los barcos no son iraníes, y ni el dueño ni su bandera tienen nada que ver con Irán", dijo Hojat Soltani en Twitter, en español.

“El terrorista #Trump no puede compensar su humillación y derrota ante Irán usando propaganda falsa”.

Aparentemente, los buques incautados navegaban bajo bandera de Malta.

A pesar de poseer las reservas petroleras más grandes del mundo, Venezuela no produce suficiente gasolina refinada y registra una caída en su extracción de crudo a su nivel más bajo en poco más de siete décadas en medio de su crisis económica y las consecuencias de las sanciones estadounidenses. La economía venezolana ha sido devastada por seis años de recesión.


Las sanciones de Washington contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro han obligado a Venezuela, que solía refinar suficiente petróleo para sus propias necesidades, a recurrir a aliados como Irán para aliviar una desesperada escasez de gasolina.

Irán ha enviado varios barcos de gasolina este año a Venezuela para ayudarle a solventar esa escasez.

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En mayo, Maduro celebró la llegada de cinco buques cisterna iraníes que entregaron el muy necesario combustible para reducir la escasez que había causado largas filas en Caracas, que no solía padecer ese tipo de penurias.

El gobierno de Trump ha estado intensificando la presión a los propietarios de barcos para que acaten las sanciones impuestas a adversarios de Estados Unidos como Irán, Venezuela y Corea del Norte.

Ni los muertos están a salvo en Maracaibo. Ladrones han profanado algunos nichos y féretros en el cementerio de El Cuadrado desde finales el año pasado, robando desde decoraciones a artículos de los cadáveres. “Hace ocho meses de aquí se llevaron hasta los dientes de oro de los muertos”, dijo José Antonio Ferrer, el encargado del camposanto donde están sepultados un destacado doctor, un rector universitario y otras figuras locales.
Ferrer, el encargado del cementerio de El Cuadrado, heredó el trabajo tras la muerte de su padre, quien ya lo había tomado del suyo. El camposanto se fundó hace casi dos siglos. Según Ferrer, los entierros solían celebrarse hasta bien entrada la tarde, pero ahora se ha reforzado la seguridad y solo se realizan hasta mediodía para disuadir a los ladrones de tumbas.
Gran parte de Venezuela se encuentra en un estado de deterioro y abandono provocado por la escasez de algunas de las cosas que más necesita la gente: dinero en efectivo, comida, agua, medicamentos, electricidad, gasolina... En la imagen, tomada el 14 de mayo de 2019, un hombre rebusca entre la basura en el exterior de un mercado de Maracaibo, una ciudad de un millón y medio de habitantes.
Los residentes de Villa Esperanza, a las afueras de Maracaibo, se ven obligados a llevar botellas de agua en carretillas a sus casas. Algunos de los casos de miseria más graves se repiten a diario en las calles de esta ciudad, la segunda de Venezuela, que en su día fue el corazón de la floreciente industria petrolera.
En marzo los residentes, aparentemente guiados por la desesperación de los cortes de electricidad en todo el país, saquearon y destruyeron cientos de edificios y negocios. Las autoridades culparon a los delincuentes de la ola de delitos, que tuvo una magnitud única en el país. En la fotografía, tomada el 15 de mayo, un grupo de personas duerme a la intemperie ante la falta de aire acondicionado durante un apagón.
Otro ejemplo de la situación: los accesorios del hotel 'Brisas del Norte', que fueron arrancados o quedaron destrozados, dejando la estructura llena de escombros en una imagen que recordaba a una zona de guerra o a las consecuencias de un desastre natural.
Un vendedor cuenta los billetes en un mercado de segunda mano de la ciudad. El ambiente en Maracaibo hoy es de menos enojo y más agotamiento. Muchos de los que pueden permitírselo se van, uniéndose al éxodo de más de cuatro millones de venezolanos que dejaron el país en los últimos años. La ciudad noroccidental está cerca de la frontera con Colombia, que acoge a más de un cuarto de los migrantes.
Una mujer llena un cubo de agua potable en un camión cisterna durante los cortes de agua provocados por la falta de electricidad. La oposición culpa de la miseria a las erróneas políticas económicas, la mala gestión y la corrupción del gobierno socialista instaurado por el fallecido Hugo Chávez.
Nicolás Maduro, al igual que su predecesor, sostiene que los problemas son el resultado de lo que él califica de guerra comercial por parte de EEUU. Washington y otros 40 países más sostienen que su reelección no fue legítima porque muchos de los candidatos opositores no pudieron estar en la boleta. En la fotografía, tomada el 15 de mayo, un hombre duerme en la parte trasera de una vieja camioneta en Maracaibo.
Como en otras ciudades, los cansados conductores duermen sobre sus autos mientras esperan la llegada del escaso combustible en largas filas en las gasolineras. El vidrio trasero de uno llevaba escrito en blanco 'Operación Libertad' en referencia a la campaña del líder opositor, Juan Guaidó, para derrocar a Maduro. Guaidó visitó Maracaibo, en abril. Tuvo que tomar un barco para esquivar los controles policiales de carretera y llegar hasta una multitud de simpatizantes que querían escucharlo.
A medida que el enfrentamiento político se prolonga, también lo hacen las duras condiciones de vida en Maracaibo. En la fotografía un vendedor carga con una pieza de carne que tendrá que vender pronto ya que, sin refrigeración, los alimentos perecederos se estropean rápidamente en las asfixiantes temperaturas de Maracaibo.
En esta ciudad la rutina de algunos es revolver la basura, buscar comida y apresurarse a llenar cubos cuando el camión del agua llega al vecindario. En la fotografía la piscina en ruinas del parque 'Diversiones Grano de Oro', una feria temática abandonada en la ciudad.
Los pozos de petróleo que ayudaron a que el efectivo fluyese en la nación con las reservas de petróleo más grandes del mundo dejaron paso a plataformas petroleras deterioradas e inactivas que han teñido de negro las costas cercanas. En la imagen, tomada el 15 de mayo, niños se divierten con un auto de juguete en Villa Esperanza.
Hay vestigios de épocas mejores o signos de que la gente sigue encontrando un camino hacia adelante. Camareros con chaqueta y corbata atienden la barra de El Girasol, antes un bullicioso restaurante en la costa que ahora apenas tiene clientes.
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Ni los muertos están a salvo en Maracaibo. Ladrones han profanado algunos nichos y féretros en el cementerio de El Cuadrado desde finales el año pasado, robando desde decoraciones a artículos de los cadáveres. “Hace ocho meses de aquí se llevaron hasta los dientes de oro de los muertos”, dijo José Antonio Ferrer, el encargado del camposanto donde están sepultados un destacado doctor, un rector universitario y otras figuras locales.
Imagen Rodrigo Abd/AP
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