El militar de más alto rango en EEUU lamenta haber salido en la foto con Trump en la iglesia de Lafayette Square

El jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, también lamenta que el intento de controlar militarmente las protestas por la muerte de George Floyd metiera a los uniformados en el debate político.

Por:
Univision
El general Mlley (en uniforme de campaña) fue parte de la comitiva que acompañó a Trump el 2 de junio de 2020.
El general Mlley (en uniforme de campaña) fue parte de la comitiva que acompañó a Trump el 2 de junio de 2020.
Imagen BRENDAN SMIALOWSKI/AFP via Getty Images

El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, aseguró que “lamenta” haber participado en la puesta en escena del lunes 1 de junio cuando un grupo de personas que manifestaba pacíficamente frente a la Casa Blanca por la muerte de George Floyd fue reprimido con gases lacrimógenos para que el presidente Donald Trump pudiera caminar hasta una iglesia cerca a tomarse una foto.

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“No debía haber estado allí. Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de los militares envueltos en política nacional”, dijo Milley en un mensaje presentado la mañana del jueves en una ceremonia de graduación en la Universidad Nacional de Defensa.

“Como comandante, oficial uniformado, fue un error del que he aprendido. Y yo sinceramente espero que todos podamos aprender de él”, dijo Milley, el militar de más alto rango, quien se suma a un nunca visto coro de militares retirados que han cuestionado la manera como Trump ha manejado esta crisis.


Milley aparece en las fotografías cerca del presidente Trump cuando este salió de la Casa Blanca y atravesó la Plaza Lafayette, que minutos antes había sido despejada por piquetes de policías, entre los que estaba la Policía Militar, el Servicio Secreto y la Policía de Parques, para dirigirse a la iglesia de Saint John, que la víspera había sufrido un conato de incendio al final de una jornada de protestas violentas por la muerte de Floyd.

Trump se colocó frente a la iglesia y tras dar un breve mensaje tomó una Biblia con su mano derecha, en una extraña pose que agudizó la ira popular contra el gobierno federal por su manejo de la crisis de seguridad pública que se estaba viviendo. Apenas minutos antes el presidente había ofrecido mano dura contra los que llamó “matones”.

En Washington DC, la policía lanzó gas lacrimógeno para dispersar a manifestantes pacíficos y permitir que el presidente visitara, sin entrar, una icónica iglesia episcopal arrasada por un incendio, y así tomarse una fotografía con una biblia en la mano.
Video Se desatan críticas luego que manifestación pacífica fue dispersada para que Trump visitara una iglesia

Además, Milley reconoció que el intento de militarizar el país con el que coqueteó la Casa Blanca para controlar las protestas, agravado por la participación de la Policía Militar en la represión en la Plaza Lafayette, metió a los uniformados en el debate político del momento.

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“Nosotros que llevamos el uniforme de nuestra nación venimos del pueblo de nuestra nación y debemos honrar el principio de una fuerza armada apolítica que está tan profundamente enraizada en la esencia de nuestra república”.

El exsecretario de Defensa, James Mattis, el exjefe de gabinete de Trump, el también general retirado John Kelly, y varios predecesores de Milley han cuestionado la manera cómo el presidente respondió a las protestas con un discurso incendiario y divisivo, en lugar del llamado a la paz y la concordia que habría sido esperar de un jefe de Estado.

La Casa Blanca y el fiscal general, William Barr, han defendido el gesto teatral de remover a los manifestantes pacíficos que estaban en la plaza ubicada en la fachada norte de la residencia presidencial, asegurando que estuvo justificada y que no estuvo relacionada con la caminata que hizo el presidente a través de ella para ir a tomarse la foto ante la iglesia de St. John.

La semana pasada, al día siguiente del incidente, el secretario de Defensa, Mark Esper, se distanció de la Casa Blanca al asegurar que no sabía cuál era el motivo del presidente al caminar hasta la iglesia y dijo que no estaba de acuerdo con usar la Ley de Insurrección para controlar la ola de protestas contra el racismo que cundía por el país, como consideraba el presidente Trump.

El Servicio Secreto amplió la barrera a otras calles y desplegó nuevas vallas de rejillas negras, así como bloques de cemento gris. En la fotografía la valla encadenada frente a la Casa Blanca el 1 de junio.
Un manifestante grita consignas hacia la Casa Blanca desde la barrera de protección colocada por el Servicio Secreto en el Parque Lafayette, el 4 de junio. A pesar de la disminución de las manifestaciones fue fortalecido aún más el perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca.
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Dentro ese perímetro de seguridad decenas de agentes vigilan cierta distancia a los activistas que se acercan a la mansión presidencial.
La cerca habilitada alrededor de la Casa Blanca esta semana se mantendrá hasta el 10 de junio, según dijo un portavoz del Servicio Secreto de Estados Unidos a CNN.
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“El Servicio Secreto en coordinación con la Policía de Parques anuncia el cierre de las áreas dentro y alrededor del complejo de la Casa Blanca”, dijo el portavoz en un comunicado.
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“Estos cierres están en un esfuerzo por mantener las medidas de seguridad necesarias que rodean el complejo de la Casa Blanca, al tiempo que permiten una manifestación pacífica”, agregó el portavoz del Servicio Secreto.
Un manifestante protesta pacíficamente detrás de valla, el 4 de junio. En los últimos días la violencia se ha ido apagando en la capital, y ya el miércoles por la noche no hubo ningún arresto relacionado con las protestas.
De acuerdo a las estimaciones de Peter Newsham, jefe de la policía de Washington DC, unas 5,000 personas han manifestado cerca de la Casa Blanca pacíficamente.
El lunes, cuando los manifestantes fueron dispersados frente a la Casa Blanca con gases lacrimógenos, hubo 288 arrestos y el martes se 8 produjeron 29, indicó Newsham.
Luego de varios días sin violencia, San Francisco, Los Ángeles y Washington DC son algunas de las ciudades que han eliminado los toques de queda.
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El Servicio Secreto amplió la barrera a otras calles y desplegó nuevas vallas de rejillas negras, así como bloques de cemento gris. En la fotografía la valla encadenada frente a la Casa Blanca el 1 de junio.
Imagen ROBERTO SCHMIDT/AFP via Getty Images
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